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Chapter 2 - Un Milagro Brillante

Aquel día el sol brillaba intensamente en el firmamento, y las nubes del cielo como algodones se disipaban dejando pasar sus rayos por el momento.

Abajo ante la luz del astro solar que resplandecía bellamente, unos edificios extraños y unas edificaciones redondeadas hechas de polvo de mineral emergían colosalmente ante la vista de todos los pobladores.

Una ciudad moderna se percibía en toda su dimensión, era una ciudad muy activa y algo bulliciosa que poco a poco se convertía ante su pujante esfuerzo social en una metrópolis importante.

El nombre de aquella ciudad era Azul, y era un sitio muy comercial y convergente con varios pueblos del imperio, era un día muy soleado y la gente transcurría de aquí para allá, en los asuntos y labores del momento.

En la plaza central de aquella ciudad, un carruaje de ámbar se movía dirigiéndose a un lugar particular, mientras allí sentado manipulando tal aparato, un hombre vestido formalmente y con un sombrero de copa, miraba con mucha expectación lo que en esos momentos iba a suceder.

La gente al ver pasar tal carruaje se quedó absorta y sorprendida, pues era muy estrafalario y extraño, y rompía la estética del lugar.

Tocandose el bigote delicadamente, sonrió a gusto. El hombre calculaba el momento y el tiempo adecuado, estudiando rápidamente a la gente que habitaba tal sitio.

Anonadados, los habitantes de la ciudad se preguntaban con extrañeza viendo el carruaje pasar, de qué cosa se trataría tal aparición.

Mientras se acercaba a la plaza principal de aquel lugar, donde mucha gente pasaba de un lugar a otro. Detuvo su extravagante carruaje de ámbar, sonrió ensimismado viendo que el lugar era perfecto, y luego de un rato mientras el carruaje extravagante era visto por muchos curiosos, bajó de él.

Un hombre en terno y engalanado salió de él, apoyándose en un bastón muy raro caminaba altivo, usando un corte de pelo muy extraño y corto, miró a su alrededor.

La gente a su alrededor se quedó impresionada por su forma y actitud sigilosa y misteriosa, mientras él con una actitud benevolente, oculto en sus anteojos oscuros gruesos sonreía a la gente y los saludaba amablemente.

El hombre ensombrerado miro fijamente el coche que iba detras de su carreta, y parecia tapado con unas telas especiales de color vino.

El hombre preparó su sitio para su función, sacó unas mesas plegables, telas, trastos extraños y algunos adornos curiosos. Y lo más extraño de todo es que sus propios movimientos hacían trucos mágicos al momento de arreglar su función, era increíble. 

Incluso puso una extraña música que venía de unos títeres electrónicos que tocaban sus diminutos instrumentos musicales.

Las personas en la plaza poco a poco se acercaron al carruaje, viendo aquel extraño personaje.

Luego de un rato el mago colocó, varios pomos de vidrio y puso un letrero encima de su carruaje en lo alto para que lo vean todos, que decía inscrito, "El Milagro Brillante"

Luego de haber hecho todo esto sonrió tranquilo, y miró de aquí para allá.

Unos niños se quedaron atónitos ante esto, y no solo ellos sino también los adultos.

Cogiendo un megáfono, exclamó a todo pulmón.

—¡Damas y caballeros! ¡Es un honor estar en esta magnífica ciudad!. ¡De tanta gente buena y trabajadora!. ¡Me presento! ¡Yo soy Iman el mago! ¡Y vengo de naciones lejanas, cargado de sabiduría y conocimientos!. ¡Hoy les quiero demostrar algo! ¡¡Que les fascinara y les hará perder la razón!! ¡Y hasta un poco la cordura! ¡¡¡Vengan y descubran ahora el Milagro Brillante que la divinidad nos trae!!!

Las personas que estaban alrededor de él se acercaron más, curiosos de aquel discurso que decía aquel mago, muchos niños se acercaron a él viendo que hacía trucos de magia muy impacientes que empiece la función, pues su forma de actuar era extravagante, haciéndo llamar mucho la atención al público.

—¡¡Amigos míos!! ¡¡Vengan ahora mismo!! ¡No se arrepentirán!! ¡Acercaos ahora!, para que no se pierdan lo que va a pasar... ¡Están advertidos! ¡¡Será algo que nunca olvidarán en sus vidas!!

Dijo el mago.

Unas personas se acercaron a él, y se quedaron viendo los trucos que él hacía. El hombre empezó a hacer trucos mágicos con unas cartas viendo que el público infantil estaba muy expectante.

Pero algunas personas que estuvieron allí, al verlo negaron la cabeza.

—Oye, ¿trucos de magia?...¡por favor!, que dijistes ¿¿Milagro brillante??, ¡jajaja!. A quién vas a engañar viejo con esas cosas. Está exagerando usted.

