Capítulo 1: Los sueños de una niña
La tarde estaba tranquila, y la luz del sol comenzaba a desvanecerse lentamente con el sonido de grillos de fondo. En el jardín, una niña pequeña, de cabellos oscuros y rosados con ojos brillantes, jugaba con una ramita que había encontrado entre las hojas caídas. La ramita era su varita mágica, la que le permitía invocar criaturas fantásticas y hacer magia a su antojo. Movía la varita de un lado a otro, imaginando que estaba controlando el viento.
— ¡Mira, mamá! —exclamó, mirando hacia la ventana mientras agitaba la ramita—. ¡Estoy lanzando un hechizo!
Desde la puerta, su madre, la escuchó y sonrió con cariño. La niña siempre había sido un torbellino de imaginación.
— Bianca, ya es hora de dormir—dijo la madre, con una voz suave pero firme.
La niña hizo una pequeña mueca, sabía que era hora de irse a la cama, pero aun quería jugar a ser una poderosa hechicera, así que hizo lo más responsable que haría una niña de su edad, ignorar a su madre.
Esto no le iba a durar mucho cuando empezó a escuchar lo más aterrador de su vida.
–¡Bianca! Si no vienes para acá te voy a quitar tus libros de magia–Gritó su madre
La pequeña Bianca no podía vivir sin sus libros de magia que sus padres le habían comprado.
Era lo único que la hacía feliz después de las prácticas de esgrima de su padre, eso e imaginar ser la hechicera que pelea con dragones.
Asustada por la amenaza inminente, corrió hacia la casa, dejándose caer entre las mantas de su cama, mientras su madre apagaba las luces y se sentaba a su lado como todas las noches, lista para contarle su historia favorita.
–¿Te trajiste la ramita que te encontraste tirada?--Preguntó la mujer a la niña.
–¡No es una ramita mamá! ¡Es mi varita mágica!--Gritó enojada
Su madre, divertida por la imaginación de su hija, se disculpó con ella y con su "varita mágica".
La pequeña niña conforme, se acomodó en su cama, mirando a su madre con ojos brillantes de emoción.
Cuando está por dormir, su madre le cuenta un nuevo cuento para dormir, entre todos los libros de su habitación, sus padres eran los únicos que podían llegar a los estantes de arriba, ella esperaba poder crecer lo antes posible y poder leer los libros que ella quiera sin restricciones.
— Mamá, tus historias son increíbles, siempre llenas de aventuras, misterio a veces romance pero sobre todo fantasía. Historias de héroes valientes, aventuras llenas de diversión y misterio, lo tenían todo.–Me gustaría que nuestro mundo fuera como en esas historias de magia ¿Tu no? —dijo, su voz llena de anhelo y entusiasmo.
La madre sonrió mientras acariciaba la cabeza de su hija.
— Amor, ¿Y quién dijo que esos mundos no son reales? —preguntó, dejando que las palabras flotaran en el aire.
La niña la miró, confundida, esperando una explicación. La madre sonrió picaramente.
— Déjame contarte una historia nueva,una historia, sobre un tiempo muy lejano, cuando los magos caminaban entre nosotros.
Los ojos de la niña brillaron de emoción. A ella siempre le encantaban las historias de magia, donde lo imposible se volvía realidad.
— Hace mucho tiempo —comenzó la madre—, las personas vivían en paz y armonía. Las calles eran un lugar seguro,todos se conocían, donde todos se ayudaban mutuamente. No había guerras ni disputas.Todos eran felices con sus vidas.Un día, algo extraordinario ocurrió: algunas personas comenzaron a desarrollar poderes sobrenaturales. Algunos podían volar, otros volverse invisibles y hablar con animales, e incluso algunos podían controlar los elementos, como el fuego, el agua o el viento. A estas personas se les comenzó a llamar Magos– ella dijo con alegría
La niña, fascinada, no podía evitar imaginarse esos tiempos, un mundo en dónde la magia existe.
— ¡Eso suena alucinante, mamá! —exclamó, con los ojos desbordando emoción.
La madre suspira con tristeza antes de continuar.
