Capítulo 6: No eran solo cuentos
— Fue un buen golpe…– dijo el monstruo mientras miraba a Bianca, sus ojos llenos de irá, la parte de la cara que aún le queda muestra esa sonrisa que había empezado a tener antes mostrando los dientes con las encías descubiertas , el escenario se convirtió en una película de terror.
—.... Ahora es mi turno – termino de decir, su cuerpo empezó a moverse lentamente mostrando su ahora rostro desfigurado iluminado por los destellos de los truenos.
Bianca quedó paralizada, no podía creerlo, su plan había fallado, usó su cerebro y reflejos para poder vencer a su oponente, lo golpeó con todas sus fuerzas y aún así este ser inhumano sigue de pie.
El corazón de Bianca latía con mucha fuerza y estaba entrando en pánico , se había quedado sin ideas. No debió arriesgarse así, ahora su cuerpo pagaría las consecuencias de mantener una pelea desigual para alguien normal, su respiración entrecortada y en sus ojos la desesperación del momento, en este estado, Bianca ya no era rival suficiente, debía escapar con Alice mientras aún podía pero al intentar dar un paso hacia atrás, Bianca cayó de rodillas al piso, ella no podía sentir sus piernas.
Bianca había creído que después de haber golpeado al hombre con extremidades de pulpo en la cabeza ganaría como en los libros de cuentos en los que el héroe vence al villano de la historia, no obstante el resultado no fue el esperado, la adrenalina había dejado su cuerpo, creyendo que la pelea había llegado a su fin.
Bianca ahora cansada y sin poder moverse, solo escuchaba el sonido de la lluvia cayendo por el domo negro mirando sus manos temblorosas apoyadas en el suelo mientras está criatura, caminaba hacia ella, esto se había convertido en una pesadilla.
Una pesadilla en la que ella no podría despertar.
"Esto debe ser una broma", pensó Bianca, lo había golpeado con todas sus fuerzas y no pasó nada, lo único que pasó fue aumentar la irá de este demonio, volteando la mirada al monstruo ahora con su cara deformada del impacto con la barra una respiración irregular y gotas y gotas del líquido oscuro que caían al suelo con cada paso que daba, él estaba sediento de venganza.
Bianca desvió su mirada hacia donde estaba Alice, ella estaba ahí mirándola con sus ojos llenos de lágrimas, Alice confiaba en ella y no podía protegerla.
Había puesto toda su esperanza en Bianca y ahora..
La criatura levantó varios de sus tentáculos listo para atacar. Bianca levantó la barra de metal aún en sus manos instintivamente, el impacto fue tan potente que arrojó a Bianca muy lejos hasta chocar con la basura.
Bianca pudo amortiguar el impacto inicial del tentáculo pero una vez que salió volando no pudo reaccionar a tiempo recibiendo el golpe con el contenedor de basura.
Bianca sentía un gran dolor recorriendo por todo su cuerpo, sus brazos entumecidos por el ataque, sus piernas fatigadas del sobre esfuerzo, su cabeza con jaqueca muy fuerte tras chocar, si no fuera suficiente ahora ella sintió la peste llegar a su nariz, era un olor muy horrible que penetraba sus pulmones con cada respiro.
Al abrir los ojos, Bianca vió que había caído en la condenada basura, esto era un mal chiste incluso apunto de morir la suerte nunca está de su lado, ni siquiera podría estar limpia para dejar este mundo en paz. Su ropa manchada y mojada por los jugos de la mugre y basura que harían a cualquiera vomitar dejando su uniforme de la escuela sucio.
A unos metros de ella se encontraba ese pedazo de metal que la acompañó en esta batalla, duró mucho para ser honesta.
— Fuiste un gran compañero – Bianca dijo débilmente, cada palabra parecía lastimar su garganta, ¿Este dolor se debía al daño físico, o se debía al dolor emocional de fracasar?
Cuando era una niña siempre tuvo el sueño de ser como los héroes de los cuentos que su madre le contaba, en donde alguien está en peligro, el héroe llega a salvar el día con una sonrisa, todo termina bien y las personas celebran en una gran fiesta, felices final.
Pero las cosas eran diferentes.
