En un laboratorio de ciudad Azul, un personal científico estudiaba las partes del traje de protección, que alguna vez estuvo encerrada la chica de orejas de zorro.
Aquel traje de protección estaba cortado en pedazos, pero era suficiente para su investigación.
Con sus aparatos tecnológicos, escaneaban sus partes tratando de investigar todo lo que se podía averiguar.
Sus computadoras procesaban su composición, elementos, y naturaleza de los objetos.
Un investigador se quedó asombrado mirando el material oscuro en su computadora, que era el envoltorio interno de aquel traje.
Lo más extraño, que al pasar por el escaner, la computadora no detectaba su composición, ni elemento, ni naturaleza.
Aquel científico se quedó asombrado, junto con sus colegas que también viendo aquel descubrimiento no salían de su desconcierto.
Otro científico se ponía a verificar, examinando con mucha curiosidad los miles de glifos que habían allí.
Y todos ellos eran de diferente caracteres, y formas muy curiosas.
Un científico que examinaba microscópicamente una parte del traje, encontró asombrado en una pequeña parte del traje, ¡Un pelo! y es que sin lugar a dudas, era el pelo de la chica extraña.
—¡Lo tengo! —dijo aquel científico emocionado.
—¡Oh! Colega…, que has encontrado ¿eh?... Me has dado un sobresalto amigo, esta investigación me ha puesto los pelos de punta, jajaja —dijo un anciano calvo, bajito, con barba y bigotes cano. Con los ojos algo cansados, él era el Doctor principal, jefe encargado de la investigación.
—Lo siento Maestro, pero… halle… un pelo.
—¿un pelo? jajaja. Que gran descubrimiento. Por favor doctor, ponga su hallazgo en el frasco de prueba, para analizarlo.
—Enseguida— dijo el científico.
—Maestro…, hemos escaneado completamente el material de prueba, pero me sale dos resultados.
Uno de ellos me sale que está compuesto de una amalgama de minerales, y son cuarzo, diamante, y oro.
Pero el segundo, en especial la cubierta interior, es de origen desconocido.
—Mmmm…. —respondió el anciano, mirando la pantalla.
—Saquen un fragmento de aquello y llevenlo a bañar en termoquímica y ponganlo a prueba en el examinador físico. Luego me mandan los detalles.
—Enseguida maestro.
El anciano se quedó mirando los glifos, que tenía aquel material y se quedó sorprendido.
—Me intrigan tales dibujos, ¿cuál será su uso en esto?
—¡Maestro venga por favor! —exclamó el científico que había encontrado el pelo. EL anciano se dirigió hacia él y se quedó viendo la pantalla.
—¡Maestro! ¡Esto no tiene explicación! ¡Esto es algo asombroso!
Dijo el científico sorprendido, mientras sus colegas se acercaban curiosos viendo su pantalla.
—¡¿Pero?! ¡Pero si no has puesto nada hombre en el microscopio! ¡Cómo vamos a ver esto!
—jajaja —se rieron los científicos ante sus colegas.
—Maestro, disculpe la molestia. Pero el objeto de prueba… está puesto en el lugar correspondiente. —dijo el científico muy nervioso.
—¿Cómo dice? —dijo el anciano contradecido.
—He puesto un pelo, un pelo humano al parecer, en el examinador. Lo he vuelto a poner una y otra vez… y al parecer….¡¡No lo está detectando!!
Los científicos se quedaron atónitos de lo que dijo su colega.
—¿Como? ¡jajaja! Apague el aparato por favor, y luego al prenderlo me llama Doctor.
—Maestro… disculpe, pero lo he hecho tres veces, y me da el mismo resultado. Lo he probado incluso en el mismo momento con otro objeto de prueba y si lo detecta. Pero cuando cambie al pelo hallado. No lo hace.
—¡A ver! ¡a ver! ¡Dónde está el dichoso pelo!
—Aquí en el examinador.
El científico jefe apagó la máquina, luego lo encendió. Puso una muestra de una hoja y la máquina empezó a procesarlo todo. Desde su composición, elemento y naturaleza.
Luego el anciano quito la muestra de hoja y puso el pelo. Aquel pelo rubio de la cabellera de la chica extraña.
