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Chapter 4 - 4 ª. Una tarde Horrible

4 ª. Una tarde Horrible.

Dos

semanas después de los Tanaka, la vida de los dos jóvenes del dojo

Tendo se había vuelto una tortura. Desde que salían del dojo hasta que

volvían al dojo, se había vuelto una carrera. Tenían que escapar de sus

rivales que se habían vuelto más insistentes. Ellas los buscaban a él

por una cita y ellos para acabar con él. A la chica la buscaban ellos

para que saliese con ellos y las chicas para eliminarla. A la hora de

almuerzo las rivales de Akane le llevaban el almuerzo al chico, que

siempre rechazaba. Y los rivales del chico buscaban a Akane para

conseguir una cita. Los dos se pasaban esa hora huyendo.

Al volver

a clase los dos se miraban de arriba abajo, para comprobar que el otro

está bien. Un día ya cansando de ese agobio. Ranma se acercó a su amiga.

- ¡Akane! ¿Estás bien? - dijo el chico mirándola con aprecio, poniéndole las manos en los hombros. Iba a dejar clara su postura.

Akane lo miró sorprendida. Creía saber lo que se proponía el chico.

-Si.

Estoy bien. Cansada de tanto correr, huyendo de esos locos. Hambrienta

porque no me han dejado comer. -Miró al chico enfadada, pero no con él. -

furiosa porque llevamos dos semanas de tortura. Pero no sé porque te lo

digo…porque tú sientes lo mismo.

-No nos ganaran. Nunca podrán

con nosotros. Siempre hemos ganado… y siempre lo haremos. -dijo el

chico. - Si siguen así nos defenderemos y si hay que ir…iremos a por

todas sin pensar en las consecuencias, sean la que sean.

La chica

se giró. Estaban hablando delante de sus compañeros y entonces

comprendió la maniobra del chico. Estaba avisando a sus compañeros que

él estaría siempre junto a ella y la defendería de todos.

-No sé

Ranma… sabes quien ha montado esto, mi prima, habló con esos seis y nos

puso como trofeos… quiere acabar con nosotros, sobre todo conmigo…- se

puso a llorar-Tengo miedo… tengo tanto miedo.

Él la obligó a

girarse y la abrazó, la chica se sorprendió, los últimos acontecimientos

habían cambiado al joven. Que la abracase en público era una señal de

este cambio. Pero no la abrazaba sólo para se sintiera querida… la

abrazaba para que se sintiera protegida.

-Yo estoy contigo…siempre lo estaré- dijo el chico- y no permitiré que nadie te haga daño.

Ukyo

miró la escena con odio, y se levantó de su mesa. Quería liquidar a esa

molesta chica… se llevaba la mano a la espátula, cuando notó una mirada

asesina, Ranma la miraba con rabia y lo oyó decir con voz cruel.

-Y cuando digo nadie es…" NADIE", ni siquiera familia o "amigos"-dijo el chico con frialdad.

Ukyo

se dejó caer en su silla, captó el mensaje de Ranma a la perfección, si

hubiera hecho lo que pensaba, Ranma la hubiera atacado sin piedad, sin

importarle que fuese una mujer.

La chica de la espátula se dio

cuenta que él seguía enfadado por el ataque de algunas semanas antes.

Que la persecución que lo habían sometido los últimos días aumentó la

furia del chico. Se había equivocado por completo, no debía haber

aceptado la propuesta de esa chica, la prima de Akane quería que ellas

hicieran el trabajo sucio. Si por alguna razón tenían "suerte" y

liquidaban a Akane… estarían condenadas. Ranma iría a por ellas… para

vengarse… y ninguna sobreviviría. Pero había dado su palabra de

perseguir a los dos prometidos… y la cumpliría.

Pero a cada día

que pasaba algo iba creciendo en su corazón, era un vacío casi material.

Un dolor mental que se volvió físico. ¿eran remordimientos por lo que

estaba haciendo?... no lo sabía, pero tenía la sensación que ella

también estaba sufriendo. Miró a los dos chicos, seguían hablando

abrazados… tuvo un escalofrío que le recorrió la columna. Tuvo un

presentimiento muy horrible. Era una de las últimas veces que veía a los

dos chicos… con vida.

En el Neko Hanten, la vieja matriarca esperaba a su bisnieta y a

Mousse. Tenía un mal presentimiento, había asistido a la reunión de los

seis chicos con los primos de Akane.

No le gustaron esos dos

chicos. Se opuso al trato que hicieron Shampoo y Mousse con los primos

de Akane, pero nadie le hizo caso. Esos dos nuevos oponentes no buscaban

quedarse con uno de los dos prometidos del dojo Tendo… buscaban su

destrucción. Cologne no quería la muerte de Akane, si no que perdiese en

su batalla por Ranma.

Entraron los dos chicos que vivían allí con

ella. Los veía cada día más reprimidos. Los dos jóvenes chinos sabían

que esa chica los utilizaba para conseguir sus fines, sabían que lo que

estaban haciendo iba en contra de su propia naturaleza, pero no podían

ir contra lo acodado.

-¡Es hora de abrir el restaurante!- dijo Cologne sin convicción.

-No tengo ganas- dijo Shampoo… -no tengo ánimos ni humor para aguantar las tonterías de unos clientes tontos.

La chica subió a su habitación y se encerró en ella. no salió hasta el día siguiente

La abuela miró como Mousse subía a su habitación sin prestar atención, como si fuera un zombi.

La

abuela se quedó pensativa, la persecución de los dos prometidos estaba

destrozando moralmente a todos los participantes, tanto a las presas

como a los cazadores. Los primeros por ver que lo iban acorralando. Los

segundos por que algo le decía que no estaban actuando bien y que

estaban empujando a los dos chicos en una dirección que los llevaba al

precipicio.

Había visto a los dos prometidos, alrededor de ellos

vio que se movía una sombra siniestra, presagio de un mal final. Estaban

a punto de desaparecer del mundo de los vivos, y con ellos arrastrarían

a la mayoría de sus conocidos a un destino, aunque menos malo, no por

ello menos doloroso.

