Chereads / La Chica de la Luz / Chapter 8 - La Dibujante Pecosa

Chapter 8 - La Dibujante Pecosa

Dentro de la casa de la alcaldía, el alcalde de ciudad Azul, se secaba la cara con un pañuelo, estaba algo nervioso viendo cómo la gente de la prensa y la televisión exclamaban sorprendidas tratando de llamar la atención de la autoridad ante sus insistentes preguntas.

—¡Entonces! Nos está diciendo que nunca existió un aparato, si no ¿¡una carroza de mago con un coche de un contenedor de vidrio eléctrico!?

—¡Dijo también que había una criatura dentro del traje de protección!, ¡De qué criatura está hablando!

—¡Dijo usted que no se encontró el aparato!

¡Ahora dice que se sospecha que aquella criatura que usted menciona fue la causante del rayo que se vio en Ciudad Azul!

—¡Qué clase de criatura es esa! ¡De qué estamos hablando!

La inspectora Avanna de repente se interpuso.

—Señores, ¡Silencio porfavor! Ya el alcalde va a dar una respuesta, contundente y concisa a sus preguntas.

El señor Alcalde, tocó con sus dos manos el podio que estaba al frente de él, y con extrañeza de lo que iba a decir, y algo nervioso como gracioso dijo.

—Señores..., creo que su respuesta, ya creo que deben saberlo todos.

Pues, si bien, el día de ayer hubo una aparición de una chica..., con un león.

Y...esta chica causó un alboroto en la ciudad..., bueno..., si la vieron volar dejando un destello luminoso y eléctrico, bueno, allí está suuu, respuesta 

Los reporteros y los camarógrafos se quedaron de repente entumecidos, con una expresión de desconcierto total.

Bajaron sus micrófonos y sus cámaras todos de una manera ridícula.

La inspectora, se quedó asombrada al ver tales actitudes de los presentes, e incluso los fotógrafos dejaron de tomar fotos.

—Esa chica, tendrá como unos quince años, parece adolescente a veces una niña, tiene orejas de zorro, unos colmillos, tiene garras, unos ojos humanos que parecen de un felino, y por allí me dicen... que tiene, una cola de cervatillo.Y... es peligrosa.

Los reporteros, fotógrafos y camarógrafos se desataron en risa ante las palabras del alcalde.

El alcalde simplemente se cogió más del podio, dando una sonrisa forzada y bajó la cabeza.

—Señor Alcalde, esto es ridículo.

—¡Hilarante!

—Señor Alcalde, ¡De qué está hablando!. ¿¡Porque habla en tono de broma!?. 

—¿¡Acaso se está burlando del pueblo!?

—¡Más respeto al Alcalde señores! ¡Que lo que está diciendo es la verdad al público y a toda la nación del imperio! —sentenció la inspectora— Esa chica que ustedes vieron cabalgando un león, volando como un rayo destellante, es un peligro. Es una amenaza para la sociedad, y... porque dirán ustedes, ¿una chica así, es una amenaza?. Pues, por el simple hecho que no es una criatura humana. Tiene orejas y partes de animal, como si fuera una quimera. Es una criatura salvaje, tengan mucho cuidado con eso, pobladores de ciudad Azul.

La prensa se quedó asombrada de lo que escuchaba y se quedaron sorprendidos.

—Además, les recuerdo que aquella criatura... tenga una apariencia infantil o que cambie a adolescente, no es normal. En otras palabras, quiero decirles que tiene poderes sobrenaturales, por ende no es un ser humano normal y corriente. Por lo tanto puede de una manera u otra con esa capacidad causar daño a la gente, a las cosas, al equilibrio y a la sociedad humana como tal. No subestimen a aquella criatura, pues me rehusó decirle chica. Damas y caballeros, aquel ser fue el que el timador de Vancelot uso para crear aquel rayo potentísimo, rayo que paralizó y afecto ciertos aparatos de ciudad Azul. Ayer en la tarde se nos escapó de las manos, pues la criatura estuvo encerrada, pero por un error humano, escapó. Ahora, la criatura que vieron ayer cabalgando un león, fue su escape, por eso la policía lo busca y lo sigue haciendo hasta ahora.

Si alguien la ha visto y conoce su paradero, tendrá una buena recompensa, se los aseguro.

