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Chapter 2 - 2 ª. 2°. La peor pesadilla de Akane

2 ª. La peor pesadilla de Akane.

Ranma

salió del dojo, no sabía que camino cogió su prometida para huir,

estaba muy preocupado, la chica salió muy afectada. Jamás la había visto

así. Debía encontrarla, en ese estado la chica podía hacer cualquier

tontería. No podía estar muy lejos, aunque ese idiota, el primo de

Akane, lo había entretenido unos segundos valiosos. No importaba donde

estuviera la chica la encontraría y la llevaría con él al… no, al dojo

tal vez no., no se fiaba, ese lugar había dejado de ser un sitio seguro

para la chica. Llevaría la chica donde estuviera a salvo. No dejaría que

le pasase nada, después de lo que le pasó con Saffron, no estaba

dispuesto a que su amiga sufriese más.

El chico corría por las

calles buscándola, no la encontraba en ningún sitio. Antes de salir del

dojo había ido a la habitación de la chica y al tejado y no la encontró.

Se empezaba a desesperar, se temía lo peor. Había visitado el Furinkan.

Y casi todos los sitios donde iba la chica con sus amigas… o con él. Ya

no sabía dónde ir. Pensó ir al Ucchan's o incluso al Neko Hanten… pero

lo pensó mejor, allí nunca iría su prometida. Y era preferible que sus

supuestas prometidas no supieran nada sobre el estado actual de Akane.

Se

detuvo en un puente, a veces se habían refugiado bajo él, para evitar

la lluvia… iba a dirigirse a un parque cercano. A ese parque acudía su

prometida cuando estaba deprimida, y él también iba cuando se encontraba

recaído. Y empezó a correr hacía allí… pero algo lo retuvo, tenía un

presentimiento, se acercó de nuevo al puente y por una rampa descendió a

la orilla del rio, y miró bajo el puente. Allí vio un cuerpo, estaba

tumbado boca abajo, la reconoció al instante, era Akane.

La chica

seguía llorando y se convulsionaba, el chico se enrabió con todos, por

provocar ese estado en su amiga, se iba a acercar cuando reparó en los

tres hombres que se acercaban a ella con no sanas intenciones. Uno de

los hombres dijo algo y su prometida gritó su nombre.

Akane salió

del dojo llorando, esos tres personajes habían vuelto a aparecer en su

vida para ponerla aún más patas arriba. Si no era bastante agitada su

vida desde que apareció Ranma ahora se complicaba con la aparición de

sus parientes. Su padre y sus hermanas no la ayudarían… tío Genma no

participaría, ni podía y conociéndolo tampoco quería. Tía Nodoka estaba

atada por la misma promesa que su marido, no podía actuar. Y Ranma…

Ranma estaba atado por la misma promesa que los demás, no podía hacer

nada… en teoría… pero el chico ya había dicho que no dejaría que nadie

le hiciera daño. No quería meter a Ranma en líos, ya se habían metido él

uno al otro en muchos líos. No quería que su prometido sufriese por su

culpa.

-Soy tonta, Ranma se meterá a defenderme, no puede

evitarlo, lo lleva en la sangre. Pero haré todo lo posible para evitar

que se meta en problemas.

Huía sin destino, se estaba cansando y tropezó con alguien.

-Lo siento- dijo la chica y siguió huyendo.

No

se dio cuenta que las tres personas con quien chocó la miraron,

sonrieron de forma siniestra y la siguieron, les habían pagado para

encontrarla y darle una lección.

La chica huyó y sus pies la

llevaron hasta el rio, debajo de un puente, se dejó caer bocabajo en el

húmedo suelo, no le importó ensuciarse. Ya no era importante… ya no le

importaba a nadie. Allí estaría sola y nadie la molestaría… se

equivocaba no estaba tan sola como ella hubiera querido y en su estado

actual, estaba… más indefensa que nunca.

-Mira lo que tenemos aquí, un pajarito… no divertiremos un poco… y después…- dijo una voz llena de deseo y maldad.

Akane

levantó la mirada y se asustó. Tres hombres la amenazaban… y no tenía

fuerzas para defenderse. La violarían y… entonces gritó… pero sabía que

nadie la oiría… se volvió a equivocar.

- ¡Raaanmaa! - gritó.

-Si

grita que nadie…-dijo uno de ellos y se sintió cogido. Se giró y vio a

un chico de la misma edad que su víctima. Sonrió un instante, otra

víctima. Pero vio al chico moverse levemente y cayó al suelo sin

sentido. Los otros hombres no habían visto al chico, ni sentido como

atacó a su compañero.

-Primero nos lo pasaremos bien contigo,

después… haremos contigo lo que nos han ordenado… que será algo no tan

agradable…- dijo uno de los atacantes.

- ¡Dejadla! Como la

toquéis… os mato- los dos matones se volvieron. Vieron a su compañero en

el suelo. Y a un chico muy furioso amenazándolos.

- ¿Qué le has hecho? – dijo el que parecía el cabecilla- de esta te arrepentirás.

- ¿Qué le he hecho? Darle su merecido… como os lo daré a vosotros.

Y

el chico se lanzó sobre los dos incautos. Los dos hombres eran muy

buenos peleando… pero estaban muy por debajo del nivel de Ranma… o él de

Akane. La lucha se decantó desde el principio del lado de Ranma. Pero

el chico no daba el golpe de gracia.

-Eres un cobarde- dijo uno de ellos- no eres capaz de darnos el golpe de gracia.

-

¿Un cobarde? ¿golpe de gracia? Os equivocáis. Os voy a torturar un

poco, cuanto más duréis más sufriréis, y necesito saber quién os encargó

perseguir a la señorita Tendo-Creyó conveniente no revelar su relación

con Akane. Miró a los dos personajillos de mala muerte. - pero para eso

necesito a uno de vosotros, sólo a uno, el otro me molesta. Y estoy

averiguando cual de vosotros hablará antes y me lo contará todo.

Y

puso una cara siniestra, los dos secuaces gritaron de terror. Un minuto

después un atemorizado hombre contaba todo a Ranma. Sus compañeros

permanecían tumbados en el suelo inconscientes. Cuando logró que el

hombre le contase todo dijo.

-Coge a tus amigos y desapareced-

amenazó Ranma- si os vuelvo a ver os mato, si volvéis a acercaros a esta

chica… no tendréis tanta suerte.

El hombre le miró asustado, ese

chico era un monstruo, fue hasta sus compañeros, cuando estos estuvieron

reanimados huyeron. Pero antes le dieron una insignia a Ranma, se la

había dado quien lo contrató. El chico miró la insignia y se la guardó. Y

se acercó a su prometida. La chica seguía tumbada. No se había enterado

de la llegada de Ranma y como este venció a los acosadores, sabía que

en su estado actual no podía ofrecer resistencia a sus acosadores., fue

entonces cuando oyó la voz del chico.

-Venga Akane que todo ha pasado-dijo el chico.

Ella

seguía llorando e hipaba. Levantó la cabeza y lo miró. A él se le

rompió el alma verla en ese estado. Estaba vencida, ella que no se había

rendido nunca ahora estaba vencida por una idiota que no se podía

comparar a las otras rivales de su prometida. No la dejaría que cayese a

ese abismo en que la empujó su prima. Allí estaba él para apoyarla

siempre.

Akane lo miró y lo vio allí sonriéndole… pero notó que

esa cara era una máscara, en los ojos de su prometido vio preocupación… y

rabia. Se preocupaba por ella y estaba furioso por lo que le estaban

haciendo. También vio dolor… el dolor que le hacía verla así. Supo que

cuando dijo que la ayudaría siempre era verdad. Ranma no la dejaría

nunca, estaría siempre a su lado cuando ella sufriese, cuando lo

necesitase.

La chica no se pudo aguantar más y lo abrazó y se

refugió en el pecho del chico llorando con amargura, así se sintió

protegida, como nunca se había sentido. Entre los brazos de él sintió

paz y tranquilidad. Pero sintió el dolor que él sentía, el dolor que ya

había visto en los ojos del chico, ese dolor era casi tan grande como él

que ella sentía.