— Al principio, la gente se maravilló con los magos, había magos que usaban sus poderes para ayudar a otros, ellos vivían sus vidas felices, hasta que las personas sin magia fueron cambiando.--
Su hija la miró confundida ante lo dicho.
–El miedo empezó a apoderarse de las personas. La gente temía lo que podrían hacer con tanto poder. Temían que los magos pudieran usar sus habilidades de manera peligrosa, o incluso dominar a los más débiles en contra de su voluntad. Los humanos decidieron eliminarlos.--
La niña frunció el ceño, confundida.
— ¿Pero por qué, mamá? Ellos también son humanos ¿No? —preguntó con un toque de inocencia en su voz.
La madre sonrió con ternura, acariciando el rostro de su hija.
— El miedo puede hacer que las personas hagan cosas terribles, querida. No puedes decidir cómo actúa la gente a tu alrededor, mucho menos personas que intentan proteger a sus familias– ella dijó triste viendo un anillo en su mano izquierda con un diminuto cristal de color amarillo.
–¡Pero no es justo! los magos también querían vivir en paz… ¿No creen en la justicia o en los derechos?,-- La niña triste solo puede mirar a los ojos cálidos de su madre en silencio.
Con tristeza su madre siguió la historia.
–Fue ahí que de pronto un grupo de personas empezó a cazar a los magos se llamaban, Los Caballeros Cazadores de Magos. Ellos empezaron a perseguirlos y atraparlos, uno por uno, hasta poder atraparlos a todos, sin importar si era hombre, mujer o hasta un niño. Los magos que quedaron, por miedo a terminar como sus conpañeros caidos, comenzaron a esconderse. Algunos lo hicieron porque temían por sus vidas, otros con impotencia y por el rencor que sentían sus corazones. Poco a poco, los magos desaparecieron y con el tiempo la gente los olvidó. Las historias de magia se convirtieron en meras cuentos de fantasía, leyendas, cosas que solo se contaban en susurros, personas extraordinarias que desaparecieron y fueron olvidados por la humanidad. Para ellos la gente que es diferente son los malos del cuento--
La niña se quedó deprimida por un momento,su pequeña mano apretando la ramita como si estuviera tratando de imaginar ese mundo de magia, destruido por el egoísmo de personas malas, ¿Por qué destruyeron un mundo que parecía hermoso y perfecto?
— Entonces… ¿los magos ya no existen? —preguntó con un toque de tristeza en su voz.
La madre sonrió ligeramente y la miró a los ojos.
— Algunos de ellos aún siguen entre nosotros ocultos, esperando el día en que el mundo ya no los vea como una amenaza. Todavía sueñan con un lugar donde puedan vivir sin miedo, donde la magia sea aceptada igual que ellos, todos esperan cumplir sus sueños pero por miedo o por rechazo, están con las manos atadas.--
La niña suspiró con emoción, mirando a su madre con una gran sonrisa.
— Mamá, ya lo decidí, ¡Quiero ayudar a la gente!-- dijo la pequeña, dejando a su madre sorprendida por su decisión.
–Si están con las manos atadas, yo seré quien los liberé ¡Quiero darles ese mundo que sueñan!, un mundo donde no los vean como los malos del cuento.--
La madre la observó con ternura y dejó escapar una suave risa por las palabras de su hija.
—Que sueño más interesante, hija mía, en este mundo hay personas muy malas, si quieres cumplir ese deseo, debes hacerte fuerte, para proteger a los demás, pero no olvides que también debes pensar en ti—respondió a su hija quitando de su mano el anillo que estaba mirando con nostalgia.
–Este anillo es algo especial para mi y siempre lo cuidé con mi vida, si lo cuidas, él te protegerá en tu camino a tu mundo ideal – La niña aceptando el regalo de su madre, la abraza de inmediato.
–Gracias mamá, prometo cuidar de él,¡te quiero mami!– La niña feliz, mira su regalo contenta de lo lindo que se ve y por la fé que tiene su madre en ella.
–Y yo también, mi pequeña guerrera– dijo la madre
Con lo recién ocurrido, la noche termina para darle continuación a la historia de una niña con un sueño donde un mundo fantástico podía ser realidad.