Dijo la inspectora, mientras los camarógrafos y reporteros se quedaron extasiados de desconcierto. El alcalde tragó saliva y sonrió.

En la casa de la anciana, la abuela le había dado una mochila a la chica orejas de zorro, y también unos guantes verdes de lana, que tapó sus garras. Ella andaba muy curiosa tratando de ver lo que le habían puesto en la mano y en la espalda.

—¡Hasta luego jovencita! ¡Que tengas un bonito día escolar!

Exclamó el anciano, haciendo que su silla de ruedas avanzara hacia la puerta principal

—Claro abuelito, que tengas un día bonito también. —respondió la chica de ojos turquesa, levantándole la mano, como si estuviera despidiéndose. 

La anciana muy contenta había salido en el umbral de la puerta principal y con el rostro muy alegre dijo.

—¡Querida! ¡Me alegra mucho que hayas venido a visitarnos y de paso ir a tu colegio!

—Si abuelita…, voy a visitarlos más seguido. La proxima que venga, les traeré algo para ustedes

—¡Oh! ¡Hija! No es importante. Lo que es importante es que hayas venido a visitarnos.

La chica de orejas de zorro se quedó asombrada ante tales palabras, pero ella volvió en sí y luego les iluminó una sonrisa profunda.

—¡Gracias! ¡Abuelo! ¡Abuela! por estar tan preocupados por mi.

La chica de cola de cervatillo les dio un abrazo respectivo.

El anciano sonrió contento, mientras la chica le abrazaba, luego ella le abrazó la cintura de la anciana.

La señora también le abrazó y le acarició el cabello.

—Hija, ahora anda al colegio… ¡No vaya a ser que llegues tarde! ¡Ve!

Cuando lo hizo, la anciana tocó sin querer, sus orejas de zorro.

—¿oh?¿Y esto?... ¿Qué es? —se preguntó la anciana.

—¡Hasta luego! ¡Adiós! 

Exclamó la chica de ojos de felino separándose de ellos, el anciano se despidió levantando la mano.

—¡Adiós! —dijo el anciano.

La anciana muy curiosa, pero olvidando aquel detalle, volvió a sonreír y exclamó.

—¡Hasta luego hijita! ¡Cuidate mucho! ¡Mira bien la calle! ¡Cuidado con los perros!

—¡Adioooos! —dijo ella deteniéndose en la entrada de su jardín exterior e hizo una reverencia y luego se fue corriendo

El vecino de al lado que había visto todo esto, se quedó atónito viendo lo que había presenciado, anonadado se quedó pensando atontado.

"¡¿Quién es ella?! ¿qué hace allí hablando sola? ¿Qué es lo que está haciendo?" se preguntaba el vecino que regaba su jardín viendo a la chica de orejas de zorro correr hacia la otra vereda.

El superintendente Nathan había llegado temprano a su jefatura policial y el entró casi al amanecer a la carceleta de la jefatura, donde en ese momento se hallaba su hija y sus amigos encerrados.

Cuando el superintendente Nathan ingresó a las instalaciones de la carceleta, estaba un poco nervioso y algo descoordinado.

A su lado unos agentes y el sargento mayor avanzaban casi en silencio al lugar.

Cuando el señor Nathan llegó al número de la carceleta, al ver a su hija durmiendo de un lado pegada a la pared en una camilla de metal, junto con su amiga Kariela, unas lagrimas y un dolor traspasaron su alma.

¡Nunca había visto semejante cosa en su vida! ¡Jamás! Había visto a muchos estar así…, pero nunca había sentido nada así por nadie. Y solo lo percibió en su hija.

Ella dormía, con una expresión triste.

Los ojos del señor Nathan, no salían de la impresión y de repente, un golpe de tristeza sacudió sus ojos y se mordió la lengua, para no llorar, tratando de ponerse lo más serio posible.

El sargento mayor se dio cuenta de esto y sintió pena por esto también, pero volviendo en sí dijo.

—Superintendente Nathan, ahora es el momento. 

—Si… Sargento… —exclamó el oficial— ¡Meghan! ¡Meghan! ¡despierta!

—¿Eh? ¡oh!—exclamó despertando Kevin sobresaltado mirando al señor Nathan y viendo a los demás agentes.—¡Señor Nathan! ¡Hola! ¡Que bien que nos venga a visitar!