De repente…
…¡Oh sorpresa! ¡El aparato no detectaba el objeto hallado! ¡Y era como si no existiera o estuviera presente! Y es más, en la pantalla del microscopio, ¡también no se veía su imagen ampliada!. Es como si ningún aparato detectará el pelo, ni el microscopio ni el examinador, ¡¡SIN EMBARGO ESTABA REAL Y PRESENTE!! Pues los científicos veían el pelo rubio de la chica de las orejas de zorro.
El anciano se quedó probando y probando, pero daba el mismo resultado.
Los científicos se quedaron estupefactos al ver esto y presenciar lo que ocurría.
—¡Asombroso! —exclamaron algunos fuera de sí, como murmurando muy extasiados.
Pero el anciano seguia y seguia tratando de descartar cosas, incluso probó en otro aparato similar y le dio el mismo resultado.
El anciano se lo veía muy nervioso, yendo de aquí para allá. Tratando de encontrar una explicación. Pero el grupo de científicos al presenciar esto, también cayeron en la ignorancia.
El anciano parecía gruñir algo e incluso parecía estar algo molesto.
—¡No es posible! ¡No! ¡Noooo!¡Esto es! ¡Esto es!....
Dijo el anciano cogiendo el tubo de prueba y levantándolo en lo alto de sus ojos, sacó el pelo y lo tocó con sus dedos.
—¡fantástico! —exclamó con los ojos abiertos completamente extasiado, sosteniéndolo con sus dedos, a la vista de todos los científicos del laboratorio.
—¿Una pregunta?... Alguien sabe…, ¿a quién le pertenece este cabello?
—¡Presente profesor! —exclamó una alumna del salón.
—Mani Daube
La chica de orejas de zorro estaba sentada en una carpeta unipersonal, al costado de la chica de ojos azules oscuros.
Ambas estaban en la última fila del salón, pero la chica de cola de cervatillo, miraba muy extasiada, muy intranquila de todo lo que veía y presenciaba.
Admirada de tantas cosas y personas a su alrededor, ella se quedaba mirando muy inquieta como sorprendida.
Los jóvenes que la veían así, se quedaron absortos y extrañados.
—Karl Leidel.
—¡Presente! —dijo el alumno con el michi en su camisa, con una actitud orgullosa y tranquila, mirando a sus compañeros de salón, mientras uno de sus compañeros le tiraba una pelota de papel.
—Gabrielle Nahki
—Presente… —dijo la chica de pelos rojizo, pero con una suave voz.
—¿Gabrielle Nahki? ¿Se encuentra? —repitió la voz del tutor.
—Presente… —volvió a decir ella, pero con una voz muy baja.
—¿Gabrielle Nahki? ¿No está? Mmmm..
La chica con una actitud algo altiva, se volvió a verla, pero simplemente sonrió, juntamente con algunas de sus amigas.
Un chico gordito con el pelo rubio que estaba atrás, se volvió a verla. Y la vio muy nerviosa, y también muy decaida. La chica de las trenzas, miró hacia su mesa, con los ojos muy sentidos, y con unos mechones de pelo que se le caían en la cara, ella se ocultó.
—Presen… —dijo la joven pelirroja suavemente, como si le doliera decirlo.
La chica de orejas de zorro, se quedó mirándola de repente, y se quedó sorprendida.
—¡Vaya! Otra vez… Esa jovencita. Últimamente ya no está asistiendo a clases, tendré que informarle al director.
—¡¡¡Presente Profesor!!!
La voz de la chica de orejas de zorro tronó en todo el aula, levantándose de su carpeta.
—¿¡Eh!? —exclamó el tutor impresionado.
Los alumnos se volvieron a verla, la chica de ojos de felino tenía la mano levantada y sonreía muy alegre.
Todos los alumnos se quedaron asombrados.
—¡Gabrielle Nahki!, ¿¡porque no me responde al momento!? Por un poco le negaba la asistencia.
—Ehmm.., bueno Yoo… Pero, ella…
La chica de orejas de zorro, se volvió a verla, pero la chica pelirroja estaba completamente nerviosa y muy sorprendida de lo que pasaba, ocultando su rostro.
—Bueno…, por haberse portado así, usted será la primera, venga aquí y de su exposición.