No veía una salvación para esos dos chicos,

no podía salvar a los dos jóvenes de su destino. La caída de uno

conllevaba la caída del otro, no podía hacer nada, solo llevarse a

Shampoo y Mousse a su aldea. Alejarlos de los dos prometidos, así tal

vez podía salvarlos de que ellos no cayesen también… pero tenía pocas

posibilidades de conseguir eso.

Como los últimos días, ese había sido horroroso. Desde que salieron

del dojo hasta la última hora de clase fue una tortura. Volvían a casa,

los dos prometidos iban cogidos de la mano. Pero su aspecto era lúgubre,

sus miradas escrutadoras, iban mirando a todos los sitio buscando

atacantes, y con un aspecto atemorizante. Todos los que se cruzaban con

ellos se apartaban de su camino, esos dos jóvenes daban miedo. Estaban

cansados, tanto físicamente como mentalmente. Sus cuerpos estaban en

tensión, esperando un ataque, que ese día no se producía, pero no por

esos se relajaron.

-Estoy pensando irme de entrenamiento a la

montaña. Un entrenamiento largo… sin fecha de vuelta… si…- dijo el

chico. Notó que ella se ponía en tensión… estaba pensando lo que no era.

-

¿Me… me quieres dejar… sola? ¿Quieres huir de esto? - dijo ella dejando

de andar, se estaba poniendo a llorar. Su familia lo había conseguido,

había conseguido que el chico huyese dejándola. - ¡Eres un cobarde… ¡,

¡eres un puto cobarde… que me dejas...!

El chico se asustó. Ella no lo había entendido, también él se equivocó como lo dijo.

-No es eso Akane-dijo el chico- es…

Se habían parado, se miraban de enfrente. Ella seguía llorando, y a él se le partía el alma verla en ese estado.

-

¿Entonces qué es? No eres claro. Me dices que te vas, que me abandonas…

Estas huyendo, en parte de comprendo. Te he metido en un buen jaleo y

te rajas. Haces bien en huir. Cuando hayas acabado todo volverás y

podrás ser el prometido de una de mis hermanas o de esas…

El chico

se volvió enfurecido, dándole la espalda y se apoyó con las manos en la

pared. Empezó hablar enfadado, pero muy lento y bajo, cortándose a cada

momento.

-No me has entendido… Quiero irme de entrenamiento…

alejarme de todo… y de todos- hizo una pausa- Estoy cansado… harto y

agobiado. - tomó aire- desde que apareció tu prima esto se ha puesto aún

más patas arriba de lo que ya estaba. Cada vez estoy en más

tensión…ayer le grité a Kasumi… no sabes… no sabes…como… como me dolió

después de haberlo hecho, lo miserable que me siento por eso- la chica

recordó el hecho, ver a su hermana llorar, pero compasiva con el joven

que le chilló, y al chico horrorizado por lo que había hecho- No aguanto

más. Tengo ganas de matar a tu puta familia… me voy a ir antes que haga

algo malo… si te tocan lo haré… no los dejaré con… vida. Me voy a

ir…-ella miró a su prometido, y vio lágrimas en los ojos del chico.

Ranma se le acercó, la cogió por la cadera con una mano. Con la otra le

acarició la cara, le limpió con delicadeza las lágrimas, que fluían de

los ojos de ella. Con el dedo índice cogió una lagrima, la miró y se la

llevó a los labios -… y te voy a llevar conmigo… lo quieras o no.

Ella

lo miró, su prometido estaba decidido a cumplir con lo que le dijo a

ella, lo conocía lo bastante para saber que hablaba en serio, que no

bromeaba. Se escaparía y la llevaría con él.

-No te dejaré sola…

¡NUNCA!, eres demasiado importante para hacerlo... eres demasiado

importante… para mi-repitió el joven-, hay demasiado locos sueltos

detrás tuyo. Corres más peligro que nunca. Ni tu padre ni el mío harán

nada por defenderte. Kasumi no tiene el nivel para hacerlo, si se mete

por medio…no quiero ni pensar que le harán. Nabiki tampoco puede

defenderte, su nivel como manipuladora es inferior al de tu prima. No

tienes a nadie que te defienda. No creas que Kuno o Ryoga puedan o

quieran hacerlo, según me confirmó uno de ellos, firmaron un trato con

tu prima. Nos han puesto la cabeza a precio a los dos. ¡Tu familia nos

han vendido tanto a ti como a mí! Y esas tres locas se han aliado con la

bruja de Mana. Sólo estoy yo para cuidarte y protegerte. Arriesgaré mi

vida por ti, lucharé por defenderte mientras esto…- y se señaló el

corazón. -…siga funcionando. No me vencerán, si te tengo que defender no

podrán conmigo. Volvería de la muerte por salvarte. Sólo nos tenemos el

uno al otro. Nadie nos ayudará… si tenemos un fallo, no tendremos un

después para reparar esa equivocación. Por eso tenemos que huir, para

salvarnos los dos. No te puedo dejar atrás, ni tú a mí. Quien se quede

atrás, caerá… y el otro con el tiempo lo seguirá.

-¡No puedo

huir!. Si huyo… mi familia… lo pagará-dijo la chica- ellos sufrirán…lo

que me tienen reservado para mí. No quiero ser la culpable de la muerte

de una…o mis dos hermanas, no quiero que mueran por mí. -dijo la chica-

me sacrificaré por los que yo quiero. Por mis hermanas-la chica lloraba-

por tu madre…- y lo miró- y por quien más quiero…por ti.

- ¡NOO!,

No lo acepto…ni lo aceptaré. No acepto que mueras por mí. No me has

oído-dijo el chico con pena negando la cabeza. Se alejó de ella y se

sentó en el suelo-si uno cae… el otro caerá. Si tú mueres... yo te

seguiré… no habrá fuerza en el mundo que lo evite.