—¿Qué pasa? —respondió Kariela algo adormilada— ¿por qué hacen tanto ruido?

—¡Despierten amigos! ¡El papá de Meghan está aquí! ¡Él vino a sacarnos de….!

¡Eh! Solo vino para ayudarnos. —exclamó Kevin guardando la emoción.

—¡Oh! Señor Nathan, buenos días… Mucho gusto al verlo, disculpe nuestra modorra mañanera 

Dijo Omah despertando y sacándose la pereza.

El señor Nathan se quedó asombrado viendolos como despertaban.

—Por favor quiero hablar con Meghan y con todos ustedes

—¡Eh! ¡El señor Nathan! —exclamó Kariela sorprendida— ¡Meghan! ¡Meghan! ¡Despierta! ¡Tu papá está aquí! ¡Vamos despierta!

Al parecer la hija del superintendente estaba completamente dormida, pero ella ante la insistencia de su amiga y sus amigos, abrió los ojos con tristeza y suspiró.

—¡Vamos Meghan! ¡No seas perezosa! ¡Tu papá está aquí!

Ella volvió a cerrar los ojos.

—Meghan… hija

Al escuchar la voz de su padre, se despertó de una vez por todas, abriendo por completo sus ojos.

—¡Papá! papá… —exclamó ella saliendo de la cama

—¡Hija! —dijo ella acercándose a la puerta de la celda y ella por una rendija le dio su mano.

Él con sus dos manos la cogió.

—Papá…, has venido.

—Como abandonaría a mi hija en esto, ¡jamás!

—¡ah! —exclamó ella

—Por una tontería, no van a perder sus estudios de Guardian. —el señor Nathan miró a su hija y a los demás— No se preocupen tengo todo en mente. Todo está listo.

—¡Oh! Vaya suena emocionante —dijo Kevin, pero Kariela le dio un codazo, él simplemente se tocó la cabeza, sonriendo.

—¡Papa! Hoy día vamos a detallar con el fiscal lo que hemos hecho.

—Así es…, pero yo estaré también. Y con ello se acaba todo. Todo…

Su hija se quedó mirándolo con una expresión extrañada y sorprendida.

—Papá…, ¿como que todo? ¡oh!… ¿qué vas hacer?

—No se preocupen de lo que va a pasar… Hoy a la una de la tarde, saldrán todos.

—¡¡¡Ohhhh!!! ¡ya lo sabia! ¡Tu padre es super papá! —dijo Kevin, pero Kariela le dio otra vez un codazo, y el simplemente dijo— ¡Lo siento! Pero no se como explicar lo que sucede en mi interior cuando dijo tales palabras, señor Nathan.

—No se preocupen jovenes…Kevin, kariela y Omah, hoy se acabó su encierro.

Los jóvenes se quedaron tan sorprendidos como extasiados.

—¡Ah! Papá… pero… porque lo dices así. Esto requiere de tiempo papá y una sentencia final. No es algo fácil.

Pero el señor Nathan no dijo nada, simplemente se calló ante las palabras de su hija y puso una expresión muy seria y profunda.

—¡Oh! —exclamó ella muy curiosa.

—Señor Nathan, disculpe…—dijo Omah— Pero, hoy, ¿salir todos?… ¿nos puede contar lo que va hacer? Para no meter la pata al hablar con el fiscal.

—No te preocupes hijo… todo saldrá bien. Todo está hecho.

Omah se quedó atónito ante su respuesta.

—Papá…, no sabes cuanto te he echado de menos aquí. —dijo ella muy triste

—Lo se hija. Yo también. Perder a un familiar, incluso en prisión. Es algo que no puedo soportar. Tu madre no está, y tú tampoco., la vida para mí ya no tiene sentido.

Los ojos de Meghan se llenaron de lágrimas y un sollozo profundo ella guardó.

Su hija le beso las manos a su papá. 

Los jóvenes se quedaron muy sentidos, ensimismados viendo aquella escena

—Disculpen interrumpir pero…Jóvenes…—dijo el sargento mayor— Prepárense, porque dentro de unas horas, van a ser llevados a la sala de la fiscalía de ciudad Azul, donde se quedaran allí hasta la una del día, hora que empezará su declaración.

