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Chapter 3 - En lo Desconocido

La sorpresa que sintió Forny al ver a Laura en ese lugar tan extraño fue indescriptible. Su mente, aún nublada por la confusión, comenzó a aclararse un poco al reconocer la figura familiar de su amiga de la infancia. Por un momento, se preguntó si todo era un sueño, pero el frío aire del bosque y el peso del entorno lo anclaron a la realidad.

Laura, al escuchar su nombre, se giró rápidamente. Su rostro estaba pálido, sus ojos llenos de incertidumbre. Aunque el miedo era evidente, también apareció un leve atisbo de alivio al reconocerlo. A su alrededor, la niebla danzaba como si tuviera vida propia, envolviendo el bosque en un silencio casi opresivo. Todo parecía estar contenido en una burbuja donde incluso el tiempo se sentía diferente.

—Laura… —dijo Forny, su voz temblorosa mientras avanzaba hacia ella—. Esto no es un sueño. Es real. Aún no entiendo cómo llegamos aquí, pero… estamos atrapados en este lugar.

Laura lo miró fijamente, sus ojos brillando con una mezcla de miedo y desconcierto. Su voz, quebrada por la tensión, apenas logró salir:

—¿Qué… qué hacemos aquí, Forny?

Forny respiró profundamente, tratando de calmar su corazón desbocado. Sabía que no podía mostrar debilidad. El ambiente pesaba sobre ellos, y el bosque, con sus sombras inquietantes y su aire gélido, no ofrecía respuestas.

—No lo sé —respondió con una seriedad que contrastaba con su incertidumbre interna—, pero estar aquí no es un accidente. Tiene que haber una razón.

Laura dio un paso hacia él, sus manos apretadas en un gesto de nerviosismo. Su mirada reflejaba una lucha interna entre la desesperación y la necesidad de mantenerse firme.

—¿Y si no podemos volver? ¿Qué pasará con nuestras vidas? —su voz se quebró al final, y sus ojos buscaron respuestas en el rostro de Forny.

Forny la miró con una mezcla de ternura y preocupación. Sabía que no tenía todas las respuestas, pero al menos podía ofrecerle algo de esperanza.

—No lo permitiré. Saldremos de aquí, pero primero debemos entender este lugar. Adaptarnos.

Laura asintió lentamente, aunque su ansiedad seguía presente. El vínculo entre ambos era un ancla en medio de ese caos.

Mientras tanto, Mishu y Denek se encontraban cerca, inmersos en una conversación que Forny y Laura no alcanzaban a escuchar. Pero un sonido repentino, como ramas rompiéndose, captó su atención. El ruido venía del corazón del bosque, y ambos levantaron la vista, inquietos.

Denek decidió avanzar, y tras unos pasos, se encontró con Forny y Laura. Sin vacilar, preguntó:

—¿Y ella quién es?

Forny y Laura se volvieron hacia él. Laura, un poco nerviosa, decidió responder.

—Soy Laura Izuki, la amiga de la infancia de Forny.

Denek arqueó una ceja, intrigado.

—¿Izuki? ¿Eso es japonés? —preguntó con curiosidad.

Laura esbozó una leve sonrisa.

—Sí, mi madre es japonesa. Por eso el apellido. Aunque… hay más historia, pero no es el momento para eso.

Denek asintió, impresionado.

—Forny habló mucho de ti —dijo con una sonrisa traviesa—. Por cómo te describe, parece que eres alguien muy especial.

Laura miró a Forny, quien apartó la mirada, visiblemente nervioso. Aprovechando el momento, Laura decidió cambiar el foco de atención.

—¿Y tú? ¿Cómo llegaste aquí? —preguntó, mirando a Denek con interés.

—Me llamo Denek Reiz, pero puedes llamarme Gamer —dijo con tono desenfadado—. Y, bueno, me quedé dormido jugando toda la noche. Cuando desperté, ya estaba aquí.

Laura soltó una risa ligera, empezando a relajarse un poco gracias a la actitud despreocupada de Denek.

Forny interrumpió de repente, con el ceño fruncido.

—Denek, ¿dónde está Mishu?

Denek miró a su alrededor, confundido.

—Venía justo detrás de mí... ¡Rayos!

En ese momento, Mishu apareció con paso tranquilo, una manzana en la boca. Se acercó directamente a Laura, que lo miró sorprendida.

—¡Qué lindo gatito! —exclamó, agachándose para acariciarlo.

Mishu dejó la manzana en sus manos y respondió con tono casual:

—Gracias.

Laura dio un brinco de sorpresa, dejando caer la manzana. Forny y Denek estallaron en carcajadas al ver su reacción.

—Perdón —dijo Forny entre risas—, se me olvidó decirte que Mishu habla.

Laura, aún asombrada, se rió también.

—Esto cada vez se vuelve más extraño… pero también interesante.

La tensión comenzó a disiparse mientras el grupo caminaba hacia la salida del bosque. Sin embargo, ninguno de ellos notó las sombras que los vigilaban desde la distancia. Mayilla y Saiko, ocultos entre los árboles, observaban cada movimiento con atención. La llegada de los nuevos jugadores no era una coincidencia, y las piezas del juego empezaban a moverse. El bosque, que parecía dormido, también guardaba sus propios secretos.