El hombre del sombrero se quedó mirándolo fijamente, y con una expresión serena y algo escondida le dijo.

—Perdón caballero, pero sería mejor que cambie esas palabras. Soy una persona honesta que trabaja honestamente. —dijo el mago suavemente dándole la carta que había participado, al niño que estaba sorprendido.

—¿Un momento?, ¿tu no eres esa persona que estafa a la gente con mentiras y engaños a los pueblos vecinos de la nación?. —dijo una persona cruzando los brazos— Tu cara me parece conocida, ¿no es ese que hace trucos baratos para llamar la atención?

—¡Señor!, al parecer no me conocen en verdad y menos lo que voy a demostrar, ¿cuando les dije que les mostraria trucos?. Por supuesto que no. Pues este momento será inolvidable. ¡¡Vengan todos y vean el "Milagro Brillante"!! ¡¡Es mejor que se cuiden!! ¡No es apto para cardíacos!.

—Bla bla bla Jajaja, exagerado.. ¡Amigo! Son trucos infantiles…, pensé que era una cosa curiosa, eso cualquiera aprendiendo lo puede hacer, lo único que me ha impresionado es su exageración y su ridículos movimientos ¡Ba! —se rieron algunos pobladores, burlándose del mago.

El mago los miró desafiante y de repente, el hombre ensombrerado cambió de actitud.

—¡¡Vaya!! ¡de acuerdo!. ¡Les advertí! ¡¡Damas y caballeros de ciudad Azul!! ¡¡Ahora es un gusto de complacerles lo anunciado!! ¡Aunque hay personas que no creen en lo que digo!! . ¡¡Señoras y Señores les presento el Milagro Brillante de ciudad Azul!!, ...¡¡a un ser, que se quedaran con la boca abierta.!!

El mago se dirigió caminando a su carreta, y de su bastón, sacó una varilla de cristal, y luego de sostenerlos en sus manos, sonrió al público, y con una actitud dramática dijo.

—¡Señoras y señores! ¡¡Me quito el sombrero!! —dijo el mago lanzando al suelo su sombrero, fue directo al pequeño vagón tapado con una tela color vino y mirando con mucho drama y con una sonrisa misteriosa, arrancó de un golpe la tela que ocultaba algo.

Al hacerlo, las personas que estaban alrededor de él se quedaron sorprendidos. 

La población coreo unánime un ¡Ohhh! muy asombrados.

Una jaula cerrada hecha de un tipo de vidrio muy raro se mostró ante el público. Encima de la jaula había una maquinaria que tenía dos polos y le salían unas antenas de cristal apuntando al cielo. Pero eso no era lo único.

Los ojos de los pobladores bajaron a ver que dentro de aquella prisión, había un

ser pequeño, acurrucado y hechado en posicion fetal con un traje de protección de color blanco, y un casco donde no se podia ver quien estaba alli.

Completamente hermético parecía dormir allí.

—¿¿Y eso?? —se dijeron los habitantes del pueblo, mientras unánimemente se quedaron sorprendidos.

—¿¿Que se supone que es?? —dijeron otros muy consternados

—Miren y crean…, ¡Para aquellos incrédulos! —dijo el mago mientras prendía su varilla—... ¡¡El milagro Brillanteee!!

Cuando el mago gritó estas palabras, usó la varilla y lo incrustó a un nodo que estaba en la jaula de vidrio.

Un impulso eléctrico generado por la varilla, hizo animar de repente a aquel ser que yacía dormido, se despertó al parecer y se puso de pie.

La gente coreó un ¡oohhhh!! unánime y expectante, viendo atolondrados al ser que se había levantado. Al ver tal cosa se asustaron.

—¡Y esto no es todo amigos! ¡Esto es solo el principio! ¡Lo más impresionante! ¡¡Está por venir!!

El hombre ensombrerado, apretó más su varilla en contra del nodo, y cuando lo hizo, la descarga eléctrica hizo que aquella cosa se moviera, como si lo estuvieran electrocutando.

Y al hacer esto, los pobladores se asustaron mucho, y el mago siguió muy extasiado y energético gritando.

—¡¡Agarrense de donde puedan!! ¡¡Y es literal!! ¡Gente de ciudad Azul! ¡jajajaja!

De repente, el ser con aquel traje de protección, emanó un impacto luminoso de su cuerpo, generando una intensa descarga eléctrica como un golpe tan fuerte como si fuera un relámpago. Haciendo que el sitio y el lugar donde estaban la gente reunida resplandeciera de luz, cegando totalmente aquel punto a ciudad Azul.

La gente que estaba reunida allí gritó horrorizada, mientras la luz aumentaba tanto su potencia, creando destellos luminosos y unas intensas descargas eléctricas que salían del cuerpo del ser, y si no fuera por el vidrio especial, otra hubiera sido la historia, pues la descarga escapó de las antenas hacia el cielo, creando un intenso y potentísimo rayo que iluminó el cielo, aunque estaba de dia, la luz que salía de allí era mucho más brillante.