—¡Oh! ¿exposición? cla-claro profesor…
—Venga aquí delante de sus compañeros, con ello empezamos la clase de hoy, luego se prepara el alumno Fer para la siguiente exposición. Venga a aquí, solo tiene quince minutos de tiempo.
La chica de orejas de zorro, se quedó por un momento atontada de lo que había dicho el profesor, con una expresión asombrada y mirando todo alrededor, ella tragó saliva y cambió de actitud.
—Esta bien ire..
La chica se dirigió adelante de la clase, mientras los alumnos del salón la miraban asombrados diciendo.
—Oigan… ¿Ella es Gabrielle? No me recuerdo que era ella.
—¿Gabrielle?, pero ¡¿no es la chica que vino impetuosamente al salón!?
—¿Ella es nueva? ¡Nunca la había visto!
—Faltó varias veces a clases, pero vino hoy para la exposición. ¡oh!
La chica de cola de cervatillo muy sorprendida, miró la pizarra y se quedó viendo al profesor, pero él miraba su libreto.
—Te estamos esperando…, Gabrielle. El tiempo pasa jovencita. ¿acaso vas a exponer de espaldas a tus compañeros?
—¡Oh claro que no!
—Entonces preséntate a tus compañeros y menciona el tema a tratar y exponlo.
Dijo el profesor sin volverse de su libreto.
La chica de orejas de zorro se volvió al salón, y se quedó asombrada de la cantidad de alumnos que había allí.
Ella les sonrió muy contenta y dijo
—¡Hola a todos! ¡Espero que se encuentren bien! ¡Hace un día muy bonito para estudiar! ¡Hoy vamos a exponer…! ¡Un tema muy bonito! Y es… ¡Exponer el tema de…! Ehhh.. ¡hay cielos!...Ehmm.. profesor disculpe… ¿Qué tema me tocó?
—La reproducción de los mosquitos.
—¡¡La reproducción de los mosquitos!!... —dijo ella levantando las manos arriba muy contenta.— ¿¿Ehh?? ¿¡reproducción de los mosquitos!? ¡Pero qué rayos!
Los alumnos al ver la cara, la expresión y la actitud graciosa de la chica de orejas de zorro se rieron de su comportamiento.
La chica altiva se quedó asombrada al verla, el chico de pelo enmarañado se quedó curioso al escucharlo, el chico del michi la miró también muy examinante, la chica gordita también se quedó asombrada.
—¡A ver qué pasa! —dijo el tutor a los jóvenes— Te quedan diez minutos… por favor. Es nota, más seriedad. —exclamó el profesor.
La chica pelirroja la miraba por una rendija de sus manos, pues ella se tapaba el rostro conjuntamente con su pelo.
—Ohhh…, bien. —dijo la chica de ojos turquesa— Está bien, empezaré… escuchenme bien todos, que esto es importante.
Los mosquitos, los mosquitos son insectos pequeños, que vuelan. Y cuando quieren pican a quien sea. A veces son molestos, pero es que tiene hambre. Les gusta zumbar mucho, y en especial en nuestras orejas.
¡Ahora bien! ¡Atentos amigos!. Cuando un mosquito se enamora de otro mosquito, se zumban alrededor y cuando la hembra mosquito está enamorada pide al macho que la cargue. Y el macho la carga en los aires y están muy juntos, tan juntos que se vuelven doble mosquito y ambos muy pegados vuelan en el aire, pero el aire los empuja sin fin hacia el sol.
Bien, eso ha sido todo, gracias… —dijo ella haciendo una reverencia.
Todo el salón se quedó de repente en silencio, pero no duró mucho pues todos los alumnos del aula explotaron de risas alrededor de ella.
La chica de orejas de zorro al verlos así, también sonrió muy agradecida.
La chica llamada Gabrielle levantó un poco la cabeza y se quedó atónita y no sabía qué expresión poner si de vergüenza o de risa,
El profesor que miraba su libreto, simplemente no se volvió y dijo.
—Bien…, gracias Gabrielle, ya puedes regresar a tu sitio. El siguiente alumno adelante por favor.
Los jóvenes al verla se quedaron llenos de gracia por lo que dijo. La joven de orejas de zorro, volvió a estar al lado de la chica pelirroja.
