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Chapter 36 - Episodio 36: Escuchando el pasado

Mientras tanto, en New Guatemala...

Emi, una chica de 18 años, se encontraba en el parque central, concentrada en su meditación para perfeccionar su habilidad de telepatía. Cerraba los ojos, tratando de escuchar las mentes a su alrededor sin abrumarse por el caos mental de la ciudad. Su meta era clara: ingresar a la Academia Historia, un sueño que había compartido en secreto con sus dos mejores amigos.

A través de una videollamada, sus amigos Josué y Leonel la animaban desde la distancia.

—Josué, desde New México, sonrió con confianza. —No te preocupes, Emi. Aunque yo aún no tenga un poder, estoy entrenando como loco. ¡Mis músculos serán mi superpoder!

—Leonel, desde New Argentina, se cruzó de brazos mientras flotaba en el aire, demostrando su control sobre la gravedad. —Déjalo, Emi. Josué solo quiere presumir sus abdominales. Yo, en cambio, te ayudaré a flotar en tu examen si hace falta.

Emi rió, relajándose un poco. —Gracias, chicos. Pero tengo que aprender a controlar mi telepatía sin depender de trucos gravitacionales o músculos exagerados. —Dijo esto con un tono burlón, mirando a Josué en la pantalla.

—Solo espera, Emi. Entraremos juntos a la Academia, lo prometimos. —Josué levantó el puño, mostrando su determinación.

Leonel asintió, su rostro más serio. —Sí. Y cuando lo hagamos, vamos a demostrar que somos más que simples aspirantes. Somos un equipo.

Emi cerró los ojos nuevamente, dejando que la voz de sus amigos la llenara de confianza mientras seguía practicando. Sabía que el camino sería difícil, pero con ellos a su lado, nada era imposible.

Después de meses de preparación intensa, Emi, Josué y Leonel llegaron finalmente a la Academia Historia, ubicada en El Salvador. El lugar era impresionante: un vasto campus rodeado de montañas y campos verdes, con edificios antiguos mezclados con tecnología avanzada. Torres imponentes se alzaban hacia el cielo, mientras caminos de piedra conectaban diferentes áreas de entrenamiento y aprendizaje.

Emi miró a su alrededor con una sonrisa radiante. —Es genial el lugar. —Sus ojos brillaban mientras absorbía cada detalle.

Josué, cargando una mochila grande en la espalda, silbó impresionado. —Vaya, esto es mucho mejor de lo que imaginé. No sabía si entrenar o sacarme una foto para presumir en casa.

Leonel, con las manos en los bolsillos y su típica expresión relajada, flotaba levemente a unos centímetros del suelo. —No está mal. Aunque esperaba algo más… épico. —Dijo mientras hacía que una roca cercana se elevara y girara a su alrededor.

—Por favor, no hagas cosas raras el primer día, Leonel. —Emi le dio un leve empujón telequinético, lo suficiente para hacerlo tambalearse.

—Tranquila, tranquila. Solo calentando. —Leonel sonrió.

En ese momento, una figura alta y seria se acercó. Era Victor, uno de los instructores legendarios. Su presencia imponía respeto, y su mirada parecía atravesarlos. Los tres jóvenes se enderezaron al instante.

—Bienvenidos a la Academia Historia. Aquí no solo entrenarán sus cuerpos y habilidades, sino también sus mentes y corazones. —La voz de Victor resonó firme. —Prepárense para lo inesperado.

Emi, Josué y Leonel intercambiaron miradas. Sabían que su verdadero viaje apenas comenzaba.

Victor, aunque marcado por los recuerdos de los maltratos y abusos sufridos a manos de Abigail, encontró en la enseñanza una forma de distraerse y mantener su mente ocupada. Su rostro ahora era una máscara fría y seria, carente de la calidez que alguna vez tuvo. Era evidente que estaba decidido a no permitir que su dolor personal interfiriera en su labor como instructor.

—Pasen. —Dijo con voz firme y neutral, mientras señalaba la puerta del salón de entrenamiento.

Emi, Josué y Leonel entraron en silencio, sintiendo el peso de la atmósfera. Sabían que Victor era una leyenda, pero no imaginaban el aura de tristeza que lo rodeaba.

—Aquí no hay lugar para la debilidad. Si están aquí, es porque quieren ser los mejores. Cada uno tiene un potencial, pero dependerá de ustedes explotarlo. —Los miró detenidamente, como si evaluara cada fibra de sus seres.

Emi, tratando de romper la tensión, levantó la mano. —Disculpe, profesor... ¿qué espera de nosotros?