Toda la ciudad Azul se quedó de repente en shock, viendo el intenso rayo que subía hacia el cielo. Ocultando la luz del sol por un momento.

No se sabe cuánto tiempo duró el intenso rayo, pero toda la población de aquella ciudad quedó brillante y resplandeciente. Mientras las personas en cualquier parte de ese lugar se quedaron conmocionados.

La jaula de vidrio brillaba intensamente como si fuera un sol en la tierra, de repente el rayo que iba al cielo se apagó de golpe difuminadose.

Y al ocurrir esto, las nubes se agruparon de repente en el cielo, y empezaron a llover, generando en algunas nubes ciertos relámpagos provocados..

La jaula de vidrio aun todavía resplandecía de luz, pero era una luz tenue que iba apagándose poco a poco.

Mientras el mago sonreía a más no poder levantando los brazos hacia el cielo, se reía muy ensimismado, mientras algunas personas huían asustadas del mago.

—¡Amigos…! hoy toca perdonar a los que no creyeron en mí. ¡Esta lluvia no es una lluvia cualquiera amigos míos.! ¡Es una lluvia milagrosa! ¡De aguas medicinales! ¡Que cura todo mal!. ¡Perooo! solo los que están en mi frasco. Solo funciona si se toman todo el contenido. ¡Eh!

Dijo el mago mientras se reía viéndolos, algunos sacaron la lengua para beberla.

—¡Además tiene que ser procesada para tomarla! ¡recuerdenlo!. ¡¡Hoy lo dejo a un precio asequible a todos!! ¡¡A diez Soles!! ¡¡Cada pomo!! ¡Aprovechen la oferta!! ¡¡tres por veinte!!

La gente anonadada por el truco, se acercó para comprarle aquella pócima. Y fueron varios los pobladores de Krea que se acercaron a él y atolondrados por tal acontecimiento llegaron a comprarle tales cosas.

Algunas personas se quedaron viendo al ser con traje de protección que estaba echada nuevamente en el piso, como durmiendo.

De repente la policía de ciudad Azul que había también presenciado tal evento, a lo lejos eran llamados por sus intercomunicadores, dándoles una orden directa de captura al portador de aquel milagro brillante. Se miraron unos a otros y se acercaron a él.

El mago no se percató de esto mientras vendía sus frascos. Unos autos policiales se acercaron a él, 

—Perdón caballero, usted no tiene permiso legal para vender en la plaza de ciudad Azul, y hacer tales tipos de cosas que atenten con la población.

—¡Atentar! ¿pero a quien he atentado oficial? —dijo el mago

—Ese rayo fue generado por ese aparato sumamente peligroso. Está altamente prohibido usar un impulsor de electrones, en la plaza pública y causar desorden civil en la población que puedan atentar a los ciudadanos… —dijo el policía con voz seria y fuerte.

—¿Pero qué dice? ¡¡Eso no es cierto!! ¡Yo no tengo tal aparato!! ¡Esto es mi carroza de magia! —dijo el mago.

—¿Un impulsador de electrones? —se dijeron todos unánimes, viéndose cada uno ante la sorpresa que le habían estafado.

—Además, usted está buscado, por timar y estafar a la gente en varios pueblos. ¡Su codicia lo llevó lejos!. ¡¡Usted está arrestado!!.

—¡¡Como dice!! ¡¡Eso no es cierto!! ¡Me niego! ¡Yo no tengo ese aparato de electrones! ¡Necesito un abogado! —Un policía le puso unas esposas y le mandó a caminar con él, el mago se quedó muy sorprendido diciendo.— ¡¡Soy inocente!!

—¡¡Es un mentiroso!! ¡¡Un farsante!! ¡¡Que nos devuelva nuestro dinero!! —dijeron muy enardecidos las personas que habían sido timados, tirándole frutas y hasta huevos.

—¡¡Llevenselo!!, sus cosas y su carreta serán decomisadas.

—¡¡No toquen eso! ¡¡Es mio! ¡¡Es mio!! ¡¡Lo he comprado con todo lo que tenía!! ¡¡Me pertenece!! ¡¡¡Es mio!!!

Dijo el mago gritando y tratando de zafarse de la policía, pero fue en vano. Mientras algunos pobladores se reían de él.

Los demás agentes policiales, se acercaron a la jaula de vidrio, y lo volvieron a tapar y se lo llevaron a otro sitio.

Desde lo alto de un edificio de la ciudad, el jefe principal de la policía el superintendente Nathan miraba en la ventana del edificio. 

Con las manos cruzadas para atrás, observaba cómo caía la lluvia, y como el sol se había tapado ante una espesa neblina. Escuchando algunos truenos y relámpagos, pensaba en silenció, pero fue cortado de repente, mientras alguien detrás de él, venía muy efusiva y excitada. Era su hija mayor.