Bianca estaba derrotada, no podía mover su cuerpo, había sido derrotada por alguien más fuerte que ella ahora debía ver que le hacían daño a alguien indefenso.
— ¿Por qué todo debe terminar así?– Bianca se preguntaba divertida mientras sonreía. La respuesta era obvia, de ahí viene lo divertido, llorar parecía buena idea pero no quería terminar así su vida, por eso mientras que espera que el sujeto venga a rematarla se quedará sonriendo, pensando que su vida terminó siendo un chiste.
Lo único de lo que se lamentaba era que su padre quedaría solo, ya había perdido a su esposa y ahora iba a perder a su hija.
El demonio vio como Bianca se estrelló dejándola fuera de combate, lo poco que le queda de la cara comenzó a mostrarse la sonrisa más amplia que antes, para él esto era satisfactorio, estaba tan cerca de poder conseguir su objetivo, tan cerca de su anhelado sueño, que empezó a reírse suavemente dando pequeños pasos hacia Bianca para por fin arrancarle el anillo de la mano y dárselo a su dueña, ella se pondrá muy feliz.
— Fue divertido… Lamentablemente todo terminó, pequeña espadachina – dijo hacia la joven acostada boca abajo.
— Te agradezco este momento – le dijo a Bianca que estaba rendida a sus pies.
Bianca cerrando los ojos esperando su final hasta que..
Thuck!
El hombre con la cara deformada había sentido que algo había golpeado en su cabeza.
Viendo de dónde provenía, el monstruo observó detrás suyo a una pequeña niña a pocos metros de él, su rostro estaba serio y determinado, pero con su cuerpo temblando de miedo por esta situación.
Alice estaba asustada por ver cómo Bianca, la chica que la estaba salvando, no se movía, estaba muy preocupada por ella, no quería que ese hombre malo le hiciera algo. Bianca era una buena persona y ya la consideraba una amiga, su madre le enseñó a agradecer la amabilidad de las personas con acciones y no solo con palabras, es por eso que como niña buena debía agradecer la amabilidad de Bianca con acciones.
Pero… ¿Qué podía hacer?, solo era una niña de 9 años.
No podía luchar, mucho menos ser de ayuda para Bianca, si Alice huía de allí ella tendría la culpa de que Bianca sufriera mucho daño.
Debía llamar su atención ¿Pero cómo? Alice vió los escombros de la calle que aparecieron después de que esa criatura haya agredido a Bianca y está lo haya esquivado.
Alice tomó uno de esos pedazos de la calle como una piedra y la arrojó con todas sus fuerzas a ese hombre que estaba apunto de acabar con Bianca.
Quizás, Alice no lo pensó muy bien.
Ella quedó paralizada del miedo, la mirada del sujeto era aterradora, parecía resentido con ella tras lo que acaba de hacer.
El hombre ahora observando a la pequeña Alice, se había vuelto a molestar, aunque el ataque de Bianca no lo había hecho caer, no significaba que no sintiera el dolor, había quedado sensible tras el daño ocasionado y justo ahora ese pequeño golpe con el trozo de roca, le ha irritado más el cerebro.
Esa niña lo pagará.
Dándose la vuelta, el hombre comenzó a caminar lentamente hacia Alice, la niña no se movía, no pensó en llegar tan lejos y ahora debía hacerse responsable.
Sus ojos mostraban malicia, y sed de venganza, cada paso que daba hacía eco en los oídos de las chicas, el goteo del líquido cayendo de los tentáculos empezaba a ser mayor mientras algunos pedazos que aún quedaban en la cara de la bestia empezaban hacerse polvo negro.
Mientras Bianca que solo esperaba que terminaran rápido con su miseria, fue testigo de lo que estaba sucediendo ahora, ella empezó a maldecir la situación.
— ¡Alice!, ¡huye!, ¡es peligroso! – Bianca gritó desesperadamente, esto era malo.
Por más que Alice quisiera correr, en este momento, sus piernas se congelaron en el lugar, su mirada se mantenía seria mientras veía al monstruo caminar hacia ella, aunque las lágrimas que asomaban en sus ojos daba a entender otra cosa.
— Mi madre dijo, " ¡si alguien te ayuda, debes ayudarlo también!" – Alice se dijo a sí misma, tratando de darse confianza.