Pero ella algo nerviosa no decía nada, ni se volvía tampoco. A diferencia de la chica de ojos turquesa que sonreía y estaba alegre, ella le tocó el brazo de Gabrielle y le dijo.
—No te preocupes, ni tengas miedo. Yo te ayudo.
La joven llamada Gabrielle se volvió un poco a ella, algo sorprendida.
—Muy buena tu exposición, muy divertida —dijo el chico gordito al otro lado de la chica de las garras.
—Gracias.
Gabrielle se quedó pensando un momento.
Unos niños que estaban en unas camillas de un hospital, se llenaron de admiración y se alegraron al ver cómo un joven, vestido con una ropa azul muy brillante similar a un carpintero con short y con un gorro del mismo color, se movía muy alegre y efusivamente. Con el pelo plateado oscuro alborotado y un polo blanco manga larga con rayas rojas y unos zapatillas blancas con amarillo andaba de un lado a otro en frente de los niños.
Unos médicos y enfermeras también presenciaban en aquel lugar muy contentos su función teatral.
Allí juntamente con él, un joven de pelo cobrizo oscuro, vestido como si fuera un pájaro, con plumas y una máscara con un pico, salió haciendo sonidos de un ave muy efusivamente y haciendo que volaba, abrió sus brazos cubierto de plumas revoloteando alrededor del chico de ropa azul.
—¡Ahora sí! ¡Hariel! ¡Ha llegado tu momento!. ¡El reino de los caramelos estará bajo mi poder! ¡Jajaja! —dijo el ave que era Chester
—No pienses, príncipe del mal. Que lo harás tan fácil en mi presencia. —respondió Hariel desafiante.
—¿Pero qué harás? ¡Acaso tú simple mortal! ¡Tienes poderes! ¡Noooo! ¡Jajaja!
—No tengo, pero valentía es suficiente…
—¡¡Hariel!! ¡Toma! ¡Toma la flauta de caramelo! ¡Y sálvanos amigo! ¡Solo un alma valiente puede hacerlo funcionar! ¡Es nuestra última oportunidad! ¡Hariel! —dijo Suki en el piso, lanzándole una flauta dulce que parecía de caramelo.
El joven de azul que era Hariel, sacó una flauta dulce y allí él empezó a tocar y también empezó a danzar.
—¡¿Crees?! ¡Que con eso me vas a vencer! ¡Ingenuo!
Dijo Chester riendose, imitando la voz de un ave, pero el joven de azul siguió tocando.
—¡Ahora iré hacia ti! ¡Para acabar esto para siempre! ¡Ey! ¡Qué está pasando! ¡Algo le está pasando a mi cuerpo! ¡Ah! ¡No puedo detenerme! ¡Ahhhh!
Los niños en las camillas se rieron, cuando Chester empezó a bailar jocosamente, Hariel también se movía muy alegremente y tocaba una canción en el instrumento.
Cerca de ellos, Joey estaba usando su computadora portátil para los efectos, fondos y sonidos, también para la voz del narrador.
—¡Ahora príncipe de los aires! Pagastes con tu maldad al pueblo de los niños, ahora tu condena será. Bailar para siempre con los niños.
—¡Nooo! ¡eso sí que no! ¡jamás!
—Y también cantaras canciones de cuna, y de tu pico saldrán caramelos, cuando pienses y trates de hablar mal, para pagar tus males. Y cuando se acabe tu tiempo, te convertirás en lo que eres.
—En eso el príncipe de los aires, bailo y bailo, pero también cantó y cada vez que lo hacía muchos caramelos salían de su pico, asi el principe de los aires pagó su maldad y cuando cumplio su condena, se convirtio en un simple grulla y habitó con sus semejantes, sin recordar nada y así nuestro héroe, Hariel pudo salvar el pueblo de los caramelos. Así nuestro héroe recogió aquellos dulces y los entregó a los niños, dejando un gran recuerdo entre ellos. Y los demonios desde ese momento, le empezaron a temer y nunca más volvieron hacer tal cosa —dijo Joey como narrador, colocando un tema musical épico.
Hariel tocando su flauta, se acercó y les dio unos caramelos a cada niño que estaba muy contento al verlo actuar.
