Aquella noche la luna llena se había alzado en todo el firmamento y en toda la ciudad se escuchaban murmullos, voces y conversaciones de lo que en aquella tarde había ocurrido.
No saliendo muchos de la impresión, las risas nerviosas y hasta graciosos comentarios se distribuían por toda la gran ciudad, incluso en sus periferias donde habían casas de todo tipo.
Adultos, como jóvenes incluso niños la noticia de la chica de orejas de zorro se expandió como si fuera una explosión.
—¡Han visto eso! ¡Esa chica zorro puede impulsarse en los cielos! ¡Increíble! exclamaron unos niños reunidos en un parque.
—¿cómo lo hace?
—Parece que tuviera poderes. No hay otra manera.
—Wow, yo también quisiera eso, ¿cómo lo consigo?
—¿Conseguirlo?, mi mamá dice que es un extraterrestre.
—¿un extraterrestre?
—Si pues tiene poderes.
—Nooo, mi papa dice que es un espíritu, pues eso es lo que me dijo.
—¡¿un espíritu?! ¿¡qué es eso!?
Unos jóvenes adolescentes reunidos en una esquina de una calle conversaban.
—Jajaja ¡esto es gracioso!
—Ahora viendo esto, molesto a mi viejo. diciendo "Mamá, quiero trabajar" "Bien hijo en qué cosa lo harás" "¿En qué cosa?, montando un león gigante, claro,"
—¡Hay que malo eres oye! —exclamó una chica dandole un golpecito al joven.
—Que locura, vaya… yo me pregunto.. ¿dónde estará ahora mismo?, pues ya hace horas se perdió su rastro.
—Cierto, pues la policía ahora en Ciudad Azul está que la busca intensamente. ¡hay un despliego policial tremendo! Nunca había visto algo semejante por una chica.
Dijo una joven riendose.
—Si pero, eso de montar un león, y volar como la luz. No es algo normal, sabes.
Dijo el otro chico.
—Oigan cuando hablamos esto, parece como si estuviéramos soñando o contando una historia. ¡Parece irreal! ¡Las personas en Ciudad Azul están asombradas!
—¡Oigan amigos! ¡disculpen llegar tarde! —exclamó un joven que tenía lentes y avanzaba hacia ellos, el chico tenía un estuche de lienzo y corría muy contento. Era aquel joven que se había topado con la chica de orejas de zorro en lo alto de un edificio, en donde ella en el impulso había entrado sin querer a su habitación y él había ayudado a aquella chica a escapar por el techo de aquel edificio.
Sus amigos al verlo tan contento, se quedaron atónitos por un momento.
—¡Al fin llegó nuestro compadre! —dijo el chico que habló primero.
—¡Hola todos! ¡Hoy es un día genial amigos! ¡No saben lo que me sucedió!
—¿Reiyo? Que te paso…. ¡Tu cara se ve diferente! —dijo una de sus amigas.
Y es que el joven estaba contento de lo que le había pasado.
—A ver, a ver No me digas…, supongo que vistes a la chica del león voladora.
Dijo uno de sus amigos riendose y también los demás.
—...Y no solo eso, ella entró en mi cuarto y la conocí, y le ayudé a escapar.
Sus cuatro amigos se quedaron callados de repente viéndolo con atolondramiento y extrañeza.
—¿Eh? ¿qué les pasa? —dijo el chico de lentes.
—Vamos tio, solo estaba bromeando.
—Es verdad…, incluso le toque la mano para llevarla al techo del edificio donde vivo.
—¿¡Ah!?. —todos se quedaron sorprendidos ante sus palabras.
Uno de sus amigos se rió de él.
—Viejo seguro nos vas a decir después, que tomaste un té con ella y con velas prendidas a la luz de la luna. Jajaja —dijo el riendose solo.
—Oye Josh, solo te estoy diciendo lo que me pasó, no te molestes amigo.
—¿molestarme? ¿¡Yoo!? —dijo el joven sorprendido.
—Vaya si que esa chica o lo que fuera, sí que les genera emociones raras a ustedes dos, ¿vaya que raro? ¿no? —dijo una de sus amigas riendose junto con su compañera de lado.
—jajaja, ay por favor. Solo estamos jugando. Tampoco es para tanto—dijo el joven dándoles una sonrisa, llamado Josh.
—Bueno parece una bonita noche… ¡Porque no vamos a la pizzeria! —exclamó el joven llamado Reiyo
—¡Buena idea! —exclamaron todos
La inspectora Avanna estaba sentada y apoyaba su cabeza con su brazo, en la mesa del despacho de la alcaldía algo nerviosa y preocupada, tocándose la cabeza pensando muchas cosas.
