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Chapter 43 - Episodio 43: Dificultades

En la actualidad, tras los devastadores eventos que dejaron cicatrices físicas y emocionales, Aracely había decidido no dejarse vencer por la adversidad. La pérdida de su mano fue un golpe duro, no solo físicamente, sino también psicológicamente. Sin embargo, en lugar de hundirse en el dolor, canalizó su frustración en el entrenamiento.

Había adaptado sus ejercicios para superar las limitaciones que su nueva realidad le imponía. Sus días comenzaban temprano, antes del amanecer, con largas sesiones de acondicionamiento físico y técnicas de combate adaptadas. Aracely practicaba con un brazo, aprendiendo a usar su cuerpo de manera más eficiente, mientras que su fuerza mental se fortalecía tanto como su físico.

En lugar de una prótesis moderna, había optado por una mano mecánica diseñada específicamente para el combate, la cual le permitía manejar armas y realizar movimientos complejos. Sin embargo, incluso cuando no utilizaba la prótesis, entrenaba arduamente para asegurarse de que su cuerpo pudiera responder bajo cualquier circunstancia.

La motivación de Aracely era clara: proteger a quienes amaba y asegurarse de no volver a ser una víctima. Los recuerdos de aquel enfrentamiento con Kats, la impotencia de no haber podido hacer más, la impulsaban a mejorar. Quería asegurarse de que nadie más sufriera lo que ella había sufrido.

Un día, mientras entrenaba en una sala de combate privada, alguien entró al lugar. Era Chuuya, quien había estado observándola desde hacía tiempo. "Veo que no dejas que nada te detenga", comentó Chuuya con su tono firme pero comprensivo.

Aracely, sin detener sus ejercicios, respondió: "No puedo permitirme el lujo de parar. Si lo hago, la próxima vez podría no ser solo mi mano... podría ser mi vida o la de alguien más."

Chuuya asintió, impresionada por la determinación de Aracely. "Si estás dispuesta, puedo ayudarte a perfeccionar tus habilidades. Con tu actitud y disciplina, podrías convertirte en alguien más fuerte de lo que alguna vez imaginaste."

Ese día marcó el inicio de un nuevo capítulo para Aracely. Con la ayuda de Chuuya, comenzó a aprender técnicas avanzadas que combinaban el control de la gravedad con su destreza física. Aunque el camino no era fácil, cada golpe, cada caída y cada levantamiento la hacían más fuerte, no solo como guerrera, sino como persona.

Aracely había perdido una mano, pero había ganado algo mucho más valioso: la convicción de que podía superar cualquier obstáculo y luchar por un futuro en el que nadie más tuviera que enfrentarse a la misma oscuridad que ella había enfrentado.

Kats regresó al cuartel de Newton Force, el lugar donde su jefe había establecido su dominio con una mezcla de control y resignación. Aunque era el líder, era evidente que los años de poder y decisiones difíciles lo habían desgastado. Estaba sentado en su oficina, rodeado de papeles desordenados y mapas llenos de marcas, con un cigarro apagado colgando de sus labios. Al ver a Kats entrar, levantó la mirada con una mezcla de expectativa y cansancio.

Kats, con una expresión neutra, caminó hasta el escritorio de su jefe, dejando caer un informe sobre la superficie de madera desgastada. Se cruzó de brazos y lo miró directamente a los ojos.

—La misión está terminada —dijo Kats con su tono firme y directo, sin ningún rastro de emoción.

El jefe, que parecía estar más preocupado por su creciente agotamiento que por la misión, tomó el informe y lo hojeó lentamente. —¿Se logró el objetivo? —preguntó sin levantar la vista.

Kats hizo una pausa, apretando los labios. Sabía que la misión había sido un fracaso, pero no era de las que admitían errores fácilmente. —Claro, jefe, la familia está separada —respondió, dejando que su tono seco ocultara la mentira. Pero en el fondo, sabía que Aracely no había sido tan fácil de quebrar como lo esperaban. No solo no logró separar a su familia, sino que el intento había fortalecido los lazos entre ellos.

El jefe, aunque cansado, no era ingenuo. Conocía demasiado bien a Kats como para creer en su fachada perfecta. La miró fijamente por unos segundos antes de soltar un largo suspiro. —Kats... ya sabes que aquí no se trata solo de cumplir o fallar. Si las cosas no salieron como planeaste, no necesitas fingir. Pero espero que sepas cómo manejar las consecuencias.

Kats apretó los puños detrás de su espalda. No estaba acostumbrada a fallar, y mucho menos a admitirlo. —Haré lo necesario —respondió al final, con un toque de orgullo en su voz.

—Eso espero —dijo el jefe mientras se recostaba en su silla, volviendo a su semblante agotado. —A veces, no basta con la fuerza y la estrategia, Kats. A veces, hay que saber cuándo retirarse y cuándo insistir. Aprende de esto.

