Capítulo: "Chismes, Terapia y Masacres: La Academia Nunca Sería Igual"
Si pensaban que los días tranquilos eran una posibilidad en este universo, olvídenlo. Porque nada, absolutamente nada, te prepara para lo que se desata cuando un solo tipo decide hacer estallar toda su frustración en un frenesí de destrucción total y luego se enfrenta al chismorreo letal que ocurre en una academia llena de adolescentes, nobles mimados y, claro, chicas que no tienen ni la más remota idea de lo que realmente está pasando.
Después de la "masacre" con los goblins, que por cierto, lo único que dejaron fueron trozos de carne verde y el eco de sus inútiles gritos, comencé a caminar hacia el campamento con una calma inquietante. Mis compañeros estaban tan absortos en el horror y asombro que no parecían tener la energía para nada más que murmurar entre ellos. Y no los culpo, ver a alguien eliminar a un ejército de goblins como si fueran mosquitos debe dejar una marca, especialmente cuando no entienden ni cómo funciona la maldita tecnología que traigo conmigo. Pero ahí no terminó mi calvario. Oh no, la verdadera tormenta venía al día siguiente.
A la mañana siguiente, la academia ya estaba como un hervidero. Las noticias volaron más rápido que un dragón lanzando fuego, y si pensaban que la gente en los pasillos de la academia era tranquila, pues vayan a darle un vistazo a los chismes que corren después de que un tipo con habilidades para destrozar goblins de la forma más épica posible decide pasar la noche fuera de su tienda, mientras las chicas más "elegantes" se apoderan de su refugio como si estuvieran en un resort de lujo.
Ya para cuando me presenté a la mañana siguiente, la gente me miraba como si fuera el último eslabón de una cadena de eventos catastróficos. Nadie se atrevía a mirarme directamente, pero se podían escuchar los susurros. "¿Vieron a quién dormía en la tienda de ese tipo? ¡Parece que fue una fiesta de pijamas!" Y luego el clásico susurro que resonaba por todos los pasillos: "¿Qué les habrá hecho a todas esas chicas para que se quedaran en su tienda? ¿Es un mago oscuro? ¡Quizás sea un asesino serial!"
En fin, las suposiciones no tardaron en volverse historias, y esas historias se convirtieron en leyendas que nadie podía comprobar. Algunas incluso decían que yo había hecho algo raro con magia negra para atraer a todas esas chicas a mi tienda. Claro, si hay algo que está muy claro es que ninguna de ellas estaba bajo ningún hechizo… Solo había sido la combinación perfecta de un poco de plasma, algunas cabezas de goblin volando, y el hecho de que no soy un maldito mimado que no sabe acampar.
La cosa se puso aún peor cuando, durante la siguiente clase, la profesora de tácticas avanzadas para nobles nos reunió para discutir el "incidente". Oh, y no, no era sobre los goblins. No. La única preocupación en el aire era mi tienda. Yo, el tipo que había salvado a todos de ser aplastados por esos monstruos, ahora era el centro de atención, pero no por el motivo correcto.
"Señor X, parece que algunas de sus… compañeras, por decirlo de alguna manera… han… adoptado la costumbre de dormir en su tienda. ¿Qué tiene usted que decir al respecto?", preguntó la profesora, con una sonrisa de esas que dicen "estoy disfrutando esto".
Claro, como si yo fuera el culpable de que las chicas prefirieran mi tienda, donde yo dormí afuera, en lugar de pasar la noche en sus preciosas tiendas de lujo llenas de pliegues y adornos inútiles. Pero como no quería armar más escándalo, simplemente dejé salir un suspiro exasperado y respondí con mi mejor tono de "serio pero cansado":
"Pues, las chicas decidieron que la comodidad de mi tienda era irresistible. Yo solo estaba tratando de dormir en el suelo, como el buen guardia nocturno que soy."
Lo que sucedió después fue digno de una película de comedia. Las chicas comenzaron a levantarse una tras otra, como si estuvieran en un desfile de moda, y se armó un verdadero teatro. Lady Perfección, con su cara de absoluta indiferencia, dijo: "No es que me moleste, pero… el clima es mejor en su tienda. Mucho más agradable."
Lady Inocencia, por supuesto, la siguió con una expresión entre avergonzada y tímida: "Sí, fue muy… reconfortante." Como si se estuvieran refiriendo a una maldita almohada y no a la invasión de mi espacio personal.
Y mientras tanto, los chicos, esos nobles y pretendientes "valientes", me miraban como si yo fuera el que había arruinado sus vidas por el simple hecho de no ser uno de ellos. En sus ojos se reflejaba odio puro, como si hubiera cometido un crimen de lesa majestad. "¡¿Cómo osas tener a todas las chicas durmiendo en tu tienda?! ¡¿Qué clase de truco sucio es ese?!", gritó uno de los más enérgicos, un noble que ni siquiera sabía cómo atarse sus botas sin ayuda.
¡Pobre tipo! Pensaba que tenía una oportunidad, pero ahora se enfrentaba a una competencia que ni en sus sueños podría superar. Y si pensaban que los chismes terminaban ahí, ¡estaban equivocados!
Lo que vino después fue aún mejor: "La terapia". Ese momento épico en que todos los nobles y los estudiantes más "respetables" decidieron reunirse en una especie de "sesión de grupo", porque, claro, todo el drama sobre mi tienda y las chicas que la ocuparon necesitaba ser "tratado". Así, en pleno salón de clases, comenzaron las acusaciones, los murmullos y las caras tensas.
"¿Estás seguro de que no tienes algún poder extraño, algo que te permita controlar las mentes?", preguntó uno de los más tontos, sin saber que, de hecho, no era un hechizo, sino simplemente una combinación de ser el tipo que hace las cosas sin pedir permiso y no dejar que nada lo detenga.
Yo, ya cansado de todo esto, respondí con la serenidad de alguien que ya no sabe qué esperar de la vida: "Miren, si quieren que mi tienda sea el centro de atención, avísenme. Pero lo que realmente me molesta es que no me dejaron dormir ni un segundo."
Los murmullos aumentaron, y lo único que podía escuchar eran las preguntas, las malas interpretaciones y los "¿qué harías si fueras el protagonista de un isekai?" Ah, sí, si supieran lo que es realmente estar atrapado en un mundo lleno de idiotas.
Al final, lo único que quedó claro en todo este circo fue que en este infierno, lo único que se podía esperar era más caos, más caos, y por supuesto, más chismes.
Conclusión: Si alguna vez se encuentran con una tienda decente en una academia llena de nobles idiotas y chicas con mentes tan llenas de aire como sus peinados, recuerden una cosa: la vida nunca es fácil, pero siempre puede ser un circo con un toque de comedia absurda.