Muy alegre se acercó a su padre sosteniendo un diploma y muy cariñosa se acercó a él tapándoles sus ojos diciendo.

—¡Papá! ¡Adivina quién soy!

El señor Nathan se quedó atónito al actuar de su hija, el hombre se quedó un poco avergonzado.

—¡Meghan! ¡Hija! ¡no aquí por favor!

—jajaja. ¡Ay! ¡papá! porque tan serio. Además vengo porque tengo una sorpresa.

—¿Una sorpresa?

—Pero primero, ¡dame un abrazo!

—¡Hija! ¡ay! ahora no querida… Está bien, está bien. —dijo el señor atolondrado.

—¡Estás un poco duro! ¡Vamos relájate! ¡Ahora como te lo dije! ¡el regalo!

—Ehhm si, pero estoy un poco pensativo, querida... ¿Qué regalo?

—¡Mira! —dijo ella dándole el pergamino, y se mantuvo agarrando sus manos muy emocionada.

El señor Nathan, se quedó de repente atónito, al ver eso. El superintendente puso una expresión alegre y contenta.

—¡Hija! ¡Como..! ¡Ehm! ¡Pudiste pasar la prueba!

—¡¡Si!! como te lo prometí… ¡Ahora seré protectora! —dijo ella muy contenta.

—¡Esto es maravilloso! ¡Esto! ¡Esto hay que celebrarlo..! ¡Me siento extraño por un momento!

—Si, eso se llama alegría, ¡Vaya! y si que es de verdad… ¡Por esas cosas si que te emocionas mucho!

—¿¡Eh!?— dijo poniendo una expresión atontada escondiendo su actitud— Tu madre estaría orgullosa de ti, de eso a mí no me cabe la duda.

Dijo él cambiando de tono, su hija se rió emocionada. El jefe de policía abrazó a su hija y le cogió las manos.

—Papá hay una cosa que tengo que decirte…

—Dime querida, soy todo oídos para ti. Hoy es un día muy especial. —le dijo su padre muy cariñoso. Ella le mostró una sonrisa.

—¡Papa! ¡He llamado a mis amigos y amigas a la casa!. ¡Para festejar contigo a lo grande!

—¡¿Qué?! —dijo el padre

—Les he invitado, y… ¡será una gran fiesta con música y todo! ¿puedo?.

El padre al escuchar esto se quedó absorto y completamente contrariado.

—Pero hija, no…

—¿¿No?? —dijo ella extrañada.

—¡Espera!... digo... si me lo hubieras dicho, antes… La casa es un lugar muy pequeño para una fiesta. Además habrá sonidos, este… algo fuertes y yo…, nuestros vecinos y tus compañeros…, no se como decírtelo.

—¿Papá por qué no? ¡no te entiendo!. 

—Hija escúchame.., porque no celebran en un lugar mejor, creo que tu ya sabes hija, recuerda que nuestra casa es...

—...Es una casa que tiene que ser imagen ejemplar de la sociedad… ¡Ay que aburrido!.

—¡Hija, no pronuncies esa palabra! Espera, espera…, .¡Ey a dónde vas!

La hija del superintendente, se volvió de donde vino.

—A celebrarlo en otro sitio, papá. Como dices.., quería celebrarlo allí por recuerdo de mamá.

La joven se volvió al lugar de donde había ingresado.

—Pero… ¡hija espera!, parece que…

—¡Superintendente! tengo una notificación que informarle. —En ese momento, el sargento de la policía entró exclamando.

—¡Hija espera un momento! ¡Hija…!

—¡Superintendente! tengo una…

—¡Pero, qué es lo que pasa! —dijo el jefe de policía algo molesto, pero el superintendente se tocó la cabeza y avergonzado se dio cuenta de su error y dijo.

—Lo siento, lo siento Sargento...,no fue mi intención.

—Superintendente, hemos capturado a Vancelot Ben Zhuga, el estafador y timador que andaba haciendo de las suyas por todo el territorio, este hombre está buscado por cuatro estados de la nación. Está ahora bajo arresto ante nuestros oficiales.

—¿Vancelot? —dijo sorprendido y maravillado— Pero qué es lo que escuchan mis oídos. Increíble, jajaja. Qué milagro que lo hayan, capturado. Ya era hora que ese sujeto sea puesto a juicio. Me alegra esa noticia, Y… sabes algo de aquel extraño resplandor que ocurrió hace un momento atrás .¿hay algo más?, por favor continúe.

—Superintendente, también le informo que el sujeto tenía en su poder, un impulsor de electrones con que engañaba a la población con una supuesta lluvia curativa, generando una descarga eléctrica y al parecer ocasionó una inestabilidad en el clima, Señor.

El oficial Nathan se quedó pensativo y ensimismado, luego se volvió a la ventana observando vacilante el clima de ciudad Azul, donde todavía llovía y se veía algunos relámpagos y se escuchaban algunos truenos.