Los niños emocionados por su buena forma de actuar, estaban impresionados.
—¡Muchas gracias Hariel! —dijo un niño muy motivado por su acción.
—No es por nada amigo, espero que sea de tu agrado.
—¡Gracias! ¡Gracias! —dijo una niña muy contenta a su costado.
—De nada pequeña.
Hariel se pasó de una camilla a otra, dándoles caramelos.
—Estaba muy divertida tu historia.. Nos hiciste reir —dijeron unos niños.
—¡Gracias! Es para ustedes.
La doctora Beatrix en la entrada y el profesor Mike sonreían muy a gusto por la actuación de los jóvenes.
—Vaya, les salió estupendo. La verdad han actuado muy bien... Me sorprende —dijo el profesor Mike.
—Y eso..., que el guión lo escribió Hariel, estoy tan contenta de él. Es muy bueno para crear historias e incluso para actuar.
—¿Como? ¿Hariel escribió el guion? ¡Oh! Pues le salió fantástico. Waow
—Sé que está dando su mejor esfuerzo e incluso para actuar y tocar. Aunque últimamente, lo veo algo triste. Me parece… que está pensando en sus padres.
—¡Oh! —dijo el profesor Mike asombrado— Pues.., yo también lo veo algo decaído. Aunque él es diferente cuando no actúa. Es más callado y reflexivo, pero también lo veo que está un poco distanciado cuando conversamos.
Los cuatro jóvenes que habían hecho la función, se despidieron juntos haciendo una reverencia a los niños, las enfermeras y médicos empezaron a aplaudir muy agradecidos.
—También me preocupa Gabrielle, la veo deprimida, hace ya como tres años atrás le diagnosticaron esquizofrenia. Pobrecita, me ha roto el corazón cuando la veo en sus episodios.
El profesor Mike puso una expresión serena y algo triste al ver a la doctora Beatrix
—Me parece que el abandono de sus padres…, le afectó mucho. —dijo ella.
—¡Oh! —exclamó el profesor Mike sorprendido
—Quisiera ayudar a Hariel y a Gabrielle mas, pero, siendo médico… No he hallado solución a sus males. No se que hacer.
—Doctora Beatrix, no se mortifique, ¡Mire! Usted lo está haciendo bastante bien.
Ellos tienen una nueva familia donde compartir, comer y recrearse. En la vida hay momentos de dificultad, pero también de recuperarse, vealo así. Usted es como si fuera la madre de ellos.
—¿Eh? —dijo la doctora sorprendida, mirándolo entre sus anteojos, de repente los cuatro jóvenes salieron muy contentos y felices chocando sus manos muy amenos, menos Hariel, que caminaba tranquilo y sereno.
—¡Maestra Beatrix! ¡fue todo un éxito! ¡Ahora seremos grandes productores de cine y teatro! —dijo Suki muy alegre y orgulloso.
—¡Oh! ¡ya los vi! ¡salió genial muchachos! —dijo la doctora Beatrix muy contenta.
—¡Si no fuera por mi talento! ¡Ejem! ¡Ya que actue y compuse la pieza musical, nada seríamos! —dijo Chester muy tranquilo
—¡Ja! si no fuera más bien por Hariel, nada hubiera sido, ¿no creen? —dijo Joey haciendo un gesto con su mano, riéndose de ellos
—¡¿Ehh?! —exclamaron ambos.
El profesor Mike y la doctora se rieron.
Hariel simplemente guardaba sus cosas en su mochila, pero no se inmuto, ni puso cara seria ni nada.
Sonrió serenamente.
La doctora Beatrix y el profesor Mike se vieron y se sonrieron.
El profesor en silencio leía un libro en su pupitre, mordiendo tranquilamente una manzana, ensimismado en su lectura levantó la mirada a sus alumnos.
Todos los jóvenes estaban en silenció, con los ojos mirando un papel y resolviendo el cuestionario matemático. El reloj era lo único que sonaba, pero también los pies que hacía chocar contra el metal de la carpeta la chica extraña.
La joven de orejas de zorro, se había quedado asombrada de su cuestionario, pues..., no entendía ni jota.
—Vaya, desde que me dieron este papel me siento muy rara, supongo que aquí hay algo encriptado.¡Es como si fuera un juego!.