Sin decir más, Kats se giró para salir de la oficina. Sabía que este fracaso no quedaría en el olvido, pero tampoco tenía tiempo para lamentarse. Había aprendido a seguir adelante, sin importar las circunstancias. Sin embargo, mientras caminaba por los pasillos del cuartel, no pudo evitar sentirse inquieta. Algo sobre Aracely y su resistencia la había dejado pensando. ¿Por qué alguien tan aparentemente débil podía ser tan difícil de romper?

Aracely, exhausta pero determinada, había pasado los últimos días reflexionando sobre su meta de convertirse en heroína. Aunque sabía que el camino sería arduo, estaba convencida de que su fuerza y convicción la llevarían lejos. Ese día, mientras caminaba hacia su casa al atardecer, con la luz del sol desapareciendo lentamente en el horizonte, sintió que algo no estaba bien. El silencio de la calle era inusual, pero trató de ignorarlo, pensando que quizás solo era su imaginación.

De repente, una camioneta blanca, sin placas, se detuvo bruscamente junto a ella. Antes de que pudiera reaccionar, dos hombres con rostros cubiertos descendieron rápidamente del vehículo. "¿Qué...?" alcanzó a decir Aracely, sorprendida, mientras uno de ellos la sujetaba con fuerza por los brazos. Intentó resistirse, pero el segundo hombre le aplicó un pañuelo impregnado con un químico que la dejó sin fuerzas. Su visión comenzó a nublarse, y sus movimientos se volvieron lentos.

"¡Déjenme ir...!" murmuró con voz débil antes de perder el conocimiento. Los hombres la subieron a la camioneta sin miramientos, cerrando la puerta tras ellos. El motor rugió nuevamente, y la camioneta desapareció rápidamente en las calles desiertas.

Mientras tanto, dentro del vehículo, los secuestradores hablaban en voz baja, celebrando su éxito. "Esta chica vale mucho dinero. Su familia pagará lo que sea por recuperarla." Uno de ellos revisó su celular, enviando un mensaje para iniciar el contacto con los posibles pagadores.

Cuando Aracely finalmente despertó, sentía su cuerpo pesado y la mente aturdida. Estaba atada de pies y manos, y la luz tenue de una bombilla colgante iluminaba un cuarto pequeño y descuidado. Se dio cuenta de que estaba en un lugar desconocido, y el miedo comenzó a apoderarse de ella. Pero pronto, ese miedo fue reemplazado por la determinación.

"Esto no termina aquí..." pensó Aracely, mientras comenzaba a buscar una forma de liberarse. Sabía que, aunque su situación parecía desesperada, no estaba dispuesta a rendirse. Ser una heroína no solo significaba luchar por los demás, sino también por uno mismo. Y esta vez, estaba dispuesta a demostrar su valía.

El video comienza con un enfoque tembloroso, como si alguien lo estuviera grabando con un teléfono móvil. La escena es un cuarto oscuro y deteriorado, con un solo foco parpadeante iluminando a Aracely. Está atada a una silla, su rostro cubierto de moretones, y la sangre goteando de sus uñas parcialmente arrancadas. Su respiración es irregular, y aunque intenta contener las lágrimas, el dolor es evidente en su mirada.

En el fondo, unas voces distorsionadas ríen cruelmente. Una de las figuras encapuchadas dice: "Esto es solo un mensaje. Quizá ahora aprendan lo que pasa cuando se meten con nosotros." Luego, el teléfono enfoca las manos ensangrentadas de Aracely, donde faltan varias uñas, y uno de los agresores sujeta unas pinzas ensangrentadas con evidente burla.

"¿Sabes lo que más me gusta de este tipo de trabajo?" dice otra voz, mientras levanta la cara de Aracely hacia la cámara. "Que siempre podemos hacer que el mensaje sea más claro." Ella no responde, pero su mirada de odio y desafío es un grito de resistencia, incluso en medio de la tortura.

El video termina abruptamente, dejando a quien lo ve con una sensación de impotencia y horror.

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Horas después, Aracely fue abandonada frente a la puerta de su casa, apenas consciente. Su cuerpo estaba cubierto de cortes, golpes y heridas abiertas, y el frío de la noche solo empeoraba su estado. Un vecino escuchó un débil gemido y, al asomarse, la encontró tirada, bañada en sangre y con apenas fuerzas para respirar.

La familia de Aracely recibió el video poco antes de encontrarla. Su madre, al verlo, rompió en llanto, mientras su padre golpeaba la mesa con furia y frustración, gritando que no dejaría que los responsables escaparan. La imagen de su hija siendo brutalmente torturada quedó grabada en su mente, alimentando una mezcla de dolor y rabia.

Llevaron a Aracely al hospital de inmediato, donde los médicos lucharon por salvarle la vida. Su estado era crítico: había perdido mucha sangre, sus heridas estaban infectadas y el trauma psicológico era devastador. Mientras tanto, su familia juró encontrar a los culpables, sin importar cuánto tiempo tomara. Este acto de crueldad no quedaría impune.