Cuando ella le abrazó él se quedó helado durante

un rato y luego la abrazó y la atrajo hacía él, la sentía tan frágil,

tan vulnerable… nadie se la quitaría de su lado y nadie lo separaría de

ella. Ni esa prima idiota, ni sus rivales, ni las tres locas que lo

perseguían. No toleraría que nadie le hiciera daño… y mucho menos esos

dos viejos locos. Le acarició la cabeza para tranquilizarla, fue

entonces cuando descubrió que él también estaba llorando.

-Estoy aquí, contigo, como… siempre he estado… como siempre… estaré… no te voy dejar nunca en la estacada… ¡NUNCA! -gritó el chico- ¿me has oído? Nunca… por qué tú…

Ella lo miró y se enfureció. No quería enfadarse con él, pero debía hacerlo. Se soltó de su abrazó y se alejó un poco del chico.

-

¡No!, no te necesito… no necesito a nadie- la chica estaba rompiendo en

pedazos su propio corazón, no quería meter a Ranma en problemas, el

chico ya tenía demasiados para tener otro más- yo me sé cuidar sola. Me

iré de casa y no volveré nunca. Sólo iba contigo para reírme de ti-se

rió como lo hacía Kodachi. Y con falso despreció añadió- un ser raro, un

hombre que se vuelve…-le costaba seguir, le dolía tanto hacerle daño,

pero debía seguir. - …en mujer. - y se volvió a reír.

Akane se

giró simulando despreció, sufría como nunca lo había hecho, no quería

separarse del chico, tampoco quería ver la cara de dolor, que ella misma

provocó en el chico. Entonces tuvo un presentimiento, si ella

abandonaba el dojo, él… iría en su busca. Donde ella fuera él la

seguiría. De la misma forma que si él se fuera… ella saldría en su

busca.

-No te quiero, nunca te quise- siguió ella y empezó a

llorar, esas lagrimas traicioneras la estaban delatando… pero Ranma no

vería eso, en ciertas cosas era tan inmaduro… pero últimamente...

Ranma

pasó de la tristeza y el desespero al no sentirse querido por Akane, al

estupor. Estaba a punto de enfadarse cuando vio a la chica llorar, supo

que lo estaba manipulando para que se enfadarse con ella. Comprendió

que ella no quería meterlo en líos, decidió seguirle la corriente a su

prometida, para que ella misma se delatase, aunque no se enfadaría, ni

se burlaría de la chica.

- ¿Entonces? ¿No significó nada para ti?

¿Siempre te has reído de mí? ¿Me has tenido engañado todo este tiempo?

Yo que he estado a punto de morir... por ti, que he arriesgado mi vida

por ti. Que me he humillado, como cuando luché con esa animadora

imbécil, ¡por ti! Ahora me dices que hacías comedia. Que mala amiga has

resultado ser peor amiga que esas tres locas harpías que me acosan. Al

menos ellas no han sido tan hipócritas como otras, han demostrado sus

funestas intenciones desde el principio. Yo que siempre me he preocupado

por ti.

Ella se quedó helada, lo había enfadado más de lo debido.

No vio que el chico, como ella no hablaba en serio. Olvidó por completo

su objetivo de enfadarlo. Él le había echado en cara que luchó por

salvarla y por vengarla muchas veces. Le había dicho que era peor que

las otras tres prometidas, aunque le dejó claro que no se sentía a gusto

con que esas lo siguieran. Y dijo que se preocupaba por ella.

-

¡ERES UN IMBENCIL RANMA!, No quiero que te meta en esto, no quiero te

metas en más líos... por mí. – lo miró con desesperación-No ves que no

quiero que sufras por mi culpa. No quiero que te dañen. Aléjate de mí.

Si sigues a mi lado… tú también resultaras dañado… te meterás… te

meteré, en problemas.

Akane seguía llorando y bajó la cara. Ranma

con suavidad le levantó la cabeza y le acarició la cara y le limpió las

lágrimas. Se miraron a los ojos.

- ¡La tonta eres tú! -gritó él,

pero luego se calmó- No te voy a dejar sola. Eres mi prometida, mi amiga

o si lo prefieres algo así como mi hermana. No quiero ni puedo dejarte

sola en este momento, me necesitas… te necesito. Y ya estoy metido, como

toda la familia, lo hicieron los dos viejos locos. No me puedo mantener

al margen, no podía mantenerme. Por muchas peleas que tengamos, por

mucho que digamos que nos odiamos, jamás te dejaré sola cuando necesites

ayuda, ¿me has oído o te lo repito? Jamás me mantendría al margen, si

tal vez no lo hiciera por otras personas, ¿Cómo quieres que no lo haga

contigo? Significas mucho para mí para dejar que tu estúpida familia te

hagas daño. Y no me harán daño… ya me lo han hecho… y mucho- y la miró

con tristeza, -al atácate a ti. Yo también he sido dañado. Yo sufro

cuando… cuando tú… sufres. Yo también estoy dañado… como tú.

Ella

lo miró extrañada, su prometido se estaba sincerando con ella. Nunca lo

había hecho eso, sino todo lo contario. Siempre se había burlado de

ella. Ahora veía que también lo estaba pasando mal. Se dio cuenta que,

si a ella le pasase algo, él no lo superaría nunca. Como si a él le

pasase algo…

- ¿Estás bien? ¿tienes fiebre? - y se temió lo peor,

si a ella la había poseído el espíritu de una muñeca, a él también lo

podían haber poseído- ¿Quién eres?, ¿Qué has hecho con Ranma? ¿Dónde

está mi prometido?

Él la miró. Estuvo a punto de enfadarse, pero sonrió con tristeza.

-Soy

yo. No me ha poseído un espíritu enfadado y con ganas de venganza. Por

una vez que logró controlar mi estúpida timidez… y no me crees. No

esperes otra vez, la timidez es muy fuerte y no pode ganarla otra vez-

dijo y la miró con tristeza- No quiero que le hagas caso a tu familia,

porque veo donde llevará eso… y no me va a gustar… no quiero que te

alejes de mi… te necesito… a cada momento. Eres mi vida…sin ti…- la

chica lo vio llorar y él no lo ocultó su llanto-… nada tiene sentido.

-No

puedes hacer nada, lo acordaron nuestros padres… como acordaron nuestro

matrimonio- dijo la chica- debes ver la realidad y aceptarla… yo debo

…. Es mi castigo… es mi culpa.

- ¡No! No y no… No es igual, - negó

él con fuerza y desesperación, se negaba a eso. No lo consentiría- con

la promesa de matrimonio tú y yo… hemos… la hemos aceptado… pero en esto

estoy en contra, ahora y siempre.

-Yo debo morir es mi castigo…

yo maté a mi madre… fue mi culpa… yo debo morir…- la chica estaba

llorando-debes aceptarlo… como lo hecho yo. Estarás libres, te podrás

casar con una de tus prometidas- lo decía con rabia, no estaba de

acuerdo con eso- o con una de mis hermanas- y lo miró y se temió lo

peor- prométeme que lo harás con Kasumi, que no te casaras con Nabiki.

Él se levantó, el comentario de la chica lo había enfurecido.

-

¡Akane eres idiota! Tenía que sacar un mazo de donde fuera y pegarte

con él, te lo mereces. No entiendes nada, nunca me has entendido, creía

que si… que eras distinta a las otras, pero veo que no. ¿Acaso no ves

que si tú me faltas no hay razón para vivir? Sin ti no hay vida.

-

¡Ranma! Debes vivir por ti y por mi… por los dos- dijo ella. Era

curioso, al principio era él que la buscó para animarla y ahora era ella

quien tenía que animarlo. Se le acercó y le puso una mano en el

hombro-Anímate Ranma, debes seguir adelante.

- ¡Nunca! No puedo

vivir, si vivir significa que tú no estés. No quiero vivir en un mundo

donde tú no estés. En China me rendí al creerte muerta, si hubiera

ocurrido así… yo también… te hubiera seguido… si tú desapareces… yo… iré

a buscarte… sea al cielo o al infierno… no me separaré de ti. No puedo

vivir sin ti. Tú eres mi vida… la única razón por la que vivo- los dos

chicos lloraban. Ella estaba emocionada, él la quería, se acababa de

confesar. - Akane ¿No comprendes que yo te…yo te… qui… ero?