-No quiero

mueras, debes vivir… por mi… y por ti. Debes hacer las cosas que

deberíamos haber los dos juntos. Búscate una buena chica… que te quiera

por ti… que se preocupe por ti. Que no…que no te vea como un trofeo-

paró de hablar estaba llorando. Se arrodilló al lado del chico.- que te

quiera como yo te quiero.

- ¡Te has dejado vencer! La Akane que yo

conozco no lo haría jamás. ¿Dónde está Akane? ¿Qué has hecho con ella?

¡Quiero que vuelva…! ¡quiero tenerla de vuelta! Quiero que vuelvas a ser

mi marimacho… mi Akane. - gritó él, también lloraba, estaba

desesperado. Encontraba a faltar la chica fuerte y luchadora que él

quería. La actual Akane se había dejado vencer.

- ¡Ella ya no existe! ¡La han destruido! No la volverás a ver nunca ¡!NUNCA!

- se calló. Lloriqueaba e hipaba. - han acabado conmigo…-miró a su

prometido- ¡Ayúdame! Tengo tanto miedo. No quiero que me maten. No

quiero que te hagan daño. No quiero… no quiero que… me… alejen… de ti…

no quiero separarme de ti… te quiero demasiado…para que…

No pudo continuar se abrazó al chico llorando.

Él

se sorprendió y la miró con los ojos muy abiertos. Tragó saliva y poco a

poco la fue abrazando. Notaba que estaba abrazando a un ser frágil,

como si la chica fuera de cristal. Nunca la había sentido tan delicada

ni frágil.

Ella sintió que de él emanaba un instinto de protección

inmenso. Siempre con él se sentía protegida… pero puede que esta vez no

fuese suficiente. Que caería ella, y tuvo una visión horrenda, después

de ella… él también caería.

-No pasa nada. No me separaran de…ti.

Ya nada puede hacerlo. Y…yo también te quiero demasiado…para perderte…-

dijo él con un tono cariñoso y tranquilizador que pocas veces le había

escuchado, la chica lo miró sorprendida y le acarició la cara. - vamos

para casa. Kasumi se preocupará, ya está lo bastante nerviosa, para

preocuparla aún más.

Pasaron por un parque, para limpiarse los restos de lágrimas.

-

"Este parque, por desgracia se está volviendo muy habitual para

nosotros. Cuanto me gustaría que viniésemos los dos… a pasear."-

pensaron los dos jóvenes.

Siguieron su camino. Como últimamente iban cogidos de la mano… y al llegar al dojo.

-Mira Ranma, hay aparcado un coche- dijo la chica con temor. Él notó que temblaba- seguro…seguro que tenemos visita.

Él sabía a quien se refería.

-No

pasará nada. -dijo él chico. Pero se fijó que en la puerta había dos

hombres vigilando. Los vio espantando al cartero y rompiendo las cartas

dirigidas al dojo.

Ranma paró al cartero.

- ¿Qué le ha pasado? - preguntó el chico. - ¿Qué le han hecho esos dos matones?

-No

me han dejado entregar el correo al dojo, y me lo han quitado. Pienso

poner una queja. Unos vecinos me han dicho que están ahí desde hace

horas, no dejan entrar al dojo… y asustan y atemorizan a quien pasa.

También me han dicho que los han denunciado y la policía no puede

actuar. Esos dos gorilas trabajan para el nuevo comisario…y los protege.

¡Qué vergüenza de comisario! Ya tiene muchas quejas, lo debían

destituir y eso que hace pocas semanas que tiene ese cargo.

El cartero salió corriendo de la zona.

- ¡Que mierda! -dijo el chico furioso. - vamos a tener problemas para entrar… sobre todo yo. No me dejaran entrar, pero lo haré.

Los dos chicos se acercaron a la puerta. Y les cortaron el paso.

-No

se puede entrar. Si lo intentan tendrán…-dijo uno. Era un pendenciero,

habituado a pelearse... y ganar. Mucho más alto y fornido que Ranma. Se

fiaba sólo que, por su aspecto, todo el mundo se achantaría y no le

buscaría problemas y que esos dos niños se asustarían enseguida. Él otro

de aspecto similar, miró a los dos jóvenes y sonrió. Los dos chicos

miraron a los dos hombres, por su forma de moverse sabían ya los puntos

débiles de los dos hombres.

-Lo siento, pero vivimos aquí.

¡Apártense! -ordenó con rabia Ranma- no estamos de humor para aguantar

idioteces. Tienen cinco segundos para dejarnos pasar, y diez para

desaparecer del barrio.

- ¡Mira los niños! Vienen con amenazas-

dijo el que parecía el jefe- ella puede pasar…después que no divertirnos

con ella. Contigo…

- ¿Eres idiota o te falta poco? - dijo Ranma-

nadie en Nerima se atreve con nosotros…y menos cuando estamos enfadados.

- con un tono sinestro añadió-Y ahora estamos furiosos.

-Deja de cortarme y dejarme…- seguía el jefe de los esbirros.

-Entremos Akane, estos dos no nos duraran nada.

-Si, son muy débiles- dijo la chica, estaba furiosa y lo pagaría con esos matones.

-Pero que se han creído los…-dijo el matón.

-Llevamos una semana muy mala. Nos han perseguido, nos han castigado. Nos han acusado sin motivo. - dijo Ranma

-Y ahora dos matones cobardes que se dedican a asustar el barrio, nos viene con idioteces. - siguió Akane.

Los

dos chicos disfrutaban no dejando hablar a los matones, los dos matones

iban a pagar la frustración que sentían los dos prometidos.

-Mirar putos niñatos…-empezó el otro matón.

-Dos trozos de ignorantes, con más musculo que cerebro. Sin casi técnica, no vienen a amenazar. - dijo Ranma.

-Si incluso Mikado y Azusa eran más fuertes que estos dos.

Los dos chicos hablaban con prepotencia, lo hacían para enfadar a los dos esbirros.