Aracely despertó lentamente, con el cuerpo entumecido y el dolor pulsando en cada rincón de su ser. Los recuerdos de lo que había ocurrido eran confusos, fragmentados entre el sufrimiento y la determinación de no rendirse. Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz tenue de la habitación, lo primero que vio fue a su madre, Taejoo, sentada al lado de la cama, sosteniendo su mano vendada con un cuidado casi reverente.

—Aracely... —susurró Taejoo, al notar que su hija estaba despierta. Su voz temblaba, mezclando alivio y preocupación. Los ojos de su madre estaban hinchados, prueba de noches sin dormir y lágrimas derramadas.

Aracely intentó hablar, pero su garganta estaba seca, como si no hubiera pronunciado una palabra en días. Taejoo rápidamente tomó un vaso de agua de la mesita cercana y la ayudó a beber un poco.

—Estás a salvo ahora —le aseguró su madre, acariciando su rostro con ternura.

Al girar la cabeza ligeramente, Aracely vio a su padre, dormido en una silla junto a la ventana, con el rostro marcado por el cansancio. A pesar de su agotamiento, sus puños estaban apretados incluso en el sueño, reflejando la furia y el dolor que debía estar conteniendo.

—¿Cuánto... tiempo? —logró murmurar Aracely, apenas audible.

—Han pasado tres días desde que te encontramos —respondió Taejoo con suavidad. Su voz estaba cargada de emociones que intentaba mantener bajo control. —Te han hecho tanto daño... pero eres fuerte, hija. Vas a salir adelante.

Aracely apretó los dientes al intentar moverse, pero el dolor le recordó lo frágil que estaba su cuerpo. Las cicatrices y las heridas parecían gritarle que no podía olvidarlas tan fácilmente. Pero más allá del sufrimiento físico, era el fuego en su interior lo que se avivaba lentamente. No estaba dispuesta a dejar que los responsables quedaran impunes.

—No puedo quedarme así, mamá... —susurró, con un tono débil pero cargado de determinación.

Taejoo negó con la cabeza, con lágrimas rodando por sus mejillas. —Por ahora, solo enfócate en recuperarte. Por favor, Aracely. No quiero perderte.

Aracely asintió débilmente, sabiendo que tenía que ser paciente, aunque cada fibra de su ser ansiaba justicia. Miró a su madre y luego a su padre, sabiendo que ellos también cargaban con un dolor profundo.

A pesar de todo, un pensamiento claro dominaba su mente: esto no terminará aquí.

En un oscuro y frío despacho, Kats permanecía de pie frente a su jefe, un hombre cuya presencia imponía respeto y temor en igual medida. Con un cigarro entre los dedos y una expresión severa, estudiaba los informes sobre el reciente fracaso en acabar con Aracely. La familia de la joven ya no era un obstáculo, pero su supervivencia se había convertido en un problema que debía ser resuelto.

—Escucha bien, Kats —dijo el jefe con voz grave, sus ojos clavados en ella—. Fallaste la última vez, y eso ha puesto en riesgo nuestra operación. Pero te daré una última oportunidad.

Kats apretó los labios, conteniendo su frustración. Su mirada reflejaba determinación mientras asentía. —No volveré a fallar. Esta vez cumpliré con mi deber.

El jefe soltó una risa seca antes de apagar el cigarro en el cenicero. —Más te vale. Porque si vuelves a fracasar, será tu última misión bajo mi mando.

Acto seguido, el jefe deslizó un sobre hacia ella. Kats lo tomó con rapidez y lo abrió. Dentro encontró información detallada: la ubicación de Aracely, sus horarios en el hospital y los nombres de algunos contactos dispuestos a colaborar.

—La familia ya no importa. Están emocionalmente destruidos —dijo el jefe, cruzando los brazos—. Pero esa niña... ella es diferente. Es un símbolo. Si dejamos que siga viva, otros creerán que pueden desafiarme. No lo permitiremos.

Kats asintió mientras cerraba el sobre con cuidado. —¿Alguna instrucción específica?

—Hazlo limpio y rápido. Sin llamar la atención. Pero asegúrate de que el mensaje quede claro: nadie escapa de nosotros.

Con un leve movimiento de cabeza, Kats salió del despacho. Cada paso que daba por los pasillos oscuros del edificio estaba cargado de determinación. Su mente ya comenzaba a trazar un plan para acabar con Aracely.

Mientras descendía por las escaleras, Kats murmuró para sí misma: "No habrá otra oportunidad para ella."

Durante ocho meses en el mundo exterior —que equivalieron a ocho años dentro de la habitación temporal—, Aracely dedicó cada segundo a su entrenamiento. Aún con cicatrices recorriendo su cuerpo y recuerdos dolorosos como un peso constante, decidió convertir su dolor en fuerza.