Victor la observó por unos segundos antes de responder. —Que no se rindan, incluso cuando todo parezca perdido.

Sus palabras parecían llevar un peso personal, algo que los jóvenes no podían entender del todo, pero que sin duda los motivaría a dar lo mejor de sí mismos.

Rigor, con su porte imponente y una sonrisa serena, observó a los nuevos estudiantes. Aunque tenía 41 años, su cuerpo seguía siendo el de un guerrero en su mejor momento: fuerte, ágil y bien definido. Sin embargo, en su mirada se podía percibir una mezcla de experiencia y cansancio, como si cada batalla y decisión hubieran dejado huella.

—Bienvenidos a la Academia Historia. —Su voz resonó con autoridad, pero también con un tono cálido que buscaba tranquilizar a los jóvenes—. Este lugar ha visto pasar a grandes héroes. Algunos han decidido retirarse, buscando una vida normal lejos de la lucha constante. Otros... bueno, el destino les tenía reservado un camino distinto.

Los tres jóvenes, Emi, Josué y Leonel, lo escuchaban con atención. Sabían que no estaban entrando a un lugar común, sino a uno lleno de historia y sacrificio.

—Aquí aprenderán más que solo técnicas y poderes. Entenderán el peso de lo que significa proteger a otros. —Rigor hizo una pausa, mirando a Victor, quien permanecía en silencio, con los ojos fijos en el suelo—. Y, sobre todo, aprenderán que ser un héroe no siempre es lo que parece.

Emi asintió con entusiasmo, mientras Josué y Leonel intercambiaban miradas decididas. Rigor, satisfecho con la respuesta de los nuevos, les dedicó una última mirada antes de girarse hacia Victor.

—Victor, ellos están en tus manos. Haz lo que mejor sabes hacer. —Dicho esto, Rigor se retiró, dejando a los estudiantes con un mentor que, aunque roto, aún tenía mucho que enseñar.

Victor suspiró profundamente mientras guiaba a los nuevos estudiantes por los pasillos de la Academia Historia. "¿Por qué siempre me toca a mí? Tino seguro estaría feliz de hacerlo… o al menos haría menos preguntas," pensó para sí mismo, con una mezcla de resignación y cansancio.

—Escuchen bien. —Su voz, aunque seria, tenía un matiz cansado—. Esta academia es más que un lugar de entrenamiento. Aquí encontrarán todo lo que necesitan para vivir, desde áreas médicas hasta tiendas para ropa y alimentos.

Los estudiantes miraban alrededor, asombrados por la magnitud del lugar. Había zonas dedicadas a casi todo: un mercado interno con vegetales frescos, espacios para cocinar si preferían hacerse cargo de sus propias comidas y varios comedores donde podían disfrutar de platos preparados.

—Si no saben cocinar, mejor vayan directo al comedor. No quiero ver explosiones en la cocina porque alguien quiso "experimentar", —añadió Victor, lanzando una mirada rápida a Josué, quien ya parecía intrigado con la idea de probar algo nuevo.

Leonel, por su parte, observaba cada detalle, como si estuviera calculando la gravedad exacta del lugar. Emi, entusiasmada, no paraba de hacer preguntas, mientras Victor solo asentía o gruñía en respuesta.

Finalmente, se detuvo frente a una gran puerta que llevaba al área de entrenamiento.

—Aquí es donde empieza lo serio. —Victor se giró para enfrentarlos, su expresión endurecida—. No importa cuán fuerte crean que son o cuán lejos hayan llegado antes de venir aquí. Esto es diferente. Aquí aprenderán a luchar no solo con el cuerpo, sino con la mente. Y más importante aún… —los miró fijamente— a no rendirse, pase lo que pase.

El silencio se hizo en el grupo, y por primera vez, los tres jóvenes sintieron el peso real de lo que estaban a punto de enfrentar.

Victor cruzó los brazos y miró a los tres jóvenes con una sonrisa que destilaba confianza, casi desafiante.

—Bien. Los mandaré a una misión en el occidente del país. —Los ojos de Emi, Josué y Leonel se abrieron con sorpresa, pero Victor continuó sin darle importancia—. Espero que puedan manejarla. Será una buena prueba.

Emi levantó la mano, llena de entusiasmo.

—¿Cuál es la misión exactamente, profesor?

Victor la miró, sin perder su sonrisa.

—Simple. Unos informes indican actividad anormal en un pueblo. Posible presencia de criaturas hostiles. —Su tono despreocupado contrastaba con la seriedad de la tarea—. Nada que no puedan manejar… o eso espero. Pero no se preocupen. —Dio un paso adelante, inclinándose levemente hacia ellos—. Si las cosas se salen de control, yo me encargo.