—Disculpe Sargento, me está diciendo que ese rayo resplandeciente que se notó hace una hora atrás en ciudad Azul, ¿Provino de un impulsor de electrones? ¿Que tenía ese sujeto? —pregunto de una manera sin dar crédito a lo que escuchaba.

—Así es Superintendente. Lo hemos decomisado y lo tenemos en nuestro poder.

—Increíble, interesante...Bueno, si es así. Lleven ese aparato a las instalaciones de ingeniería, para dar paso a la investigación y desmantelamiento de esa máquina. Esa cosa es un peligro total para la sociedad.

—Sí señor, a la orden.

Cuando el sargento se fue, el Señor Nathan cruzó los brazos mirando al detalle, el clima lluvioso y nebuloso que se había formado de repente y se quedó pensativo y meditabundo por lo que había escuchado.

El departamento de ingenieros era un sitio lleno de máquinas y artefactos, donde había una cantidad de aparatos que el personal estudiaba e investigaba.

—¡Con cuidado! ¡Con cuidado!

Dijo un trabajador de aquellas instalaciones, dirigiendo la entrega, mientras alguien manejaba aquella carroza extraña, colocándolo en un lugar seguro.

—¡Listo!, con eso termina nuestro trabajo de hoy. ¡Vaya, si que esta cosa ha causado tal conmoción a nuestra ciudad —dijo un hombre joven con una gorra con la visera hacia atrás.— Uff, me gustaría ver cómo es esa cosa.

—Es una máquina antigua. Pero nos informaron que es peligrosa. —dijo el trabajador.

—Eso me fascina, no sabes como la ciudad quedó alterada por este juguete.

—¿Juguete? jajaja 

—Bueno señores…¡El impulsor de electrones es todo suyo caballeros!. —dijo el de gorra viendo cómo unos hombres se acercaron a ello.

Un hombre bajito, y pelirrojo, con el pelo largo y enmarañado y una barba abundante observó detenidamente junto con otros tres ingenieros a aquella carroza.

—Bien.., empecemos entonces. ¡Saquen aquellas telas por favor! Preparen el detector de partículas para escanear el aparato —dijo el hombre bajito.

Unos empleados, sacaron la tela de color vino.

Y cuando lo hicieron. Se quedaron perplejos y completamente engañados.

Pues a sus ojos solo había una jaula de vidrio y un simple aparato conductor eléctrico como las antenas.

Y ante esto también, extrañamente se hallaba el pequeño ser con el raro traje de protección, echado en posición fetal que parecía dormido.

Los ingenieros se quedaron atónitos ante esto y luego de un silenció dijeron.

—Disculpen interrumpir el momento, pero aquí no veo un generador de electrones.

—¡Es cierto! ¡Aquí no hay ninguna maquinaria!

—¿Es una broma verdad?

El señor de pelo alborotado se acercó y miró muy estupefacto y le dijo al conductor que trajo la carroza.

—Caballero, aquí hay una grave equivocación, este no es el aparato impulsor de electrones. —Dijo muy serio. —Dígale al jefe de almacén que revise este error, pues tenemos órdenes de una investigación y desmantelamiento.

—¿Un error? vaya que raro. Vale de acuerdo, llamaré a mi jefe. —dijo el hombre del gorro.

—Un error, si eso debe ser.. —se dijeron los ingenieros.

—Si pues, jaja parecía una broma de mal gusto.

—Esto no es una máquina, es una simple jaula de vidrio.

Pero de repente el ser que estaba dentro se movió, tratando de levantarse pero no podía, se alzó un poco y se cayó.

Los ingenieros se voltearon a ver sorprendidos, pues se quedaron asombrados por lo que ocurrió.

El jefe de ingenieros, que era el de barba, se quedó viendo como aquella criatura volvía a ponerse de pie, pero de nuevo cayó al piso.

Los ingenieros se asustaron.

El hombre bajito muy asombrado se acercó a la jaula de vidrio muy curioso y viendo otra vez que trataba de levantarse se asustó de repente.

—Señores me dice mi jefe, que este es el número de la máquina de electrones. El me acaba de mandar su formulario y su sello si tienen alguna duda. También tengo la foto que me mandó la policía y si, es la máquina. —dijo el joven de gorra.

—Aquí hay algo que no cuadra. —dijo el hombre de la barba mirando al ser.

—Señor Nichols, ¡se está moviendo otra vez!.

—Parece que tiene vida.

—¡Parece que hay alguien dentro!

—¿¡Eh!? —exclamó el hombre bajito, muy sorprendido y casi confundido, mientras veía al ser del traje tratando de moverse, pero volvía a caer desplomado al suelo..

—¡Oh rayos!, ¡Pero qué está sucediendo! ¡Ah!

Exclamó atónito el empleado del gorro viendo cómo aquel ser se había movido.