La chica de orejas de zorro caminaba por las calles de aquel lugar, caminando sin rumbo alguno entre los caminos de unas casas y algunos pasajes que habían entre edificios pequeños. Ella viendo los árboles y la gran cantidad de plantas que había en los alrededores se emocionó mucho.

Cogiendo los tiradores de la mochila, su rostro no salía de impresión, de cómo algunas ardillas, muy nerviosas iban de aquí para allá, buscando alguna fruta o semilla que comer.

Y qué hablar de los pájaros, que volaban disparatados en la mañana, cantando con melodiosa voz.

Pero sin embargo, algunas personas que pasaban por allí se quedaban viéndola, especialmente por sus orejas.

Pero ella al parecer, había olvidado por el momento, tal escándalo de ayer.

—Mamá, una chica, con orejas de zorro.

Dijeron unas niñas pequeñas del colegio al verla pasar.

—¡Mamá, quiero eso! ¡Quiero eso! —dijeron otras al verla.

Una mariposa revoloteaba cerca de ella, y la chica se alegró mucho al verla.

Y ella se puso a perseguirla como jugando.

La mariposa volaba y volaba revoloteando alrededor de ella, y las personas en la calle se quedaban viendola, como la chica jugaba tan contenta.

—¡Espera!— dijo ella mientras el insecto volaba a otro sitio.

La chica de orejas de zorro perseguía a la mariposa, mientras los niños al verla se rieron de ella.

—¡Te tengo! ¡oh! —exclamó ella cerrando sus manos, pero la mariposa pudo salir de su mano.

Ella correteaba y sin querer empujaba a algunos adultos que iban al trabajo.

—¡Lo siento señor! ¡Lo siento señora! ¡espera mariposa!

Y así ella estuvo correteando y jugando, los adultos se quedaron atónitos y algunos simplemente sonrieron, mientras así la joven poco a poco, sin saberlo llegaba a un paradero de tren.

Allí habían varias personas reunidas, de todas las edades y motivos diversos en la vida diaria de ciudad Azul.

La joven sin darse cuenta llegó a meterse entre ellos, pero de repente sin aviso alguno, la mariposa alzó gran vuelo y desapareció.

La chica de ojos de felino se quedó sorprendida al verla irse, se quedó mirando un rato el cielo, y luego bajó los ojos. La chica se dio cuenta que estaba en algún sitio desconocido y se sintió muy extraña entre la multitud que estaba a su alrededor.

Algunas personas se volvían a verla, pero luego volvían a su estado esperando el tren.

Ella de repente sintió temor, un miedo le tomó desprevenida, pensando ahora ya despierta completamente si su presencia causaría sospechas. Y peor, si algún policía se daría cuenta y causaría otro gran caos.

Muchas voces y sonidos se escuchaban allí.

La cual la chica de ojos turquesa se quedó anonadada, viendo a su alrededor muy extrañada observando a la gente detenida y cómo algunos se quedaban viéndola.

—Disculpe jovencita...

—¡Ayyy! —exclamó la chica de cola de cervatillo, sobresaltandose nerviosamente.

—¡Ah! Lo siento jovencita, no quería asustarla de esa manera, perdón.

Dijo una mujer que junta a su hija, la miraban risueñamente.

—¡Oh!, no se preocupe estoy bien, no pasa nada.

Dijo la chica de las garras, mientras le sonreía algo nerviosa.

—Bueno, disculpa la molestia, ¿puedo preguntarte una cosa?.

—Claro que sí… dígame.

—Amiga, me puede decir ¿dónde consiguió esas orejas de zorro?.

—¿¡Eh!?

—Lo que pasa es que a mi hijita, le ha encantado su sujetador de pelo, y al parecer el suyo se ven tan realista como bonitos. Y como se acerca su cumpleaños, ¿Dónde lo consiguió?

—¿¡Qué!? Pero... ¡Oh!

La señora se rió de ella al ver su expresión de atolondramiento.

La joven rubia se quedó atónita por el momento.

—Lo que pasa es que aquella chica que hizo noticia con el león y con sus orejas de zorro ha desatado una moda entre los jóvenes. ¡Pues ha causado un furor en toda ciudad Azul! Es toda una novedad y un personaje.

Si no mira a las chicas y a los chicos. Se volvió a verlos y en efecto algunos de ellos tenían tal sujetador de pelo con orejas de zorro.