La sonrisa de superioridad que les lanzó parecía decirles que, aunque ellos lo intentaran, al final él siempre sería el mejor. Josué frunció el ceño, sintiéndose desafiado, mientras Leonel solo suspiraba. Emi, por otro lado, parecía más emocionada que preocupada.

—Prepárense. Salen en una hora. No olviden sus equipos. Y recuerden... —Victor los miró fijamente—. Fracasar no es una opción.

Se dio la vuelta, dejando a los tres procesando lo que acababan de escuchar.

Victor, al sentir la necesidad de despejar su mente antes de la misión, decidió hacer algunas flexiones en el suelo de la academia. Su cuerpo, ya acostumbrado a la exigencia física, se movía con una fluidez impecable, cada repetición era un recordatorio de su destreza y control. Mientras lo hacía, sus pensamientos vagaban por la misión que pronto emprendería. A pesar de la confianza que mostraba, algo en su interior sabía que la situación podría volverse más complicada de lo que había dicho.

Al terminar las flexiones, se levantó, sacudiéndose el polvo y acercándose a Rigor, quien observaba desde lejos, con la mirada fija en él.

—Rigor, necesito un vehículo. —dijo Victor, con tono firme y directo.

Rigor, con una leve sonrisa en los labios, asintió. Había aprendido a no cuestionar los pedidos de Victor, sabiendo que cada vez que se preparaba para algo, era con una intensidad incomparable.

—Te lo consigo enseguida, Victor. No hay problema. —respondió Rigor mientras sacaba su dispositivo de comunicación para solicitar el vehículo.

En minutos, un vehículo todoterreno, robusto y preparado para todo tipo de terrenos, apareció frente a ellos. Rigor le lanzó una mirada de advertencia a Victor, sabiendo que la misión no sería tan sencilla como parecía.

—Aquí tienes. —dijo Rigor mientras entregaba las llaves, sabiendo que lo que fuera a suceder en el occidente del país sería solo otro capítulo más en la vida impredecible de Victor.

Victor tomó las llaves sin decir una palabra más y caminó hacia el vehículo, encendiéndolo con un simple giro. Luego se giró hacia los tres jóvenes que lo observaban expectantes.

—Vamos. Hora de poner a prueba lo que han aprendido. —dijo Victor con una sonrisa fría, sabiendo que la misión, como siempre, traería consigo sorpresas.

Victor conducía el vehículo con una tranquilidad aparente, disfrutando del sonido del motor mientras sus estudiantes, Emi, Josué y Leonel, iban en silencio en el asiento trasero. El paisaje de El Salvador se deslizaba frente a ellos, pero Victor no se distraía; su mirada se mantenía fija en el camino, aunque sus pensamientos vagaban en otro lugar.

—Código, será un buen viaje —murmuró Victor, refiriéndose a sus estudiantes con ese tono serio y algo distante que siempre usaba cuando no quería mostrar sus verdaderos pensamientos—. Nos tardaremos media hora, pero llegaremos. Al final de cuentas, me gusta manejar.

Miró al frente, una sonrisa pequeña asomándose en su rostro mientras aceleraba un poco más.

—Fingir no tener poderes es una buena distracción, aunque sé que en caso de que sea necesario... podríamos hacer frente a cualquier situación allá. —dijo, casi como si hablara más para sí mismo que para los demás. El viaje, para él, era una forma de escapar, aunque solo fuera por un rato, de la responsabilidad y la carga que llevaba sobre sus hombros.

En el asiento trasero, los tres estudiantes intercambiaban miradas, sin saber muy bien cómo reaccionar. Aunque eran nuevos en la academia, ya sabían de la reputación de Victor, su seriedad y habilidades impresionantes. El hecho de que pudiera llevarlos con él, como si fuera una misión rutinaria, les daba cierta sensación de confianza, pero al mismo tiempo sabían que estaban bajo la tutela de alguien con un pasado oscuro y muchas cicatrices.

—¿No crees que esto será algo... difícil? —preguntó Emi, con un tono de curiosidad mientras miraba a Victor desde el espejo retrovisor.

Victor no volteó, pero respondió con calma:

—Lo difícil es lo que haces con lo que tienes. La misión será sencilla, no se preocupen. Solo sigan mis indicaciones y no harán nada que los ponga en peligro.

A medida que avanzaban por las carreteras del occidente, el ambiente se volvía más tenso. La misión que tenían por delante no era simplemente una misión de exploración o entrenamiento. Había algo más en juego, y Victor lo sabía. Pero en su silencio y calma, seguía mostrando a sus estudiantes que podía manejar cualquier situación.