El alcalde se acercó a ella con una copa de vino, pero no sabía si dársela o no.
—Inspectora Avanna…, inspectora…, nuestras fuerzas policiales están extendidas por toda Ciudad Azul. ¿díganos? Es orden de captura, o muerte…
La inspectora Avanna levantó la cabeza y le dijo al alcalde.
—Es orden de captura. Necesitamos a esa criatura viva, para las investigaciones científicas pertinentes Señor Alcalde.
—Pues avisare al superintendente, pues hasta ahora está en orden de muerte.
—¿El superintendente? ¿A efectuado tal operación?
—Me parece preciso decirle…, que si.
—El superintendente es un buen jefe oficial, de eso no cabe duda, pero está siendo llevado por sus sentimientos negativos por lo que ocurrió con su hija que esta encerrada por liberar a aquella criatura.
—Ehmm.., pues si es cierto inspectora.
—Digale, que es orden de búsqueda y captura, en nombre del imperio Austrial, el emperador y el Magisterio de las naciones. Además también informen a la prensa la verdad de una vez por todas, convoque una reunión aquí en la alcaldía. Porque la prensa y el pueblo están desconfiando de nuestro trabajo y esto puede causar problemas después.
—¿Como? La verdad.
—Así es como fue de un principio, que se halló a esa criatura encerrada en un traje de protección, y que no hubo tal aparato generador de electrones, que era una carroza de mago y que aquella criatura que vieron, con orejas de zorro y con el león saltando por los edificios como un rayo de luz es probablemente la criatura que generó el pulso eléctrico.
Y dígales también que se escapó de la unidad de investigaciones policiales y que está en búsqueda, y ponga también un precio a su cabeza por revelar a quien sea su ubicación. Yo estaré con usted a su lado, en aquella reunión.
—Si mi inspectora. Emm, Inspectora una cosa más. Tengo que decirle algo final.
—Dígame Señor Alcalde le escucho.
—Ehh, el canciller Supremo Maximus, me ha mandado una notificación real, me parece que quiere tener una conversación con usted.
La mujer puso una cara seria y algo preocupada al escuchar tales palabras.
—¡Increible! ¡Solo diré eso! ¡Increíble!. Esto es de locos. Una chica disfrazada de zorro con una bata blanca cabalgando un león, correteando y generando un caos inimaginable en la ciudad. Parece algo sacado de cuentos, pero no. Tampoco es un rodaje de película, ni tampoco un arte circense. Es lo que pasó hace cuatro horas. Agitó a toda la población en todo los rincones de Ciudad Azul, y eso no es todo amigos.
Desde el día que ocurrió el intenso rayo que opacó nuestra ciudad, hasta la extraña chica que incluso. ¡Oh cielos! Me cuesta decirlo… ¡Parece fantasía! Empezó a volar y a correr entre los edificios, dejando un destello luminoso, las autoridades no nos han dado hasta ahora ningún comentario decente sobre estas cosas. Ni ha dado ninguna explicación sobre estos…, insólitos acontecimientos.
¿¡Qué es todo esto!? Jajaja. Es irónico y extraño amigos. No se que decir. Bueno, disculpe doctora Beatrix, por estos comentarios, no se como pasamos de ayuda social a la chica con el león y que también vuela. Bien, ya para poder cerrar la función, dígame, ¿Usted qué piensa sobre estas cosas que han ocurrido últimamente?
Ya que toda la población está sacudida por estos extraños sucesos y aquel extraño personaje.
Una mujer joven de veintiocho años, con el pelo amarrado en forma de cola de caballo, color castaño claro y lentes redondos como ojos color miel, miraba al presentador muy sonriente y amena ante tales palabras.
Vestida con una bata de laboratorio blanca sosteniendo un libro dijo.
—Bueno… —ella miró sonriente al presentador y luego a las cámaras y se quedó con un rostro risueño— Yo también estoy sorprendida de esto, y pido como siempre al público oyente de tu programa, que vengan así volando como lo hizo la chica de orejas de zorro, al hogar "Alas Brillantes". Que es una asociación social de ayuda humanitaria, médica y artística, por la cual necesitamos de tu apoyo y de tu ayuda, ¿cómo puedes ayudarnos?. Pues puedes venir con su león cargando cosas que no utilicen, por ejemplo, ropa, alimentos, artefactos, incluso trastos, nosotros nos encargamos de dar una mano a la gente que más lo necesita. Damos apoyo médico con nuestros voluntarios y también…, hacer reir y sonreir a todos nuestros hermanos necesitados con nuestros voluntarios artísticos, Y… si deseas unirte a nosotros ¡Bienvenido seas! así también invitó a todos a participar y ayudar libremente, y como no también invito a la chica de blanco que es como un rayo, también.