Unas voces de risa apagada se cernieron allí, algunos alumnos se rieron mirándose entre ellos y al profesor que miraba y escuchaba muy serio.
Ella se quedó mirando la hoja muy intrigada haciendo sonar su lápiz con la carpeta, luego miró a la chica llamada Gabrielle que yacía en silencio en su sitio.
—Oye... disculpa, no entiendo nada, puedes explicarme por favor. ¡Cómo puedo empezar a jugar esto!
Pero la chica simplemente se puso nerviosa, cerró sus ojos y se quedó un poco cabizbaja.
El profesor se levantó y se dirigió donde ella estaba. Los alumnos que se reían se callaron al momento.
—Disculpa amigo, me puedes ayudar..., ¡no entiendo ni una jota de esto! —exclamó la chica de orejas de zorro al chico gordito rubio.
—¡Eh! ¡Claro que sí! ¡Mira! ¿Qué parte...? ¡Iiiih! —exclamó el joven viendo cómo el profesor se acercaba.
—A ver a ver, ¿Qué pasa aquí?. Señor Oligan ¿Tiene una pregunta que hacer?
—¡No profesor, para nada profesor! —dijo el chico gordito escondiéndose mirando su examen.
—¡Profesor, yo sí que lo necesito a usted! ¡Lo necesito de veras!
Exclamó la chica de cola de cervatillo muy extasiada y alegre
—Perdón. —dijo serio el profesor.
—¡Profesor mire no he hecho absolutamente nada! —dijo ella levantando el papel a los ojos del profesor —¡La verdad que este juego me gano! ¡Ya perdí! Profesor, ¿podemos jugar todos a otro juego?
—¿Cómo dijo? —exclamó el tutor mirándolo entre sus gafas.
Los alumnos se quedaron asombrados y algunos se rieron apagadamente.
—Profesor, disculpe ¿Podría darme otra tarea que realizar? ¡Quizás en otra materia sea buena!. Quizás.., ¡quizás cantando! —dijo ella muy contenta y sonriente.
La chica pelirroja se volvió a verla un poco.
Los alumnos en especial, el que tenía el Michi , el pelo alborotado y la chica altiva se quedaron asombrados.
Los demás compañeros de clase se rieron apagadamente.
—¿¡Cómo!? —exclamó algo molesto el profesor.
—¿Profesor? ¡Quiere que le cante a usted! Diga que sí por favor, ¡por favor...! Mi voz no es la mejor que hay, pero.. ¡Puedo esforzarme por usted!
Dijo ella levantándose de la carpeta, luego hizo una reverencia y juntando sus manos como rogando, la chica de cola de cervatillo, se limpió la garganta y luego de eso levantó los ojos al cielo.
Todos de repente escucharon la voz de la chica de los ojos turquesa, ella tarareo despacito y muy melódico una canción algo triste. El profesor se quedó completamente atontado por el momento viendo a la chica de orejas de zorro, igualmente los jóvenes que volteados miraban hacia atrás, se habían quedado igualmente estupefactos
Pero la chica cantaba, la joven pelirroja se quedó atónita escuchándola parada de pie ante el serio profesor.
—la, la,la, laaaa, la laa. —decía ella y luego dijo
—¡Profesor! ¡Esta canción se la dedico a usted! Ya que me salió del corazón… No se avergüence profesor, ya que usted tiene escondido algo y que siempre lo ha ocultado ....¡Usted tiene un corazón de oro! ¡Parece un niño asustado…! ¿acaso nadie le ha dicho eso?
La joven pelirroja se quedó sorprendida viéndola y no daba crédito a lo que escuchaba.
Los jóvenes tomaron estas palabras con gracia y se empezaron a reír en el salón.
—¡¡Silencio en el aula!!...— dijo el tutor muy nervioso y enfadado— ¡Oye jovencita! Usted se está pasando de la raya, ¿usted acaso se está burlando del tutor? Esto es un punto menos en su nota de comportamiento.
—¿Eh? Pero...¿Qué he hecho? ¡Profesor! ¡No me he burlado de usted! ¡Por qué lo haría! —exclamó ella asustada.
—Y luego de sobornar al maestro y...
—¡Sobornar al maestro! ¡Qué horrible!