La habitación temporal era un espacio fuera del tiempo convencional, diseñado para amplificar el aprendizaje y el crecimiento físico. Dentro de sus paredes, el entorno podía simular cualquier terreno, clima o situación de combate. Bajo la supervisión de Taejoo, su madre, y con recursos estratégicos que su padre había logrado asegurar, Aracely perfeccionó cada aspecto de sus habilidades.

Fase física:

Los primeros años estuvieron enfocados en la resistencia y el fortalecimiento muscular. A pesar del dolor constante por sus cicatrices, Aracely aprendió a ignorarlo, transformándolo en una fuente de determinación. Se enfrentó a desafíos extremos: correr a través de tormentas simuladas, escalar montañas interminables y soportar temperaturas extremas.

Fase táctica:

En los siguientes años, Taejoo, que había sido una estratega destacada en su juventud, la entrenó en planificación táctica. Aprendió a analizar a sus enemigos, identificar debilidades y adaptarse rápidamente a cualquier cambio en el combate.

Fase de combate:

En la etapa final de su entrenamiento, Aracely perfeccionó el manejo de diferentes armas, desde cuchillos y espadas hasta armas de fuego y de largo alcance. Además, dominó técnicas de combate cuerpo a cuerpo, combinando artes marciales tradicionales con movimientos improvisados que se adaptaban a sus cicatrices y su propia forma de pelear.

Cuando los ocho meses terminaron, Aracely salió de la habitación temporal con 18 años, una década más fuerte, más rápida y más inteligente de lo que jamás había sido. Su cuerpo estaba ahora tonificado y poderoso, aunque sus cicatrices seguían siendo un recordatorio de su pasado.

Taejoo la miró con orgullo y nostalgia. "Ya no eres una niña," le dijo suavemente. "Pero nunca olvides quién eres. Este entrenamiento no es solo para vengarte, es para protegerte a ti misma y a quienes amas."

Aracely asintió, su mirada más decidida que nunca. "Lo sé, mamá. Y estoy lista para lo que venga."

Con 18 años y una voluntad de hierro, Aracely había renacido. Ahora, cualquier enemigo que se atreviera a desafiarla enfrentaría no solo su fuerza, sino también la determinación de alguien que había transformado el dolor en poder.

Aracely, Taejoo y Law caminaban tranquilamente por el centro comercial, disfrutando de un raro momento de normalidad. Aracely, después de su entrenamiento intensivo, necesitaba ropa nueva que se ajustara a su nuevo cuerpo, y Taejoo insistió en acompañarla para asegurarse de que no solo fuera funcional, sino también con estilo. Law, por su parte, parecía más interesado en vigilar cualquier posible amenaza que en las compras.

Entraron a una tienda moderna, con espejos en cada rincón y música suave de fondo. Aracely se dirigió hacia una sección de ropa deportiva mientras Taejoo revisaba vestidos en un área cercana. Law permaneció en la entrada, observando todo como si esperara que algo sucediera.

Y algo sucedió.

A unos metros, en la misma tienda, Kats estaba revisando una chaqueta de cuero negro. La asesina no necesitó girar del todo para sentir la presencia de Aracely. Su instinto, tan afilado como una hoja, la alertó de inmediato. Cuando levantó la vista, sus ojos se encontraron con los de Aracely.

En ese instante, ambas supieron lo que estaba por ocurrir.

Taejoo notó el cambio en la postura de su hija: sus músculos se tensaron y su mirada, que hace un momento estaba tranquila, ahora estaba llena de intensidad. Law también lo notó, moviéndose rápidamente para ponerse entre Aracely y Kats.

"¿Ella es...?" preguntó Taejoo en un susurro.

"Sí," respondió Aracely sin apartar la vista de Kats.

Kats, por su parte, dejó la chaqueta con calma, como si no quisiera causar una escena. Pero su mano se deslizó sutilmente hacia la empuñadura de una daga escondida en su cintura.

"Así que al fin nos encontramos," dijo Kats con una voz fría, dando un paso hacia Aracely. "Tu entrenamiento no será suficiente, niña."

"Tendremos que comprobarlo," respondió Aracely, avanzando también.

La tensión en la tienda era palpable. Los pocos clientes presentes comenzaron a notar la atmósfera y, uno por uno, salieron discretamente. Law y Taejoo intercambiaron miradas rápidas. Taejoo sabía que Aracely tenía que enfrentar este combate, pero no podían permitir que la situación se saliera de control.

"No aquí," dijo Law en un tono bajo pero firme, colocando una mano en el hombro de Aracely. "Demasiados civiles."

Aracely respiró hondo y dio un paso atrás, mostrando una madurez que habría sido impensable meses atrás. "Tienes razón."

Kats esbozó una sonrisa sarcástica. "Sabía que te faltaba coraje. No importa, ya habrá tiempo para esto."