Ella lo miró y esbozó una breve sonrisa, no pudo evitar sonrojase… pero esta relación debía acabar. No podían seguir juntos.

-Estoy

contenta Ranma…al fin te has confesado… yo también… te…te… quiero. Pero

debo morir, no hay marcha atrás. Debes aceptarlo… yo lo he hecho. -

dijo ella con tristeza. Era mentira le horrorizaba… separase de Ranma.

-

¡No lo acepto!… ¡no lo aceptaré! ¡ni ahora ni nunca…! No te dejaré

morir- dijo Ranma furioso, no aceptaba que su prometida se hubiera

rendido sin luchar-Y de todas formas ¿Por qué debes… morir? ¿Por qué

dices que mataste a tú madre…? ¿Qué es culpa tuya? ¿Cómo es culpa tuya?¡

Si tenías cinco o seis años! Con esa edad no puedes ser una asesina.

La chica se quedó parada, nunca se paró a pensar en eso. Sólo pensaba en lo que le habían dicho. Que ella…

-Mis

recuerdos son confusos… Yo tenía unos seis o siete años o menos.

Adoraba a mi madre, era muy buena conmigo, con su torpe hija pequeña- y

sonrió con tristeza- fuimos al campo cerca había un rio. Fui con mi

amigo, ese niño que jugaba conmigo…Recuerdo oscuridad y algo que no me

dejaba respirar. Y desperté en la cama de un hospital, me dijeron que mi

madre se estaba muriendo y que era mi culpa.

- ¿En un hospital?

¿Qué te pasó? ¿Quién te dijo eso? - preguntó el chico exaltado, aunque

ya se imaginaba quien. Había tenido un escalofrió y no sabía por qué.

Oír hablar de eso le producía terror.

-No sé qué me pasó para

acabar en un hospital. Me lo dijo mi tío Kyosuke. También me dijo que en

doce años volvería para cobrarse la perdida de mi madre. Y esos doce

años ya se han cumplido.

- ¿Cobrarse? - preguntó con miedo el chico, se imaginaba la respuesta, no quería oír esa respuesta. No la iba a aceptar.

-Si, ¡cobrarse!, ¡con mi vida! - dijo ella…

-No,

no lo acepto ni lo consentiré, lucharé contra eso, con todas mis

fuerzas- dijo él con rabia-no permitiré te separen de mi- el chico se

movía de un lado al otro, estaba fuera de sí. Akane lo miraba asustada,

ese no era el chico que conocía, era él que peor lo estaba pasando,

incluso peor que ella. De repente se paró y la miró sorprendido- No lo

entiendo ¿Cómo pudiste matar a tu madre y que no lo recuerdes? Y ¿Por

qué te impuso ese castigo tu tío? ¿Por qué no dijo nada en contra tu

padre? ¿Como es que acató toda tu familia esa orden sin oponerse? ¿y

como enredaron a mi familia? Esto no me gusta, no me gusta nada. Hay

algo que nos ocultan y tu tío y tus primos están metidos, creo que

esconden algo muy siniestro. Este asunto es muy raro, mucho.

- ¿Por qué dices eso? -preguntó la chica extrañada.

-Insisten

que tú eres la culpable y lo hacen con demasiada insistencia, es como

si... están desviando las culpas hacía ti. No sabemos qué pasó, no te lo

ha dicho nadie. Ni tu tío, ni tus primos, ni tu familia, supongo que

tus hermanas tampoco saben nada o muy poco. Ni mis padres me lo han

dicho a mí y al menos mi padre lo sabe, al menos una parte. Dudo que tu

padre o el mío sepan toda la verdad, creo que los engañaron.

-No

sabemos nada, y no averiguaremos nada de nuestra familia-dijo Akane

cabizbaja-tienes razón es muy raro. - ella estaba inquieta y el chico lo

notó.

-No temas no te pasará nada, averiguaremos todo. Y evitaremos que te dañen. No se lo consentiré. ¡Ni a ellos ni a nadie!

-Ranma,

estoy asustada. No quiero morir, soy aún muy joven… tengo tanto por

vivir, tanto por hacer, tanto por descubrir… y me gustaría hacerlo todo

contigo. Quiero compartir todo contigo. No me dejes o esos me harán...-

no pudo seguir se puso a llorar y el joven sintió que debía animarla.

-Yo

también tengo tanto… por hacer, tanto por descubrir y lo quiero vivir

contigo. Y nada ni nadie podrá evitar que lo hagamos, por esos somos

Ranma y Akane, las personas más tercas de Nerima… no de todo el

mundo-bromeó el chico. - No debes temer nada. Ya te he dicho, y te lo

repito, que estoy aquí para protegerte y ayudarte, y nadie podrá

separarme de ti, donde tú vayas yo te seguiré, sea donde sea. - en ese

momento, Akane no entendió del todo lo que implicaba lo último que dijo

el chico.

Los dos se habían sentado en el suelo, uno al lado del

otro. Había empezado a llover. Y allí, bajo el puente, permanecieron y

se sintieron a salvo de la lluvia, de sus familias y rivales, de sus

problemas y de todo aquello que los amenazaba. A su alrededor todo

desapareció, en el mundo sólo existían ellos dos, y nadie ni nada más

que ellos. La chica se recostó en el hombro del chico y él le pasó el

brazo por la espada y la cogió por el hombro atrayéndola hacía él.

Permanecieron así, juntos allí hasta que dejó de llover. Los dos

desearon que ese momento no se acabara nunca.

No lejos de donde

estaban los chicos, los observaban tres pares de ojos. Eran un pequeño

cerdito negro, una gata y un pato. Cada uno sentía sentimientos

contradictorios hacía la pareja.

El cerdito se sentía partido entre su amor hacía la joven, que era abrazada por su rival y él que sentía por su novia, Akari.

Desde

que conoció a Akane le atrajo, era dulce y amable. La chica lo trató

bien, sobre todo al estar transformado en P-chan. Pero hacía días que

todo eso había cambiado. Ella ya sabía la verdad, y si hubiese intentado

acercarse a ella, la chica no lo recibiría con la amabilidad de antes.

Todo

era culpa del estúpido y engreído prometido de ella. Se lo había

contado todo a la chica, lo odiaba por eso, por separarlo de su diosa.

Lo mataría… se lo haría pagar muy, muy caro. Acababa de mirar al chico

de la trenza, estaba abrazando a su prometida. El cerdito se enfureció…

un instante, hasta que vio que ella estaba llorando. Y él chico la

intentaba consolar, no parecía que se habían peleado. La chica parecía

dolida y lloraba, y el causante parecía no ser su prometido. Y Ranma,

parecía también muy dolido y el cerdito lo vio llorar. Alguien les había

hecho mucho daño a los dos. Los dos estaban muy afectados.

Notó

como él que creía insensible prometido de la chica la intentaba ayudar y

al principio lo vio fracasar, ella lo rechazó, no se alegró de este

fracaso. Al final los dos prometidos firmaron la paz. Y se sentaron

juntos, y se abrazaron. Se dio cuenta que la víctima era ella y que el

chico no podía ocultar el daño que le provocaba ver a su prometida en

ese estado.

Ryoga sintió pena por ellos, los vio muy dolidos.

Intentó acercarse a ellos para darles ánimos, pero algo le impidió

hacerlo. Al principio no supo que lo retenía… pero pronto se dio cuenta

de lo que era. Ranma no sólo estaba consolando a su amiga, la estaba

protegiendo. Alrededor del chico de la trenza vio un aura terrorífica.

El chico de la trenza estaba realmente muy furioso. Si alguien se

acercaba a Akane para hacerle daño… saldría muy mal parado.

Ryoga

vio que había juzgado mal a su rival, este estaría siempre al lado de

prometida, cuando ella necesitase ayuda, Ranma acudiría a su lado. Y vio

algo terrorífico, si uno caía… el otro también lo haría.

El pato

los miraba con envidia. Él quería tener una relación parecida con la

gata. Desde el principio vio lo que sentían esos dos chicos, aunque

ellos lo ocultasen. Siempre juntos, siempre ayudándose. A pesar de que

se peleasen todo el día, eran las personas más unidas que conocía.