—¡Señor Claude!, ¡Por favor llame a un médico ahora mismo!.

Afuera en la ciudad, los habitantes de la comercial Ciudad Azul, mientras llovía pero poco a poco se despejaban las nubes, los reporteros y agentes televisivos se agrupaban en masa, cercanos en las instalaciones de la alcaldía, preguntando acerca del misterioso rayo resplandeciente que había sobresaltado a toda la ciudad.

El superintendente explicó las causas y los hechos, mientras el jefe de Policía contestaba las preguntas, cuando de repente un joven médico de la policía se acercó al oficial muy nervioso y atarantado.

—Superintendente Nathan, superintendente, tengo una noticia que darle a usted...

Pero los reporteros cada vez más interesados por sus preguntas, no lo dejaban al joven comunicarse con él.

—¡Superintendente Nathan! ¡Oiga, déjenme comunicarme con el! —exclamó tratando de apartar algunos micrófonos y a ciertos reporteros.

—Señor Holms, dígame qué pasa. —dijo el oficial muy extrañado al acercarse de esa manera.

—Porfavor Oficial, venga conmigo, es urgente.

—Digame licenciado, que sucede.

—Señor, esto es algo privado.

—¿Cómo dice? Explíquese mejor, por favor. —dijo el oficial.

—El ingeniero Nichols del departamento de ingenieros, lo llama con urgencia al almacén de desmantelamiento, también con él está junto con la doctora principal de la policía.

—¿Qué ha pasado?.

—Solo me han enviado para esto oficial. Me dicen que es urgente. No sé más.

El superintendente Nathan lo miró atónito y dijo. 

—Está bien. Vamos.

El oficial se despidió de los reporteros y junto con el joven médico, se dirigieron a la estación de ingenieros de la policía, mientras avanzaban el astro del cielo, el sol ya salía de las espesuras de las nubes que se disipaban, así dejando de llover.

Los rayos del sol empezaron a propagarse por todo el lugar, penetrando suavemente su despertar en los recintos de la estación de ingenieros, en especial una luz radiante del sol entró desde las ventanas del almacén iluminandolo extrañamente..

Los pasos apresurados del oficial y el joven médico recorrían los recintos de aquel lugar, mientras uno de los ingenieros que vieron al ser moverse, muy asustado junto con ellos les decía.

—Señor Oficial.., mi jefe y yo estábamos revisando el aparato que nos trajeron…, pero al parecer no es el impulsor de electrones, señor. Es otra cosa —dijo el ingeniero asustado y muy preocupado.

—¿Otra cosa? —dijo el policía— ¿Como que otra cosa? Explíquese bien señor.

—Señor, eso mismo señor, nosotros también nos hemos sorprendido.

—¿Cómo dice… ?

—Señor, nosotros también estamos anonadados. —dijo el ingeniero— No, no entendemos lo que ha pasado aquí.

Dijo el ingeniero muy atolondrado.

—¿Qué es lo que a sucedido? ¡¿por qué tanto secretismo?! —dijo el policía, pero el ingeniero no le respondió simplemente abrió la puerta electrónica y se elevó.

Cuando entraron, el superintendente, sintió de repente un silencio total.

En los ojos del oficial, una luz intensa del sol que entraba por una de las ventanas en las instalaciones hacía que el lugar se viera muy extraño. Cuando se acercó, miró al frente de él, a la mujer médico que estaba agachada en el suelo y tenía a su costado un especie de contenedor. El hombre se dio cuenta que estaba asombrada y asustada.

A su alrededor de ella dos ingenieros, también asombrados levantaron la mirada al oficial.

Los dos empleados que estaban también cerca del médico, se voltearon y detuvieron su conversación.

El policía se detuvo de repente, y los miro algo muy extrañados.

—¿Y bien? ¿Por qué me han llamado? ¿Qué cosa es importante? Para que yo viniera aquí.

 —¡Superintendente Nathan!, ¡Que gusto me da verlo de nuevo! Yo precisamente lo llame con urgencia.

—¡Ah! Ingeniero Nichols…,dígame qué es lo que pasa. Me dicen que hay un ¿problema con el aparato generador de electrones?

—jajaja, hay un sí y un no. 

—¿Ingeniero Nichols? Perdón, a que se refiere. ¿Qué problema es…?

—Mire, venga aquí, —dijo el ingeniero llevándolo a la carroza— Me parece que hay un pequeño gran error, que tendrá que cambiar.

—¿Como?

—Jajaja, la carroza que llevaba ese delincuente, no tenía el dichoso aparato. Vea por usted mismo, ¡Solo es una jaula de vidrio especial! y unos nodos de salida eléctricos.

—¿Eh? Pero.. pero qué dice…

—Por eso, vealo por usted mismo. Un aparato de generador de electrones tiene un pulsador físico, osea una maquinaria compleja. Y esto como usted verá. ¡Es una simple jaula! 