Sin embargo, mientras Kats comenzaba a retroceder, Aracely dio un paso al frente. "Esto no se trata de coraje," dijo, con una voz baja pero firme. "Se trata de elegir el momento adecuado. Nos veremos pronto."

Con eso, Kats se giró, alejándose, pero ambas sabían que su próximo encuentro no terminaría sin sangre.

Aracely caminaba a paso rápido, con la mirada fija en Kats, que ya se estaba alejando. La adrenalina corría por sus venas, y su cuerpo estaba preparado para lo que sabía que vendría. No podía permitir que Kats se escapara tan fácilmente, especialmente después de todo lo que había sufrido en su entrenamiento. Taejoo y Law salieron rápidamente detrás de ella, conscientes de que no tenían poderes, pero decididos a protegerla y ayudarla en lo que pudieran.

Cuando finalmente salieron al exterior, el aire fresco golpeó sus rostros, pero la tensión seguía flotando en el ambiente. Kats, al llegar a la calle, se detuvo de repente, su sonrisa burlona nunca abandonando su rostro. De repente, levantó su espada hacia el cielo. Fue entonces cuando el suelo comenzó a temblar.

"Vas a sentir la diferencia," dijo Kats, su voz llena de confianza, mientras invocaba la monstruosa criatura. Un rugido profundo resonó en el aire, y de las sombras emergió la bestia, un ser colosal que parecía hecho de oscuridad y furia. Con una gargantilla de hierro, la bestia estaba atada a la voluntad de Kats, que ahora caminaba hacia ella con una tranquilidad aterradora. La espada, extraída de la boca de la criatura, brillaba con una luz fría y mortal. Aunque era una espada pequeña, su filo era más que suficiente para cortar cualquier cosa que se le pusiera en el camino.

Aracely, con una mirada feroz, se preparó para el combate, sintiendo la presencia de la monstruosa amenaza que ahora enfrentaba.

"No puedo dejar que esto termine aquí," pensó, tensando los músculos y tomando una postura defensiva. Taejoo y Law se colocaron a su lado, sin dudar, listos para protegerla en lo que pudieran, aunque sabían que la verdadera batalla recaería en Aracely.

En ese momento, una sombra se proyectó sobre ellos. "¡Al fin llegué!" Una voz resonó, seguida por la aparición de Blue y Chuuya, las poderosas aliadas de Aracely. Blue, con su presencia inconfundible, se acercó a toda velocidad, mientras Chuuya, con su característica calma, mantenía la distancia, observando la situación.

"Al fin pude llegar a tiempo," dijo Blue, mirando rápidamente la situación. "Parece que no será una pelea fácil, pero con ustedes dos aquí, no tenemos que preocuparnos tanto."

Chuuya asintió con firmeza, su mirada fija en la criatura invocada por Kats. "Esto no terminará tan fácilmente. Pero recuerden, no sólo se trata de la fuerza, sino también de cómo usamos nuestro poder."

Aracely respiró hondo, sintiendo una mezcla de alivio y nerviosismo al ver a sus aliadas. El apoyo de Blue y Chuuya era crucial, pero ahora más que nunca necesitaba confiar en sí misma. Sabía que la batalla estaba lejos de ser ganada, pero con sus amigos a su lado, tenía una oportunidad.

"Vamos a acabar con esto," dijo Aracely, su determinación renovada.

Kats, que observaba la llegada de sus oponentes, soltó una risa baja. "¿Creen que pueden detenerme con solo tres?" dijo, mientras la criatura a su lado rugía nuevamente, como si respondiera a su llamado.

Con una sonrisa confiada, Aracely dio el primer paso hacia el monstruo.

El enfrentamiento comenzó con una explosión de movimiento. Aracely, Taejoo, Law, Blue y Chuuya se lanzaron al unísono, formando un frente unido contra Kats y su criatura. El aire se llenó de tensión, cada uno de ellos con determinación en los ojos, mientras Kats sonreía con una confianza desbordante, avanzando con la criatura rugiendo a su lado.

La espada de Kats brilló bajo la luz mientras la balanceaba con precisión mortal. Su monstruo, moviéndose con una fuerza y velocidad imposibles para algo de su tamaño, se abalanzó hacia los cinco como una sombra voraz.

Taejoo fue la primera en actuar. Sin poderes, pero con una valentía implacable, tomó una barra metálica improvisada y la usó para desviar un ataque de la criatura que se dirigía a Aracely. Su movimiento fue rápido y calculado, dejando claro que no retrocedería ni un paso.

Law, por su parte, se deslizó bajo la criatura, buscando puntos vulnerables. Aunque no tenía poderes, su agilidad y habilidad estratégica eran evidentes. Lanzó una serie de cuchillos pequeños hacia las piernas de la bestia, intentando ralentizarla o al menos distraerla.