La chica de cola de cervatillo, abrió la boca completamente atontadisima, con una expresión de vergüenza que sus mejillas se enrojecieron, no sabía dónde esconder la cara de verguenza y estaba fuera de sí.

—Señora..., yo...

—¿Oh? Además... Ahora que te veo bien, te pareces tanto a ella… incluso tu pelo, tus ojos. ¡Te pareces tanto!.

—¡Mmmm...! —exclamó nerviosa la joven, un poco asustada con la boca abierta.

La hija de la mujer miró de repente las manos con guantes de lana de la chica, y se dio cuenta que unas garras salían de allí.

—¡Ah! —exclamó la niña, asombrada.— ¡Mamá mira!

Pero la madre, le toco el pelo y las orejas y se quedó extasiada asi.

La chica extraña balbuceo, las personas que estaban allí, escucharon lo que había dicho la mujer y se volvieron a verla.

La joven se quedó impactada cómo algunos volvían a mirarla, esta vez un poco sorprendidos, como examinándola y quedandose todos muy curiosos.

De repente, se escuchó una voz de la llamada de la estación.

—Damas, caballeros, y jóvenes usuarios de la estación de Zumira, el tren hacia kalida, Buatelo y Nea está próximo a llegar, que tengan buen viaje.

—Oh, bueno ya me tengo que ir, ya veré cómo consigo eso, ¡Hasta luego!.

—Hasta luego... —dijo la chica de orejas de zorro, muy nerviosa y asustada, viendo cómo la gente se metía a un tren de pasajeros.

—uff.. estuvo cerca.

Dijo ella tocándose la cara y luego se quedó viendo a su alrededor.

—Y ahora, que se supone que debo de hacer. ¿Eh?

De repente, la chica de orejas de zorro vio que en cierto lugar en un conjunto de bancas alrededor de un jardín pequeño, había una chica como la edad de su apariencia. Con el pelo rojizo y con trenzas, la chica tenía sólo el mismo chaleco celeste, pero su ropa era distinta, pues usaba un buzo del mismo color.

Ella se quedó mirándola pues ella tenía una libreta y parecía que estaba dibujando.

La joven de quince años dibujaba tranquila, hasta que sin saberlo, a su lado, escuchó una voz.

—Vaya, tu que si sabes dibujar. ¡Dibujas muy bonito!

—¡¿Eh?! —dijo ella muy sorprendida, dando un sobresalto en ese momento. Ella abrió sus ojos, y se volvió a ver a la chica de orejas de zorro, que veía su dibujo.

—Es increíble, parece una torre..., ¿O es un edificio?

—Bu-bueno, es un, edi..., edificio, con forma de torre.

—Wao, a mí me gustaría dibujar..., pero no me sale bien. ¡Pero a ti si!, felicidades.

—¿Cómo? ¡Oh! .. Muchas gracias. —dijo la chica colegial sonrojándose y poniéndose nerviosa, viendo cómo la chica extraña se ponía a su lado muy contenta.

—¡Oh vaya!, tú también tienes una mochila y libros como yo. ¡Increíble! ¿¡No me digas que vas al colegio también!?

La chica de pelo rojizo y ojos azules oscuros, balbuceo atontada y luego al verla, se puso nerviosa ante tales palabras, mientras la chica de pelo rubio, miraba contenta su descubrimiento.

La chica colegial algo nerviosa y sonrojada, apretaba su dibujo contra sí.

—Si.., si voy.

—¡Ah! Entonces..., sabes cómo ir por allá. Lo que pasa, no sé por donde es el camino.

La chica se quedó pensativa y no dijo nada.

la chica de cola de venado, se quedó esperando una respuesta, pero ella no decía nada, simplemente bajó la cabeza.

—Oh... ya veo...

Dijo la chica de orejas de zorro mirándola con extrañeza

—...¡Tú tampoco sabes! ¡Hay que tonta que soy! ¡Estamos perdidas!

Dijo la chica de ojos turquesa riéndose de la tontería que había dicho.

La chica de pelo negro se quedó estupefacta de lo que dijo, poniendo una cara muy graciosa y se rió suavemente de la chica de orejas de zorro.

