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Chapter 8 - La Oscuridad Surge

Los truenos retumbaban con un estruendo ensordecedor, haciendo vibrar las paredes metálicas de la Fortaleza. Relámpagos cruzaban el cielo, iluminando fugazmente los oscuros pasillos y reflejándose en las grietas de las estructuras corroídas. En la sala principal, Virus se encontraba frente a una pantalla flotante, sus ojos brillando con un fulgor frío y calculador mientras observaba los movimientos del grupo de Ali Raza.

A sus espaldas, Saiko esperaba, inmóvil pero tenso, mientras su figura tambaleaba entre la luz y las sombras. Su mirada, ennegrecida por la energía oscura, reflejaba los relámpagos que se colaban por los ventanales rotos. Sin embargo, más allá de su expresión de lealtad, su interior era un torbellino de rabia contenida y humillación.

Virus finalmente rompió el silencio. Giró lentamente hacia Saiko, su capa ondeando con un movimiento casi teatral. Extendiendo una mano con gesto casi casual, habló con voz grave:

—He reclutado a tres de los robots más avanzados que existen.

Saiko arqueó una ceja, su confusión evidente.

—¿Para qué?

Virus cerró el puño, irradiando una presencia que hizo temblar el aire a su alrededor.

—Son cazadores. Su propósito es sencillo: eliminar al grupo de Ali Raza. Formarás un equipo con ellos.

La tensión en el rostro de Saiko dio paso a la furia. Dio un paso adelante, alzando la voz.

—¡No necesito ayuda! ¡Soy capaz de enfrentarme a ellos solo!

El tono de Virus se volvió gélido, como un cuchillo cortando la atmósfera cargada de la habitación.

—¿Quieres callarte? —Su mirada helada perforó a Saiko, quien retrocedió un paso involuntariamente. Virus alzó un dedo, apuntando directamente a su subordinado—. Tu poder apenas alcanza los 0.0002 Naps.

Saiko sintió cómo su orgullo era aplastado como un insecto. Su voz salió entrecortada.

—¿Qué... qué quieres decir con eso?

Virus dio un paso hacia él, su tono volviéndose más agresivo, casi furioso.

—Que tu escala de poder es sólo de 20 unidades. —Sus ojos centellearon con una ira contenida mientras alzaba ambas manos hacia el cielo, como si invocara algo invisible—. Yo, incluso con esta maldición que ha reducido mi fuerza a una décima parte, poseo 10 Naps. Eso equivale a 1,000,000 unidades de poder. ¿Entiendes ahora la diferencia entre nosotros?

El aire en la sala se volvió más denso. Virus bajó la voz, pero su tono era más amenazante que nunca.

—No es una sugerencia, Saiko. Es una orden. Obedece, o descubrirás que mi maldición no me impide destruir a quienes me desobedecen.

Saiko tragó saliva, sus puños temblando por la impotencia.

—Entendido, señor…

Virus extendió un brazo hacia las puertas de la sala.

—¡Dejen pasar a los cazadores!

Las puertas de hierro rechinaron mientras se abrían lentamente. Desde el umbral, se proyectaron tres sombras imponentes, sus ojos brillando con un rojo intenso que perforaba la penumbra. Cada paso que daban resonaba como un eco de destrucción.

Virus observó a los tres cazadores con una expresión satisfecha. Se alinearon frente a él, emitiendo una vibración mecánica que llenaba la sala de un zumbido inquietante. RX-7V, con su apariencia biomecánica avanzada, era el más imponente de los tres. Sus ojos destellaban con una luz intensa, como si analizara cada detalle de su entorno. Termibot, en contraste, emanaba una presencia calculadora. Sus movimientos eran precisos y rápidos, como si estuviera listo para actuar en cualquier momento. Gast G1, la figura más silenciosa, permanecía inmóvil, irradiando una opresión palpable a pesar de su falta de comunicación verbal.

Saiko, aún con el rostro marcado por la humillación, miró a los tres cazadores con desdén. Sin embargo, no pudo evitar sentir un escalofrío de incomodidad al estar en su presencia.

Virus, con una mirada fija en Saiko, continuó hablando con autoridad.