Blue, con su energía característica, canalizó su poder hacia un ataque dirigido. Saltó en el aire y lanzó una ráfaga de energía brillante hacia Kats, buscando obligarla a retroceder. Kats, sin embargo, desvió el ataque con un movimiento hábil de su espada, creando un destello que iluminó el campo de batalla.

Chuuya, siempre metódica, utilizó su agilidad para esquivar los ataques de la criatura mientras buscaba un ángulo perfecto para atacar a Kats. Sus movimientos eran tan precisos como letales, mostrando su experiencia y entrenamiento.

Finalmente, Aracely encontró su oportunidad. Mientras sus compañeros mantenían a Kats y a la criatura ocupados, concentró todo su entrenamiento y fuerza en un único movimiento. Con una velocidad impresionante, se lanzó directamente hacia Kats, quien apenas tuvo tiempo para girarse.

El choque fue estruendoso. La espada de Kats chocó con el arma de Aracely, y el sonido del metal resonó en el aire. "¡No te dejaré ganar!" gritó Aracely, empujando con todas sus fuerzas. Kats, con una sonrisa feroz, respondió: "Entonces demuéstralo."

Mientras tanto, la criatura, enfurecida, lanzó un rugido que sacudió el suelo y atacó con una fuerza renovada. Taejoo y Law, a pesar de sus limitaciones, continuaron esquivando y distrayendo a la bestia, mientras Blue y Chuuya unían fuerzas para lanzarle ataques combinados, buscando romper su resistencia.

El enfrentamiento era intenso, un despliegue de fuerza, estrategia y voluntad. Cada uno daba lo mejor de sí, sabiendo que no podían permitirse fallar. Pero el combate estaba lejos de terminar.

Kats se movió con una velocidad que casi desafió la vista. Antes de que Taejoo pudiera reaccionar, la punta de la espada de Kats perforó su espalda, arrancándole un grito de dolor. Kats la levantó sin esfuerzo, la sonrisa sádica en su rostro reflejando el placer de tener el control. Con un giro brutal, lanzó a Taejoo contra el pavimento. El impacto resonó como un trueno, y el suelo se agrietó bajo el peso de Taejoo, quien quedó inmóvil y jadeando de dolor.

"¡Mamá!" gritó Aracely, con una mezcla de terror y furia en su voz. La visión de su madre herida encendió una chispa de ira en su interior. Sin pensarlo dos veces, cargó hacia Kats con toda la fuerza que había acumulado en sus años de entrenamiento.

Blue y Chuuya redirigieron su atención, lanzando ataques coordinados para forzar a Kats a retroceder y dar espacio a Taejoo para recuperarse. Law, viendo la situación crítica, corrió hacia Taejoo para intentar ayudarla a ponerse a salvo, sabiendo que cada segundo era vital.

Kats, aún sonriendo, levantó su espada en un gesto desafiante, preparada para enfrentarse a los ataques combinados que se acercaban. La criatura a su lado rugió de nuevo, protegiendo a su invocadora con ferocidad. La batalla estaba lejos de terminar, pero la herida de Taejoo marcaba un nuevo nivel de peligro en el enfrentamiento.

Kats, con una velocidad abrumadora, se lanzó directamente hacia Law. Antes de que pudiera reaccionar, le propinó un golpe devastador en la entrepierna, haciendo que el hombre se inclinara de dolor. Sin darle tiempo para recuperarse, Kats hundió su espada en el plexo solar de Law, atravesándolo con precisión letal.

El cuerpo de Law fue impulsado hacia el suelo con fuerza, chocando contra el pavimento mientras la sangre teñía su ropa. Antes de retirarse, Kats inclinó la hoja de su espada con una delicadeza inquietante, dejando una herida superficial en su mejilla.

"No es nada personal," dijo Kats con una voz fría, sin emoción, mientras observaba a Law, que apenas podía respirar. "Solo un recordatorio de que no deberían interponerse."

"¡Papá!" gritó Aracely, llena de horror y rabia. Taejoo, aún adolorida, intentó levantarse a pesar de sus heridas, mientras Blue y Chuuya cargaban nuevamente hacia Kats, buscando cualquier oportunidad para detenerla.

Kats retrocedió un paso, su criatura rugiendo a su lado, lista para interceptar cualquier ataque. "¿De verdad creen que pueden proteger a alguien?" preguntó Kats con burla, levantando su espada, cubierta de sangre, en un gesto desafiante.

Blue y Chuuya se lanzaron al unísono contra Kats, conectando un golpe directo en su pecho. Sin embargo, Kats apenas retrocedió, soportando el impacto con una mueca de desprecio.

"¿Eso es todo lo que tienen?" murmuró Kats antes de blandir su espada en un arco letal, trazando un corte en forma de equis que alcanzó los pechos de ambas. Blue y Chuuya retrocedieron de inmediato, llevándose las manos al torso mientras la sangre comenzaba a manchar sus ropas.

