Mishu, preocupado por Forny, bajó del árbol con agilidad. En sus ojos se reflejaba la impotencia de su amigo, al borde del fracaso durante el entrenamiento.
—¿Le tuviste miedo a unas simples ilusiones? —dijo Mishu, burlándose para aliviar la tensión.
—Tienes razón, Mishu. Tuve miedo... —respondió Forny, dejándose caer bajo el árbol, el peso de la derrota claramente reflejado en su voz.
Mishu lo observó en silencio, sus ojos brillando con una seriedad poco habitual.
—Todos sentimos miedo alguna vez, pero "no sientas miedo de lo que va a pasar; siente miedo de ti mismo cuando piensas que vas a fracasar."
Forny levantó la cabeza, desconcertado.
—¿Desde cuándo hablas así?
El felino sonrió de lado, con su habitual actitud relajada.
—Solo hazme caso. Siento que estás demasiado presionado por ser el líder de este equipo.
Forny cerró los ojos con frustración, su mente dando vueltas a los problemas que lo rodeaban.
—Me siento… atrapado. Como si la vida de este grupo colgara de un precipicio que se alimenta de mi miedo y mis decisiones.
Mishu soltó una ligera risa, tratando de aligerar el ambiente.
—Bueno, aunque quieras o no, tendrás que cargar con esa responsabilidad. Y yo siempre te seguiré, dependiendo de qué tan estúpidas sean tus decisiones, claro.
Por primera vez en el día, una sonrisa débil se dibujó en el rostro de Forny.
A lo lejos, Ali reunió al grupo con urgencia. Un fuerte grito resonó en el aire, llamando a Forny. Mishu, al escuchar el grito, dio un salto del susto.
—Muy bien, ya todos estamos reunidos. Ha pasado un día desde que quedaron atrapados en este mundo, y no son los únicos. Debe haber más personas involucradas en esto.
Denek interrumpió a Ali, sin creer lo que escuchaba.
—¿Dices que no somos los únicos atrapados en esta realidad virtual?
Ali Raza asintió con un tono serio, sus ojos reflejando preocupación.
—Sí, no son los únicos. Apenas es el principio de algo mucho peor.
Forny frunció el ceño, interesado.
—¿A qué te refieres con eso?
—Como les mencioné antes, esto es solo el principio. Si quieren escapar de este mundo, tienen que vencer a los Cinco Creadores Supremos.
—¿Me estás diciendo que si quiero regresar a mi vida normal tenemos que vencer a esos tipos? —preguntó Laura, con una seriedad palpable en su voz.
—Cálmense todos —dijo Ali, levantando las manos—. Sé que esto puede sonar muy difícil de creer, pero es la verdad. Los que deben vencer son: Virus, Galiot, El Gran Creador, Dimitrix y Hana Us —dijo, mirando al grupo con tensión—. De esos cinco, los más peligrosos son Dimitrix y Galiot. Pero, claro, los demás también son formidables. Cada uno de ellos custodia una de las cinco puertas: Arrepentimiento, Obsesión, Codicia, Perfección y Arrogancia.
Ali hizo una pausa para permitir que la gravedad de sus palabras calara en el grupo.
—Esas cinco puertas son conocidas como los Cinco Sellos del Caos.
El ambiente se cargó de tensión. Los rostros del grupo reflejaban el peso de la revelación. Mayilla y Laura se miraban, perdidas en sus pensamientos, mientras Denek apretaba los puños, tratando de procesar lo que había escuchado. Forny también sentía el miedo recorrerle, pero sabía que debía enfrentarlo.
—Lo entiendo, pero ¿quiénes son esos Cinco Creadores Supremos? —preguntó Forny, con un tono serio mientras en su mirada se reflejaba la lucha interna contra el miedo.
Ali desvió la mirada, y su expresión se endureció.
—No lo sé todo. Pero conozco a uno de ellos: Virus —dijo, su voz cargada de tristeza y rabia.
El grupo lo miró sorprendido.
—Fui su amigo —añadió Ali, su voz quebrándose levemente.
Un silencio pesado se instaló mientras todos procesaban la revelación. Forny miró a Ali fijamente, sabiendo que esta conexión con Virus podría ser clave para entender y enfrentar al enemigo.
—Todo comenzó hace 17 años, claro. Recuerdo muy bien… Virus, o como lo conocían en ese entonces, Dr. Kael Lhíral. Fue un brillante programador y científico de la época. Su mayor sueño era crear un espacio en el que la humanidad pudiera escapar de las dificultades del mundo real. Un lugar perfecto donde las personas pudieran vivir sin las limitaciones físicas o sociales de la realidad, aunque fuera solo por un momento. Y como habrán adivinado, ese espacio es el que estamos viviendo ahora.
Ali hizo una pausa, observando al grupo antes de continuar.
—Kael era un buen padre de familia, quería mucho a su esposa, pero no tanto como a sus dos hijos. Tenía un niño y una niña. No recuerdo cómo se llamaba su hijo, ya que nunca le interesó lo que su padre hacía. Pero su hija, Yui Lhíral, le fascinaba todo lo que él hacía.
Ali cerró los ojos por un momento antes de seguir.
—Él y otros cuatro científicos crearon una inteligencia artificial, el núcleo, que más tarde llamaron "VORTEX". Pero no todo fue tan perfecto como parecía. El núcleo empezó a consumir más recursos de lo esperado, hasta que su mundo digital comenzó a afectar el mundo físico…
Forny lo miró, confundido.
—¿Y… eso es todo? —preguntó, esperando más detalles.
Ali dejó escapar un suspiro.