—¿¡Qué!? Pero qué está hablando.., es un error. Me notificaron que ese hombre llevaba un aparato, que era un impulsador de electrones que usaba para engañar y timar a la gente de ciudad Azul…. —dijo el policía atontado.

—Pues sus oficiales, se han equivocado al notificarles eso. Me han mandado los datos del objeto en cuestión, ¡Y es una simple carroza con una jaula!. Yo como profesor le digo a usted, que no ha habido tal aparato. —se rió el hombre bajito de repente.

El oficial puso una cara extraña ya algo enojada pero se controlaba.

—¡Señor Nichols! ¡más seriedad al asunto! Pero entonces.., ¡el rayo que ocurrió hace cuatro horas! y opacó ciudad Azul en una luz brillante. ¡¡Expliqueme de donde vino!!. ¡Porque yo ya lo he comunicado a la prensa!

—Jajaja. Amigo Nathan, a veces hay cosas que no entiendo tampoco. Yo no se como profesional de donde vino tal resplandor, ni me explico como ocurrió —dijo el ingeniero riendose fuera de sí, el policía se quedó atontado y asustado— No sabemos precisamente lo que pasó y el origen de esa luz resplandeciente pero.

Pero hay una cosa más…

El oficial puso cara de atolondramiento y movió su cabeza sin entender nada.

—Hay… una criatura.

El señor Nathan se quedó escuchando de una manera estúpida y puso una cara contradictoria.

—Señor Nichols…si aquí hay una burla o un fraude de parte de ustedes, lo voy a tener que denunciar. ¡Esto es serio señor!.

El señor Nichols, le señaló educadamente con la mano dirigirse donde estaba el médico policial.

El señor Nathan ya molesto se fue donde estaba el médico, mientras los demás ingenieros y ayudantes del lugar lo veían.

—Señorita Rita, gracias a usted que está aquí, el señor Nichols está algo fuera de sí, por favor me puede explicar por qué usted está aquí. Y que está pasando.

Los dos ayudantes se rieron de repente muy nerviosos, pero al voltear el oficial, se quedaron en silencio.

Él los miro muy enojado y perdiendo ya la paciencia..

El médico se levantó del suelo cuando se acercó el policía, se quedó muda y absorta, y hasta parecía también ida. Y ella se quedó viéndolo como una cara asustada y atónita. Y parecía que ella temblaba de nerviosismo por algo.

El superintendente se quedó esta vez perplejo al verla.

—Se-señor Nathan, me llamaron con urgencia.., pues el in-ingeniero Nichols encontró dentro de la jaula de vi-vidrio… a…, a una criatura con un traje voltaico.

—¿Cómo dice? ¡Jajajaja! Señorita Rita, qué pasa… ¿usted también?

—Señor Nathan, yo también no me siento bien.. jajaja —dijo ella riendose tambien fuera de sí— No estoy razonando bien oficial, jajaja.

El oficial se asustó al verla así, de repente el ingeniero Nichols se acercó a él y le apuntó el pequeño contenedor que estaba en el piso al frente de la doctora.

—¡Qué cosa! —dijo el policía ya indignado.

—No encontramos un aparato, pero si una criatura… —dijo el ingeniero principal.

—¡Basta de esta farsa creada! ¡Ahora serán denunciados por burlarse de una autoridad! —gritó el policía.

—¡jajajaja! —dijo el médico fuera de sí— ¡Señor Nathan! ¡A esto él se refería! ¡Mirela cómo duerme!

Cuando el médico dijo las últimas palabras, sacó rápidamente la sábana blanca que ocultaba algo en aquel contenedor.

El oficial pegó un grito de susto en el cielo, y se tambaleo atontado de lo que sus ojos veían. Y no daban crédito a lo que observaba.

Su rostro se turbó y su alma cayó completamente conmocionado.

El Ingeniero Nichols, los demás ingenieros y los ayudantes se acercaron absortos de nuevo al pequeño contenedor, y con una expresión de sorpresa y desconcierto se quedaron todos muy atolondrados.

Un ser humano con apariencia de una chica adolescente dormía allí, en posición fetal estaba acostada y tapada por una sábana blanca.

Su cabellera era dorada con ciertos pigmentos pardo anaranjados, también era algo corta y ondulada. Su piel era trigueña con ciertas tonalidades rosáceas y al parecer tenía un lunar cerca de los labios, pero eso no era todo. Había algo no humano en ella.

Unas garras salían de sus dedos, como si fueran de felino o de canido, una cola de cervatillo se ocultaba detrás de ella.

Unas orejas de zorro se mostraban ante los ojos de todos los presentes.

Y no era todo, ella tenía en el cuello, un pequeño colgante de un mineral con tonalidades verdes y azules 

El oficial se quedó petrificado viéndola como si hubiera visto un fantasma.

—Pe-pe-pero, ¡¡Pero qué rayos es esto!! —dijo el oficial.