—¡Ohhh! ¡Hermosas palabras Dra Beatrix! ¡Bueno amigos! ¡Espero que se encuentre bien! ¡Eso ha sido todo en la transmisión de hoy! ¡Cuidense! Mañana vendremos con más noticias de los últimos acontecimientos ocurridos en Ciudad Azul ¡Buenas noches a todos!
La luna llena brillaba en lo alto del cielo, era una noche muy despejada, incluso se podían ver las estrellas.
La mujer joven de gafas, que tenía una bolsa gris similar a una maleta, abrió una puerta del estudio de televisión.
De repente al abrirlo se encontró en una sala de espera de aquel sitio, donde algunas personas que estaban allí se volvieron, y no solo eso algunos de ellos al verla exclamaron sorprendidos.
—¡Es la jefa! —dijo una voz infantil
—¡Ah!
—¡Es ella!
Un hombre de veintiochos años de edad, se volvió a ver a la mujer. Con el pelo largo y amarrado de color marron claro, con una barba afeitada y unos ojos grises, levantaba la mano viendola gratamente.
Un hombre de veinte años de edad de piel oscura y pelo rasta corto, vestido juvenilmente le sonrió muy amable.
—¡Salistes muy bien Maestra! ¡Fue espectacular!
Dijo una chica de pelo rojizo y con trenzas, de diesiciete años muy contenta abrazando a la mujer,
—¡ay! Gracias Gabrielle, gracias al cielo salió todo bien. —contestó la mujer.
—¡Si! ¡Estuviste estupenda! ¡Me hubiera encantado estar contigo! ¡Beatrix!. ¡La próxima ya no haré caso a nadie, sino iré contigo!— dijo un niño de diez años, con los ojos y cabellera de color pardo, despeinado por completo con una cinta roja alrededor de su cabeza, vistiendo un buzo verde oscuro y azul.
—¡Suki! Es necesario obedecer las reglas recuerdalo, cariño.
—¿Uh? ¡Reglas! vaya… —exclamó el niño, mientras la chica de trenzas sonreía.
—¡Eh! ¡Beatrix! Salió genial tu entrevista, estuviste estupenda. La verdad esta vez me sorprendió mucho, parece que tanto darle en la práctica ya te sale bien —dijo el hombre joven del pelo largo y amarrado .
—¡Ah, muchas gracias Mike! Espero haberlo dicho bien todo. A veces se me mete alguna muletilla al hablar, pero bueno estoy mejorando. Si no fuera por tu ayuda.
Dijo la doctora Beatrix, mientras el joven Mike le sonreía.
—Muy bien hermanita…, chevere. Se nota que esta vez ya puedes dominar tus temores.¡Haz mejorado! —dijo el hombre de pelo rasta corto.
—¡Ay no! ¡No me digas Joey! ¡Se me nota! ¡Hasta ahora!
—¡Jajajaja! —se rieron todos,
—¡Oigan! ¡disculpenme haber llegado tarde! Perooo. Traigo bebidas bien heladas para todos y snack también si alguien apetece.
Un joven de diecinueve años, con el pelo largo y suelto, de color cobrizo con una bandana azul en la cabeza y una ropa deportiva, traia cogiendo en unas bolsas algunas bebidas y algunos snacks.
—¡Eh! ¡Genial Chester! ¡es justo como yo lo pensaba! —exclamó el niño muy alborotado.— ¡Dame eso!
—¡Oye enano! No metas la mano, es para adultos —dijo cambiando a algo molesto.
—¡Eso no sirve! —exclamó el niño
—Eres muy amable Chester…—dijo la doctora cerrando los ojos y sonriéndole.— ¿Mmmm? Espera… ¿¡Dylan, estás aquí!?
—¡Acá estoy maestra! detrás de ustedes.
Una voz fuerte y seria sonó en los aires.
—Ohhh —exclamaron todos
—¡El ninja! ¡Apareció otra vez! ¡cómo haces eso! Deberias de enseñarme ¡vamos de que sí! ¡Di que si!—dijo el niño de una forma escandalosa y moviendole el brazo.
—Suki…, ahora no —respondió el joven cerrando los ojos.