Los

envidiaba y los apoyaba… pero ahora se dio cuenta que los dos pasaban

por un mal momento. Desde que los conocía siempre los había visto

apoyase y ayudarse. Recordó cuando en China el chico la creyó muerta, lo

recaído que se puso y como luchó por salvarla, el chico hubiera muerto

por salvarla, y sabía que en caso contario la chica hubiera entregado su

vida por la de él.

Ahora los veía deprimidos y al chico

extremadamente furioso, como lo vio en China, cuando luchaba por la vida

de Akane. A ella le había pasado algo malo y el chico de la trenza la

buscó. El pato lo había seguido hasta el rio. Cuando el rival del pato

la encontró... la intentó animar. Pero fue el chico de la trenza él que

acabó mostrando sus sentimientos y cayendo también en el pozo de dolor

donde había caído la chica.

Como el cerdito, notó la inmensa aura

protectora del chico hacía la chica. No sabía que les había pasado. Pero

cuando el chico se vénganse no quería estar cerca. No quería verse

envuelto en una lucha que saldría muy dañado. En esa lucha, Ranma no

tendría compasión con nadie que intentase dañar a su prometida.

La

gata estaba furiosa, esa chica estaba demasiado cerca de su Airen. No

se lo iba a consentir, ya la había avisado varias veces que Airen era

suyo… pero la chica violenta no entendía las lecciones a la primera… ni

siquiera a la cuarta o quinta vez, debería ser muy, muy tonta… y Airen

ciego, si no, no comprendía que prefiriese a esa chica de pelo corto,

buena para nada en lugar de ella que era mucho más prefecta, tanto

corporalmente como mentalmente por no decir que era mucho más hábil que

esa niña tonta japonesa.

Valía que Akane era una buena luchadora,

aunque no se podía igualar a ella, pero si a muchas de las mejores

amazonas… pero Ranma debía tener como esposa a una mujer fuerte y

habilidosa, una igual. Y la chica de pelo corto no lo era.

Su

Airen debía estar con Akane por lastima, sólo veía esa razón, se negaba a

ver que entre esos dos hubiera algo, ni siquiera amistad.

Ahora

lo veía muy juntos, ella estaba deprimida, y él chico la intentaba

consolar. Entonces creyó comprender la maniobra de ella, intentaba

utilizar esa falsa depresión para hacerse con él. La gata se enfureció,

mataría a la chica.

Fue entonces cuando comprendió que alguien

había dañado a la chica, le gustaría conocer a esa persona y ayudarla a

deshacerse de esa chica molesta.

Tan cegada estaba en su

razonamiento erróneo, que no notó la furia de "su" Airen y que atacar a

la chica significaba exponerse ella misma a la ira de Ranma. Ayudaría a

los enemigos de Akane a deshacerse de ella, no sabía que eso podía

significar su fin.

Kasumi estaba haciendo la cena bajo la extrita

vigilancia de su prima. La chica se había adueñado de la cocina, el

reino de Kasumi. Quien no conociera a Kasumi la vería muy tranquila,

quien la conociera la vería nerviosa, y quien la conociera como su

hermana Nabiki, o su padre o los jóvenes prometidos, sabía que estaba

furiosa, y no era bueno enfurecer a Kasumi.

La hermana mayor de la Tendo no aguantaba el carácter de su prima, está la había delegado a su ayudante en su propia cocina.

-Hoy

para cenar seremos nosotros tres, vosotros tres y el señor Saotome,

siete en total. Tu hermana y ese rebelde se quedan sin cenar- ordenó

Mana- El chico puede comer mañana, si se porta bien… pero tu hermana no

volverá a comer nunca más ni aquí ni fuera. Esperemos que muera de

hambre pronto y así nos quitamos un problema.

Kasumi, que estaba cortando zanahorias, golpeó fuerte el cuchillo sobre la tabla de cortar. Eso no lo consentiría.

-Esta noche y siempre tanto Akane como Ranma cenaran. Si alguien se debe quedar sin cena serás tú- dijo Kasumi desafiante.

-Harás

lo que yo te ordené. A parte hoy castigaré a Akane como se merece. Si

te opones a mis ordenes recibirás tú también un correctivo- y se rió.

-Estas

jugando con fuego- dijo Nabiki- no sabes lo que te espera. Aunque no sé

la razón, no debemos…no podemos intervenir en el castigo de Akane. Pero

su prometido si lo hará y no saldrás viva, ni tu hermano ni tu padre

tampoco lo harán. Aunque lo niega, Ranma quiere a mi hermana y ella a

él, si te atreves a tócala, aunque sea un poco, sufrirás su ira. Otros

lo han dañado a mi hermana y Ranma lo has castigado.

-No me lo

creo, Ranma según he visto es muy manipulable. Puedo manejarlo como

quiera. - dijo una orgullosa y creída Mana- en dos días Ranma comerá en

mi mano y Akane estará en compañía de su madre.

-Si, Ranma es muy

manipulable… pero si no se le hace daño a su prometida. Desde que volvió

de China la tiene muy vigilada y a salvo, la cuidada constantemente. Si

matas a Akane, - dijo Kasumi y su voz cogió un deje siniestro- en dos

días Ranma no sólo no comerá en tu mano… si no que te la arrancará. Y

después la otra mano… y los brazos… y las piernas y por último la

cabeza. No desafíes o subestimes a mi hermano o no vivirás para ver otro

día, otros lo han hecho y se han arrepentido.

Mana miró a su prima sorprendida.

- ¿Tu hermano? -preguntó con incredibilidad e ironía- ¿Desde cuándo ese… ese… "chico" tu hermano? - preguntó Mana, había dicho chico con un despreció increíble- no es tu hermano… ni lo será.

-Es

mi hermano desde el momento que lo prometieron a mi hermana. - dijo

Kasumi- poca gente me enfurece y tú lo estás haciendo. Toca a Akane o

Ranma y juro que te destrozaré…si Ranma deja algo que destrozar… y ahora

¡SAL DE MI COCINA! - gritó una enfurecida Kasumi.

Mana levantó la

mano para abofetear a Kasumi. Nabiki se horrorizó, puede que ni su

padre ni Genma, se pusieran del lado de Kasumi… ni del suyo. Pero como

alguien tocase a Kasumi… Ranma se vengaría con crueldad. Aunque el chico

estuviese loco por Akane, tenía sentimientos fraternales hacía las

hermanas Tendo. Y sabía que el chico consideraba a Kasumi como una

hermana mayor, incluso a ella. Él no toleraría ninguna violencia hacía

ninguna de las hermanas Tendo.

-Ese chico dejará a tu hermana por mi- contesto segura Mana- no es la primera pareja que destrozo.

-Te

equivocas, Ranma no te verá como una prometida. Hay algo en ti que le

hace verte como un peligro, te mira como mira a sus rivales. Ranma no

caerá en tus manos. Serás tú quien caerás bajo sus manos. Te tratará

como a un enemigo. - dijo Kasumi- ¡Mana! No te acerques ni a Ranma ni

Akane. No sólo no lo seducirás, si no que atraerás sobre ti su ira.

Ranma sólo tiene ojos para…

Mana la miró y se río.

-Ese

imbécil será de mío… como cientos antes que él. Todos los chicos

matarían por mí. En mi escuela tenía a todos bajos mi control- dijo

ella. - y ahora te callaras.

-Ranma no es un chico normal. Para él

solo tiene una prometida. Desde hace tiempo lo han perseguido tres

chicas más. Ninguna ha conseguido nada… ni conseguirán. Tú tampoco lo

conseguirás.

- ¡Te he ordenado que… ¡-se calló y miró a Nabiki,

sabia como tratar a la chica- Necesito información sobre Ranma, sus

debilidades, sus cualidades, todo. Te pagaré muy bien.

- ¿Cuanto? – preguntó Nabiki. Debía ser una cantidad muy elevada para que ella traicionase a Ranma y Akane.

- ¡Nabiki! - exclamó sorprendida y alarmada Kasumi.

-He pensado en unos treinta mil Yens- dijo Mana.