—¡Señor! dentro de la jaula de vidrio, estaba esta criatura encerrada en ese traje voltaico. El traje voltaico solo es un conductor eléctrico mi señor.

Dijo uno de los ingenieros con voz nerviosa muy sorprendido.

—¡Qué están hablando! ¡¡Esto es una locura!! ¡¡Una locura!! jajaja —dijo el oficial perdiendo ya la compostura.

—Oficial Nathan, esto es un descubrimiento sorprendente para la humanidad, hemos hallado a una criatura mitad humana y mitad animal. Es un hallazgo sin precedentes.

Tenemos que avisar a las autoridades y a la comunidad científica competentes para esto. —dijo el ingeniero Nichols.

—¡Ridículo! ¡ridículo! ¡Esto es una broma! ¡Eso no existe! ¡¡Es una broma de mal gusto!! ¡¿verdad?! ¡Ahora les voy a enseñar que esto es falso!

—¡Espere oficial! —dijo el médico.

Pero el oficial Nathan agarró fuertemente la oreja de la chica y se lo jaloneo tremendamente.

—¡Esto es una mentira! ¡Un engaño de mal gusto! ¡Una farsa! —dijo alocadamente jalándole luego las dos orejas, pero nada ocurría al jalarlos.

—¡Tenga cuidado señor Nathan! —dijo el ingeniero Nichols al policía.

Pero de repente al jalarle tanto, ella gimió adolorida.

El policía la soltó, y se quedó asombrado, eran reales.

—No es posible.

La chica de repente sacudió la cabeza, y se incorporó sentada de repente, muy adolorida, tocándose las orejas que le habían cogido muy fuerte.

—¡Ay me duele! ¡Me duele! ¡Auu! —dijo la criatura con una voz muy juvenil y profunda, con cierta semejanza a una voz de un niño. Ella se acarició las orejas y luego se volvió de repente al policía.

Unos ojos de color turquesa pero de naturaleza felina y humana se abrieron y se quedaron viendo al superintendente muy sorprendida.

El oficial se quedó petrificado viendola, y hasta parecía que se había quedado congelado con los ojos desorbitados.

Ella cerró y volvió a abrir los ojos muy curiosa al verlo y luego se volvió a mirar a su alrededor.

Todos los presentes se quedaron en silencio total muy sorprendidos al verla despierta.

La chica puso una expresión de extrañeza al verlos y ver el lugar.

—¿Ehhh? ¿Oigan, dónde estoy? ¡Quienes son ustedes! —dijo ella moviendo una de sus orejas.

De repente el médico ya no soportó los nervios y gritó fuera de sí.

El oficial tenía la boca abierta, mientras se quedó clavado su mirada en ella.

—¡Oye señora! ¿por qué grita? ¿qué le pasa? —dijo la joven extrañada a su costado.

De repente, ante el grito del médico, la puerta del recinto se abrió y entraron unos agentes armados.

—¡Qué pasa aquí! ¡Qué es lo que sucede! —dijeron los agentes.— ¡Hemos escuchado gritos! ¿¡Humm!?

Pero cuando los policías se acercaron corriendo al lugar se quedaron quietos de repente.

—¡Oigan amigos que bien que vengan aquí…! ¿saben ustedes? ¿en dónde nos encontramos?

Dijo ella de repente levantándose de pie en el contenedor, resbalandole la sabana que le cubría el cuerpo.

—¡¡¡Ohhh!!!

La doctora se calló de golpe y se quedó petrificada con los ojos desorbitados, y los ingenieros como los ayudantes que estaban allí se quedaron muy estupefactos, con el rostro embobado y una actitud nerviosa. Los agentes armados se quedaron congelados en el tiempo, y no se movieron.

—Disculpen chicos, ¿hacia dónde es la salida?. Estoy algo confundida y no entiendo qué es lo que pasa aquí. —dijo ella saliendo del contenedor muy animada dirigiéndose hacia ellos y tocándose la cabeza con curiosidad y con una expresión alegre en el rostro.

—Señor, ¿usted sabe que está pasando aquí…? —dijo ella dirigiéndose a Nathan pero él se quedó enmudecido— ¡Oigan! ¿porque nadie me dice nada?.

El superintendente Nathan al verla caminar desnuda se desmayó desplomándose al suelo.

—¿Eh? ¿Qué le pasó a ese sujeto? ¿¡se resbaló!? —dijo la chica muy atontada mirándolo tendido en el suelo, mientras ella apoyaba sus dos manos con garras en su cintura.

Uno de los agentes de seguridad que cogian congeladamente sus armas se le cayeron al suelo, unas municiones eléctricas que estaban colocadas en su arma.

Quedando todos en silencio ante lo insólito y vergonzoso, ella bajó las orejas alzando los hombros y las manos, mirando y pestañeando con una expresión de extrañeza y curiosidad.