Chereads / History academy arco 6: El fin del mundo. / Chapter 41 - Episodio 41: Salvando vidas.

Chapter 41 - Episodio 41: Salvando vidas.

En un tranquilo día soleado, Emi, Josué y Leonel decidieron salir juntos a hacer algunas compras en el mercado de la ciudad. El bullicio de la gente, los colores vibrantes de los puestos y el aroma de la comida callejera llenaban el ambiente, creando una atmósfera relajante. Los tres amigos disfrutaban del tiempo libre, pero en el fondo, compartían una inquietud que no habían expresado del todo.

—¿Han escuchado algo de Victor? —preguntó Emi mientras observaba un puesto de frutas. Su tono era casual, pero había un destello de preocupación en sus ojos.

Josué negó con la cabeza, acomodándose el sombrero. —Nada. Desde la última vez que desapareció después de esa gran pelea, todo ha estado en silencio. Ni una señal, ni un mensaje. Es como si hubiera... desaparecido del mapa.

Leonel, que estaba revisando algunos artículos en un puesto cercano, suspiró. —No es raro en él, ¿verdad? Siempre fue un tipo misterioso. Pero esta vez se siente... diferente. Como si algo más estuviera pasando.

Emi asintió en silencio. Aunque estaban acostumbrados a las ausencias de su maestro, esta vez sentían que la situación era distinta. Había un vacío, una sensación de que algo importante estaba ocurriendo fuera de su alcance.

—Tal vez deberíamos investigar un poco —sugirió Emi, intentando sonar optimista. —No podemos simplemente quedarnos esperando. Si algo le pasó, debemos saberlo.

—Estoy de acuerdo —dijo Josué, cruzando los brazos. —Victor siempre estuvo para nosotros. Es hora de que hagamos lo mismo por él.

Leonel sonrió levemente. —Entonces, después de esto, ¿qué tal si comenzamos a buscar algunas pistas? Quizás alguien en la academia sepa algo.

Los tres asintieron, sintiendo un renovado propósito. Aunque el día había comenzado como cualquier otro, ahora tenían una misión: descubrir qué había sucedido con su maestro y asegurarse de que estuviera bien, dondequiera que estuviera.

Emi, Josué y Leonel llegaron agitados al lugar, siguiendo el sonido del balazo. La escena frente a ellos era desgarradora: Taejoo estaba arrodillada junto a su esposo, Law, quien yacía en el suelo, sangrando por una herida en el pecho. Aracely, con lágrimas en los ojos, mantenía su postura, pero la angustia era evidente en su rostro.

Frente a ellos, Kats observaba la situación con una sonrisa sádica. Levantó su arma y apuntó directamente a su propia frente, sin borrar aquella expresión de burla.

—Ay, no, perro, me falló el tiro —dijo con un tono burlón, mirando a Aracely directamente a los ojos—. Eso iba para ti, niña.

Aracely apretó los puños, temblando de rabia y dolor, mientras Emi, Josué y Leonel se posicionaban entre Kats y la familia, formando un escudo.

—¿Quién demonios eres tú? —demandó Josué, sus ojos encendidos de furia mientras daba un paso adelante.

—Solo alguien que sabe divertirse —respondió Kats con un tono gélido, bajando lentamente el arma mientras sus ojos brillaban con malicia—. Aunque parece que mi diversión está siendo arruinada por unos entrometidos.

Leonel observó a Law, quien respiraba con dificultad, mientras Taejoo intentaba detener la sangre con sus manos temblorosas. No podían perder tiempo.

—Emi, lleva a la familia a un lugar seguro. Nosotros nos encargamos de esta loca —dijo Leonel, su voz cargada de determinación.

Emi asintió, acercándose rápidamente a Taejoo y Aracely. —Vamos, tenemos que sacarlos de aquí.

Mientras tanto, Kats retrocedió un paso, observando cómo se desarrollaba la escena. —¿Así que héroes en acción, eh? —se burló, levantando nuevamente el arma, esta vez apuntando hacia Josué. —Veamos si también pueden jugar a ser escudos humanos.

Sin dudarlo, Josué activó su poder, cubriendo su cuerpo con un aura protectora mientras avanzaba hacia Kats, quien, aún sonriendo, parecía estar disfrutando del caos. La tensión en el aire era palpable, y todos sabían que aquel encuentro estaba lejos de terminar.

Josué avanzó con determinación, su sonrisa firme mientras alcanzaba a Kats. Con un movimiento rápido, la golpeó directamente en el rostro, un impacto que habría derribado a cualquiera. Pero Kats, con una expresión casi divertida, resistió el golpe como si no hubiera sido nada.

—¿Eso es todo? —murmuró con sarcasmo, mientras aprovechaba el momento en que Josué desactivó su campo protector para recuperar energía. Kats no perdió tiempo.