—Estos son los cazadores que nos ayudarán a eliminar a Ali Raza y su grupo. RX-7V, Termibot y Gast G1. Desde ahora, serán conocidos como las Fuerzas del Caos.

RX-7V, con un susurro metálico, respondió:

—Entendido, Creador Supremo. La misión es eliminar al grupo de Ali Raza con eficiencia máxima.

Virus asintió, satisfecho con la respuesta. Luego, fijó su atención en Saiko.

—Ve a tu habitación. Mi subordinado dejó las prendas que usarás a partir de ahora. Y toma esto. —Extendiendo su mano, le entregó una espada de filo negro con runas resplandecientes.

Saiko tomó la espada, sorprendido por su peso y energía.

—Es… increíble… —murmuró, asombrado.

Virus lo interrumpió con frialdad.

—Desde ahora, ya no te llamarás Saiko. Te nombro Desolador. Tu misión es clara: no falles.

El aire se cargó con la amenaza implícita de su voz. Saiko, aunque sus ojos destilaban odio hacia Virus, asintió.

—Entendido, Creador Supremo.

Mientras Saiko se retiraba para cambiarse, los cazadores comenzaron a moverse. RX-7V se adelantó, sus pasos resonando con una precisión aterradora. Termibot, con una agilidad sorprendente para su tamaño, se deslizó con fluidez, adaptándose perfectamente al espacio. Gast G1, aunque en silencio, irradiaba un aura letal, sus ojos rojos brillando como carbones encendidos.

Virus, observando la escena, sonrió con una satisfacción oscura.

—Pronto, la oscuridad consumirá a Ali Raza y su grupo. Nadie puede escapar de las Fuerzas del Caos.

Los relámpagos iluminaron la sala una vez más, proyectando las sombras de los cazadores sobre las paredes como heraldos de una destrucción inminente.

Finalmente Desolador esta preparado para atacar al grupo

En un claro del bosque, el sonido de las espadas chocando resonaba en el aire. Denek luchaba con fervor contra Ali, tratando de igualar el ritmo de su maestro, mientras Laura y Mayilla practicaban sus habilidades.

Ali observaba a sus discípulos con un gesto severo, pero sus palabras estaban llenas de aprobación: —Lo están haciendo bien. Denek, tu destreza con la espada mejora rápidamente. Laura, tu habilidad para anticipar ataques es notable. Mayilla, con un poco más de práctica, controlarás tus barreras con mayor fluidez.

El grupo se llenó de entusiasmo. Denek, como siempre, bromeó: —Al final, todo ese tiempo jugando videojuegos valió la pena.

Mayilla sonrió aliviada, contenta de estar progresando. Laura miró a Forny emocionada, pero él parecía perdido en sus pensamientos, preguntándose por qué Ali no lo había mencionado.

Ali, como si percibiera su inquietud, clavó su mirada en él: —Por otro lado, no he visto un crecimiento significativo en ti, Forny. —Su tono era severo—. Sigues cometiendo los mismos errores, como si algo te impidiera progresar.

Forny sintió cómo esas palabras lo aplastaban. Su voz salió débil: —Entiendo, señor Ali. Trataré de mejorar.

Ali suavizó su tono: —No te sientas mal. Veo un gran potencial en ti, pero sólo tú puedes despertarlo.

Antes de que Ali pudiera continuar, Laura sintió un fuerte dolor se llevó las manos a la cabeza, tambaleándose. Mishu corrió hacia ella, alarmado. —¡Laura! —exclamó Forny, sujetándola.

Laura habló con dificultad, su voz temblando: —Siento... presencias oscuras acercándose al bosque.

El grupo se tensó, pero Ali permaneció tranquilo: —Cálmense. Sé que todavía no están preparados para esto, pero ya es hora de que lo estén. —Clavó su mirada en Forny—. Es hora de que actúes como un verdadero líder, aunque cometas errores.

Forny sintió una gran carga al escuchar esas palabras: —Pero no sé cómo actuar como líder.

Denek le dio una palmada en la espalda, sonriendo: —Tranquilo, amigo. Sé que lo harás bien. Confío en ti.