La chica de ojos azules oscuros, se volvió a verla como se reía la chica extraña y de repente se fijó en su chaleco celeste, y miró sorprendida el escudo de su colegio.

—Bueno.., yo... —dijo la chica colegial un poco contenta y discreta— si quieres te llevo, pues. Me parece que tú también eres de mí mismo colegio.

—¡Ah vaya! ¡Qué suerte! ¡Entonces! ¡Qué estamos esperando! ¡Vamos a ello!

—¡Oh! C-cla-claro! —dijo ella sorprendida de la actitud de la joven rubia.

—¡Será divertido!

La inspectora Avanna junto con sus colaboradores ingresaron a una prisión de seguridad de Ciudad Azul. Las paredes y el sitio eran de color blanco y hecho de algún metal extraño.

Unos agentes de seguridad y el jefe de guardia los escoltaban.

Una puerta se abrió dando a una sala del mismo color, la inspectora entro y al hacerlo, al otro lado de la sala, había una cabina donde un hombre, con un corte de pelo extraño y de color morado claro, con pendientes largos y unos ojos de diferente color, esperaba jugando con sus manos haciendo jugar con sus dedos. En aquella cabina habian dos agentes de seguridad aguardandolo.

Al verlo, la inspectora puso una cara seria e ingresó al sitio.

Cuando la mujer entró, el hombre simplemente sonrió.

—vaya.., si que la inspectora llegó tarde. Me dijeron que me iba a visitar.

Dijo el hombre sonriendo ensimismado.

—Vancelot Ben, o como se hacía llamar Imán el mago. El gran ladrón y mentiroso del imperio.

—A su servicio señorita imperial, en que le puedo ayudar.

Dijo aquel estafador, muy sonriente subiendo su pierna encima de su rodilla.

Aquel ladrón, ya no tenía bigotes se lo habían cortado.

—Saque esa actitud falsa y engreída que tiene en mi presencia Vancelot, tengo la autoridad del emperador para castigarlo si es necesario, si no me responde a las preguntas que le voy a decir.

—Estoy..., cómo decirlo... Emocionado.

Dijo el mago con voz serena y riéndose.

La inspectora lo miró seriamente y le dijo.

—Dígame, bajo autoridad imperial y del Magisterio de las Naciones. Puede explicarme, como usted tenía en su poder...

—¡Una maquinaria! ¿Verdad?.¡Oh eso!, ya lo sé. Cada rato me preguntan por lo mismo, ya me tienen tonto de eso. Jajaja.

—Ríase todo lo que pueda, Vancelot, usted sabe bien de que le estoy hablando.

Dijo la inspectora algo molesta.

—Ya les dije a medio mundo, a todos...que era una simple carroza mágica, ¡No sé porque no entienden lo que les digo! Es algo tan simple.

—Es la única cosa que ha dicho en su vida, que es verdad. Irónico. 

—¡No me diga!, usted debe ser una especie de sabio o iluminado... antiguo.

—¡Mire!, ¡No tengo todo el tiempo para juegos! —dijo ella ya indignada y golpeando la mesa metálica de la cabina— ¡O se presta para responder bien! ¡O si no!

La inspectora, hizo una seña al guardia y él se acercó y prendió su lanza eléctrica.

—Hable bonito, se lo recomiendo.

El mago miró la lanza, viendo aquella descarga que salía del arma, simplemente él cerró sus ojos y sonrió muy contento.

—Dígame... De dónde consiguió... ¿A aquella criatura, con orejas de zorro, cola de cervatillo y ojos humanos con toques felinos? Pues ya sabemos que aquella cosa fue la responsable de su falso truco mágico. Esa criatura tiene poderes sobrenaturales, ¡responda!, donde la encontró como llegó a usted.

El mago abrió los ojos y dijo.

—Pueden darme un vaso de agua.

La inspectora hizo una seña al agente y este le dio un vaso de agua.

El mago bebió tan a gusto haciendo un ¡Ahhh!y le sonrió a la inspectora y le dijo.

—Yo solo sé que compre una marioneta eléctrica para mis actos de magia. No tal cosa semejante y disparatada. ¡Jajaja! Cola de cervatillo, ¿orejas de zorro?. ¡Qué miedo!

La inspectora, hizo un chasquido con los dedos a los agentes y uno de ellos le tocó el brazo con la lanza.