El viaje continuó sin mayores inconvenientes, pero el silencio en el vehículo indicaba que todos estaban alertas, esperando el momento en que tendrían que poner a prueba lo que habían aprendido.

Victor dejó escapar un suspiro mientras estacionaba el vehículo en las afueras del pueblo, observando la tranquilidad superficial del lugar. A pesar de la calma aparente, algo no encajaba, y él lo sabía. Los tres estudiantes lo acompañaron en silencio, manteniendo su atención alerta. El aire era pesado, como si el propio pueblo estuviera esperando algo.

Al bajar del vehículo, Victor echó un vistazo al pueblo: casas sencillas, caminos polvorientos y algunos mercados vacíos. La escena parecía tranquila, pero algo en su interior le decía que no sería tan fácil como pensaba.

Justo cuando estaba a punto de dar una orden, una figura se acercó corriendo a gran velocidad, agitándose por el esfuerzo. Era una mujer mayor, con el rostro marcado por la preocupación y el miedo. Cuando estuvo cerca, no perdió tiempo en explicarse:

—¡Ustedes! ¡Son de la Academia Historia, ¿verdad?! —su voz estaba entrecortada, como si hubiera corrido demasiado rápido para llegar allí—. ¡Por favor, ayúdennos! Una criatura... una criatura ha acabado con la mitad de los hombres de este pueblo... ¡No sabemos qué hacer!

Victor observó a la mujer con atención, su mirada fría y calculadora, pero también compasiva en el fondo. No podía permitirse dejar que sus emociones se apoderaran de él, pero la urgencia de la situación era palpable.

—¿Dónde ocurrió exactamente? —preguntó Victor en un tono grave, como si todo ya estuviera calculado en su mente.

La mujer, aliviada de que finalmente alguien estuviera allí para ayudar, comenzó a señalar una dirección en el pueblo.

—En las afueras, cerca del bosque. Es allí donde la criatura apareció. Es... es como un monstruo, pero mucho más fuerte que cualquier cosa que hayamos visto antes. Nadie ha podido detenerla. Los hombres que intentaron luchar contra ella... no sobrevivieron.

Victor miró a sus estudiantes, sus ojos fijos en Emi, Leonel y Josué. Sabía que tendrían que enfrentarse a algo peligroso, pero también sabía que este sería el momento perfecto para probar su valía.

—Emi, Leonel, Josué... mantengan los ojos abiertos. Lo que sea que esté causando esto no es algo común. Nos aseguraremos de que este pueblo esté a salvo. —Dijo con voz seria, dando la orden con firmeza.

Luego se giró hacia la mujer, quien aún estaba visiblemente aterrada.

—Llévanos al lugar donde ocurrió. No te preocupes, nos encargaremos de la criatura. —le dijo con una voz tranquila, pero firme.

La mujer asintió rápidamente y los condujo al borde del pueblo, donde el ambiente se sentía aún más tenso. Los árboles oscuros del bosque cercano parecían envolver la zona, y en el aire flotaba un rastro de muerte que hacía que la atmósfera fuera aún más pesada.

Victor avanzó al frente, seguido de sus estudiantes, con el rostro completamente serio. Sabía que algo grande estaba por suceder, pero estaba preparado para lo que viniera. Lo que no esperaba era que este encuentro con la criatura sería más complicado de lo que imaginaba.

Victor se sentó en una roca en el centro del bosque, sus ojos fijos en el horizonte, donde las sombras de los árboles parecían moverse de manera extraña. El aire estaba denso, cargado de una energía que no podía identificar, pero que le resultaba inquietante. Mientras sus estudiantes avanzaban al frente para investigar, Victor se permitió un momento de calma, sabiendo que cualquier cosa podría suceder en cualquier momento.

La mujer se quedó cerca de él, claramente nerviosa, pero agradecida de que alguien estuviera allí para protegerla. Ella miraba a los jóvenes alejarse, luego se acercó lentamente a Victor, como si quisiera hablar, pero no sabía cómo empezar.

Victor levantó la vista hacia ella, y con una mirada tranquila, la instó a hablar.

—No tengas miedo, si vas a decir algo, dilo ya —su tono era suave, pero firme. Había un aire de autoridad que no se podía ignorar, como si, a pesar de todo, él tuviera el control de la situación.

La mujer parecía dudar por un momento, pero finalmente comenzó a hablar, su voz temblorosa.

—Es… es horrible, todo esto. Pensé que no quedaba esperanza para nosotros… todos los hombres que intentaron defendernos… nadie volvió. Es como si esa... esa cosa estuviera jugando con nosotros. La hemos visto moverse entre los árboles, pero nunca la podemos atrapar.