-No podéis tocarnos, quien nos ponga un dedo encima, será denunciado. El comisario Kyosuke nos ha dado ese derecho.

-

¿Tocaros? - preguntó irónico el chico. -No necesito poneros un dedo

encima para mandaos al hospital- rió con sarcasmo- no tenéis idea con

quien os enfrentáis.

-Que chulillo el joven- dijo uno de los hombres- te daremos una lección y jugaremos con tu amiga.

Ranma

dejó ver su aura, un aura negra, esos matones tuvieron la ilusión que

los ojos del joven se volvieron amarillos y que le crecieron los

colmillos. Los dos hombres retrocedieron. Miraron a la chica, había

tenido una transformación parecida. Eran más dos demonios que dos

jóvenes.

-El ataque del León de Ryoga utiliza los sentimientos

negativos: tristeza, depresión. Mi ataque de Tigre utiliza la chulería,

la alegría. Son dos ataques que utilizan los sentimientos… el estado de

ánimo… si atamos cabos… se pueden lanzar varios ataques deprendiendo del

estado de ánimo. He desarrollado un tercer ataque. Utilizando también

otros sentimientos negativos…como el odio, la rabia…la furia… la sed de

venganza. - cada vez hablaba con más furia- y creo que este ataque es el

más fuerte, él que supera al de Ryoga y al mío y vosotros series los

primeros en probarlo.

Los dos hombres vieron como Ranma creaba una

bola… negra con todos sus sentimientos negativos más nefastos, los

hombres miraron a la chica.

-Páralo. Nos matará-pidieron a la chica.

Ella los miró y sonrió.

-Ranma, no los hagas sufrir mucho… -y miró con maldad a los hombres- ¡Quiero que sufran del todo!

-Será

como tú ordenes, mi bella señora. -dijo Ranma servicial. Y disparó esa

bola llena de odio contra los dos hombres que la recibieron de lleno y

saltaron por los aires.

En el salón del dojo había una reunión. La familia Tanaka había

llegado para exigir la muerte de la menor de las Tendo. Soun lloroso

asistía medio ausente a la reunión. Tenía que cumplir unos compromisos

con Kyosuke… pero eso no indicaba que les gustase.

Kasumi estaba

furiosa, la promesa pactada entre su padre y su tío le daba asco. Se

había negado a servir algo para comer. Se refugió en la cocina… pero fue

expulsada de allí por su prima. Mana encontró unas galletas y

pastelillos y los sacó. Esos productos los compraron Ranma y Akane, no

les gustaría que los hubiesen cogido, y menos quien lo hizo.

Nabiki

estaba frustrada, había intentado conseguir la información que su

familia no quería que se supiera… lo había intentado. Todo indicaba que

había trapos sucios que a la familia Tanaka no le interesaba que se

supieran… pero cuando había intentado socavar a las personas que sabían

sobre esos asuntos, se encontró con un silencio sepulcral. Ni las

amenazas, ni el chantaje hicieron mellas en los interrogados. El miedo a

la familia Tanaka era tan grande que nadie se atrevía a delátalos.

Genma

era una figura decorativa. Ni hablaba ni opinaba. Sabía que su mujer

abominó de él. Su hijo ya no lo veía como padre. El hombre vio que el

chico, en esos momentos sólo era leal a una persona, ¡a Akane! Al hombre

le daba igual lo que le pasase a Akane, se debía a una promesa… pero

notaba que Ranma no iba a hacerle caso, que no dejaría a su prometida.

-

¡No estoy contento! - gritó Kyosuke- tu hija sigue con vida. ¡Te di una

semana! - gritó furioso- ¡y han pasado dos! - miró a Genma- y tu hijo …

creí que te dije que lo alejaras de Akane, y es el culpable que mis

ordenes no se cumplan.

-Ranma apoyará a su prometida siempre, no

la dejará nunca. Un consejo, jamás lo provoques matando a Akane… no

vivirás lo suficiente para alegarte de tu triunfo. Y no provoques a

Akane dañando a Ranma o sufrirás parecida suerte. Esos dos se apoyan

mutuamente, lo han hecho desde que se conocieron. No lo tengas por

enemigos… o te arrepentirás. - Kasumi miró a su tío con seriedad.

-La dulce Kasumi, la que nunca dice nada. Ahora hablar para decir tonterías- dijo Mana.

-No

me desafíes, no sabes de lo que soy capaz. No te dejaré que dañes ni a

Akane ni a Ranma. Hazlo y acabaré contigo. Tú y tu hermano lo

firmasteis. -lo había dicho con calma sin alterarse. Sin mostrar el

enojo que sentía y sin dejar de sonreír amablemente, y eso la hacía más

terrorífica.

Mana la miró y tuvo un escalofrío, no era bueno

enojar a la mayor de las hermanas. Fue entonces cuando tuvo un

presentimiento. Las tres hermanas Tendo eran muy peligrosas, un pequeño

fallo y… no lo contaría. A Akane la tenía controlada, pero algo le decía

que podía escapar de ese control. Ranma era el elemento clave, si

acababa con él… acabaría con Akane. Estaba pensando en cómo liquidar al

chico.

- ¿Promesa? ¿Qué promesa? ¿Qué firmaron mis hijos? -

preguntó Kyosuke, pero Kasumi se negó a hablar…, y sus hijos no

recordaban nada. Miró a los dos patriarcas- Tenéis que cumplir con lo

pactado. Me debéis entregar la vida de Akane y si se mete por medio

también pediré la vida de ese chico entrometido… es más, también la

quiero.

- ¡Que extraño! Hace tiempo que debían haber llegado Ranma

y Akane, me preocupan pueden haber encontrado a uno de esos seis locos-

dijo Kasumi.

-No te preocupes. Esos seis buscan a Ranma y Akane

lejos. - dijo Nabiki y puso una sonrisa traviesa- no sé quién les ha

vendido información no del todo correcta.

Entonces se oyó una explosión cerca.