El mago se quedó chillando de dolor por un momento, mientras la inspectora se quedaba viéndolo muy molesta.

—Es suficiente...

El agente le despegó la lanza de su brazo.

El hombre jadeaba adolorido por la tal descarga, mirando serenamente a la mujer.

—Y bien, ¿le vuelvo a repetir lo que le dije?

¿O con eso le basta? —dijo la inspectora 

—Vaya juego... —dijo el mago— Me parece que nos estamos apresurado mucho.

Solo sé que he dicho la verdad.

—¡Dígame ahora! ¡Donde lo consiguió!

—¿Cómo? Fue una ganga, estaba en remate, ¡No me diga que usted quiere aprender el oficio!

La inspectora, de nuevo chasqueo los dedos y ocurrió lo mismo.

Pero esta vez, fue un poco más el voltaje.

Incluso su cuerpo empezó a vibrar, como si se estuviera electrocutandose.

Tan fuerte fue que de repente, su rostro empezó a cambiar como un poco la apariencia de su cuerpo.

La inspectora se quedó extrañada al verlo, parecía un poco demacrado y cenizo su tono de piel.

—Detente —dijo ella viéndolo así.

El hombre jadeaba adolorido y al parecer, pasaba de la risa al dolor.

—Ahora escuché bien, Vancelot. ¿¡Donde consiguió a la criatura!?

Pero el mago con un rostro algo diferente y demacrado, adolorido y riéndose dijo.

—Mi inspectora Avanna..este hombre ha dicho la verdad, y se lo digo yo mismo, siendo un mentiroso.

Dijo el mago ya con una voz serena muy diferente al del comienzo.

La inspectora Avanna se quedó sobresaltada viéndolo, pues parecía ya otro ser.

—Inspectora...,déjeme decirle... Usted tampoco está tan lejos de la unión que nosotros tenemos en común, verdad, ¿Por qué entonces? Nos persigues.

La inspectora al escuchar esto, se quedó fría y absorta. Con los ojos desorbitados se asustó. Los dos agentes al verlo se quedaron impresionados.

—Este hombre ha dicho la verdad.

Dijo el mago, con una voz algo diferente.

La inspectora de repente, con una actitud nerviosa, se volvió a la entrada de la cabina y con una cara asustada cerró los ojos. Sus colaboradores que estaban al otro lado de la cabina, escuchando la conversación se quedaron sorprendidos de lo que había pasado.

—¿Inspectora? ¿sucede algo? —preguntaron extrañamente.

—Es suficiente. Vámonos. —dijo ella sin volverse a verlos.

Un bus amarillo se detuvo abriendo su puerta y luego de un rato, la chica de pelo rojizo bajo junto con la chica extraña con orejas de zorro que observaba completamente emocionada de las cosas que veia y del paseo que había tenido.

—¡Vaya fue sorprendente! ¡Hacía años que no entraba en uno de esos— exclamó ella muy contenta 

—¡Oh vaya!, Nunca había escuchado de una chica de nuestra edad, tales palabras. Dijo ella mirándola de reojo.

—¡Mira! ¡Cuántas personas! ¿Eh? —dijo ella mirando su chaleco celeste y cogiéndolo— Oye, tienen mi misma cosa, y... ¡Todos! ¿¡Pero qué cosa más extraña!?

Unos jóvenes colegiales de diferentes edades y grados, tenían el distintivo chaleco celeste, caminaban de aquí para allá centrados en la entrada de un gran colegio, conversando, jugando y entrando a aquel recinto.

—Jajaja —rió la chica discretamente de pelo rojizo— Son alumnos del colegio, ¿Acaso no has ido al colegio nunca?

—Ahhh..., no me acuerdo. —dijo la chica de orejas de zorro, poniendo una expresión graciosa..

La chica de pelo rojizo se rió de ella, tapandose la boca y luego dijo.

—Bueno, entremos.

Cuando las dos jóvenes se acercaron a la entrada, miles de miradas se cernieron en ellas, pues las orejas de zorro de la chica extraña eran muy llamativas, pero pensaban que era un sujetador de pelo.

Allí la joven de pelo rojizo, al ser vista por varios se sintió avergonzada.

Pero esto no ocurría con la chica de cola de cervatillo, que miraba emocionada y llena de alegría.