Con una rapidez brutal, lanzó un golpe directo a las costillas de Josué, utilizando toda su fuerza. El impacto fue tan devastador que lo envió volando contra una pared de concreto cercana, el sonido del choque reverberando en el lugar. Josué cayó al suelo, tosiendo y sujetándose el costado con evidente dolor.

Kats se giró hacia Taejoo, su sonrisa sádica más pronunciada. —No perro, le faltó calidad a tu esposo —soltó con un tono burlón, haciendo referencia a Law, aún tendido en el suelo.

Taejoo, con el rostro bañado en lágrimas y rabia, apretó los dientes mientras intentaba mantener la calma para ayudar a Law. Aracely, observando todo, sintió cómo el fuego de la furia comenzaba a encenderse en su interior.

—¡Cállate! —gritó Aracely, dando un paso al frente con los ojos encendidos de ira. Su energía pura comenzó a manifestarse en el aire a su alrededor, como si el ambiente respondiera a su determinación.

Leonel ayudó a Josué a levantarse mientras le susurraba: —Resiste. Esto aún no ha terminado.

Kats, al notar la energía de Aracely, sonrió aún más ampliamente. —Vaya, vaya, ¿te vas a animar? Vamos, demuéstrame que eres más que una mocosa con sueños de heroína.

La batalla estaba lejos de terminar, y ahora era el turno de Aracely de enfrentarse a la villana que intentaba destruir su familia.

Kats, sin dudar un segundo, cargó hacia Aracely, quien estaba canalizando su energía. Con un golpe feroz y veloz, la lanzó contra la pared de una casa cercana, dejando grietas profundas en el concreto mientras Aracely caía al suelo aturdida.

Antes de que Leonel pudiera intervenir para asistir a Josué, Kats giró sobre sus talones y lo golpeó en el estómago con una fuerza brutal. El impacto fue suficiente para derribarlo, dejándolo sin aire y fuera de combate por el momento.

—No me hagan perder más el tiempo —gruñó Kats con desdén, mientras caminaba hacia donde estaban Emi, Taejoo y Law.

Emi intentaba mantener la calma y sacar a Taejoo y Law del lugar. Taejoo, desesperada, sostenía a su esposo herido mientras intentaban escapar. Kats, notando esto, levantó su arma con una sonrisa cruel.

—¿A dónde creen que van? —preguntó con frialdad mientras apretaba el gatillo.

El sonido del disparo resonó por toda la calle. La bala impactó directamente en el pulmón de Law, quien soltó un grito de dolor desgarrador antes de desplomarse aún más sobre Taejoo.

—¡Law! —gritó Taejoo, su voz cargada de terror y desesperación mientras intentaba detener el flujo de sangre que ahora se intensificaba.

Emi, paralizada por un momento, apretó los puños mientras veía a Kats acercarse lentamente con esa sonrisa arrogante. —No tienen escapatoria —susurró Kats, con la seguridad de una depredadora que disfrutaba de su presa.

Pero la situación no estaba completamente perdida. Aracely, desde los escombros de la casa donde había sido arrojada, comenzó a moverse, su energía pura resurgiendo con una intensidad renovada. Kats no sabía que había desatado algo mucho más peligroso de lo que podía imaginar.

Emi miró a Taejoo con urgencia mientras intentaba contener su propia furia.

—¡Taejoo! No hay tiempo para pensar. Llévalo al hospital ahora mismo. Aún pueden salvarlo, pero necesitas moverte ya. ¡Confía en nosotros!

Taejoo, con lágrimas en los ojos y manos temblorosas, asintió. Con esfuerzo, levantó a Law y comenzó a correr hacia su auto, decidida a llegar al hospital lo antes posible.

Mientras tanto, Emi se volvió hacia Kats, su rostro transformándose en una máscara de determinación. Dio un paso adelante, sus ojos fijos en la villana.

—Esto termina aquí —dijo con firmeza mientras sentía la energía fluir por su cuerpo.

Detrás de ella, Aracely, Leonel, y Josué se levantaron lentamente, sacudiéndose el polvo y preparándose para la batalla. Sus heridas eran evidentes, pero su determinación era más fuerte.

Kats observó a todos con una sonrisa sardónica, levantando los brazos como si la situación le resultara ridícula.

—Nah, perro, ¿de verdad creen que tienen una oportunidad? —se burló mientras flexionaba su brazo con teatralidad—. Mira este brazo de 35, pa. Yo sí consumo mis ocho eggs todas las mañanas.

Leonel apretó los puños, frustrado por la arrogancia de Kats, pero Josué lo detuvo con una mano en el hombro.

—Cálmate. No subestimemos a esta tipa, pero tampoco dejemos que nos provoque —dijo con seriedad.