- ¿Qué debe ser eso? - preguntó Kyosuke. - parece que ha sido cerca. Debe haber niños jugando con petardos.

-No sé- dijo Kasumi- eso lo he oído en otro sitio. Espero que Ranma y Akane vuelvan pronto.

-No

volverán- dijo Mana- mi padre ha contratado a los dos mejores

combatientes del mundo… son expertos en muchas artes marciales. Tenían

instrucciones de no deja pasar a nadie. Nabiki podía pasar… pero esos

dos no. Akane sí, pero… debería servir de diversión para los porteros.

Tú ya entiendes a que me refiero – y se rió.

Kasumi la miró sería.

-No

sabes lo que has hecho, esos dos hombres están condenados. Van a

conocer la furia de Ranma… y la de mi hermana. No me dan lastima, tú

también sufrirás las consecuencias-y miró a su primo. - No aprendes,

estas jugando con algo que no está capacitado para dominar. Sigue así y

nadie te salvará. – miró a su tío- has condenado a mi hermana a morir y

si ella muere, Ranma morirá con ella, pero no se irán solos, tú viejo

creído y arrogante, y tus hijos caeréis con ellos. Vuestro destino en

ese punto está ligado al de ellos. Y vuestra muerte no será honorable.

-No me hagas reír Kasumi- dijo Mana riendo, pero al ver a su prima tan seria se asustó.

Kyosuke. Miraba a su sobrina espantado. Le recordaba a su hermana… y recordó la advertencia que le hizo antes de morir.

-

"No toques a mi hijita… si lo haces ella tendrá alguien que la

protegerá y te matará. Y si también lo matas, sufrirás mi maldición.

Ellos son dos seres especiales, no te metas entre ellos y su destino, o

ese destino te destruirá a ti."- le dijo la madre de Kasumi hacía años.

Él no la creyó y ahora la hija mayor lo volvía advertir.

-Acabaré

con tu hermana y con el idiota de su prometido. Nadie podrá evitarlo-

dijo Kyosuke-Ni tú ni tu padre ni ellos mismos. Aunque no lo sepan ya

están muertos…jajaja. Tu hermana no debió nacer, es una abominación, y

ese estúpido chico tampoco. Son dos monstruos. Avise a tu madre que

abortarse y no me hizo caso… y esa chica la mató. – se calló y miró con

maldad a las dos hermanas- y pensándolo bien ni tú ni esa hermana

chantajista tuya tampoco deberíais haber nacido. Los cuatros sois unos

monstruos. Porque tu madre me hizo prometer que no os mataría. Si no…

-

¡Tú si eres un monstruo! Y no te pienses que no sabemos porque odias a

Akane- dijo Nabiki. Y miró como se sorprendía su tío- Si nos pasa algo,

tengo documentos que te señalaran como culpable, por tu bien vuelve a

desaparecer de nuestras vidas… y no vuelvas nunca.

-No os tengo

miedo. - dijo el hombre- tu hermana no vivirás ni un mes más. Como mucho

unos días y ya estará con vuestra madre. Y ese imbécil que tiene por

novio, pronto encontrará alguien que lo detendrá… mi hija sabe cómo

domar a los hombres. – y miró a las chicas con maldad-ese chico ha

escapado de nuestras trampas, pero hoy recibirá un correctivo, mis dos

hombres…

- ¿Esos dos tontos eran sicarios tuyos? Pues vayan

fracaso de oponentes, incluso Kuno me da más trabajo que ellos juntos-

dijo una voz con ironía muy decepcionado.

Todos se giraron en el

salón entraba un chico furioso, detrás de él iba su asustada prometida

ocultándose, usando al chico de escudo.

El joven miró a todos,

parándose en cada uno. A Kasumi la miró con benevolencia. A Nabiki

inquisitivamente. A los dos patriarcas con desprecio. No les perdonaba

su inamovilidad, que ahora estuviesen sufriendo todos y ellos no

hicieran nada.

Después posó sus ojos en la familia Tanaka, y estos

se quedaron helados de terror. El joven no tendría piedad con ellos,

pero no fueron capaces de hacer caso a este nada sutil mensaje.

- ¡Kasumi! ¿No son esas galletas las que compramos Akane y yo para estudiar? -preguntó Ranma enfadado.

-Si, la ha cogido Mana, dice que vosotros no tenéis ningún derecho a comer nada. Que os tenéis que morir de inanición.

Ranma miró a Kasumi y después a las galletas.

-Esas

galletas son muy buenas para que se desperdicien-se acercó a la mesa y

cogió la bandeja con las galletas y se las llevó. Miró a la familia de

su prometida- que vosotros os comáis estas galletas es un desperdicio

por eso me las llevo. Akane y yo sabemos darles un buen uso.

Kyosuke se levantó furioso.

-No

tienes educación., nadie te ha enseñado a respetar a tus superiores.

Pues yo te voy a enseñar. -señaló a su hijo- Yuta es tuyo, puedes darle

una buena lección.

El chico se levantó, y se preparó para luchar. Todos miraron la escena asustados.

-Yuta no luches con él- aviso Kasumi- no tienes nada que hacer, es demasiado fuerte para ti.

Yuta miró a su prima, lanzó un suspiro con desprecio y se giró a Ranma.

-Hoy te enseñaré a…

-Akane,

coge esto- y le dio la bandeja. Unos segundos después la volvió a

coger. Había atacado a Yuta, lo dejó inconsciente pegado a una pared. -

¿Y eras tú quien me debías dar una lección? ¿Qué incompetente te ha

enseñado a luchar? Debería asistir a clases como alumno. Eres muy débil,

tu maestro te ha hecho débil. - miró a Kyosuke- no eres nadie, tú no

decides por mi. Yo tengo la debida educación. No te respeto por que no

eres nada, ni nadie, no te mereces nada de respeto. Y ¿Tú superior a mi?

-preguntó con ironía- tú sueñas o te drogas.

Kyosuke estaba

furioso, este niñato había vencido a su hijo en segundo y sin problemas.