Este comportamiento, sorprendió a muchos, incluso algunos chicos y chicas se reían de aquella actitud.

Ella de repente muy contenta, saludo a todos levantando la mano en el patio de la entrada del colegio, y a viva voz exclamó..

—¡¡Hola a todos!! ¡Buenos diaaaass! ¡Hoy es un dia muy bonito para mi y para todos! ¡ah!.

Todos los jóvenes que estaban allí, se quedaron sorprendidos viéndola, incluso algunos se preguntaban quién era y otros se reían de su comportamiento infantil.

La chica de pelo rojizo camino algo nerviosa, cuando ella hizo esto y un poquito apresurada ella ingresó al plantel, junto con la chica de orejas de zorro.

—¡Guau! ¡Es maravilloso! ¡Cuántas personas hay aquí! ¡Qué cosa hay aquí para que sea tan importante!—dijo ella sorprendida.

La chica de ojos azules oscuros se quedó sorprendida de lo que dijo.

Unos chicos que estaban allí en los pasillos se quedaron viéndola, muy curiosos por la actitud casi infantil de la joven sorprendida. Ellos se rieron al verla, la chica simplemente les sonrió y les saludo, levantando la mano.

—¡Hola! —dijo ella muy alegre.

Los jóvenes al verla así, se rieron y jugaron entre ellos, dándose golpecitos y pinchazos con sus dedos.

Y no solo eso, también las chicas en el pasillo, se reían nerviosas de su extraña actitud e incluso por sus orejas. Ella al verlas, les saludo, pero ellas simplemente se sonrojaban de vergüenza y otras la saludaban como jugando.

—¡Ya veo porque vienen al colegio! ¡¡Hola!!

Dijo ella mientras subía una escalera, sonriendo muy alegre, mientras saludaba a todos los que veía.

Y así en todo lo largo del pasillo y escaleras, miles de jóvenes se quedaron observándola como ella saludaba y se quedaban atontados.

Y al avanzar, esto se repetía entre los jóvenes, pero la chica de pelo rojizo, se mordía la lengua de temor y verguenza.

—Orejas de zorro... Vaya que infantil, pero tiene estilo y valor para venir así.

Dijo un joven cerca de la entrada del salón de la chica de pelo rojizo.

—¿Quién es ella? Nunca la había visto, por aquí. —dijo una chica altiva y orgullosa— ¿Porque está al lado de Gabrielle? ¿Gabrielle tenía amigas?

La chica de pelos rojizos, bajó la cabeza un poco al escuchar tales palabras.

—¡Oh cielos!, y esa chica... ¿Es nueva acaso? ¡Uhhh! 

Dijo otro chico cerca de la entrada del salón, donde su compañero de al lado le tiró un golpe en la cabeza con un cuaderno.

—¡ohhh! —exclamó una chica viéndola, como ella se acercaba y al verlos así, ella sonrió.

—¡¡Hola a todos!! ¡Qué tal! ¡Buenos días! ¡Así que esto es el colegio! ¡Wauu!. Nunca pensé, que estaría lleno de personas…— dijo la chica orejas de zorro dando una vuelta alrededor de ella— La verdad parece un lugar interesante, mi abuelita me dijo que es un lugar para estudiar, pero… pero me pregunto ¿qué vamos a estudiar?

Los jóvenes que estaban allí se quedaron sorprendidos con la boca abierta al escucharla, pero todos la que la escucharon se rompieron en risas.

—¡Ah! —La chica de ojos turquesa también se rió junto con ellos.

La chica de ojos azules oscuros se avergonzó tanto que se rieran de la joven rubia que se volvió a ella nerviosa.

—Oye..., disculpa, pero... ¿Dónde está tu aula? Este es la mía...—dijo la chica de pelo rojizo a su lado casi en susurro.

—¿Mi aula?..., bueno yooo...

—¡A ver! ¡Qué está pasando aquí! ¡Porque todos ustedes están afuera del salón! ¡Vamos entren! ¡O se llevarán más tarea a casa!

Varios jóvenes que estaban allí entraron como locos al aula.

—¡Sí profesor!

La chica de pelo rojizo llamada Gabrielle, ingresó asustada por las palabras de su tutor junto con los demás.

—¡Espera no te vayas! 

La chica de ojos turquesa ingresó junto con ella sin saber qué hacer.