A Nabiki se le nublaron los ojos, esa cantidad estaría bien como… en otra persona.

-Estará bien como paga y señal- dijo Nabiki- pero… la paga final debe ser de cien veces más. Más gastos. Eso como primer pago

-

¡¿Tres Millones?! ¡¿Y cómo primer pago?!- preguntó sorprendida Mana. No

daba crédito a lo que había oído. La petición de su prima era

intolerante- ¿Te has vuelto loca? Tres millones más gastos. ¿Qué gastos?

-Seguridad,

médicos, hospitales. Traicionar a Ranma se puede volver… ¿Cómo te

diría? Insalubre para mí. Él se quería vengar de mí, y con razón. No

quiero que me coja y me mande al hospital, a veces Ranma es muy poco

razonable. Todos esos gastos irán a tu cargo. De igual forma que si me

mata, todo el gasto del entierro correrá a tu cuenta.

-De estas os

acordáis la dos. Mataré a Akane, como fue acordados por nuestros padres

y… si os ponéis por medio os mataré a vosotras también. O a ese imbécil

de su prometido si se mete en medio. - la chica miró a Kasumi- tú y yo

teníamos algo pendiente.

La chica se acercó a su prima y la

abofeteó. Kasumi la miró sorprendía sus ojos se llenaron de lágrimas. A

ella jamás nadie la había tocado y ahora esa chica repelente se atrevía a

pegarle.

Los ojos de Kasumi pasaron de la sorpresa al terror más

absoluto. Empezó a mirar hacía su prima con miedo, no era algo más que

eso. A su lado Nabiki estaba dominada por el mismo terror absoluto igual

que Kasumi.

-Esa es la mirada con que debéis mirarme- dijo la

chica con orgullo- debéis comprender que estáis por debajo de mí, que

aquí mando yo y que…- se calló. Las dos hermanas no la miraban a ella,

miraban hacía la puerta de la cocina con terror, se giró. y la vio.

Era

una chica con trenza, se parecía mucho a Ranma, y parecía muy furiosa.

Era a esa chica a la que las hermanas Tendo miraban con miedo, lo que no

supo que lo que atemorizaba a las dos chicas era de la reacción que iba

a tener la chica de la trenza.

- ¿Quién… quién eres? - exigió Mana- ¿Qué haces aquí?

La

chica no le contentó, ni se dignó a dirigirle la palabra, la miró con

mala cara. Mana retrocedió, esa desconocida era peligrosa,

extremadamente peligrosa, su mirada era perversa.

La chica de la

trenza sonrió con maldad. Mana no lo sabía, pero se acababa de meter en

un problema muy grande, acababa de desafiar a la peor persona que

existía.

Los tres hombres estaban reunidos en el dojo. Kyosuke

andaba de un lugar a otro, miraba enojado a los otros dos. Genma y Soun

sentados en el tatami lo miraban espantados. Nada había salido según sus

planes pensó Kyosuke, Akane seguía con vida, Soun no se había deshecho

de ella como él le había ordenado. Y el hijo de Genma no se había

mantenido al margen. Ahora exigiría represalias contra los dos jóvenes. Y

los dos hombres que tenía enfrente estarían obligados a cumplir con lo

acordado.

-No habéis cumplido con lo acordado, me habéis

traicionado. Tú te tenías que deshacer de esa pequeña bruja… que mató a

mi hermana- dijo Kyosuke, el asco y odio que sentía por Akane era

evidente. Miró a Soun con odio. - y tú debías controlar al imbécil de tu

hijo. Lo has educado fatal. Me parece bien que quedáis unir las dos

escuelas… pero podías haber prometido a ese idiota con Nabiki o Kasumi.

Sabías que Akane estaba condenada a muerte. No podía casarse, ni

prometerse.

Los dos viejos amigos, estaban furiosos, deseaban

saltar sobre el imbécil creído que tenían delante… pero habían prometido

no hacerlo. Era una promesa que los dos se arrepentían de haberla

firmado. Uno perdería a su hija menor, el otro a su único hijo… Genma

estaba atado y no haría nada por la hija de su amigo… si Akane moría…

Ranma no le volvería hablar… es más en el momento que ocurriese eso, su

hijo iría por él, al considerarlo unos de los culpables de la

desaparición de su prometida… pero si lograban que la chica viviese… no

cambiaría nada, Ranma ya los consideraba culpables… y se vengaría de

toda forma.

-Me debéis mucho. Estáis aquí gracias a mí. Si os

retiro mi ayuda…- amenazó el hombre- os veréis en la calle. Lo debería

hacer. Sois hombres sin palabras.

-Tú tampoco la has cumplido-

dijo Soun- me dijiste que dirías porque Akane mató a su madre y no has

dicho nada. - el padre de Akane quería repuestas. No iba a entregar a su

hija por nada.

-Te lo diré en el momento que tu hija muera- dijo el hombre y se río, Soun tuvo deseos de matarlo.

-Pero

ella morirá sin saber porque muere- dijo Genma, tenía un mal

presentimiento. Veía a su hijo rodeado de fuego. Sosteniendo tres

cabezas decapitadas. La suya, la de Soun y la de Kyosuke. Este no sabía a

quién desafiaba, se estaba jugando…la cabeza.

-No tenía que haber

nacido. Mandé una carta a mi hermana ordenándole que abortase… no me

hizo caso… por eso ella murió y por eso ahora… ese pecado debe morir. Tu

hija menor no debió nacer nunca… y si ese hijo idiota que tienes se

mete por medio, deberá morir también.

- ¡Mi hijo es un idiota!...

pero, tú toca a su prometida y te matará- gritó Genma- ya estás

condenado. Yo le vi atacar a ese reyezuelo chino, Saffron. Secuestró a

Akane y estuvo a punto de provocar su muerte, Ranma lo mató. Ese

reyezuelo era inmortal y resucitó… tú no lo eres… ni tu hija… ni Soun ni

yo… estamos todos condenados… pase lo que pase a Akane. Y si se entera

de la verdad que nos ocultas… - amenazó Genma.

-Tu hijo es muy

controlable, y mi hija manipuladora. En unos días Ranma, ese pobre

infeliz, será el esclavo de mi niña- dijo Kyosuke riendo, - lo lleva

haciendo desde muy niña, nadie puede con ella- y se rió. - he oído que

tiene tres prometidas más… a partir de ahora tiene una más… mi hija, y

ella conseguirá lo que no han hecho las otras.

-Siento decirte que

te engañas- dijo Soun- Ranma está acostumbrado a tratar con

manipuladoras, Nabiki y esas tres que tú dices. Ranma no caerá en la

trampa de tu hija- "espero" pensó Soun-tu hija se puede llevar una buena

sorpresa.

-Nadie ha escapado de las manos de Mana… y ese niñato

tonto no será el primero. - el hombre estaba seguro del poder de

seducción de su hija. - Ese Ranma pronto será una conquista más.

En pocos días Akane no estaría en este mundo, la asesina de su hermana desaparecería. Y si alguien se ponía por medio…

En

ese instante oyó a Mana gritar de terror. Iba para la puerta cuando

Yuta, su hijo, voló por todo el dojo y se incrustó en la pared, a los

pocos segundos el chico cayó al suelo desmayado.

- ¡Yuta! - gritó y

se acercó a su hijo, que estaba bocabajo, y le dio la vuelta. El joven

estaba desmayado y tenía muchos golpes repartidos por todo el cuerpo.

Quien se los había dado era un experto. No conocía a nadie más fuerte y

hábil que su hijo, era el campeón del torneo nacional de artes

marciales, era superior al resto… él mismo lo había entrenado. Pero

quien había vencido a Yuta era muy superior.

Se giró y vio a los dos hombres abrazándose asustados, miraban la puerta del dojo con miedo.

El hombre miró y vio, una chica bajita con trenza que no conocía. Al principio la confundió con Ranma… pero no podía ser él.

La

chica lo miró, y al hombre se le heló la sangre. Aquella chica no era

una chica normal, parecía estar bien preparada en artes marciales,

superaba a su hijo… y a su hija también. Tenía algo de siniestro, solo

con mirarla se atemorizaba, esa chica era… era... era un monstruo con

forma humana, no sabía de donde había salido… pero acabaría con él. La

chica estaba furiosa y él tenía la culpa de ese enfado.