Lo había insultado y eso no lo consentía. Se iba a levantar… pero su

hija lo miró y sonrió y negó con la cabeza.

Ranma y Akane salieron de salón con dirección a la cocina. Se prepararían algo para beber.

-

¡Ranma! Mi prima planea algo- dijo Akane. Ella si vio la reacción de su

prima. Y suplicó- ¡ten cuidado!, no me fio de lo que haga.

El chico la miró muy serio.

-Lo

sé. He visto como detenía a su padre. Nos hará algo y será hoy. Tú

también ten mucho cuidado. Prepárate, creo que no pasaremos muchos días

aquí, que dentro de poco seremos prófugos.

Ella lo miró muy seria y

asintió, opinaba como él. Cogieron las galletas y más cosas que tenían

escondidas y algo para beber y subieron a la habitación de Akane y se

encerraron en ella. Estuvieron toda la tarde, nadie subió a ver que

hacían. pero estudiar no fue lo único que hicieron.

Unas horas después, toda la familia estaba cenando, menos los dos más

jóvenes que fueron castigados sin cenar por Kyosuke. Los dos chicos

eran conscientes que eso pasaría y tomaron medidas.

-Yuta sube,

¡Qué bajen eso dos y que esos dos bajen!… quiero que nos sirvan, desde

ahora en adelante serán nuestros criados. Mañana, les mandaré la ropa

apropiada.

Los dos patriarcas se enfadaron, pero lo aceptaron con

designación, no se atrevían a oponerse a Kyosuke. Las dos hermanas Tendo

ni lo aceptaron ni se designaron, esta idea iba acabar fatal y así fue,

esa idea no fue del agrado de los dos prometido y quien llevó los traje

de criados,, acabó mal.

Yuta subió a llamar los jóvenes, al bajar estaba espantado.

-No están, se han escapado. Deben haber huido asustados. Me tienen demasiado miedo.

-No te temen. Se debieron imaginar que no les dejaríais cenar. Se han buscado un sitio para hacerlo. - dijo Nabiki.

-Quiero saber dónde han ido. ¡Nabiki! ¡Averígualo! ¡Te doy cinco minutos!

-Me

sobran… pero quiero ciento veinte mil Yens. -dijo la joven. Su tío la

miró espantado. - Es fácil saber dónde han ido… mejor donde no han ido.

Últimamente se sienten muy presionados por sus rivales, y en parte

gracias a vosotros. Están resentidos con Shampoo y Mousse por lo tanto

no irán al Neko Hanten. También están enfadados con Ukyo, por lo tanto,

no pisaran el Ucchan's. Todo el Furinkan sabe lo que están pasando y los

apoyan y los invitarían. Si tienes que visitar todas esas casas te

pasarás días- la chica no mencionó la casa de Nodoka, la más probarle. -

Y hay una multitud de restaurantes donde pueden comer.

- ¡No me has aclarado nada! - gritó furioso el hombre.

- ¡Y tú no me has pagado nada! -contestó con mucha ironía Nabiki.

Pasaron las horas y una pareja se dirigía al dojo Tendo.

-Nos

espera una buena, tu padre se enfadará y el mío también. Nos castigaran-

decía la chica-… pero esta noche hemos comido muy bien.

-No

pasaremos hambre porque tu tío así lo quiera. No sé cómo tu padre y el

mío le temen tanto. Ya sé que son unos cobardes… pero nos deberían

apoyar.

- ¿Porque lo harán? ¿Con que lo habrás sobornado mi tío?

-Aquí

hay algo que no sabemos. Un misterio que nos envuelve a todos. A ti la

que más, y de forma inexplicable a mí. Tu tío hizo algo y tú eres la

cabeza de turco. Tu familia esconde algo, algo siniestro, que no quieren

que sepamos. No podemos rendimos o nos mataran.

-No pueden llegar

tan lejos…-dijo la chica, pero se lo pensó- sí, si pueden. Al menos

conmigo… pero contigo. No tienen nada contra ti.

-No sé Akane. Al

principio pensaba como tú…pero después empecé a pensar que por

defenderte me pusieron en el punto de mira…ahora pienso…que hay algo

más. Algo relacionado con mi pasado. Mi padre no sólo me hizo firmar el

documento que me haría el sepukku. Hay otra cosa más y mucho más oscura.

Ella lo miró espantada, creía saber lo que diría el chico, y no le iba a gustar.

- ¿Que… que piensas? ¿piensas que tu padre firmó el mismo documento que el mío?

-Si,

lo firmó. Que mi padre conoce desde hace años a tu tío es seguro. Que

tiene un trato con él también es seguro. Y que con esa ¿promesa?,

¿trato?, llámalo como quieras, nos ató a mi madre y a mi es algo que

tanto tú como yo ya sabemos desde el primer día. Pero hay algo más, algo

que se refiere a mí, y eso no nos lo explicará nadie.

Ella se acercó a él y pasando un brazo por la espalda del chico, se abrazó a él.

- ¿Qué haces... Aka… Aka- chan? -dijo el chico con la cara roja.

-Tengo…

tengo frio. -dijo ella. Él sabía que era mentira, no hacía frio…pero la

chica temblaba. No era frio lo que sentía, estaba atemorizada… y cuanto

más se acercaban al dojo sus temblores aumentaban- hace tanto frio,

tengo tanto… frio.

El chico la miró preocupado y ella a él

asustada, estaba a punto de hundirse en la desesperación. Los ojos de la

chica brillaban porque intentaba contener las lágrimas, que al final

salieron de sus ojos.

La chica se abrazó al chico y refugió la cabeza en el pecho de él.

- ¡Ayúdame! Ranma, me encuentro tan sola e indefensa.

Él la abrazó con fuerza, nadie se la quitaría. No se lo consentiría a nadie.

-No estás ni sola ni indefensa, yo siempre estoy contigo. No habrá fuerza en el universo que me separe de ti.