Un joven de veintiún años de edad, con los brazos cruzados y con el pelo negro corto usando un gorro redondeado en su cabeza, esperaba tranquilo.
Muchas voces se rieron alrededor de él
—Callate Suki, no lo molestes mas —dijo Gabrielle
—Dylan…, ¡allí estabas! Querido. Gracias por venir. Sé que no te gustan estas cosas, pero igualmente gracias. —dijo ella dándole un guiño.
—De nada maestra… —dijo él seriamente, mientras Chester le daba su bebida.
—Bueno… Brindemos todos por un buen comienzo y por nuestro aniversario que ya se acerca. —dijo el hombre joven llamado Mike— Brindemos por la ayuda innegable de la doctora Beatrix, y por esta buena causa.
—¡Ay! Mike! Me haces poner colorada.
—¡jaja! ¡Mil hurras por el equipo fraternal de las Alas Brillantes!
—¡¡Hurraaaa!! —exclamaron a viva voz todos.
Todos empezaron a beber, pero de repente la doctora se detuvo.
—Un momento… uno, dos, tres…cuatro… —dijo ella contando con el dedo y de repente se quedó sorprendida— ¡Falta alguien!.
Unas campanas sonaron fuertemente repicando su sonido por todo el lugar, un templo hecho de piedra y minerales se elevaba majestuosamente en un parque que era como un jardín, donde había una poza de agua y un riachuelo en ella.
El suelo era pasto verde y estaba adornado de flores, y también aquel edificio estaba lleno de maleza y plantas, adornados con flores alrededor.
Una cruz y una estrella se elevaban en lo alto de aquel edificio, y parecía que aquello era como su símbolo.
Una puerta doble estaba abierta y desde allí, unas personas salian ordenadamente cantando canciones de alabanza y gratitud hacia Dios.
Cada persona que salía tenía una vela encendida, y todos avanzaban armónicamente cantando acercándose todos a la poza de agua, donde muchas personas dejaban en las aguas su vela encendida y esta se mantenía, pues en su base tenía una forma de barquito.
Las personas cantaban y dejaban sus velas al merced de las aguas, donde varias velas navegaban ingresando por el riachuelo. Y muchos de ellos caminaban siguiendo el curso de la vela, hasta detenerse en su orilla.
Un joven de diecisiete años, de cabellera plateada oscura y ojos negros, caminaba cantando aquellas alabanzas, y en sus manos, el mantenia su vela encendida.
Vestido con una camisa azul larga, un polo blanco y pantalón gris se acercó a la poza.
La luna llena brillaba intensamente en aquella noche, el joven levantó la mirada al cielo nocturno, se quedó viendo la inmensidad del firmamento y la lejanía de las estrellas. Se quedó un rato así viendo y contemplando aquella noche, luego el joven se agachó y dejó su vela al merced de las aguas.
El chico de ojos negros se quedó viendo fijamente su vela, mirando tranquilamente como flotaba en el agua y poco a poco navegaba yéndose con todas las demás.
El joven de pelo plateado oscuro se quedó viendo un rato, y escuchando los cánticos de las personas cerró sus ojos, y luego de eso suspiró.
De repente un hombre vestido con una túnica larga de color gris y con capucha, toco el hombro del joven.
—Tu padre, tu madre y tu hermana mayor, de seguro deben estar orgullosos de que les hayas hecho oración de petición por sus almas.
—Tío Tayr, ¡oh! pues, ¡si!. Yo..
El religioso se rió suavemente
—Es un verdadero milagro verte aquí, Hariel. Me alegra mucho que hayas asistido a la celebración.
—Ehm…, yo…, me parece que también…, pienso lo mismo. —dijo finalmente el joven.
—Bueno…, eso es algo lindo de tu parte hijo. Mi hermana estará feliz de tus oraciones hijo, esto te lo aseguro. Es bueno recordar a la familia y orar por ella, cuanto más veces sea posible.
—Si tio, es cierto, para qué ocultarlo…, es ridículo, no se porque me pongo nervioso, ya hace como diez años que ya no están conmigo. Me hubiera gustado, pasar un poco más con ellos, y no ser muy engreído.
El tío que era religioso lo miró de repente, él tenía las manos juntas.
—Ojalá no hubiéramos ido al parque de diversiones nunca.
—Tranquilo hijo, ellos están con Dios, simplemente reza por ellos y por ti también.
—Tío Tayr… ¿porque Dios quiso llevarse a mis padres y a mi hermana? ¿Por qué? Si sabia que me iba a quedar solo.
El religioso con un rostro sereno, le sonrió.