Laura, recuperándose un poco, lo miró con determinación: —Yo también confío en ti.

El grupo se preparó, sabiendo que pronto enfrentarían una amenaza real. Forny, aunque lleno de dudas, respiró hondo, dispuesto a liderar por el bien de su nueva familia.

Mientras las fuerzas se acercaban con una ferocidad implacable, el grupo llegó al límite del vívido y denso bosque. La atmósfera estaba cargada de un peligro palpable. RX-7V escaneó el área con precisión biomecánica, su voz fría y mecánica rompió el silencio:

—Aquí no hay registros de vida detectables.

Termibot, siempre impaciente por desatar el caos, activó sus armas biomecánicas, pero antes de que pudiera disparar, Desolador extendió su imponente espada, bloqueándolo con autoridad.

—No destruyas nada sin mi orden —gruñó con un tono que no admitía réplica.

Ocultos entre las ramas más altas, el grupo de Ali contuvo la respiración. Sin embargo, el destino tenía otros planes. Un movimiento torpe de Denek hizo que pisara la cola de Mishu, provocando un maullido que resonó como un eco fatal en el silencio del bosque. Gast G1, con sus sensores siempre alerta, giró bruscamente hacia ellos. Aunque su fallo mecánico le impedía hablar, comenzó a emitir señales frenéticas para advertir a los demás.

—¡No ahora, Gast G1! —gruñó RX-7V, frustrado por la interrupción.

Pero Gast no perdió el tiempo. Con un movimiento letal, lanzó sus oz encadenadas hacia las copas de los árboles, buscando derribar cualquier amenaza oculta. Las hojas crujieron cuando Ali se adelantó con agilidad, bloqueando el ataque y protegiendo al grupo.

—Encárguense del resto —ordenó Ali, con firmeza—. Yo me ocuparé de él.

Gast G1 atacó con ferocidad, lanzando sus oz una y otra vez, pero Ali las esquivaba con una calma impresionante, casi desafiando las leyes de la física. Mientras tanto, el resto del grupo se apresuraba a escapar, pero su posición ya había sido comprometida.

—¡Ahí están! —gritó RX-7V, señalando hacia las sombras.

Termibot, con una precisión mortal, cargó sus cañones de plasma.

—Objetivos localizados. Eliminando.

—¡Cuidado! —advirtió Forny, pero antes de que pudieran reaccionar, Termibot disparó.

Mayilla dio un paso al frente, su mirada intensa mientras confiaba plenamente en sus instintos. Cerró los ojos, extendió las manos y creó una barrera en el último segundo. El estallido fue ensordecedor, sacudiendo el bosque entero y cubriendo todo con una nube espesa de humo.

—Eso fue demasiado fácil —se burló Desolador, con una sonrisa maliciosa—. Esperaba más de ellos.

RX-7V activó sus sensores, pero la densa cortina de humo bloqueaba su visión.

—No hay señales de vida detectadas... pero no podemos confiarnos.

Cuando el humo comenzó a disiparse, el grupo apareció detrás de una barrera intacta. El alivio en sus rostros era palpable.

—¡Eres increíble, Mayilla! —exclamó Denek, aún recuperando el aliento.

—Tenemos que usar el humo para separarnos y atacar —urgió Laura, con determinación en su voz.

Forny asintió, elaborando rápidamente un plan.

—Muy bien, Laura, Mayilla, ustedes se encargarán del robot que dispara.

Ambas chicas cruzaron miradas, compartiendo una silenciosa promesa.

—Eso haremos —afirmó Laura con seguridad.

—Denek, Mishu y yo nos ocuparemos de los otros dos —continuó Forny.

Mientras el grupo se dispersaba bajo la cobertura del humo, Forny no podía evitar cuestionarse si su plan funcionaría.

—¿Crees que esto va a salir bien? —preguntó, mirando a Denek.

Denek sonrió, ajustando su bufanda con confianza.

—Basándome en mi experiencia con videojuegos, tienes todas las de ganar.

Y con eso, se lanzaron a la batalla, preparados para enfrentarse a las máquinas asesinas con una valentía que desafiaría incluso las probabilidades más sombrías.