Victor asintió, escuchando atentamente. No estaba preocupado por las palabras de la mujer, ya que sabía que estaba asustada, pero sí por lo que estaba sucediendo en ese pueblo. Algo no encajaba.

—¿La criatura? ¿Cómo es exactamente? —preguntó, con una leve inclinación hacia adelante.

La mujer lo miró, sus ojos llenos de terror, antes de hablar nuevamente.

—Es como una sombra, pero no una sombra normal. Se mueve tan rápido, es casi invisible. Y tiene unos ojos rojos, brillantes, que parecen ver a través de todo... nunca la hemos visto bien, siempre se esconde cuando intentamos acercarnos...

Victor meditó un momento sobre lo que había escuchado. Sabía que algo de esto no era común. Algo no estaba bien en este bosque. No era solo un simple monstruo o criatura; había algo más en juego aquí.

De repente, un sonido extraño rompió el silencio del bosque. Un crujido de ramas y hojas secas, seguido por un suave rugido que reverberó en el aire. Victor no tardó en ponerse de pie, alertado.

—Mantente cerca de mí —ordenó a la mujer, mientras comenzaba a caminar lentamente hacia el origen del sonido. Su mente trabajaba rápidamente, analizando cada posible escenario. Si algo o alguien había causado este desastre, él estaba dispuesto a enfrentarlo.

Mientras tanto, Emi, Josué y Leonel avanzaban con cautela por el bosque. La tensión en el aire era palpable, y los árboles parecían cerrarse a su alrededor, como si algo estuviera esperando en las sombras. De repente, Emi, con su telepatía, sintió una presencia extraña. Su rostro palideció.

—Algo no está bien —murmuró Emi, alertando a sus compañeros.

Josué frunció el ceño, y Leonel, usando su poder de gravedad, hizo que sus pies se levantaran un poco del suelo, preparándose para cualquier cosa que pudiera ocurrir.

Victor, al sentir que algo se aproximaba, alzó su mano, deteniendo a la mujer. Se giró hacia sus estudiantes, que ya se habían acercado al lugar del sonido.

—Parece que tenemos compañía —dijo Victor con seriedad, sabiendo que la amenaza estaba cerca.

De repente, del interior del bosque, emergió una figura extraña: una silueta oscura que parecía disolverse y reformarse con cada paso que daba. Los ojos rojos brillaban, y la criatura emitió un rugido bajo, como una advertencia. El aire se cargó de energía, y la temperatura descendió bruscamente.

Victor miró a sus estudiantes.

—Mantengan la calma, no sabemos con qué estamos lidiando aquí. Pero si algo intenta atacarnos, no duden en actuar.

Era un enfrentamiento inevitable.

La criatura, ahora claramente visible como una figura semi-araña con cuerpos deformes y largas patas filosas, se movía con una rapidez aterradora. Sus ojos rojos brillaban con un fulgor malévolo, y el aire alrededor de ella se sentía denso, como si un poder oscuro estuviera envolviéndola.

Emi, Josué y Leonel no dudaron ni un segundo al atacar. Emi utilizó su telepatía para lanzar ondas psíquicas hacia la criatura, tratando de desorientarla, mientras Josué se preparaba para un ataque físico, y Leonel levantaba una carga de gravedad para hacerla más pesada y lenta. Pero la criatura era más astuta de lo que esperaban. Con un movimiento rápido, una de sus patas filosas cortó el pecho de Emi, dejándola caer al suelo, jadeando por el dolor.

"¡Emi!" Josué gritó, su rostro lleno de preocupación, pero no tuvo tiempo de reaccionar, porque la criatura ya había vuelto su atención hacia él. Con un ágil movimiento, la criatura levantó su mano derecha y golpeó a Josué con una fuerza brutal, enviándolo contra un árbol cercano. El impacto fue tan fuerte que Josué se quedó colapsado por un momento, sintiendo que le faltaba el aire.

"¡Josué!" Leonel también gritó, pero antes de que pudiera reaccionar, la criatura se lanzó hacia él. Sus patas se alzaron, una de ellas sujetando a Leonel por el torso, levantándolo del suelo y llevándoselo hacia su enorme boca. Los ojos rojos de la criatura brillaban con hambre, y su boca, llena de dientes afilados, se abrió con una ferocidad aterradora.