—Ah…, hijo mío, esa pregunta es algo personal. Pidela a Dios mismo y él te concederá a lo largo del tiempo su respuesta. Hay respuestas que se responden y se viven en toda la vida, y Dios va revelando su respuesta en ti. No hay nadie en este mundo que se haya ido sin respuesta alguna de parte de él, si en verdad quieres escucharlo.
—¿A Dios? Pero…. ah, vaya respuesta tio. —dijo el riendose un poco.
—Hariel, si yo te digo algo, puede que no sea la respuesta correcta hijo. Pues lo vere según mis ojos, pero no son los tuyos. ¿me entiendes?. La respuesta correcta, la tiene el.
—Tío, pero usted…, qué es lo que piensa, ¿qué opina al respecto?.
—Yo pienso que, a mi sobrino, le ha dado un nuevo significado de ver la vida en otro aspecto. Que cuando lo halles, entenderá tu corazón y tendrás la paz.
EL joven miró a su tío religioso muy sereno, el religioso le dio una sonrisa.
—Gracias Tio, pensaré en ello.
—Pues haces bien, cualquier necesidad espiritual que necesites, aquí estaré. ¡cuenta conmigo!
—Gracias tio Tayr por esas palabras —dijo el joven colocandose una gorra azul de cartero imperial.
Su tío se acercó a él y le dio un abrazo con mucho cariño, el joven hizo lo mismo.
—¡Ah! Ya me olvidaba, recuerdale a la doctora Beatrix ¡Las gracias que recibimos de su ayuda humanitaria en el hospital de la ciudad! ¡Vaya mujer! Me sorprende cada dia mas.
—Si, le mencionare esto, bueno tio Tayr ya me tengo que retirar, tengo que regresar al Hogar.
—Gracias por venir, Diosito también debe estar contento de tu visita. ¡Hasta luego Hariel! ¡cuídate sobrino!
—Igualmente tio, hasta luego.
El joven de pelo plateado oscuro se retiró caminando hacia unos árboles, el religioso que era su tío se quedo viéndolo como se iba.
En la espalda del joven, tenía un pequeño teatrillo portátil y un violín extraño que llevaba.
El chico avanzó hacia un camino, donde había una vereda y se dirigió a un estacionamiento, donde había varios tipos de transporte, allí en un parante estaba ajustado su scooter solar.
De repente en la muñeca de su brazo, empezó a vibrar su telecomunicador.
El joven al ver su aparato se quedó sorprendido, el joven digito su telecomunicador.
—Maestra Beatrix, yo…
—¡Hariel! ¡Dónde estás! ¡en donde te encuentras! ¡Todo el equipo de las Alas Brillantes están aquí en la televisora! ¡¿qué pasó?! ¿porque no vinistes?
—¡ah! Maestra, lo que sucede es que demore en entregar las medicinas a los pacientes, la calle estaba saturada de personas e incluso hubo algo de tráfico y… salí demasiado tarde, estaba por ir allá pero la hora se me cruzó.
—¡oh! bueno…, vaya, entonces…¿dónde estás ahora?. Escucho canticos.
—Ehmm, estoy… en el templo de la Cruz y Estrella. Me quedé a medio camino de la casa Hogar, estaban celebrando un recordatorio a los fallecidos y también vi a mi tío Tayr, el te da las gracias por haber ayudado a su comunidad religiosa en el hospital de la ciudad, también ya estoy de regreso al Hogar.
—¡Grandioso Hariel!, fue algo bonito lo que hicimos esa vez con su comunidad. De acuerdo, entiendo…por lo menos, se que estas bien… me preocupo por ti cariño.
—Si maestra, más bien disculpe si no pude ir.
—Ay no te preocupes, mira, aquí te vamos a guardar algunos dulces y bebidas que tus compañeros han comprado. ¡Nosotros también estamos de regreso! Bueno entonces, vayamos todos a la casa hogar, allí te espero.
—Si maestra ya regreso.
El joven apagó su telecomunicador, y se quedó mirando de repente la luna llena, el pestañeo viendo aquel astro y luego se subió a su scooter solar y se hecho a andar.
Había amanecido y el sol de la mañana resplandecía bellamente como nunca lo había hecho antes, sus rayos incidian y tocaban todo lo que podía en los suburbios de la ciudad
Desde lo lejos se veían los altos edificios del centro de ciudad Azul, en especial aquel extraño edificio que era alto como una torre y colosal.
En las afueras de la ciudad, era un sitio tranquilo, con casas, residencias, y hasta departamentos habitacionales.