Bianca sentía su cuerpo frío sufriendo, gritaba del dolor provocado, el dolor era insoportable, cada movimiento hacían arder las heridas mucho y no podía ni siquiera ponerse de rodillas, no podía proteger a Alice, no podía hacerle frente a su oponente, Bianca intentó levantar la barra de nuevo, pero sus dedos temblaban sin fuerza.
" Soy Patética" pensó mientras apretaba los dientes, las lágrimas caían se sentía inútil esto se sacaba por ser una fracasada, esto le pasaba por mentirle a los demás, esto le pasaba por mentirse a sí misma.
Desde que empezó a ocultar su verdadero yo a todos los que le rodeaban ignorando el propio dolor mental que se provocaba ella misma, este era su castigo por creer que podía seguir adelante siendo alguien que no era.
Bianca miraba el anillo en su mano, aquel regalo que su madre le dió antes de fallecer y que a pesar del tiempo ella aún siguió cuidando, debido a la promesa que hizo de pequeña.
Si su madre la viera ahora ¿Qué le diría?, "hiciste lo que pudiste, descansa hija mía" puede que esas palabras solo sean inventadas pero parecían perfectas para ella.
Bianca no era una heroína, mucho menos podía hacer milagros como la magia, su corazón latía con dolor en su pecho, mostrando su incapacidad de hacer un mundo ideal.
Las lágrimas caían sin control de sus ojos hacia el piso y sus manos, manchando el anillo con sus tristes sentimientos.
Cerrando sus ojos aceptando la derrota.
Hasta que..
— ¿Qué es esta sensación? – preguntó Bianca, ella no estaba sintiendo frío, este estaba siendo reemplazado por un calor agradable por todo su cuerpo y reconfortaba el corazón
Bianca confundida, abrió los ojos, viendo que desde su anillo, brotaba un hermoso brillo amarillo igual al cristal que este tenía, que comenzó a rodear su cuerpo rápidamente.
—¿Qué está pasando? – volvió a preguntar impactada por lo repentino de la situación, miraba como las heridas que tenía se cerraban, la fatiga de sus brazos y piernas desapareció, su cabeza no daba vueltas, estaba como nueva, era como si nunca la hubieran golpeado.
—Pero ¿Cómo? – Bianca se preguntó atónita.
Esto era imposible, esto era irreal, era un milagro.
Observando de dónde venía todo este poder, Bianca miró su anillo sorprendida nuevamente sin entender cómo era posible, recordando las palabras que le dijo su madre cuando se lo regaló.
Flashback.
—Este anillo es algo especial para mí y siempre lo cuidé con mi vida, si lo cuidas, él te protegerá en tu camino a tu mundo ideal– dijo su madre quitándose el anillo.
Bianca estaba asombrada, su madre no mentía con que lo cuidaría, aunque las lágrimas seguían cayendo, no era por estar deprimida, ahora sus sentimientos eran otros.
El brillo amarillo que la rodeaba se sentía tranquilizador y aumentaban su energía, ella estaba experimentando algo que parecía magia.
¿Magia?
Bianca recordó la conversación que tuvo con el chico misterioso que llevaba ese extraño sombrero.
Flashback.
— …¿No te gustaría creer en un mundo donde los magos puedan hacer milagros?– fueron las palabras de aquel chico.
¿Magos? ¿Milagros?
Ese chico creía que la magia era real y podía hacer cualquier cosa.
Al parecer sus ideas estaban en lo correcto.
¿La magia si era real?
Cuando Bianca leía esos cuentos de magia y fantasía, siempre quiso ver un mundo donde la gente sea capaz de hacer esas grandes hazañas de sus historias favoritas.
Después de tanto tiempo, esos cuentos, no eran solo cuentos.
Una sonrisa de felicidad apareció en los labios de Bianca, su corazón, latía por la emoción, en este momento, se sentía capaz de todo.
Era capaz de ponerse de pie, era capaz de seguir luchando, era capaz de proteger a Alice nuevamente.
Está vez, no tendrá miedo.
Está vez..
Ella va a ganar.
PRÓXIMO CAPÍTULO: LA VERDAD