Yuta

estaba en la puerta del dojo. Su padre le encargó que se quedará allí, y

evitará que nadie entrase, no había dejado entrar a Nabiki, la chica lo

amenazó e intentó chantajearlo… pero Nabiki no tenía el nivel que Mana.

Después

apareció Kasumi, con el té… pero el chico lo tiró al suelo, su padre

dijo que no beberían nada y que evitase, de cualquier forma, que

entrasen bebidas. Kasumi lo miró con una sonrisa y volvió a la casa.

Quería

que apareciese ese chico impertinente, el prometido de Akane, para

darle una lección. Lo humillaría delante de Akane, y acto seguido

invitaría a esta a salir, la obligaría a salir con él.

No iba a

consentir que nadie saliese con su Akane… Akane era…suya y sólo suya.

Mientras estuviese viva, lo poco que viviese, esa chica sería su

esclava… su padre se lo había prometido, se imaginaba que le haría… y

una sonrisa perversa se dibujó en su cara.

Sabía que la chica

tenía varios pretendientes, debía liquidar primero… al más fuerte e ir

acabando con el resto, en ese orden, el ultimo sería él más débil.

Había

puesto a investigar a gente de su confianza, para que averiguaran

quienes eran los pretendientes de su prima. Si el más fuerte era ese

Ranma, eliminarlos sería muy fácil. Ese chico se lo veía muy flojo.

No

le gustaba el prometido de su futura esclava, parecía un pedante. Pero

no había problema, él sabía tratar a la gente así, una pequeña amenaza y

saldría por patas. Conocía este tipo de imbéciles, había tratado con

ellos toda su vida. Si no atendían a las amenazas, una pequeña paliza y

todo resuelto. Sus rivales siempre habían cedido por una u otra razón… y

esta vez no sería diferente. Ranma a la primera de cambio saldría

asustado y él tendría el terreno libre con Akane.

Se rió, iba a

pasar unas semanas estupenda disfrutando de Akane como quisiera. Haría

con ella lo que quisiera y después se la entregaría a su hermana.

Mana

era tonta, ella le contó lo que le quería hacer a Ranma para separarlo

de su prometida… pero él no estaba de acuerdo, su hermana no debía

meterse por medio. Él sólo se bastaba para separarlos. Akane caería en

sus brazos con suma facilidad, como habían caído tantas antes. Ninguna

se podía resistir a su encanto.

No estaba de acuerdo del todo con

lo que quería su padre. ¡matar a Akane! ¡vengarse por lo que esa mocosa

hizo a su propia madre! En su familia se pensaban que era tonto, él

sabía cómo ocurrió todo. El mismo…

Cuando todo acabase, el dojo

sería de su padre y él sería el heredero, o eso pensaba… pero Yuta sabía

que su padre los engañó tanto a él como a la bruja de su hermana.

Kyosuke tenía otros planes… después de deshacerse de Akane. Planes para

la familia Tendo y para la Saotome. Se empezó a reír… y en ese momento

oyó a su hermana chillar de terror.

Se asustó, que alguien como su hermana tuviese miedo era increíble. Lo normal era que ella provocase terror, no al revés.

Momentos después vio salir de la casa una chica, se parecía mucho al prometido de Akane. Le pareció una diosa.

-Hola

guapa, ¿Tienes algo que hacer? Podíamos ir a cena tú yo. Y después sé

un sitio maravilloso, donde una chica como tú y un chico como yo…- dijo

Yuta. La chica era muy guapa, era un honor para ella salir con él.

La

chica puso una sonrisa enigmática, que el chico no supo interpretar, un

momento después la chica torció esa sonrisa y sus ojos, la expresión de

la chica adquirió un aspecto diabólico, una cara donde predominaba la

maldad, una cara perversa. Yuta supo porque gritó su hermana y por qué

iba a gritar él. Supo que esa chica no iba a ser nada simpática con él.

Tuvo miedo, mucho miedo… pero esa chica no le dio tiempo a gritar.

Todo

había acabado, se dio cuenta una semana antes, en la última pelea que

tuvo con Ranma y Akane. Aunque no se dio por vencida, fue allí donde

todo cambió. Ya nada sería como antes.

Habían perdido, el corazón

de Ranma ya estaba ocupado, era algo que siempre supo… luchó para echar

de allí a la ocupante, pero era como luchar contra un tornado… no

consiguió nada.

Ella, la que ninguna consideraba digna de ser la

prometida de Ranma, la menos capacitada. Había sido al final la

ganadora. Al principio no comprendió como lo consiguió, pero al final

creyó descubrir como Akane las había vencido.

Cada vez que Ranma

estaba herido, triste o enfermo, mientras ellas tres intentaban

aprovecharse de la situación y conseguir a Ranma… Akane lo ayudaba y lo

cuidaba. Mientras ellas lo querían forzar a quererlas, Akane nunca lo

forzaba y se preocupaba por él.

Ellas tres lo intentaban

coaccionar y su prometida oficial conseguía, sin proponérselo, toda la

atención que ellas buscaban sin conseguirla.

Ukyo miró su

restaurante vacío, era muy pronto para abrirlo, y no tenía el ánimo de

hacerlo. Se sentía igual que su restaurante, vacía y sin ganas de abrir

su destrozado corazón.

Aunque era muy joven, una adolescente, ya

vio que esta vida era muy dura. No siempre se tenía lo que deseaba. No

podía tener a Ranma, lo había querido durante doce años y ahora…

Notó

como las lágrimas acudían a sus ojos. No había nadie que la consolase,

necesitaba a alguien que la abrazase, que le dijera palabras bonitas,

alguien que la acunase entre sus brazos. Deseó volver a ser niña y que

su padre la cogiese en brazos y le cantase hasta dormirse, pero esos

tiempos habían pasado y quien podía haberla cogido entre sus brazos… no

la quería. Él siempre le dijo que sólo era amigos... y no lo creyó.

Ni

en sueños lo tenía. En sus sueños siempre él acababa con Akane. Ni en

el reino de los sueños lo podía tener. Es más, en ese reino le eran

negados todos los chicos que conocía. Ni Ryoga, con quien se rumoreó

alguna vez que estaba saliendo, ni siquiera el tonto de Kuno o Mousse.

Durante

un tiempo parecía que acabaría con Ryoga, se aliaron varias veces para

destrozar la relación de Ranma y Akane, pero estos creyeron que sus

amigos realmente estaban saliendo y los animaron… pero esto tampoco

resultó. Apareció Akari, esa novia que le salió a Ryoga, y esa puerta

también se le cerró.

Pero lo que le más de dolió fue ver a los dos

prometidos bajo el puente, había sido esa tarde, los vio muy tristes,

sobre todo a ella, y a Ranma consolándola, como nunca había hecho. Los

vio llorar y notó que los dos sufrían, no sabía por qué… pero notaba la

pena que sentían los dos chicos como si fuera algo material.

Los

dejó, se sentía fatal, la tristeza que vio en los dos prometidos se le

contagió y la impregnó por completo. Volvió a su restaurante, en el

camino la pilló la lluvia, pero ella no pareció notarla. Llegó a su casa

empapada, calada hasta los huesos. Su camarero se asustó al verla en el

estado que llegó al Ucchan. La condujo al baño y la desnudo, y la bañó.

A ella no le importó estar desnuda delante de él, ya no le importaba

nada. El chico la secó y la vistió. Ella se dejó llevar, era como una

muñeca, sabía que el chico no abusaría de ella.

Habían pasado

varias horas y Ukyo no abrió el restaurante ese día, su camarero la dejó

y se fue a su habitación a dormir. La chica necesitaba soledad y

tranquilidad.

Estaba totalmente a oscura cuando un relámpago

iluminó el salón y oyó un trueno… se estremeció, sintió un escalofrió y

miedo, se quedó helada, fue como si unos dedos helados entrasen en su

cuerpo, estuvo a punto de chillar de terror. No hubo más relámpago ni

truenos. Pero una sensación desagradable se adueñó de ella y la acompañó

durante días.