Aracely, por su parte, comenzó a reunir energía en sus manos, sintiendo cómo la rabia y la necesidad de proteger a su familia la fortalecían.

—Hablas mucho para alguien que está a punto de caer —espetó Aracely con firmeza.

Emi dio un paso más al frente, mirándola fijamente.

—Si tan fuerte te crees, ¿por qué no demuestras que tus palabras valen algo? Aquí estamos todos listos para enseñarte lo que pasa cuando te metes con la gente equivocada.

Kats soltó una carcajada, alzando su arma y poniéndose en posición de combate.

—¡Venga pues! Me encanta un buen show. No me decepcionen. —Y con eso, la batalla comenzó.

Mientras Aracely luchaba con todas sus fuerzas contra Kats, Blue llegó corriendo al lugar y la vio enfrentándose sola a aquella peligrosa villana. Sin perder tiempo, Blue alzó la voz.

—¡Aracely, estoy aquí! ¿Qué está pasando?

Aracely, jadeando por el esfuerzo, respondió sin apartar la vista de Kats.

—¡Es una lunática! ¡Está intentando acabar con mi familia!

Blue se colocó a su lado, observando a Kats con atención. Aunque no entendía completamente la situación, sabía que debía ayudar.

—No estás sola. Vamos a detenerla juntas.

Kats, al ver la llegada de Blue, sonrió con su habitual actitud despreocupada y sardónica.

—Vaya, vaya, parece que trajiste refuerzos. Esto va a ser más divertido.

Blue y Aracely intercambiaron una mirada de determinación antes de lanzarse al ataque, decididas a proteger lo que más importaba.

Mientras Emi, Josué y Leonel observaban cómo la situación se volvía más peligrosa, rápidamente idearon un plan. Sabían que Kats era extremadamente peligrosa, y su mejor oportunidad era pedir refuerzos.

—¡Llamemos a Chuuya! —sugirió Josué, con la voz llena de urgencia.

Emi asintió y sacó su comunicador. Marcó el número de la profesora mientras Leonel intentaba mantener la atención de Kats a distancia con algunos ataques estratégicos para que no se acercara más.

Chuuya respondió rápidamente, su tono calmado pero alerta.

—¿Qué sucede, Emi?

—¡Profesora! Necesitamos su ayuda urgentemente. Estamos en el distrito sur, enfrentándonos a una villana llamada Kats. Es poderosa, y sabemos que su control de la gravedad podría darle la ventaja que necesitamos.

Chuuya hizo una pausa breve antes de responder con firmeza:

—Voy para allá. Manténganla ocupada y no hagan nada imprudente.

Con el respaldo de Chuuya en camino, los tres amigos se sintieron más aliviados. Ahora, todo dependía de resistir lo suficiente hasta que llegara su profesora.

Taejoo llegó al hospital con el corazón acelerado, sus manos temblaban mientras intentaba mantener el control del volante. Apenas detuvo el vehículo, los paramédicos y doctores corrieron hacia ellos para atender a Law, quien estaba inconsciente y cubierto de sangre.

—¡Por favor, ayúdenlo! —gritó Taeejoo con lágrimas en los ojos mientras veía cómo lo colocaban en una camilla y lo llevaban rápidamente hacia el interior del hospital.

Un doctor se acercó a ella después de revisar rápidamente el estado de Law.

—Haremos todo lo posible, señora. Pero debo ser honesto, tiene una probabilidad de sobrevivir del 25%. La herida en el pulmón es crítica, y ha perdido mucha sangre.

Las palabras cayeron como un martillo en el corazón de Taejoo. Sintió que el mundo se detenía mientras las lágrimas comenzaban a caer sin control.

—¡No! ¡Tiene que vivir! ¡Por favor, hagan todo lo que puedan! —suplicó, llevándose las manos al rostro.

Los doctores asintieron con seriedad antes de desaparecer por las puertas de la sala de operaciones. Taejoo se quedó allí, mirando fijamente las puertas cerradas, incapaz de moverse. En su mente, solo podía pensar en todas las veces que Law había estado a su lado, en los momentos felices que compartieron como familia, y en cómo no estaba lista para perderlo.

Se dejó caer en una de las sillas de la sala de espera, abrazando sus rodillas mientras murmuraba una oración desesperada, esperando un milagro.

Dentro del quirófano, los doctores trabajaban con rapidez y precisión. La situación de Law era crítica: la bala había perforado ambos pulmones y causado un daño severo a los tejidos circundantes. Cada segundo contaba mientras los cirujanos extraían cuidadosamente los restos de la bala y reparaban los tejidos dañados.

—Hemorragia en el pulmón izquierdo, estabilicen la presión arterial —ordenó uno de los médicos mientras sus manos seguían moviéndose con precisión quirúrgica.