—Y... También… —dijo el profesor nervioso y enrojecido— otro punto menos también, por venir… con objetos inapropiados en la clase. ¡Por Favor señorita Gabrielle! ¡Quítese ese sujetador de pelo! ¡No estamos en un evento de disfraces! Estamos en el colegio….Entregamelo… ¡Está decomisado!
la joven pelirroja se quedo viendola sorprendida.
La chica de orejas de zorro se quedó atontada de lo que dijo.
—¿profesor? ¿cual sujetatador de pelo?
—¡Ahhh! ¡El que tiene en la cabeza! ¡Rápido! Igualmente sus colmillos. Y se quita en el baño esos falsos ojos, ¡vamos! Que no tengo todo el día.
—¡oh! ¿¡ehhh!? ¿profesor? ¿¡Tengo colmillos!? ¿¡falsos ojos!? Pero… ¡Qué está diciendo!. Entonces… está diciendo… que estas garras que tengo en la mano…¿son falsas?
Dijo ella sacándose los guantes verdes y mirándose muy extrañada.
—¡Iiii! —exclamó la joven pelirroja muy asustada al ver eso.
Las garras de la chica de cola de cervatillo, hizo al profesor quedarse atónito y asombrado, igualmente los alumnos se quedaban asombrados y algunos se rieron de las ocurrencias de la chica.
¡Al parecer la chica extraña! ¡Ni conocimiento de sí misma tenía!
La chica de los colmillos, se tocó la boca y se lo abrió delante del profesor que lo miraba atónito y enrojecido conjuntamente con sus alumnos que sonreían a gusto de lo que pasaba.
Luego tocó sus colmillos, y al hacerlo puso una cara muy sorprendida diciendo un ¡ohh! muy sentido y profundo.
—Oiga profesor… ¡¡de verdad en el colegio se aprende mucho! ¡jajaja! —dijo la chica sorprendida metiéndose la mano dentro de la boca.— ¡¡No sabía que tenía colmillos!! ¡Increíble!
De repente sonó el timbre del recreo y los alumnos vitorearon muy contentos.
—¡Esperen jóvenes! ¡jóvenes! ¡Un momento! —exclamó el profesor regresando a la cordura— ¡Hay tarea que hacer! ¡En el libro de aritmética página ciento sesenta y ocho hasta la página ciento setenta y cinco…
—¡Ahhhh! —exclamaron los jóvenes..
—Oye…, Gabrielle. De verdad, que es muy interesante estar en el colegio. Supongo que debes sentirte afortunada.
La chica llamada Gabrielle, se volvió a ella y se quedó mirándola muy extrañada.
—...¡Y no se olviden de traer sus experimentos! —dijo el tutor en medio de jóvenes que salían del aula y algunos miraban con gracia a la chica de ojos turquesa.— Y usted señorita Gabrielle, ¡vaya al baño y quítese todo eso!. ¡O si no tendré que llamar a sus padres!
La chica de cola de venado, simplemente asintió la cabeza.
El joven del michi se quedó mirándola muy curioso, y también el chico de pelo disparatado estaba muy contento al verla tan amena y llena de vida.
Pero la chica altiva, simplemente la veía de lejos y cruzó los brazos, su amiga la chica gordita se quedó muy impactada por lo que sucedía.
Los jóvenes del plantel se habían quedado sorprendidos, pues la chica de orejas de zorro, desconocida por todos, armó en su deseo natural de animar a los jóvenes que estaban allí un poco separados de los demas.
Ella empezó a unir y a compartir sacando a los jóvenes más escondidos de cualquier grado en el patio, invitandoles a jugar con ella, con la activa actitud que ella tenía, sin malicia y sin excepción de nada, hizo que los alumnos del plantel se animaran a jugar con ella, incluso les animó a todos compartir el juego. En su propia naturaleza se puso a jugar como si fuera una niña con una apariencia juvenil, que todos se quedaban estupefactos.
Y los jóvenes, tanto como de cómo de más edad se divertian, juntamente con ella y se quedaron asombrados por su extraña actitud.
Pero no todos estaban muy desacuerdos con esto en el patio, si no que muchos al verla así, la miraron un poco mal.