Victor, que había estado observando desde un costado, no esperó ni un segundo más. Sabía que sus estudiantes no podían seguir luchando así, especialmente con Emi herida y Josué fuera de combate. Con un suspiro de frustración, se adelantó con una velocidad impresionante. En un parpadeo, se colocó entre la criatura y Leonel. Usando su energía y poder, Victor generó una onda de choque a su alrededor, enviando a la criatura hacia atrás con un gran impulso.

La criatura, momentáneamente desorientada por el golpe, soltó a Leonel, quien cayó al suelo de forma estrepitosa, respirando con dificultad. Josué también se levantó lentamente, tambaleándose, pero lo hizo lo suficientemente rápido para unirse al combate nuevamente.

"¡Recuperen a Emi!" Victor ordenó con voz firme, mientras la criatura se levantaba, furiosa, y comenzaba a avanzar hacia él. "El resto, prepárense para el ataque final. No dejen que esta cosa se escape."

Emi, herida pero aún consciente, logró levantarse con la ayuda de Leonel, quien usó su control de la gravedad para hacerla levitar ligeramente y evitar que su herida empeorara.

"¡Gracias, Leonel!" dijo Emi entre jadeos, mientras su rostro mostraba signos de dolor, pero también de determinación.

La criatura, ahora completamente enfurecida, lanzó un rugido ensordecedor, llenando el aire con un sonido visceral y aterrador. Sus patas comenzaron a moverse con rapidez, y sus ojos brillaban con una furia que la hacía aún más peligrosa.

Victor, sabiendo que la batalla no terminaría fácilmente, se preparó para usar sus técnicas más poderosas.

"Si quieren sobrevivir, tendrán que dejar de subestimarla. Usen todo lo que tienen", les dijo con seriedad, sin apartar su mirada de la monstruosa criatura que los enfrentaba.

La criatura atacó de nuevo, pero esta vez, Victor estaba listo. La batalla estaba lejos de haber terminado, y con su ayuda, los jóvenes tendrían que dar lo mejor de sí mismos para derrotar a este ser maldito.

Victor observó cómo la monstruosa criatura se levantaba de nuevo, preparando su siguiente ataque, pero en lugar de continuar con una pelea prolongada, se adelantó con una tranquilidad y determinación que hizo que el aire a su alrededor pareciera volverse más denso. Sus ojos se fijaron en el monstruo mientras comenzaba a concentrarse.

"Ustedes pueden retirarse al vehículo", dijo Victor sin inmutarse, su voz fría y calculadora. "Dejen que me encargue de esto".

Los tres jóvenes, todavía atónitos por la rapidez con la que Victor había rescatado a Leonel y Josué, dudaron por un momento. Pero con una rápida mirada de Victor, decidieron obedecer y corrieron hacia el vehículo. Emi, aunque todavía herida, siguió a los demás, sin poder evitar mirar con respeto a su maestro, mientras Victor se preparaba para terminar con la criatura.

Victor cerró los ojos por un momento, sintiendo la energía que comenzaba a emanar de su cuerpo. El aire se cargaba de poder mientras dos orbes de energía comenzaron a materializarse detrás de él. Con calma y precisión, levantó sus manos y dijo en voz baja, pero firme:

"Blaster solar azul."

Una explosión de energía azul apareció tras él, como un sol encapsulado, brillando con fuerza. La criatura, que estaba avanzando hacia él, se detuvo por un instante, sorprendida por el poder que emanaba Victor.

"Blaster solar rojo."

Otra esfera de energía, de un rojo intenso y abrasador, apareció junto a la azul. El monstruo dio un paso atrás, sabiendo que lo que venía no era algo que pudiera enfrentar con facilidad.

Victor sonrió levemente, como si todo estuviera bajo control. Colocó sus dedos en una formación precisa, concentrando aún más poder. Su voz resonó por todo el bosque cuando finalmente pronunció:

"Blaster solar púrpura."

De inmediato, la energía morada emergió de sus dedos en una gigantesca explosión. El aire se sacudió, la luz morada iluminó todo a su alrededor, y la tierra misma tembló ante la magnitud del ataque. La criatura fue completamente aniquilada en cuestión de segundos, sus restos desintegrándose bajo la inmensa energía que Victor había desatado.

El poder de la explosión continuó, expandiéndose más allá del bosque, atravesando montañas, desintegrando todo a su paso. La energía morada se elevó al cielo y atravesó la atmósfera, saliendo fuera del planeta con una velocidad imparable. Pasó por la órbita del planeta y siguió su curso hacia el espacio, saliendo de la Vía Láctea, cruzando el vacío del cosmos hasta impactar en una galaxia muerta, donde la explosión hizo que toda la galaxia se desintegrara en un parpadeo.