—De hecho, no. Todavía me falta más por contar, pero me duele la garganta, así que lo dejaré por ahora.
Denek, intrigado, intervino con un tono sarcástico.
—Qué aburrido, justo cuando la historia se ponía interesante.
Laura, sin embargo, parecía más preocupada por la historia.
—¿Cómo es que un tipo que dedicaba tiempo a su familia terminó así? —preguntó, deseando saber más sobre Virus.
Ali se quedó en silencio por un momento, observando a cada miembro del grupo antes de fijar la mirada en Mayilla, que no había dicho una palabra desde el inicio de la conversación.
—Bueno, ya les contaré más a fondo sobre Virus, pero eso es lo que puedo decir ahora. —Fijó su mirada en Mayilla—. Y bien, Mayilla, ¿qué opinas sobre esto? No te he escuchado decir nada al respecto.
Ella vio a su alrededor, como si el miedo comenzara a invadirla. Su voz tembló cuando habló.
—No sé… qué pensar sobre lo que acabas de mencionar… —el pánico la comenzó a invadir—. Pero llevamos un día aquí y me entero de que si quiero volver a mi hogar, tengo que poner mi vida en peligro —mientras decía esto, sus ojos se dilataban y una lágrima recorría su mejilla.
Mishu, aunque no conocía bien a Mayilla ni las atrocidades que ella había sufrido, se levantó firme y, sin decir nada, se acercó a ella. Empezó a frotarse contra su pierna y a ronronear, buscando ofrecerle un momento de calma.
Mayilla comenzó a soltar una sonrisa, y extendió la mano para acariciar al felino.
—Gracias, lindo gatito. Ya me siento mucho mejor.
Ali, viendo que la tensión comenzaba a disminuir, se dirigió al grupo.
—Veo que todos están algo tensos por la situación, especialmente tú, Mayilla. Será mejor que todos vayan al refugio. El sol ya se está ocultando.
Todos obedecieron, marchando en silencio hacia el refugio. Antes de que se fueran, Ali llamó a Forny.
—Forny, acompáñame a cazar la comida de esta noche.
Forny, aún estresado, asintió de mala gana.
—Está bien. —Miró a Laura—. ¿Puedes cuidar a Mishu mientras no esté?
—Claro —respondió Laura, sintiendo cómo sus mejillas se empezaban a sonrojar.
Se adentraron en el bosque, que se iba tiñendo de tonos oscuros. Las ráfagas de viento se intensificaban, sacudiendo los árboles. Ali, con una expresión pensativa, rompió el silencio.
—Oye, Forny, de casualidad, tu apellido no es ¿Reiznek?
Forny se sorprendió al escuchar su apellido.
—Sí. ¿Cómo lo supo? —preguntó, desconcertado.
Ali lo miró fijamente.
—Pues déjame decirte que también conocí a tu padre.
Forny se quedó en silencio, procesando la información. Sus ojos reflejaron una gran impresión, calmando su mal humor por un momento.
—¿De verdad conoció a mi padre, señor Ali? Mi mamá nunca me contó mucho sobre él. Solo sé muy poco.
Ali asintió con seriedad.
—¿Y qué hay de tu madre?
Forny bajó la cabeza, la melancolía invadiendo su cuerpo.
—No me gusta hablar de ello. Ella ya está en un lugar mejor.
Ali lo miró con comprensión.
—Lo siento mucho, chico… —dijo, soltando una lágrima sin que Forny se diera cuenta.
Forny apretó las manos con fuerza, tratando de calmar su tristeza.
—Recuerdo que mi mamá me mencionó que había fallecido debido a una fuerte explosión en donde trabajaba. Todo pasó justo el día que nací… Mi mamá quedó devastada, apenas pudo contener las lágrimas para no afectarme a mí también.
Ali, con voz suave, le dio su apoyo.
—Tu mamá era muy fuerte emocionalmente, y muy intuitiva…
Forny asintió, una lágrima escapando de sus ojos.
—Sí, siempre me lo decía. Mi abuelita me contó que ella soñaba con casarse con mi papá después de que naciera yo. Pero ese sueño nunca se hizo realidad. El día de mi cumpleaños, hubo un robo en el banco cerca de donde ella trabajaba. El conductor, desesperado, trató de escapar y terminó estrellándose con el auto de mi mamá. Todos la
consideraron una heroína pero… , ¿a qué costo? bajó la mirada, su voz quebrándose con amargura —Desde entonces, odio mi cumpleaños. Parece que cada año solo trae tragedias a mi vida.
—Entiendo el peso de tu dolor, pero debes convertirlo en algo que te impulse a ser una mejor persona. —Su tono era sereno, pero firme, intentando motivarlo y aliviar la angustia que sentía.
Forny parpadeó, sorprendido, cuando Ali desvió la conversación hacia un tema inesperado.
—¿Sabes, Forny? Tu padre te quería más de lo que podrías imaginar. No había día en el que no hablara de ti en el trabajo. Era imposible no notar su felicidad al saber que ibas a nacer.
Los ojos de Forny se entrecerraron, como si intentara procesar aquellas palabras.
—Rhalt Reiznek ayudó mucho a Virus a crear lo que tanto soñaba —continuó Ali, reflejando en sus ojos una agria melancolía. —Recuerdo verlo pasar horas pensando en qué nombre ponerte. No era una decisión fácil para él, pero cuando finalmente eligió "Forny", parecía el hombre más feliz del mundo.
Una cálida sonrisa comenzó a formarse en el rostro de Forny. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que el peso de su dolor y tristeza se aligeraba. Aquellas palabras, llenas de cariño y recuerdos, lograron calmarlo más de lo que hubiera imaginado.