También había centros comerciales y otros puestos en aquel suburbio.
Y también habían muchos jardines, parques y áreas verdes alrededor de ellas.
A lo lejos se veía unas montañas cubiertas de árboles y al parecer en la lejanía se extendía un exuberante bosque, perdiéndose en los confines de la vista.
Un alto árbol que estaba en la parte de atrás de un jardín trasero, se mantenía firme mientras sus hojas eran movidas por una sutil brisa que el aire de la mañana empujaba.
Pero en silencio y dormitando, la chica de orejas de zorro yacía allí, metida entre las ramas y el follaje estaba echada completamente, durmiendo en lo alto en la copa de aquel árbol. Ella inconscientemente se apoyaba en varias ramas frondosas, abrazándose y sosteniéndose con sus garras sin saber en dónde estaba, parecía que dormía plácidamente.
Un pájaro que estaba allí, fue directo a su cabeza y allí empezó a picarle varias veces, primero el pelo y luego el rostro.
Ella poco a poco a insistencia de aquella ave, se empezó a despertar.
Ella entre abrió los ojos y se quedó viendo cómo aquella ave seguía picandole la cara.
—¿Eh?
Dijo ella despertándose, viendo cómo aquella ave se abalanzaba picandole aún mas.
—¡Ay! Oye, por qué me pegas. —dijo ella tapándose la cara— ¿Qué pasa?
Cerca de ella un nido de pichones hambrientos llamaban a sus padres por comida. Ella se quedó viendo a su lado esto y le dijo al ave.
—Ya te entiendo, lo siento, ya me voy. —dijo ella despertando por completo. Ella se enderezó y se desperezó, extendiendo los brazos y luego dando un bostezo muy grande se quedó de repente mirando extrañamente todo a su alrededor en especial, las hojas que se movían por la brisa y los rayos de sol que ingresaban allí.
En esto, volvió a mirar al pájaro y su nido, luego las hojas, y examinó el lugar donde había dormido y bajo sus ojos hacia abajo.
En ese momento se dio cuenta que estaba en la copa de un árbol.
Ella volvió sus ojos en sí misma, y luego se los frotó y volvió de nuevo a ver la altura.
—¡Ahhhhhh!
Gritó ella muy asustada, esta vez poniéndose muy nerviosa y agarrándose de una rama, pero está vez ante tanto movimiento y forcejeo de ella, hicieron que las ramas cedieran quebrándose al acto. Ella dio un gritó profundo, viendo cómo ella caía al vacío y caía sin fin hacia abajo con todo y ramas. Ella pegó un gritó, viendo en los aires que caía directamente a una piscina.
Un golpe acuoso se cernio allí y un montón de agua sucia salpicó al caer fuera de la piscina, ella aún con nerviosismo y temor pateaba y golpeaba el agua.
Unos perros grandes al verla en el agua, empezaron a ladrarle rabiosamente.
Ella se fijó en ellos y al verlos tan iracundos sintió miedo.
La chica de cola de cervatillo, se quedó en el centro de la piscina viendo, sus colmillos y sus fauces.
Los perros seguían laborando.
—Perdonen, Lo siento, ya me voy... Por Favor ¿puedo salir?
Pero los perros se pusieron al frente de ella para seguir ladrandole rabiosamente.
—Pero...¿¡Que está pasando aquí!?
Dijo una voz anciana, decidida y fuerte.
La chica de orejas de zorro se quedó sorprendida, viendo cómo la señora venía con un palo en mano.
—¡Ohh! —exclamó la anciana al ver a la joven allí.
—Señora, disculpe... la molestia, yo ya.. —respondió la chica con miedo.
—¡Hijita! ¡Nieta mía! ¿Eres tú? ¡Oh por todos los cielos! ¡Sal de allí ahora mismo! ¡Deja que tu abuela te ayude, querida!
—¿Abuela? —se preguntó la chica de ojos turquesa.
—Ven a mi hijita, dame tu mano. ¡Callense perros tontos!, ¿No ven que es mi nietecita?
Ella se acercó con temor pues los perros seguían ladrandole.
—No tengas miedo, mis perros no te lastimaran, ven... Toma mi mano
Cuando la anciana dio su mano para ayudarla la chica de orejas de felino le sonrió y salió de la piscina siendo ayudada por la anciana. Ella estaba completamente mojada y sucia por todo lo que había pasado, su bata de reo blanco estaba completamente sucio.
—Gracias abuelita. —dijo la chica muy contenta, mientras los perros seguían ladrandole.