Victor observó la escena sin inmutarse, sabiendo que la criatura ya no era un problema. Sonrió para sí mismo, satisfecho con la facilidad con la que había eliminado la amenaza. Luego, sin girarse, murmuró:

"Demasiado fácil."

Dándose la vuelta, se acercó lentamente a sus estudiantes, que se encontraban observando desde el vehículo. A pesar de la destrucción masiva que acababa de causar, su rostro no mostraba ni un ápice de emoción. Sus ojos estaban fijos en ellos.

"Necesitan entrenar", dijo sin rodeos, su tono grave. "Ahora que los he visto, puedo decir con certeza que tienen mucho por mejorar. Pero no se preocupen, les ayudaré a alcanzar ese nivel. Pero deben estar listos para entrenar con todo lo que tienen."

Los tres jóvenes, aún con el asombro en sus rostros por la magnitud de la explosión, asintieron, sabiendo que tenían mucho que aprender y que Victor no dejaría de empujarlos a ser mejores, sin importar lo difíciles o peligrosas que fueran las pruebas que les pusiera por delante.

Victor, sin decir palabra alguna, activó su técnica con una calma inquietante.

"Usagi Instantáneo."

El vehículo y los estudiantes, que hasta ese momento estaban en el trayecto de regreso, se desvanecieron en un parpadeo, como si nunca hubieran estado allí. Un segundo después, el paisaje cambió por completo, y la Academia Historia apareció frente a ellos, con su imponente estructura llena de historia y aprendizaje.

El vehículo aterrizó suavemente en la entrada principal de la academia, sin que ningún sonido perturbara el ambiente. Victor, con su mirada fija al frente, se bajó sin apresurarse, como si nada hubiera sucedido. Los estudiantes, que aún trataban de comprender lo que acababan de experimentar, también descendieron del vehículo, algo atónitos.

"Estamos aquí," dijo Victor sin mirar atrás, ya recuperado de la misión. Su tono de voz seguía siendo grave, como si estuviera ya pensando en los próximos pasos. "El viaje fue rápido, pero eso no significa que su entrenamiento será igual de fácil."

Los estudiantes, aún procesando la velocidad con la que todo había sucedido, intercambiaron miradas sorprendidas. Emi, Leonel y Josué miraron la entrada de la Academia Historia, el lugar donde aprenderían a perfeccionar sus habilidades, con una mezcla de ansiedad y emoción. Sabían que con alguien como Victor como su maestro, el camino que les esperaba sería arduo, pero también lleno de desafíos que los harían más fuertes.

Victor, al notar el silencio, dio un paso hacia la entrada y sin volverse a mirar, les dijo:

"Vengan, el verdadero entrenamiento comienza ahora."

Con una última mirada hacia los estudiantes, entró en la academia. Los tres se apresuraron a seguirle, conscientes de que, a pesar de todo lo que acababan de presenciar, aún quedaba mucho por aprender.

Evil Victor apareció frente a Victor con un resplandor siniestro en sus ojos rojos, una sonrisa macabra curvando sus labios. Su presencia era tan perturbadora como su aspecto: el mismo cuerpo, la misma ropa blanca impecable, el mismo aire de superioridad que Victor solía tener, pero distorsionado por la maldad que emanaba de él.

Los estudiantes, al verlo, no pudieron evitar tensarse. La diferencia entre este y Victor era evidente, y la atmósfera se volvió cargada de una energía oscura que helaba el aire a su alrededor. Evil Victor observó a los estudiantes con una mirada fría, de diversión sádica.

"¿Así que este es tu equipo de entrenamiento, Victor?", dijo Evil Victor con voz burlona, sus palabras llenas de sarcasmo. "¿Son ellos los afortunados que tendrán que enfrentarme en un combate, o acaso tu plan es dejarme ayudarte en su educación? Sería tan... divertido."

Victor, que había permanecido inmóvil, observó a su otra mitad con una calma inquietante. No había sorpresa en su rostro, solo un desgaste profundo, como si estuviera acostumbrado a la presencia de esta versión de sí mismo.

"Lo que hagas no cambia el hecho de que no eres nada más que una sombra de lo que fui", respondió Victor con frialdad, sin inmutarse por la aparición de su versión corrompida. "Pero si quieres ayudar, entonces adelante. Solo sé que no me detendré para protegerlos."

Evil Victor sonrió de forma aún más macabra y se giró hacia los estudiantes. "No te preocupes, mi querido hermano. No los haré daño... por ahora", dijo mientras su voz se volvía más suave, como si estuviera disfrutando de cada palabra. "Aunque, estoy seguro de que lo que están a punto de enfrentar... los hará mucho más fuertes."

