Capítulo: "De Oficial de Inteligencia a Sobreviviente del Infierno Medieval"
¡Ah, los buenos tiempos! Uno pensaría que al ser un oficial de inteligencia de alto rango, entrenado y con todos los recursos que un mundo avanzado puede ofrecer, la vida sería siempre emocionante, llena de acción y de comodidades. ¿Que cómo era mi vida antes de caer en este mundo primitivo? Vamos a resumirlo en dos palabras: "vida perfecta". Tenía tecnología avanzada, tenía respeto, tenía el poder de intimidar a cualquiera con solo una mirada, y, claro, tenía mujeres. ¡Ah, sí, las mujeres! Eso era otra cosa en mi mundo, donde el romance era tan sofisticado como una misión encubierta. En resumen, todo lo que quería, lo tenía. Pero aquí... aquí estoy atrapado en la versión barata de una novela de fantasía, donde mi "alto rango" y mi "experiencia en inteligencia" solo sirven para sobrevivir en un lugar que parece diseñado específicamente para torturarme.
Ahora, en mi antigua vida, ser oficial de inteligencia significaba que tenía acceso a secretos, a operaciones encubiertas, a información clasificada que otros matarían por conocer. ¿Aquí? La única "información clasificada" que tengo es la receta de la sopa de la posada y el chisme local sobre quién engañó a quién. Oh, y no olvidemos a mis "rivales autoproclamados" que piensan que, porque hablo con Lady Inocencia, deben desafiarme en duelo. Sí, amigos, mi vida era puro estilo y estrategia, y ahora estoy aquí, lidiando con niñatos que creen que ser "caballeros" significa jugar a la esgrima como si fuera un torneo de feria.
Y luego está el tema de las mujeres. En mi mundo, la seducción era una danza calculada, un juego de miradas, y, claro, también un poco de poder ayudaba, para qué negarlo. Pero aquí, mis opciones se limitan a damiselas medievales que, en el mejor de los casos, son tan ingenuas como Lady Inocencia o tan intensas como Lady Perfección, que parece haber hecho de mi vida una misión personal de "conquistar al forastero". A veces, me da la sensación de que el universo decidió castigarme por mis conquistas previas, dejándome atrapado en un sitio donde las mujeres o bien creen que soy un demonio, o bien me ven como su "nuevo proyecto de redención".
Entonces, cuando alguien se pregunta "¿por qué un oficial de inteligencia?" la respuesta es simple: era mi vida. Y, siendo sinceros, era bastante bueno en ello. La gente me miraba con respeto, con miedo incluso. Aquí, sin embargo, el único respeto que obtengo es cuando hago aparecer un cuchillo de la nada o cuando hago uno de esos movimientos letales que aprendí con el estilo John Wick. ¡Ah! Si supieran que, en mi mundo, no necesitaba pelear con pueblerinos o demostrar mis habilidades cada vez que alguien duda de mí. Pero aquí estamos: un exoficial de inteligencia reducido a intimidar a los aldeanos con trucos de "magia".
A veces, me imagino la reacción de mis antiguos colegas si me vieran ahora. Ahí estaría yo, el orgulloso oficial, mostrándoles mi "residencia": una choza medio caída, sin más decoración que una estantería llena de libros en un idioma que no entiendo. Les mostraría mi "equipo" de campo: una cama de paja que chirría como si cada fibra estuviera a punto de rebelarse, y una "ducha" que es más fría que el corazón de un mercenario. Y, claro, no podría faltar el recorrido por el "baño", el agujero en el suelo donde la privacidad es un concepto que aún no se inventa.
Pero, ¿saben? Incluso aquí, en este infierno medieval, trato de mantener algo de mi antigua dignidad. Después de todo, no puedo permitir que los aldeanos piensen que estoy completamente derrotado. Así que cada vez que camino por el pueblo, trato de mantener el porte, la postura. Algunos me miran como si fuera un noble exiliado, otros susurran sobre mi "oscuro pasado", y unos pocos, como Lady Perfección, piensan que soy un "misterio" que necesitan resolver. Bueno, supongo que algo de mi antiguo carisma ha sobrevivido a este lugar; al menos lo suficiente como para mantenerme un paso por encima del resto de estos "aventureros" que creen que blandir una espada los convierte en héroes.
Porque, en el fondo, sigo siendo ese oficial de inteligencia. Mis instintos, mi capacidad para analizar la situación, mi astucia para sortear problemas, todo eso sigue aquí, latente. Y, aunque este mundo sea un circo medieval, donde la política se reduce a saber quién tiene el campo más grande y la magia es casi tan común como el polvo, algo me dice que en algún momento todo este entrenamiento tendrá su utilidad. Porque, aunque esté atrapado en una tragicomedia constante, con rivales que no superan ni los 20 años y damiselas que parecen creer en príncipes y caballeros, sé que tarde o temprano tendré mi revancha.
Así que, por ahora, sigo adelante. Aguanto las miradas de los aldeanos, los discursos de Lady Inocencia, las intrigas de Lady Perfección y las constantes pruebas de supervivencia en mi choza infernal. Porque, al final del día, sé quién soy. Y, aunque nadie aquí lo entienda, aunque a los ojos de este mundo medieval yo sea solo un "forastero oscuro", sigo siendo el oficial de inteligencia que alguna vez tuvo el mundo a sus pies.
Y, algún día, incluso este mundo medieval sabrá lo que significa realmente enfrentarse a alguien como yo.