Otro asistente respondió rápidamente, ajustando los niveles en las máquinas que mantenían a Law con vida.

—Tenemos una perforación cerca de la arteria principal —advirtió otro cirujano, con voz tensa.

—Sujétalo con un clamp. Si pierde más sangre, no lo logrará —dijo el jefe de cirugía.

Mientras el equipo trabajaba incansablemente, lograron extraer los fragmentos de bala que se habían alojado en los pulmones y comenzaron el proceso de sutura de los tejidos. Sin embargo, los pulmones estaban gravemente debilitados, lo que hacía cada maniobra un desafío.

—Iniciemos ventilación mecánica. Sus pulmones no podrán soportar la respiración por sí mismos de momento —indicó el jefe.

Después de varias horas de una operación extremadamente complicada, lograron estabilizar a Law, pero aún estaba en una condición crítica. Lo trasladaron a la unidad de cuidados intensivos, conectado a máquinas que lo ayudaban a respirar.

El jefe de cirugía salió al pasillo donde Taejoo esperaba desesperada.

—Señora, hemos hecho todo lo que pudimos. Su esposo está estable, pero en estado crítico. Las próximas 24 horas serán decisivas.

Taejoo asintió con lágrimas en los ojos, sintiéndose un poco aliviada pero aún profundamente preocupada. Todo lo que podía hacer ahora era esperar y rezar.

La batalla seguía intensamente, el aire estaba cargado de tensión y el sonido de los golpes retumbaba por las calles. Emi, Josué y Aracely, agotados y con sus fuerzas a punto de flaquear, seguían luchando con todo lo que tenían, pero sabían que la llegada de Chuuya aún estaba pendiente, y eso les mantenía una pequeña esperanza.

Kats, sin embargo, no perdía tiempo. Sintiéndose en control total, invocó un monstruo de su poder, una criatura grotesca y de aspecto aterrador. La criatura abrió su enorme boca, de la cual emergió una espada corta pero mortalmente afilada. Kats, con una sonrisa fría, la lanzó directamente hacia sus enemigos.

Aracely, sin poder reaccionar con rapidez, fue la primera en recibir el impacto. La espada atravesó su mano con una precisión letal, causando un dolor insoportable que la hizo caer de rodillas. El monstruo no se detuvo ahí. Con un movimiento rápido, atacó a Blue, quien intentaba defenderse, y con un solo golpe, le atravesó el pecho, perforando su corazón con la espada afilada.

La batalla estaba tomando un giro fatal. Emi, Josué y Leonel intentaron defenderse, pero antes de que pudieran organizarse, el monstruo de Kats los alcanzó. Emi fue la siguiente víctima, con la espada atravesando su torso y perforando uno de sus pulmones, mientras Josué y Leonel recibían cortes similares. Los tres cayeron al suelo, luchando por respirar, pero era evidente que las heridas eran graves.

Kats observó la escena con una expresión de satisfacción, sin mostrar ninguna emoción por el sufrimiento que había causado. La misión había terminado para ella. Sin decir una palabra más, se dio la vuelta y desapareció del lugar, dejando atrás un rastro de muerte y desesperación.

La ciudad estaba en silencio después del caos. Los sobrevivientes luchaban por mantenerse conscientes mientras el destino de los heridos quedaba en manos de quienes llegaran a tiempo. Pero la sombra de Kats seguía pesando sobre ellos, y el peligro no había hecho más que comenzar.

Chuuya llegó al lugar como una ráfaga de viento, sus ojos llenos de preocupación y rabia al ver el caos. En el suelo, los cuerpos de Emi, Josué, Aracely y los otros tres estudiantes, los cuales no conocía, yacían en un estado casi irreconocible. La sangre empapaba la acera, y el aire estaba cargado de un silencio pesado que no dejaba espacio para las palabras. La imagen era un golpe a su alma, pero no tenía tiempo para lamentarse.

Su corazón latía con fuerza, un torrente de emociones que competían por salir a la superficie, pero Chuuya tenía una misión: salvarlos. No podía permitir que la muerte se llevara a sus estudiantes, no después de todo lo que habían pasado. Respiró hondo, controlando sus emociones, y extendió su poder.

El aire a su alrededor comenzó a distorsionarse. La gravedad cambió, giró, envolviendo a los seis cuerpos en un campo invisible, suspendiéndolos en el aire como si fueran plumas a la deriva en el viento. Los levantó con rapidez, sin importar las fuerzas que intentaban desestabilizarla. Sus manos temblaban, pero su mente estaba clara. No permitiría que nada les sucediera. No esta vez.