Chuuya, con el rostro endurecido por el dolor, extendió su mano hacia el suelo y gritó: "¡Gravedad máxima!" En ese instante, el área se vio envuelta en una fuerza gravitacional intensa, aplastante, que obligó incluso a Kats y su criatura a mantenerse firmes para no ser derribados.

Aprovechando la oportunidad, Aracely comenzó a caminar lentamente hacia Kats. A pesar de que la gravedad también la afectaba, cada paso era firme, lleno de rabia contenida. Sus ojos ardían con una mezcla de dolor y determinación, su mirada fija en Kats como si nada más existiera.

"¿Crees que puedes lastimar a mi familia y salir impune?" murmuró Aracely con voz grave, aunque lo suficientemente fuerte para que Kats la escuchara.

Cada paso resonaba en el pavimento como un eco de su furia. A pesar de la presión aplastante de la gravedad, su cuerpo temblaba no de debilidad, sino de pura ira. Kats, atrapada pero aún desafiante, dejó escapar una risa seca.

"Así que este es el rostro de una niña enfadada... adelante, muéstrame lo que tienes." Kats levantó su espada, preparándose para el inevitable enfrentamiento mientras la criatura rugía a su lado, al igual que los latidos furiosos del corazón de Aracely, que se acercaba con intenciones claras de acabar con todo.

Aracely, con un movimiento calculado, levantó su mano y canalizó una ráfaga de aire a presión que impactó directamente al monstruo. La criatura rugió de dolor mientras su cuerpo era atravesado por la fuerza invisible, tambaleándose antes de desplomarse en el suelo, incapacitado.

Sin detenerse, Aracely siguió caminando hacia Kats. Su mirada seguía llena de furia, y sus pasos eran cada vez más firmes. Kats, todavía atrapada por la gravedad, intentó levantar su espada con movimientos lentos, planeando un contraataque.

Antes de que Kats pudiera reaccionar por completo, Aracely ya estaba frente a ella. Con un grito cargado de ira y determinación, reunió toda su fuerza en un golpe devastador, impactando directamente en el pecho de Kats.

El golpe fue tan poderoso que Kats salió disparada hacia atrás, perdiendo el equilibrio y cayendo al suelo con un sonido seco. Su espada resbaló de sus manos mientras intentaba recuperar el aliento, visiblemente sorprendida por la fuerza bruta de Aracely.

"Esto es por mi familia," declaró Aracely con la voz firme y los puños apretados, mientras se preparaba para continuar el enfrentamiento. Kats, desde el suelo, levantó la cabeza con una sonrisa torcida, limpiándose un hilo de sangre del labio.

"Tienes más fuerza de lo que esperaba... pero esto no ha terminado." Kats se reincorporó lentamente, sosteniéndose con la espada mientras sus ojos brillaban con una mezcla de desafío y desprecio.

Aracely, aún ardiendo de ira, se abalanzó sobre Kats con una fuerza implacable. La tomó del cuello de su uniforme con ambas manos y, con un giro poderoso, la lanzó con toda su fuerza contra un edificio cercano. Kats atravesó la pared del primer piso, dejando una nube de polvo y escombros en su camino.

Sin darle tiempo para recuperarse, Aracely entró al edificio y comenzó a atacar. Sus movimientos eran rápidos y precisos, una combinación de técnicas de boxeo y artes marciales mixtas que había perfeccionado durante su entrenamiento en la habitación temporal. Cada golpe resonaba con un eco profundo, enviando ondas de impacto a través del concreto a medida que golpeaba a Kats una y otra vez.

Izquierda, derecha, un gancho al mentón seguido de un codazo al estómago. Kats intentó bloquear los ataques, pero la velocidad y precisión de Aracely eran abrumadoras. "¡Esto es por todo el daño que has causado!" gritó Aracely mientras lanzaba un golpe directo al rostro de Kats, seguido de una patada giratoria que la estrelló aún más contra los escombros del edificio.

Kats escupió sangre y trató de levantarse, pero Aracely no cedió. "¿Dónde está tu sonrisa ahora?" dijo con furia mientras levantaba a Kats del suelo y la lanzaba nuevamente contra una columna cercana, que se partió en dos con el impacto.

Kats, aunque herida, dejó escapar una risa entrecortada mientras intentaba mantenerse en pie. "Impresionante... pero necesitarás algo más que fuerza bruta para detenerme." Su espada, que yacía entre los escombros, comenzó a brillar débilmente mientras intentaba recuperar el control de la situación.

Aracely, completamente consumida por la ira y el dolor, observaba a Kats, tendida en el suelo, como la imagen de todo lo que había sufrido durante tanto tiempo. La rabia que había estado acumulando durante años, desde su peor pesadilla, la impulsaba ahora con una fuerza imparable. Sin permitir que Kats se levantara, se lanzó hacia ella con furia desenfrenada, una energía que parecía provenir de lo más profundo de su ser.