Ella

sabía que no era cierto que el chico se engañaba, que si había alguien

que podía separarlos. Pero que, en ese caso, esa persona no disfrutaría

de su triunfo, ya se encargaría Ranma que sufrirse… y mucho.

Se iban acercando al dojo y vieron a toda la familia esperándolos en la puerta.

-

¿Se puede saber dónde habéis ido? ¿Quién os ha dado permiso para salir?

Estaréis castigados una buena temporada. Y tenéis prohibido hablaros-

dijo Kyosuke.

Ranma se acercó a Kasumi, había ignorado por completo a Kyosuke.

-Kasumi,

hemos ido a cenar a casa de mi madre, de ahora en adelante iremos cada

día, si se nos prohíbe comer aquí. Hemos dejado un mensaje, y hemos

llamado por teléfono… pero habéis ignorado las dos cosas- miró a Mana y

con una sonrisa sarcástica- o tal vez no, hay alguien que sabía que nos

hemos ido y se ha callado. Ha debido romper el mensaje y esconder el

teléfono.

Mana se enfadó, estaba claro que el chico la culpaba a ella, se encaró con el chico.

-Yo

no he hecho nada. No he roto la carta. No tienes pruebas, si sigues

incriminándome, te lo haré pasar mal. - la chica estaba rabiosa. Ese

chico se le resistía, no caía en sus redes como todos. Era algo que no

entendía. Era más guapa y tenía más cualidades que Akane. Y ¿Cómo un

chico como Ranma se enamoró de una chica de tan poca valía como Akane?

Si incluso las otras tres chicas eran mejores que esa tonta que tenía

por prima.

Ranma la miró y sonrió. Se había fijado en las manos de la chica, llevaba guantes. No hacía frio, había caído en su trampa.

-Y

tanto que has sido tú. Tengo pruebas en tu contra. Primera yo no he

dicho que clase de mensaje hemos dejado, ¿Cómo sabias que era una carta?

Segunda ¿Qué nos ocultas con esos guantes? - la chica se miró asustada-

Hemos untado la carta y el teléfono con un producto que compré hace

tiempo en China. Es un tinte, tengo de varios colores. Hemos untado la

carta con tinte azul y el teléfono con tinta roja. Quiero ver tus manos.

¿Le pasa algo a tus manos? ¿O has hecho algo que no debías? -el tono

del chico era burlón.

La chica se resistía y no enseñaba sus manos.

-Que te niegues a enseñar tus manos es otra prueba, y decir que no tengo pruebas es admitir que has hecho algo.

La chica se enfureció.

-

¡Si! Yo he hecho eso. – y miró a los dos prometidos con maldad- pero no

seré castigada. Pero vosotros dos si… mi padre os impondrá un

correctivo muy fuerte y yo le diré lo que hacer. Y a ti me dedicaré yo,

te enseñaré lo que es el dolor.

-¡Hazlo y te enseñaré mi mejor

golpe!-Akane la miraba con furia- no consiento que nadie toque a Ranma,

ni le haga daño. ¡Es mi prometido!, si por tu culpa sufre… - y añadió

con maldad-te mataré, te arrancaré esa bola de billar que tienes por

cabeza. A Ranma… ¡Yo lo protegeré!

Mana miró a su prima

sorprendida. Se había escapado de su control, por un instante Akane no

la temió. No era bueno, si eso seguía así, la chica podría liberase en

cualquier momento. Intentó un ataque ruin. Se acercó al chico y

pasándole un dedo por el pecho, le dijo tentadora.

-Oye Ranma, ven conmigo. Te puedo enseñar cosas que jamás te enseñará Akane- dijo la joven muy insinuadora.

- ¿Qué me vas a enseñar? -dijo el chico con ignorancia.

Akane

estaba sorprendida. No podía creer que su prometido fuese tan

inocente…bueno si era inocente y caía continuamente en trampas así. Pero

no aprendía y volvía a caer, se empezó a enfadar con el chico.

-Te

puedo enseñar… mis armas de mujer-dijo tentadora, a la vez que se

inclinaba y se insinuaba enseñándole, por el escote, parte de los

pechos. - te puedo enseñar cosas que no has visto aún.

Akane estaba asustada. Mana tenía mejor cuerpo que ella, era tan guapa como Kasumi. Ella no podía rivalizar con su prima.

- ¿Qué me vas enseñar que no haya visto? - pregunto con inocencia el chico.

- "Ya está, ya está en mis manos"- pensó Mana. - "he vencido'

Se sabía ganadora y miró a Akane con sorna. Su prima aparentaba estar vencida, ya la tenía a su merced y a Ranma... también.

-Mira

chico- dijo Mana muy tentadora- las mujeres tenemos ciertos atributos

que le les gustan mucho a los hombres, si quieres ver los míos…te los

enseñaré.

Kasumi miró a su prima sorprendida, se comportaba como

una ramera. Akane miró a su prometido, lo normal que estuviera sonrojado

y nervioso…pero no estaba ni lo uno ni lo otro.

Ranma miró a Mana sorprendido, y de golpe la cara del chico pasó de inocente a una cara de travieso y sonrió con maldad.

-Creo

que paso… no tienes nada que enseñarme. Lo que puedas enseñarme de tu

anatomía… ya lo he visto en otras. A Ranko, por ejemplo, y muchas veces.

Y podría verla así cuando quisiera. Y tiene mejor cuerpo que tú-Ranma

estalló en carcajadas. Lo dijo con un tono prepotente y con orgullo - Y

no me gustas, tienes un bello cuerpo… pero detrás de eso no tienes nada.

Akane

miró a su prometida sorprendida. No sabía si reírse o pegarle, le había

dicho a Mana que no le interesaba ni como persona ni su cuerpo. Pero su

forma de decirlo… esa prepotencia, ese orgullo, se merecía un golpe,

pero no le diría nada, Mana se merecía un buen golpe en su ego y Ranma

le estaba cogiendo gusto atacarla.