Mientras volaba a través de la ciudad con los cuerpos suspendidos a su alrededor, su mente se llenaba de imágenes de sus estudiantes, de sus sonrisas, de las conversaciones en clase, de los pequeños momentos que compartieron. Todo eso estaba en juego ahora. Y Kats, esa mujer monstruosa, había cruzado la línea demasiado. La furia de Chuuya crecía con cada segundo que pasaba.

El hospital estaba cerca. Pero antes de llegar, una tormenta interna comenzaba a gestarse dentro de ella. El miedo, la rabia y la impotencia se acumulaban en su pecho. ¿Qué tan lejos llegaría Kats? ¿Hasta dónde podría llegar esa maldad? Pero no podía dejar que esos pensamientos la dominaran. No. Chuuya tenía que salvarlos. Su deber como profesora, como protectora, era más fuerte que cualquier duda.

Al llegar al hospital, la puerta se abrió y los médicos comenzaron a correr hacia ella, preparados para hacer lo que fuera necesario para salvar a esos jóvenes. Chuuya los dejó en sus manos con un gesto decidido, sintiendo un peso en su corazón al ver cómo sus estudiantes eran llevados rápidamente a las salas de urgencias.

Solo en ese momento, cuando la acción se detuvo y todo quedó en silencio, Chuuya permitió que las lágrimas comenzaran a caer, ocultando su rostro tras su cabello. No pudo evitarlo. Cada lágrima representaba una mezcla de impotencia, desesperación y una furia indescriptible. ¿Cómo había permitido que esto sucediera? ¿Cómo había dejado que Kats desatara este infierno?

No tenía respuestas, solo un grito interno que resonaba en su alma: ¡Esto no se quedaría así! A partir de ahora, Kats tendría que enfrentarse a todo el poder de la justicia de Chuuya. Si algo le pasaba a esos chicos, si no salían vivos de este enfrentamiento, nada en este mundo podría salvar a Kats de su furia. Chuuya no iba a dejar que la muerte ganara. No esta vez.

Law despertó lentamente, su cuerpo adolorido y su mente nublada por el dolor. Los recuerdos de lo sucedido regresaron con fuerza, y al abrir los ojos, el primer rostro que vio fue el de Taejoo, su esposa. Sus ojos se encontraron, y por un momento, el mundo alrededor de ellos desapareció. El dolor en su pecho era punzante, pero la preocupación en los ojos de Taejoo era aún más fuerte.

Taejoo, con lágrimas acumulándose en sus ojos, no pudo evitar abrazarlo con todas sus fuerzas. Su cuerpo temblaba al contacto, como si estuviera aferrándose a la única cosa que le quedaba en el mundo. "Estás vivo... estás vivo," susurró, mientras sus manos recorrían su espalda, buscando asegurarse de que de verdad estuviera allí, que no fuera solo una ilusión, un sueño de desesperación.

Law, aún débil, intentó abrazarla de vuelta, pero el dolor de las heridas en su cuerpo lo hizo quedar inmóvil por un instante. "Te... te fallé," murmuró con voz quebrada, sus palabras llenas de culpabilidad. "Lo siento tanto..." Las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos, pero no podía dejarlas salir, no en ese momento. Había fallado, había dejado que todo esto llegara tan lejos.

Taejoo lo miró fijamente, viendo más allá de las palabras. Sabía que Law no estaba hablando solo de lo que había pasado entre él y Kats, sino de todo lo que habían vivido, todas las veces que había cometido errores, todo lo que había pasado en su vida y que ahora los había llevado hasta este punto. Pero ella no quería oír esas palabras ahora. Lo único que quería era sentirlo cerca, saber que seguía con ella.

"No... no me fallaste," le dijo, su voz suave pero firme. "No sé qué va a pasar de aquí en adelante, pero lo que importa es que estás aquí. Estás conmigo."

Law cerró los ojos con fuerza, la sensación de alivio invadiendo su pecho al escuchar esas palabras. Pero, al mismo tiempo, una sombra de duda lo perseguía. ¿Realmente podrían seguir adelante? Todo estaba tan roto, tan destrozado... No podía olvidar lo que había hecho, ni la posibilidad de que todo pudiera irse al abismo.

"Lo que pasó... entre nosotros, no sé si podremos solucionarlo," dijo, mirando a Taejoo con pesar. "Pero quiero intentarlo. Si me das una oportunidad, quiero arreglar esto."

Taejoo, con una expresión que mezclaba tristeza y esperanza, asintió lentamente. "No sé si podamos arreglarlo todo," admitió, "pero tenemos que intentarlo. Yo estoy dispuesta a intentarlo... si tú lo estás."

El abrazo de ambos se apretó aún más, como si el tiempo se hubiera detenido por un momento. Los dos sabían que el camino por delante sería difícil, que la cicatriz en su relación sería profunda. Pero también sabían que, al menos por ahora, estaban juntos, y eso era todo lo que podían pedir.