—¡Ay cariño! ¡Qué milagro que vengas para acá!, ten mucho cuidado si vas a venir por aquí.
—Lo siento abuelita, no sé cómo termine aquí —dijo ella mirando el árbol de donde había caído.
—No te preocupes cariño, ven conmigo. De seguro debes de tener hambre y sed.¡Sígueme!
—¡Ah!, claro abuelita. —dijo ella entrando a la casa de la anciana.
—Shhh ¡Silencio!
Dijo la anciana callando a los perros que ladraban, algunos se acercaron a la chica y le comenzaron a olfatear.
La chica de orejas de zorro, se quedó con un poco de temor, siendo olfateada.
—Sabes, me alegra mucho que vengas por aquí, estoy emocionada pequeña. Mi querida nieta me viene a visitar. ¡Que lindo!, Hacía tiempo que no venías por aquí. Es un milagro, sabía que un día vendrías, pero ves ¡como son las cosas! ¡llegastes!
Dijo ella entrando por una puertita trasera hacia una cocina, donde se veía toda la casa por dentro. Y qué tipo de cada era ¡Era increíble!, había muchas cosas, miles de trastos y adornos por doquier, las paredes eran de colomural y se percibía el sitio como algo guardado y con aires añejos en toda la casa.
Habían plantas, incluso adornos florales dentro de la casa, como cuadros y pinturas.
—¡Oh!
La chica de orejas de zorro, se quedó sorprendida viendo todo esto.
—Quédate un rato, yo te voy a ayudar. ¡Oh mi niña! ¡¿pero en qué estoy pensando?! Estas algo sucia, necesitas un baño urgente. Ahora mismo.
¡Hans!, ¡Hans! adivina quién llegó.
Un anciano, en silla de ruedas veía su programa favorito de deportes en el televisor, dando vivas a su equipo preferido.
—¡Hans! ¡Me oyes!
—Sii vieja, te escucho.
—A que no adivinas, quién vino hoy.
—¿Quién vino hoy? —dijo el anciano.
—si… —respondió la anciana.
—Ehmm, ¿Y quién vino?
—¡Nuestra nieta! ¡Abuelo! ¡Nuestra pequeña nieta ha vuelto! —exclamó la anciana.
—¿Nuestra nieta? ¿Tenemos una nieta?
—Claro que si abuelo, ven acércate querida. —dijo la anciana
La chica de orejas de zorro, estaba parada viéndolos con temor. Pero ella obedeció y se acercó.
El anciano al verla se quedó impresionado.
La miro y le sonrió muy afectuosamente, riéndose sentidamente.
—¿Oye?...Era cierto vieja, si teníamos una nieta, jejeje. Pasa jovencita y come algo antes que vayas al colegio. —dijo el anciano muy contento
—¡Oh! ¡Es cierto! —dijo la anciana— ven querida, subamos arriba, al segundo piso.
La chica de pelos rubios miraba atontada todo a su alrededor.
—¿Oh? ¿puedo?
—¡Claro que sí! ¡Siéntate como en tu casa!
—¿en serio?
—por su puesto.
—¡Oh! —exclamó la chica orejas de zorro
Cuando la anciana y la chica extraña llegaron al segundo piso, las paredes eran de colomural verde con diseños florales.
Habian varios cuartos allí, pero la anciana la llevó a un cuarto en especial.
Cuando la anciana abrió la puerta, un cuarto de color blanco, con una cama, cortinas rosadas, juguetes, pegatinas femeninas, algunos libros de colegio, y un escritorio yacian alli, y los mas extraño, un retrato en la pared de alguien. Todos los muebles tenían caracteres femeninos, pues era un dormitorio de una chica.
Ella se quedó atontada viendo todo esto. Incluso en la cama que era de color violeta, habia un peluche realista de un gato.
Ella entró muy curiosa y sorprendida quedandose impactada de todo.
—Bienvenida a tu habitación, como hace tiempo que no venías aquí, siempre venía para limpiarlo, por eso se ha quedado como congelado en el tiempo.
La chica de zorro, no sabía qué decir y se quedó atontada por un momento.
—¡Oh, vaya! ¡una habitación!
—Así es, es tu habitación querida. Cuando tus padres venían aquí se quedaban unos dias aca y este era tu cuarto especial.
La chica extraña ingresó muy curiosa, viendo todo.
—¡Oh! Gracias abuelita por esto… ¡¿Eh?!
De repente, la chica de pelos rubios se volvió a mirar al lado de ella, movida por una gran sensación extraña, a un costado de distancia de ella, un acuoso y nebuloso destello de luz de color blanco brillo tenuemente a su lado. Y luego se apagó esfumándose.
