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Chapter 4 - Capítulo 4: Un Trabajo De Infierno

Capítulo 4: Un Trabajo de Infierno

Desperté con un dolor que me recordaba a esa vez que intenté aprender krav maga por YouTube. Al abrir los ojos, lo primero que vi fue a Aria, quien parecía más molesta que preocupada.

—¿Qué parte de "no hagas estupideces" te cuesta entender? —dijo mientras cruzaba los brazos.

El padre del niño estaba arrodillado a un lado, murmurando palabras de gratitud hacia nosotros y hacia Dios. El niño, por su parte, dormía profundamente, libre del tormento demoníaco.

—Hey, funcionó, ¿no? —respondí, intentando sentarme. Un gemido involuntario me delató cuando el dolor en las costillas protestó violentamente.

—Funcionó porque yo estaba aquí —replicó Aria, señalándose a sí misma—. "parece que no hago nada pero estoy controlando todo",Si no fuera por mi ese demonio habría usado tu cara como alfombra.

—Gracias por el voto de confianza, compañera.

Aria suspiró y se giró hacia el padre. —El demonio fue eliminado, pero su presencia dejó huella en la casa. Será necesario purificarla. Mantenga a su hijo rodeado de luz: oraciones, objetos benditos, cosas así.

El hombre asintió frenéticamente, con los ojos llenos de esperanza.

Mientras tanto, me arrastré hasta la puerta, sintiéndome como un muñeco roto. A pesar del dolor, había algo reconfortante en saber que habíamos ganado una vez más.

—¿A dónde crees que vas? —preguntó Aria, siguiéndome con una ceja levantada.

—A casa. Necesito dormir. O una ambulancia. Quizá las dos.

Ella puso los ojos en blanco. —¿Y el papeleo? ¿Y nuestro pago?

Me detuve en seco. El papeleo. Siempre el maldito papeleo. A veces creo que los demonios más poderosos trabajan en la administración.

Aria, por supuesto, se encargó de todo mientras yo luchaba por no quedarme dormido en una silla rota del departamento. Cuando finalmente terminamos, salimos del edificio y la luz del amanecer nos recibió como un recordatorio de que el mundo seguía girando, con o sin nosotros.

—¿Sabes? —dije mientras caminábamos hacia la parada del bus—. Esto de ser un exorcista es un trabajo de infierno.

Ella me miró de reojo. —Literalmente.

Solté una carcajada, a pesar de que dolía reír.

Lo que no sabía entonces era que nuestra próxima misión sería aún peor. Porque si hay algo más complicado que lidiar con demonios, es lidiar con los vivos.