La doctora Jennifer, con una expresión seria pero calmada, se acercó a los familiares y amigos de los heridos que estaban esperando noticias. Había una mezcla de ansiedad y esperanza en el aire, mientras todos esperaban noticias sobre la condición de sus seres queridos. El hospital había estado a máxima capacidad, tratando de salvar a todos los heridos de la terrible batalla que había ocurrido.

Con una leve sonrisa, Jennifer se acercó a Taejoo, Emi, Josué y Leonel, quienes, aunque aún algo cansados y preocupados, estaban esperando impacientes. "Ya están todos fuera de peligro. La cirugía fue un éxito," anunció con tono firme, mientras les ofrecía una mirada tranquilizadora. "Sus heridas están completamente curadas. Pueden verlos, pero necesitarán tiempo para recuperarse."

Taejoo soltó un suspiro de alivio, una mezcla de gratitud y agotamiento visible en su rostro. "¿Están todos bien?" preguntó, sus ojos reflejando una profunda preocupación por los demás, además de Law, que aún seguía recuperándose en otra sala.

Jennifer asintió, asegurando a todos que tanto los que habían sido atendidos como los demás en el hospital estaban fuera de peligro. "Sí. Todos están curados. Ahora, solo necesitan descansar. Algunas de las lesiones fueron graves, pero ya no corren peligro. Y con la ayuda de los cuidados adecuados, se recuperarán completamente."

El alivio se apoderó de ellos, pero el aire seguía tenso, porque a pesar de estar curados, las emociones seguían siendo profundas y los traumas de la pelea aún estaban frescos. Taejoo, aunque agradecida, no podía evitar mirar a la habitación donde Law se encontraba, sabiendo que aunque su cuerpo estuviera sanando, había algo mucho más profundo que requería sanación: sus corazones rotos, las traiciones y la dolorosa realidad que todos enfrentaban.

Jennifer les dio una breve sonrisa de consuelo antes de marcharse, dejando a los demás procesando la noticia de que sus seres queridos, al menos por ahora, estaban a salvo. Sin embargo, un pensamiento recurrente llenaba la mente de todos: aunque sus cuerpos se recuperaran, ¿serían capaces de sanar lo que había sido quebrado en sus relaciones?

El aire se volvió denso, una mezcla de humedad y un olor nauseabundo que comenzaba a invadir todo el hospital. Emi, Josué y Leonel, sintiendo la vibración de la atmósfera en sus cuerpos, se miraron entre sí, preocupados. Sabían que algo no estaba bien. Algo mucho más oscuro y peligroso se estaba acercando.

"¿Qué es ese olor?" murmuró Josué, su mirada alerta. "No me gusta esto..."

Emi, sintiendo que su instinto la alertaba, asintió. "Es como... algo podrido. No es normal."

Leonel frunció el ceño, su mente comenzando a procesar la situación. "¿Sabéis lo que esto significa? Algo está aquí."

De repente, un fuerte crujido resonó en el pasillo, seguido de un estremecedor rugido que hizo que el suelo temblara. Los tres, sabiendo que no tenían tiempo que perder, se agruparon rápidamente, preparándose para lo peor.

"¡Prepárense!" ordenó Emi, su voz firme mientras su poder gravitacional comenzaba a intensificarse. El aire a su alrededor se distorsionó ligeramente, la gravedad cambiando, volviendo más densa como una corriente invisible que rodeaba a todos ellos.

Josué, con su campo de fuerza a punto, levantó una barrera impenetrable de energía alrededor del grupo, mientras Leonel, con su habilidad telepática, intentaba sentir lo que estaba por venir. El foco de su mente se extendió, tratando de captar cualquier intento de movimiento o ataque de la criatura desconocida.

La puerta frente a ellos se rompió con un crujido ensordecedor, y de las sombras apareció una figura monstruosa. Era una criatura de proporciones gigantescas, con piel escamosa y ojos amarillos que brillaban con una intensidad antinatural. Un hedor putrefacto emanaba de su cuerpo, como si la muerte misma estuviera atrapada en su carne.

El ser gruñó, sus garras largas y afiladas rasgando el aire mientras avanzaba hacia ellos. Los tres héroes se prepararon, conscientes de que enfrentarse a algo tan aterrador requeriría todas sus fuerzas.

"¡Ahora!" gritó Emi, y en un movimiento coordinado, la gravedad aumentó abruptamente en torno a la criatura, haciendo que sus movimientos se volvieran pesados y lentos, mientras Josué activaba su campo de fuerza para proteger a los tres, creando una barrera que se expandía rápidamente, y Leonel, usando su poder telepático, buscó desestabilizar la mente de la criatura, tratando de confundirla y ralentizar sus movimientos.