—¡Eh! —dijo ella exclamando suavemente mientras sentía que aquella sensación extraña, le ingresaba dentro de sí generandole una pena y viva tristeza de sentimientos que le embargaba.
—Al lado de tu habitación está la ducha. Date un baño, mientras saco la última ropa que trajiste aquella vez. A ver.., donde estara. —dijo la anciana
La chica de orejas de zorro al ver a la anciana que iba a un ropero y lo abría, ella de repente sintió en su corazón de nuevo sentir aquella luz ardiente que había ocurrido aquella vez cuando estaba bajo la estatua y estaba a gusto siendo capturada por los policías. Aquel fuego luminoso le hizo estremecer en un dolor que le generaba amor, y de repente en su mente entendió lo que pasaba.
Ella sonrió y se acercó con los ojos llorosos y le dio un fuerte abrazo cubriendole la cintura..
—¡Abuela! ¡Gracias! ¡Yo también te amo! —dijo ella con los ojos inundados en lágrimas y llorando, pero una sonrisa suave se perfilaba en su rostro.
—¡Oh! ¡Yo también querida! Es un milagro de Dios que estés aquí. Los milagros existen hijita —dijo la anciana dejando la ropa y le dio un abrazo.
—Sí abuela…, lo entiendo.
—¡Eh! ¡Vamos báñate! Que el agua está caliente ya. ¿porque estás llorando? ¡Vamos animate hija! Cuando termines de bañarte te pones esto. —dijo la anciana sacando un colgador con una ropa allí.
—Si abuela…, si.
—Voy a prepararte un rico desayuno. Pues, se me olvidaba. ¡tienes que ir al colegio!
—siii.
Dijo la chica de ojos de felino, pegando su rostro a su pecho.
En la pared de aquella habitación, un retrato de una familia estaba allí, y en aquella imagen, una niña desconocida de diez años junto a sus padres y sus abuelos, miraba sonriente en la foto.
La anciana en el primer piso, estaba muy contenta preparando en el comedor, varios pastelillos, galletas y algunos panes con relleno de mermelada y algunos con mantequilla.
Cuando el abuelo y la abuela ya se preparaban para comer su desayuno, prendido su televisor al lado de ellos, de las escaleras unos pasos se oyeron.
La abuela levantó los ojos de la mesa, y al ver que la chica de orejas de zorro bajaba se quedó asombrada.
—¡Oh! ¡Ay querida! ¡Que linda te ves así! —exclamó la anciana
—¡ohh! —respondió el anciano asombrado.
La chica de pelos rubios, bajaba la escalera con mucho cuidado y con mucha tranquilidad, ella ya no tenía la bata blanca sino tenía un polo camisero blanco largo con mangas cortas. Tenia un chaleco de tela de color celeste abierto con botones, tambien tenia un short de color azul y color rojo compartidos. Igualmente tenía unos leggings negros y unas zapatillas de lona de base blanca con lila.
Ella al verlos asombrados, simplemente sonrió.
—Gracias abuelita por darme ropa. Pero me veo muy rara así. —dijo ella examinándose.
—Oh querida, es la ropa que dejaste ya hace tiempo.
—¿Yo deje una ropa? Vaya…, jajaja, ya ni me acuerdo de eso. —dijo ella pensativa
—No importa, ¡Ven jovencita!, ven a la mesa y comamos juntos. Ya me había olvidado, de que tenías que ir a tu colegio.
—¿Al colegio?
—Sí al colegio. Ya son las siete y media, en media hora llegas. Pues tu mamá como siempre es tajante en esto, además tienes que alimentarte para ir.
La chica de orejas de zorro se acercó a la mesa y se quedó sorprendida por todos los manjares que había allí.
—¡Oh! ¡¿Esto se come?! —replicó ella asombrada y con el rostro sorprendido
—Claro que sí querida, vaya pregunta. Es para que vayas fuerte y sana al colegio.
—¿Esto es necesario? ¡para ir al colegio!
—Por supuesto…
—¡Entonces voy todos los días! ¡¿Por dónde empiezo?!
—Lo que tu quieras, no todos los días viene mi nietecita…¿ehh?
Dijo la anciana pero de repente la anciana se quedó absorta viendo como ella comía salvajemente con las manos y la boca abierta, manchandose la cara.
—jejejeje ¡Es igualita a mi! ¡heredó mi glotonería! jejeje
Dijo el anciano muy sonriente y alegre.