No fue la única en sentir ese trueno ni ver el

relámpago, no fue la única en estremecerse, ni en sentir un miedo

cercano al terror más oscuro. Cinco jóvenes más lo sintieron, fueron los

únicos en todo el barrio en sentirlo.

Los dos jóvenes chinos lo

sintieron, y los dos hermanos locos y el chico que andaba siempre

perdido sintieron lo mismo, nadie más lo sintió, no lo sabían, pero fue

un aviso. Que con ese trueno algo había cambiado y que no era algo

bueno, había algo que los amenazaba, y los cinco sin motivo tuvieron el

mismo presentimiento. Y no era un presentimiento agradable.

Aunque

los dos jóvenes del Neko Hanten estaban con Cologne, esta no oyó ni el

trueno ni vio el relámpago, pero vio estremecerse a los dos chicos. La

mujer se asustó cuando los dos chicos le contaron lo que sintieron, y

negó con la cabeza. Algo malo iba a pasar y todos saldrían tocados… en

especial los dos jóvenes del dojo Tendo. No preveía un futuro placido

para ellos dos… es más no les preveía ningún futuro, como si pronto los

dos chicos dejasen de existir.

Estaba oscureciendo y los dos

chicos seguían bajo el puente, los dos sabían que debían volver al dojo,

y aclarar todo, o al menos una parte. Pero no querían separarse, y ya

no sentían el dojo como su hogar, ni la gente que vivía en él como su

familia, se habían vuelto unos desconocidos.

Al final Ranma se

levantó y miró un rato la chica, esta le devolvió la mirada, la chica le

estaba preguntando cual era el siguiente paso a dar. El chico tuvo la

sensación de que ella se ponía en sus manos, que confiaba en él. No le

gustaba tener esa sensación, debía coger las decisiones correctas, un

pequeño fallo y …

-Vamos al dojo- dijo él. No quería ir. Pero allí tenía sus cosas, debían ir por ellas.

-No

me gusta. No, no quiero, no iré- dijo ella, hablaba bajo y con un tono

extraño, a Ranma le pareció hablar con una niña asustada, la chica

estaba casi llorando. Tenía miedo de volver. - si vuelvo me harán daño,

mis primos y mi tío siempre me lo han hecho.

-Debemos ir. Tenemos

que coger nuestras cosas… y quiero respuestas. Y no saldré del dojo sin

ellas. - dijo con suavidad- y no te harán daño, yo te protegeré.

La chica lo miró, Ranma vio miedo en ella, no era la Akane que él conocía… la Akane que el…

-Si

vamos me dañaran… a mi… y a ti- dijo ella negando con la cabeza- te

harán daño… como le hicieron aquel amigo que tuve cuando era niña…No

quiero que te hagan daño, no quiero que sufras.

Ranma se quedó pasmado. No sabía nade de eso. Cada vez la cosa se complica más. Había mucho que averiguar.

- ¿Un amigo? ¿Qué amigo? ¿Qué le hicieron a ese niño? -preguntó el chico asustado.

-Fue

por la época que murió mi madre. Tuve un amiguito. Nos llevábamos bien.

Mi tío le dio una paliza, o eso me contaron… para que no volviese a

jugar conmigo. No recuerdo su nombre.

-No me gusta tu familia,

esconde muchos secretos. Hay muchas cosas que averiguar. Hay algo oscuro

en su pasado. Los tres me dan escalofríos, no son trigo limpio. Pero yo

no soy como mi padre y el tuyo. No me dejaré acobardar- le dijo el

chico y pensó –"No puedo dejarme acobardar, te tengo que

proteger a ti. No dejaré que nadie te haga sufrir, eres lo más

importante que hay en mi vida. Yo siempre velaré por ti."-

no podía separarse de ella, no quería hacerlo. Quería tenerla siempre a

su lado. La miró, ella seguía asustada y le entraron ganas de

abrazarla, se la veía tan indefensa. - Vamos al dojo, quiero hablar con

tu padre y con los míos, y con tus hermanas. Y sacarles información a

tus primos. Después si todo sigue igual te llevaré a un lugar seguro, a

un lugar donde nadie te haga daño.

Ella lo miró preocupada, pero

al final asintió, aunque no estaba convencida, el temor aun existía, se

levantó del suelo. Y los dos juntos se fueron hacía el dojo. Iban

cogidos de la mano, trasmitiéndose mutuamente seguridad y tranquilidad.

Dos conceptos que realmente sabían que ya no existían para ellos.

Llegaron

poco después al dojo, el humor de los dos chicos era explosivo, se

habían encontrado con más grupos que iban detrás de Akane, todos habían

salidos malparados.

El último grupo se lo encontraron vigilando la puerta. Los dos hombres los vieron llegar y les negaron la entrada.

-Lo siento… pero no podéis entrar. Nadie puede entrar. - dijo uno de ellos.

-Vivimos

aquí, es nuestra casa- dijo Akane, le asustaba estar cerca de donde

ahora estaba su prima. Pero esos dos "gorilas" la enfurecían y notaba

que a su prometido también estaba enfadándose.

-Tenemos ordenes

que no entre nadie… tú sí, pero antes tenemos que comprobar que no

lleves armas- dijo uno riendo, dejó ver que intenciones tenía. Se giró a

Ranma- pero tú. Ya no puedes entrar. También tenemos instrucciones de

lo que debemos hacerte, no te gustará. Tu aquí ya no tienes nada. Tus

cosas serán destruidas, eso incluye a tu prometida.

La gente que

pasaba por la calle miró asustada a los dos matones y se alejaron

corriendo. A esos dos incautos les esperaba un mal momento. Los dos

hombres sonrieron, pensando que la gente huía por temerles. Creían que

tenían el triunfo asegurado.

Ranma los miró confiado, no eran

fuerte y aunque lo fueran, estaba muy cabreado y la técnica que iba a

usar con ellos era imparable. Sonrió con desprecio, lo que se merecían

esos dos. A su lado Akane sabía que haría Ranma.

- ¡No es justo! - se enfadó la chica- tú te llevas lo mejor, yo quiero esos dos. Yo los destrozaré- exigió la chica.

-Nada de eso. Debo darles una lección para que no vuelvan.

-

Pero con ese ataque no quedará nada que pueda machacar. - dijo la

chica- al menos déjame uno- pidió ella. Los otros grupos te los has

merendado tú sólo. No me has dejado ninguno.

- ¡No ¡, me he estado

reservando para este momento- dijo el chico- Deben aprender la lección.

Cuanto más sean más, más espectacular será el ataque.

-Me debes al menos uno- dijo ella-Estoy un poco depre, necesito animarme.

Estaban en medio de la discusión, y no se dieron cuenta que de dos coches aparcados cerca bajaban siete hombres más.

-Creo que estáis perdidos, esto va ser muy divertido- dijo uno de ellos.

Los

dos chicos miraron a los hombres y sonrieron. No sentían que eso sería

divertido, sino todo lo contario sería muy aburrido. Esos hombres no

tenían el nivel de los contarios con los que dos chicos luchaban

habitualmente.

- ¡Akane! Los dos de la puerta tuyos, los otros cinco… -y con un tono siniestro añadió- ¡míos!

- ¡No lo veo justo… pero lo acepto!

-No los rompas del todo-dijo él riendo- al menos uno debe contar todo… lo que sepa.

Ranma

esquivaba a sus contarios, parecía que huía. De los contarios de Akane,

uno yacía en el suelo inconsciente. El otro reculaba, miraba con miedo a

Akane… pero al ver los movimientos de Ranma, quiso que esto jugase a su

favor.

-Tu amigo es un cobarde, huye como una mujer. Tiene miedo de nosotros y…

-Ranma

no es un cobarde… dentro de un rato veras como de fuerte es. No sois

nada contra él, ha vencido a enemigos mucho peores, no deberíais haberlo

desafiarlo. Estáis vencidos. -dijo la chica con seguridad.

El hombre esbozó una sonrisa que pronto pedrería.

- ¿No eres muy prepotente? No sabes de que hablas- dijo el hombre- cuando os venzamos, no hablaras así

Ranma

retrocedía. Llevaba a sus adversarios al centro de la espiral, y cuando

estuvo allí, dio el golpe, un enorme torbellino se formó y se llevó con

él a los siete hombres y a Ranma, pero este salió del torbellino y fue

con su prometida.