El joven con Michi, estaba parado a un costado, al otro lado de ella en la ventana, estaba sereno y tranquilo viendo todo esto.
Cerca de él, el joven de pelo disparatado miraba a su costado muy sorprendido y la chica gordita, que era la amiga de la joven altiva, también se había quedado sorprendida.
La joven altiva con los brazos cruzados y con una actitud contrariada, se molestó al ver a la chica de orejas de zorro corretear con la introvertida Gabrielle, que llenándose de vergüenza, la chica de ojos turquesa la animaba por el patio dijo.
—Gabrielle..., Gabrielle... increíble, ¿Cómo es posible...?¿Que extraño?. Nunca la vi tan motivada. Parece como si fuera otra. ¿Tú te acuerdas cómo era ella? — le dijo a su amiga.
Los demás jóvenes la miraron al escuchar eso y se quedaron expectantes.
—Bueno..., según me acuerdo, ella venía pocas veces. Incluso creo que iba a repetir de grado. Me parece también que...
—¡¿Pero?! ¿¡Porque está tan contenta!? ¡No entiendo! Vaya, al parecer, ¡no le importa! ¡Incluso parece feliz!. Es una sinvergüenza.
Dijo la chica altiva.
El chico del Michi que tenía sus manos metidas en sus bolsillos miró a su amiga y le sonrió.
—Vaya..., me sorprendes Kath, y eso en que nos debe molestar. Nosotros tenemos la mejor calificación y el brillo ¿No es cierto, Bill?
—¡Oh! Pues claro, además. Qué más puede hacer. No te da pena, que... Repita de grado...
Dijo el chico de pelo disparatado y luego se detuvo y se quedó asustado, volviéndose a Kath.
—¡Espera! ¡Ayyy! ¿Dije eso? Jajaja. No no no, quise decir, mejor que repita de grado por su mal comportamiento. Si si si.
La chica altiva lo miro muy desafiante al joven desaliñado que sonreía nerviosamente.
—A mi también, me intriga...—dijo el chico con michi— Que yo recuerde, Gabrielle era muy callada y casi torpe. Solo escondía su cabeza, y nunca hablaba, y..., ¿Que raro?, extraño... Viéndola detalladamente cómo la recordaba esta descripción se aplica a su extraña amiga, que sea de poco nunca la había visto en el salón. La chica rubia es callada como introvertida. ¿¡Qué cosa más extraña!? Ahora que la veo es tan parecida de actitud.
La chica altiva se quedó de repente sorprendida, como suspendida por un momento. ¡Y es que algo misterioso ocurría ante ellos en sus ojos!
—Es cierto, esa chica rubia..., se parece tanto a la actitud de Gabrielle que conocemos.
Se dijo la chica altiva, luego miro en el patio a la chica extraña, de orejas de zorro y ojos turquesas que se reía muy emocionada, pero que en los ojos de los jóvenes veían milagrosamente..., ¡Que era la imagen de Gabrielle!, pero no era ella misma, si no que era la misma chica extraña con la imagen de Gabrielle usando sus sus orejas zorro, y todo lo demás de ella. Así que veían a una Gabrielle ¡Que reía y jugaba con todos los jóvenes del patio del recreo! Aunque ellos no lo sabían, incluso los que jugaban con ella.
—Sea como fuera, sigue siendo una sinvergüenza, ahora...¡Cómo es posible que no le importe su educación! Voy a regresarla a su realidad. Voy a bajarla de su nube...¡Vengan conmigo! Necesito de su ayuda, le daré una lección justa.
Dijo Khat caminando y pasando por el lado de su amigo que tenía el Michi, pero él no se movió de allí.
—Claro Kath voy contigo. —dijo su amiga la gordita y la siguió.
—Oye Bill, que esperas...¿Acaso no estás de acuerdo conmigo? —dijo Kath con un tono intrigante.
—¡Oh!.si si si, ahora voy contigo. ¡Vamos a darle una buena reprensión.¿Eh?
—Yo mientras tanto, de aquí mismo los estaré observando y grabando. Así que... Suerte.
Dijo el chico de Michi.
—Vale, vale está bien.—dijo Khat muy curiosa y contrariada.
El joven sacó un pequeño aparatito con una lente, que era un grabador de video y sonrió ensimismado.