La criatura rugió de frustración, pero la fuerza de sus ataques disminuyó. Sin embargo, su resistencia era impresionante, y el grupo sabía que no sería suficiente solo con esos poderes. "¡No podemos dejar que se acerque más!" dijo Josué, mientras aumentaba la potencia de su campo de fuerza para mantenerla a distancia.

"¡Emi, más fuerte!" gritó Leonel, sintiendo que la criatura estaba resistiendo la presión gravitacional. Emi, con una concentración extrema, aumentó la fuerza gravitacional aún más, logrando que la criatura se tambaleara.

El combate estaba lejos de terminar. La batalla acababa de comenzar.

Jennifer llegó al lugar con el corazón acelerado, sin pensarlo dos veces se lanzó hacia el caos, decidida a ayudar. Sin embargo, su presencia en el campo de batalla solo empeoró las cosas. La criatura, al verla acercarse, giró su enorme cabeza, sus ojos amarillos brillando con malicia.

Antes de que Jennifer pudiera hacer cualquier cosa, la monstruosa criatura se lanzó hacia ella con una velocidad impresionante. Sus garras la tomaron por los hombros, levantándola del suelo con facilidad. La doctora gritó, pero en ese instante, algo extraño ocurrió. La criatura, en un movimiento instintivo, usó a Jennifer como un escudo humano, presionándola contra su pecho. Su aliento putrefacto rozó su rostro mientras el monstruo la mantenía firmemente en su poder, mostrándole una sonrisa macabra.

"¡No!" gritó Emi, sus ojos reflejando horror. Sin embargo, se dio cuenta de que algo mucho más grave estaba ocurriendo. La criatura había comenzado a generar una especie de campo de energía oscura alrededor de Jennifer, una fuerza que anulaba los poderes de los tres héroes.

Josué, incapaz de usar su campo de fuerza, intentó avanzar, pero la presión del monstruo sobre Jennifer creaba una barrera invisible que lo mantenía alejado. "¡No puedo acercarme más!" dijo, luchando por mantener su concentración.

La criatura, con Jennifer aún en sus garras, comenzó a retorcer su cuerpo, generando ondas de energía que drenaban la capacidad de Emi, Josué y Leonel para usar sus poderes. Emi, que había estado manipulando la gravedad para ralentizar al monstruo, sintió como si toda su energía fuera absorbida. Los campos de fuerza de Josué comenzaron a desintegrarse, y la telepatía de Leonel se volvió turbia e incoherente.

La criatura, disfrutando del caos que había causado, comenzó a hablar con una voz profunda y resonante, como si hablara desde lo más profundo de la oscuridad. "Podéis luchar todo lo que queráis, pero este es el precio que pagaréis por desafiarme", dijo con una sonrisa macabra, apretando aún más a Jennifer, como si fuera un juguete en sus manos.

"¡Suéltala!" gritó Emi, desesperada, pero sabía que no podían hacer nada sin que la criatura tomara a Jennifer como rehén.

Leonel, mientras tanto, trataba de buscar una solución en su mente, intentando procesar la situación y encontrar un camino para salvar a su amiga. Pero la criatura, con sus poderosas garras, se interponía en todo intento de avance.

"Espera", dijo Leonel, respirando con dificultad. "Debemos calmarlo, no tenemos más opción."

Pero mientras ellos se debatían entre sus opciones, la criatura solo continuaba jugando con su poder, esperando el momento exacto para atacar de nuevo.

El monstruo, sosteniendo a Jennifer con una garra, estaba a punto de perforarle el pecho cuando de repente, una vibrante energía atravesó el aire, cortando la tensión que se había acumulado. Un destello cegador de luz iluminó la sala, seguido por un sonido ensordecedor. La criatura soltó un rugido gutural, su mandíbula se cerró en un intento inútil de resistir el ataque.

"¡Blaster solar!" gritó una voz profunda y firme desde lo lejos, y antes de que el monstruo pudiera reaccionar, el rayo de energía impactó de lleno en su cabeza. La explosión fue instantánea. La energía desintegró la carne y los huesos del monstruo en un parpadeo, convirtiéndolo en polvo y escombros.

El ataque continuó su camino a través del cuerpo del monstruo, atravesando la pared del hospital y saliendo al exterior, donde detonó en el aire con una explosión masiva que iluminó el cielo. Un resplandor brillante llenó el área, iluminando la oscuridad como si fuera día. La onda expansiva de la explosión sacudió los cimientos del hospital, haciendo que todos los presentes sintieran la vibración a través del suelo.

Jennifer, que había estado atrapada en las garras del monstruo, cayó al suelo cuando el cuerpo de la criatura se desintegró. Unos segundos de silencio siguieron a la explosión, y luego, la figura que había disparado el blaster solar emergió desde las sombras, caminando hacia el grupo con determinación.