-Qué fuerte te ha salido esta vez elHiryu shoten ha- dijo ella.

Al poco cayeron del cielo los siete hombres, estaban inconscientes.

-Normal

han sido siete personas, cuanta más personas, más fuerte sale-dijo él

riendo- sólo nos queda preguntar- y los dos jóvenes miraron al

mercenario con una mirada perversa. El hombre se asustó, vio lo que

podrían hacer los dos chicos y le cogió miedo, intentó huir, pero los

chicos fueron más rápidos y lo atraparon, el hombre iba a vivir la peor

pesadilla de su vida.

No habían sacado nada, el hombre sabía poco o

nada, no sabía quién los había contratado, recibieron una carta sin

remitente con las instrucciones. Ahora el asustado y herido hombre,

sabía que no debían volver a desafiar a la pareja de prometidos. Como

los otros grupos que los habían atacado, desconocían él porque del

ataque. Akane y Ranma sabían tanto como cuando cada uno por su parte

salió del dojo.

Los dos chicos iban a entrar al dojo y se miraron. El miedo se reflejó en sus rostros.

-Debemos entrar- dijo él tragando saliva, iba a pasar un mal momento- debemos aclarar las cosas.

-Si,

lo sé- dijo ella muy asustada. Sólo pensar que sus primos estaban allí

la asustaba. Se estremeció, el chico al verlo se acercó e hizo un

intento de sonrisa.

-No te preocupes, estoy aquí. No te pasara

nada… No nos pasará nada-pero de alguna forma sabía que se había ganado

la enemistad de esos tres y que se vengarían…pero él no se iba quedar

quieto viendo como lo atacaban… ni como atacaban a su prometida.

Iban a entrar en el dojo cuando repararon en el coche del policía aparcado cerca.

-Deben haber venido a investigar el coche de tu primo.

-Al

menos nos lo quitaran de encima- comentó la chica casi aliviada. -al

menos serán detenidos por intentar atropellar a peatones.

Y se dirigieron a la puerta, por la que salieron las dos policías que conocían los dos jóvenes.

-Buenas tardes-dijo Ranma esperanzado- ¿Qué les trae por el dojo Tendo?

-Nos

han informado que el coche que hemos buscado estaba aparcado frente al

dojo Tendo- paró de hablar un momento. La mujer estaba muy seria- Hemos

preguntado en el dojo y… - los chicos empezaron a temerse algo. La mujer

policía cerró los ojos y suspiró-es el coche, el dueño nos ha dicho que

todo era una broma. Que ustedes lo sabían y la han aceptado. No hemos

podido hacer nada.

- ¿Una broma? -Ranma estaba furioso- no lo hemos aceptado como broma… queremos que se detenga al culpable.

-No

es posible… no sé cómo decir esto- la policía estaba nerviosa, se

sentía incomoda. Sabía tan bien como los dos chicos que el conductor no

era un bromista. Se temía la reacción de los dos chicos… y de todos a

los que el coche intentó atropellar- no es imposible detener al

infractor… su padre… su padre. es uno de nuestros jefes… el comisario

Kyosuke. Él ha defendido a su hijo… y nos ha amenazado… tenemos

familias. Sé que tanto a ustedes como el resto de afectados no le

gustará esta noticia… pero no podemos hacer nada. Pueden poner una

queja… pero Kyosuke es poderoso y tiene influencias… no le pasará nada…

tengan cuidado con él y su familia, van por uno de ustedes o por los dos

y en la policía no vamos poder ayudarles, aunque queramos, esto se va

complicar.

Los dos chicos estaban furiosos, además Akane estaba muy asustada.

-

¡Mierda! Nos atacan y no podemos confiar en la policía… no podemos

pedir justicia… porque el culpable tiene poder- Ranma estaba furioso y

miró con rabia a las policías- sé que ustedes no son culpables. Que

están detenidas por su corrupto jefe… pero no dejaré que nos ataquen. Mi

prometida está amenazada por su jefe. Y encontraré un medio de pararle

los pies.

-Sabe que si lo ataca deberemos detenerlo- dijo una de

las policías- aunque ese hombre lo merezca, sería una agresión y

debíamos detenerle a usted.

-Y al llegar el juicio y declarar como

le he atacado… lo meterían en un manicomio-dijo Ranma- hay muchos

ataques que parecen más de un manga que de la realidad. Hay muchas cosas

que ustedes desconocen.

Las dos policías lo miraron asustadas.

-Nuestro

consejo es que ponga a su amiga en un lugar seguro…lejos de nuestro

jefe. Pero haga lo que haga tiene nuestro apoyo… aunque sólo sea nuestro

apoyo moral.

-Gracias. Las comprendo, no pueden hacer nada sin

hacer peligrar su puesto de trabajo… si alguien así es comisario, malos

días les espera a los ciudadanos de Nerima. - dijo Ranma. - yo defenderé

a Akane de ese… ¿hombre? Y tengo métodos que no se lo creería nadie.

Vayan tranquilas, hemos sobrevividos a gente peor. Esta crisis nos la

merendaremos en un plis.

-Sólo una cosa más. Tenga cuidado.

-No pueden hacer esto. Nos van a hacer algo muy malo. - dijo Akane, la chica estaba al borde de la histeria- me quieren matar.

-No

podemos hacer nada. Ya nos gustaría. Kyosuke tiene muy mala fama. No

debía ocupar el puesto que ocupa. Y ya lo he dicho está muy bien

conectado. Si intentamos algo en su contra… no me imagino lo que pueda

hacer. Quien se le opone… desaparece. Tenemos miedo. Miedo de su poder.

Ranma

las miró enrabiado. Le dieron pena, poder actuar y saber que lo tenían

que hacer y… que no le dejaran. Lo que podía ocurrir en ese barrio lo

atemorizaba.

Cuando iban para el coche las dos policías vieron a

los hombres que lucharon contra Ranma y Akane. Y se acercaron a ellos.

Seguían en el suelo inconscientes.

-Conozco a estos, son miembros

de una peligrosa banda de sicarios. Los íbamos buscando de hace años. -

dijo una policía- ¿Saben ustedes algo de cómo han llegado a este estado?

-Nos han atacado, querían robarnos o algo peor. Nos hemos tenido que defender. Eran muy débiles.

-Pero… ¿no se han pasado un poco?

-Querían

matarnos… o algo peor. No íbamos a quedarnos quietos. No esperábamos

que fuesen tan débiles. Nuestros rivales suelen ser… muy superiores. -

dijo Ranma.

- ¿Piensan en una razón para que los ataque un grupo

así? Hemos encontrado grupos parecidos por todo Nerima, estaban igual de

dañados. ¿Saben algo de esos?

-Alguien ha puesto precio a la

cabeza de mi amiga- dijo Ranma- nos han atacado. En la situación que

estamos no podemos recurrir a la policía. Ustedes ahora son tan bien un

peligro.

-Me temo que tiene razón no vamos a poder ayudarles. Pero

estos no saldrán en días. Tienen orden de búsqueda internacional.

Estarán mucho tiempo a la sombra. Nadie los salvará.

Los chicos

vieron cómo se llevaban a los delincuentes y quedaron ellos solos. Ranma

estaba furioso y su prometida asustada. Se temía que le pasaría algo

muy malo.

-Venga entremos y obtengamos respuestas- dijo Ranma-

pienso obtenerlas sea como sea, por las buenas o por las… ¡Mierda! -

había empezado a llover y miró a su prometida designado, se había

convertido en chica… de golpe en su cara apareció una sonrisa perversa. -

Tal vez Ranma este cogido por una promesa que no cumplirá… pero su

prima y mejor amiga tuya y de él… no la ata ninguna promesa y puede

actuar con libertad, no se contendrá ante nada. Lo que no pueda Ranma

Saotome… su prima Ranko Saotome lo conseguirá.

Entraron en el dojo

y se dirigieron al caserón, nadie los preparó para lo que iban a ver

allí, pero a la causante de todo… tampoco la prepararon para lo que le

iba a pasar.