Con un golpe certero, cortó la mano de Kats, la misma que había sostenido la espada que le había hecho tanto daño. La sangre brotó rápidamente, pero Aracely no mostró ni un atisbo de compasión, solo venganza pura.

"Esto es por todo lo que me hiciste..." murmuró Aracely, mientras su respiración se volvía más pesada y su mirada más oscura.

Kats intentó reaccionar, pero era demasiado tarde. Aracely la levantó por la fuerza y, con un movimiento cruel, golpeó su entrepierna con tal brutalidad que Kats apenas pudo soltar un grito ahogado. Era un golpe sin piedad, la venganza del sufrimiento de toda una vida.

Aracely, sin detenerse, cortó en forma de "X" el pecho de Kats, dejando que la sangre se desbordara, dibujando una marca de odio. Kats gritó, pero la joven no mostró remordimiento. "Ahora vas a sentir lo mismo," le dijo con una voz temblorosa de furia, antes de perforar su pecho con la espada con la misma precisión y saña que le habían causado tanto dolor a ella.

El golpe final fue una explosión de energía y odio. Aracely giró violentamente, arrojando el cuerpo de Kats al suelo con una fuerza tal que el impacto resonó como un trueno. El suelo tembló bajo la caída.

"Ahora... ya no puedes hacerme más daño," susurró Aracely, mientras observaba el cuerpo de Kats, su respiración entrecortada, su cuerpo cubierto de sudor y sangre. Aun con la furia aún en sus venas, su rostro se tornó serio, como si hubiera terminado una larga batalla consigo misma. Lanzó la espada lejos, sin siquiera mirarla.

Pero en su corazón, algo más latía. El eco de la venganza finalmente cumplida.

Pasaron unas horas y el portal se abrió silenciosamente, como un abismo que devoraba la luz a su alrededor. Bajo la oscuridad del cielo, el cuerpo de Kats, tendido y sin vida, comenzó a ser arrastrado hacia el vórtice, la fuerza del portal absorbió su figura con una rapidez inexplicable. Mientras su cuerpo era transportado a través del espacio, el aire se impregnaba de una energía oscura y pesada, como si el mismo mundo a su alrededor estuviera a punto de volverse aún más sombrío.

El lugar al que llegó era vasto y desolado, una dimensión donde la oscuridad no solo era visible, sino palpable. En el centro de este vacío, una figura monstruosa emergió: Nyx'thoran, una entidad que desbordaba poder y misterio. Era un ser que no pertenecía al mundo de los vivos, ni al de los muertos, con una presencia que borraba cualquier esperanza de salvación. Su mirada, compuesta de agujeros oscuros como si no tuviera ojos, clavó su atención en el cuerpo de Kats.

Con un movimiento casi suave, Nyx'thoran extendió sus manos hacia el cuerpo de la joven, y una energía oscura comenzó a emanar de sus dedos, envolviendo a Kats en un aura de poder indescriptible. La esencia de Nyx'thoran la rodeó, restaurando su vida en una forma retorcida. Su alma regresó al cuerpo, aunque con un cambio radical en su ser.

Cuando Kats abrió los ojos, la primera sensación que tuvo fue la de un profundo vacío, como si su alma hubiera sido arrasada por algo mucho más grande que ella misma. Al principio, su mente luchaba por entender lo que estaba sucediendo, pero el eco de la voz de Nyx'thoran retumbó en su cabeza, como un mandato inevitable.

"Debes servirme, o morirás por no hacerlo," dijo Nyx'thoran en un tono grave, cada palabra impregnada con una fuerza que parecía aplastar cualquier resistencia.

Kats, aún atónita por lo que acababa de suceder, intentó levantarse, pero el poder que ahora residía dentro de ella era abrumador. Su cuerpo estaba lleno de una energía que no comprendía completamente, pero que, de alguna manera, sentía que la dominaba. No era solo el poder, sino la amenaza latente que provenía de esa entidad.

El miedo y la furia se mezclaban en su interior. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? ¿Servir a Nyx'thoran y ser su esclava, o resistir y enfrentar una muerte segura? El dilema la carcomía, pero sabía que, en su estado actual, las opciones no eran muchas. Con la marca de su vida renovada por una fuerza oscura, Kats sabía que, de alguna forma, su destino estaba sellado.

Nyx'thoran observaba cada uno de sus movimientos con frialdad, como un dios que contemplaba una creación imperfecta, esperando una decisión. La joven ya no era la misma. La energía de la entidad la transformaba, y con cada respiración, Kats sentía cómo se integraba esa fuerza en su ser, convirtiéndola en algo más, algo mucho más peligroso.

"Serviré," murmuró finalmente Kats, su voz vacía de emoción, como si ya no hubiera lugar para la resistencia en su alma. Sabía que su supervivencia dependía de esa decisión. Pero también comprendía que servir a Nyx'thoran venía con un precio mucho mayor, uno que, tarde o temprano, terminaría por devorarla por completo.

Fin.