"¿Estáis bien?" preguntó con voz seria, su presencia fuerte y autoritaria. Su rostro, aunque enmascarado por una capucha, emanaba una sensación de confianza y poder. Era un hombre de complexión fuerte, y su energía se sentía densa en el aire.

Emi, Josué y Leonel, aún recuperándose de los efectos del ataque de la criatura, miraron a la figura con asombro. Aracely, por su parte, respiraba con dificultad, pero logró mantenerse en pie.

"¿Quién... quién eres?" preguntó Emi, su voz tensa pero agradecida por la aparición repentina de este nuevo aliado.

La figura se quitó la capucha, revelando a un hombre de cabello corto y oscuro, con ojos que brillaban con una intensidad sobrenatural. "Soy un amigo. Y ahora, todos están a salvo. Esa criatura no es nada más que un peón. Pero más vendrán," dijo en tono grave.

Jennifer, todavía en el suelo, se levantó con esfuerzo, tocándose el pecho donde el monstruo había intentado perforarla. Afortunadamente, el ataque había llegado justo a tiempo para salvarle la vida. Miró al nuevo aliado con agradecimiento, sin palabras.

"Gracias," murmuró, su voz entrecortada, aunque su mirada seguía preocupada. "Pero... ¿quién es esa criatura? ¿Y qué significa que más vendrán?"

El hombre miró alrededor, consciente de que la situación aún no había terminado. "Esa criatura era solo el comienzo. Hay fuerzas mucho mayores que están en juego ahora. Pero no os preocupéis. Yo me encargaré de los detalles," dijo con calma, mientras sus ojos analizaban el entorno, asegurándose de que no quedara ningún peligro inminente.

Jennifer, ahora más relajada, asintió con un agradecimiento silencioso, sabiendo que, al menos por ahora, estaban a salvo.

José del futuro, el hijo de Victor, se quitó la capucha lentamente, revelando su rostro decidido y serio. Nadie en la habitación lo reconoció de inmediato. Era joven, pero su expresión reflejaba una sabiduría y un peso que claramente no coincidían con su edad aparente. Su cabello corto y oscuro caía sobre su frente, y sus ojos brillaban con una intensidad inusitada, como si hubiera vivido vidas enteras antes de este momento.

"Fue algo difícil saber qué pesaba, pero por lo menos llegué a tiempo," murmuró en voz baja, mirando alrededor con una expresión distante. A pesar de su juventud, su tono denotaba un profundo conocimiento de lo que estaba sucediendo, como si ya hubiera visto este tipo de situaciones antes.

Emi, Josué y Leonel intercambiaron miradas confundidas. Nadie había oído hablar de él, y su presencia parecía algo fuera de lugar, aunque su poder era innegable. Jennifer, recuperándose del susto, lo miró con atención, sintiendo que algo no cuadraba en la ecuación. Aracely, aún tambaleándose por el combate previo, también lo observó con una mezcla de curiosidad y cautela.

"¿Quién eres?" preguntó Josué, un poco desconcertado, aunque su tono estaba cargado de respeto. "No te hemos visto antes."

José no respondió de inmediato. En cambio, observó el hospital a su alrededor, con una ligera mueca en su rostro, como si estuviera acostumbrado a escenarios caóticos. "Soy... alguien que no debía estar aquí, pero las circunstancias me han obligado a intervenir," explicó con seriedad, sin entrar en más detalles.

"¿Tu nombre?" preguntó Emi, sintiendo que algo en el aire estaba cargado de misterio.

José miró al grupo, su mirada se suavizó por un momento, aunque no perdió su aura de determinación. "José," dijo con una voz que parecía contener muchos secretos. "Y, en realidad, no tengo mucho tiempo. Pero al menos ahora, tienen una oportunidad."

Nadie pudo decir una palabra más antes de que la atmósfera cambiara. José, a pesar de su juventud, emanaba una presencia tan imponente que parecía que todo a su alrededor se detenía cuando él hablaba. Pero antes de que pudieran hacer más preguntas, sus ojos se oscurecieron ligeramente, como si recordara algo doloroso.

"Mi padre... ya está cerca," murmuró, casi como si hablara consigo mismo. "Victor... Él no sabe que estoy aquí. No sabe que he viajado para ayudarles, pero tengo un propósito. La lucha no ha hecho más que comenzar."

Con esas palabras, su figura se volvió más seria, y su energía parecía aumentar, como si un propósito más grande lo guiara.

José, el hijo de Victor, había llegado del futuro para intervenir en los eventos que marcarían un antes y un después. Nadie sabía cómo ni por qué, pero su presencia indicaba que el futuro no solo estaba siendo alterado, sino también luchado por ellos.

Fin.