Mana se enfureció, nadie la

había tratado de esa forma. No entredía nada, nadie se resistía y ese

chico lo hacía. Decidió dar un paso más, excítalo sexualmente delante de

todos. Si no reaccionaba no se podía considerar un hombre.

Mana se desabrochó la blusa y le enseñó los pechos. Se señaló al sujetador, y muy insinuadora preguntó.

-

¿Me lo quito? ¿Me las quieres ver? ¡Seguro!, a todos hombres les gustan

los pechos de las mujeres-Ranma y Akane se quedaron rígidos, esa chica

estaba loca, ¿cómo podía usar su cuerpo como arma? La chica estaba

segura que ahora el chico caería ante ella. - ¿No te gusta lo que ves? -

preguntó insinuadora, ella misma estaba excitada pensando en cómo el

chico se lanzaría sobre ella. y se quitó el sujetador, y enseñó sus

pechos.-

Ranma la miró perplejo y luego miró a su prometida. Y se volvió a carcajear.

-No

para nada. De las chicas que conozco eres quien tiene los pechos más

pequeños. Usas un sujetador especial para que parezcan más grandes. Y a

más los tienes operados. No hay nada en ti que me guste, todo lo

contario. Me produces repulsa, ¡asco! Sólo con verte me dan arcadas.

Mana

y su familia miraron al chico con asombro. Nadie había resistido a los

encantos de la chica, y Ranma no sólo decía que no le interesaba, sino

que lo demostraba. Pero hacía que Mana insistiera con más ganas.

-

¿Cómo osas despreciarme? ¡Tú!, -gritó Mana furiosa- tú un ser inferior

deberías adorarme. En cambio, vas con Akane que es una mona… una mona de

circo- y se rió. - este cuerpo- y se señaló a ella-puede ser tuyo, te

lo regalo. Puede hacer conmigo lo que quieras.

Ranma la miró con

odio. A Mana se le heló la sangre, ese chico jamás caería a sus pies.

Pero ella si caería a los suyos. Le empezaba a gustar, una parte de ella

quería que la hiciera suya, lo deseaba como nunca deseó a nadie, y otra

parte le decía que jamás tendría al chico. Se dio cuenta que haría

cualquier cosa por quedarse con él. Pronto se llevaría un gran disgusto.

-Te

lo dicho antes… paso de ti. Tengo por prometida a la mejor. Nadie se

puede igualar con ella, por muy bella o por muy buena cocinera que sea.

No la cambio por nadie. ¿Mona? -Miró a Akane y se rió- a veces lo

parece, y yo a un mono… pero prefiero tener una mona por prometida que

tener a ti. – añadió con maldad-Mejor salir con una mona que con una

víbora.

La chica gritó con rabia y se lanzó contra Ranma. Nadie la

había enfadado como él chico. La hacía danzar al ritmo que él quería,

eso siempre había pasado al revés. Siempre era ella quien mandaba y los

demás obedecían.

Ranma la estaba esperando. Pero alguien se adelantó.

-

¡Mana! ¡Para! No te rebajes a su nivel- dijo Kyosuke y se giró hacía

Ranma- ¡tú sube a tu habitación y no salgas hasta que...!- el hombre se

calló, Ranma lo miraba con furia.

- ¡Cállate! No eres mi padre

para mandarme- dijo el chico con insolencia y se le acercó. Kyosuke

retrocedió espantado. -No te vuelvas a dirigir a mí en ese tono y una

cosa más…- se buscó en un bolsillo y sacó un documento- has mandado a

alguien a casa de mi madre a amenazarla. Los hemos capturado y entregado

a la policía… han confesado, buenos le hemos hecho confesar y de mala

forma- el chico se rió- mi madre los quería obligar a hacerse el

sepukku. Pero los ha perdonado a cambio de su confesión… te han acusado.

-Eso no vale conmigo- dijo el hombre riendo- saldré absuelto.

-Ya

contábamos con eso. Por eso firmarás ese documento. En él te

comprometes a no volver a atacar a mi madre. Porque si eso pasase mi

madre hará pública la confesión de los dos hombres y te arruinaran tu

carrera. Confesaron delante de mucha gente, mi madre también tiene

contactos. Mañana cuando me levante, los quiero firmados. – el joven se

acercó a su padre- mañana tú y yo tenemos que hablar… ¡A solas! No te

puede acompañar nadie. No te vienen tiempo buenos. Vas a pagar todo lo

mal padre y esposo que has sido. - se giró a Akane- ¿Vamos preciosa?

-Si,

entremos. Que aquí hace frio- y los dos jóvenes entraron en el dojo,

ella iba detrás de él refugiándose en el chico, buscando su protección.

Temía por su vida, sabía que para su tío y primos no valía nada. Para

ellos era algo que debían destruir. Detrás de ellos entraron Kasumi y

Nabiki, quedándose el resto fuera.

Mana miró como entraban los dos

prometidos, estaba rabiosa. La tonta de su prima había escapado

momentáneamente a su control, fue cuando amenazó al chico. Y este no le

hacía ni el más mínimo caso, siempre iba detrás de Akane. Esa falta de

atención la desesperaba, ella exigía atención continua, que todos los

hombres la adorasen., ser el centro de atención. Y Ranma la despreciaba…

eso lo volvía muy atractivo. Conseguirlo sería un reto.

Yuta miró

a su hermana. Él si sabía porque Akane escapó del control de Mana,

Akane estaba enamorada de su prometido, si lo veía en peligro lo

ayudaría, es más si alguien lo amenazase, Akane acudiría en su ayuda y

lo salvaría, olvidando el miedo. Lo mismo pasaba con Ranma se sentía

unido a su prometida por idénticas razones, ese chico quería a su

prometida y estaba dispuesto a salvarla si se daba el caso…pero había

algo más, ese joven veía a Mana como…un enemigo, jamás se enamoraría de

Mana. Yuta sonrió eso podía beneficiarlo a él. No podría separar a los

dos prometidos, nadie podría… pero meterse entre ellos sería muy

divertido.