Los estudiantes, paralizados por el terror y la fascinación, no sabían cómo reaccionar. Emi, Leonel y Josué se miraron entre sí, tratando de entender lo que acababan de presenciar. Era como si su maestro se hubiera dividido en dos, y uno de ellos no tenía ninguna intención de ser amable.

"¡Es hora de entrenar!", dijo Evil Victor, sacudiendo sus dedos con aire teatral. "Prepárense para ver lo que realmente significa enfrentarse a la oscuridad."

Sin darle tiempo a nadie para procesar lo que estaba sucediendo, Evil Victor levantó su mano y una poderosa energía oscura comenzó a emanar de su cuerpo. Las sombras que lo rodeaban parecían moverse por voluntad propia, creando un campo de fuerza maldita que amenazaba con envolver toda la academia.

Victor, sin cambiar su postura, miró a sus estudiantes. "No tengan miedo", les dijo, aunque sabía que este entrenamiento sería mucho más peligroso de lo que habían imaginado. "Solo sigan mi ejemplo y no duden."

Y así, el entrenamiento comenzaría, en la más peligrosa y retorcida de las formas, con Evil Victor mostrando la parte más oscura del poder que Victor alguna vez conoció, mientras este intentaba mantener el control sobre la situación. La batalla interna de Victor se reflejaba en el combate que estaba por venir, donde los estudiantes tendrían que enfrentarse no solo a su propio miedo, sino también a los demonios de su maestro.

Victor caminó con paso firme, cada músculo de su cuerpo tensándose mientras flexionaba los brazos de manera calculada. Evil Victor lo imitaría, pero su actitud era completamente diferente. Donde Victor mostraba control y disciplina, Evil Victor exudaba arrogancia y caos. Era evidente que, aunque compartieran la misma apariencia, sus intenciones eran diametralmente opuestas.

Al ver que Emi y los demás se encontraban en mejores condiciones, recuperados por la habilidad curativa de Victor, él les lanzó una mirada breve, asegurándose de que estuvieran listos para lo que venía. Sabía que este combate no solo pondría a prueba sus habilidades físicas, sino su capacidad para mantenerse firmes frente a la oscuridad que emanaba de Evil Victor.

"Recuerda bien, Evil Victor", dijo Victor con voz firme, su mirada fija en su doble oscuro. "Solo porque hayas elegido mi nombre y hayas creado una copia de mi cuerpo, no significa que seamos hermanos. Tú no eres más que una maldición que vive de la oscuridad, una distorsión del poder. Yo, por otro lado, soy un yadaratman, un ser forjado por la voluntad y la lucha. Somos opuestos en todo."

Evil Victor sonrió, la expresión llena de una malicia descarada. "¿Así que crees que todo lo que soy es una 'maldición'?", dijo, como si la idea le causara diversión. "Eso es lo que los débiles siempre dicen, ¿verdad? Pero no importa cuántas veces lo repitas, el resultado será el mismo: tú y yo, estamos destinados a enfrentarnos, una y otra vez. Porque sin la oscuridad, la luz no existe."

La energía que emanaba de Evil Victor se volvía cada vez más palpable, envolviendo el ambiente en una presión insoportable. Las sombras parecían retorcerse a su alrededor, respondiendo a su voluntad, mientras que las luces de la academia se apagaban lentamente, sumiendo el lugar en una penumbra amenazante. Sin embargo, Victor no cedió ni un centímetro.

"No tengo intenciones de debatir filosofías contigo", dijo Victor, su tono más frío que nunca. "Tus palabras son vacías, y tus intentos de imitarme solo me recuerdan lo patético que eres. Esta batalla, Evil Victor, no es solo sobre poder. Es sobre control. Y yo nunca te permitiré tomar el mío."

La tensión en el aire era palpable, como si estuvieran al borde de una explosión inminente. Los estudiantes, aunque aún algo nerviosos, se mantenían alerta, preparados para cualquier orden que Victor pudiera darles. Sabían que no solo era un entrenamiento; era una prueba de lo que realmente significaba ser un héroe frente a la oscuridad que acechaba dentro de cada uno.

Victor levantó una mano hacia Evil Victor, una señal silenciosa para que se preparara. Su poder comenzó a concentrarse, creando una aura brillante que contrastaba con la oscuridad que envolvía a su versión corrupta. En ese momento, ambos eran conscientes de que la lucha que estaban a punto de librar sería mucho más que un simple enfrentamiento físico; sería una batalla por el alma misma del universo.

Y en medio de esa confrontación, los estudiantes observaban, comprendiendo que lo que sucedía entre Victor y Evil Victor iba más allá de cualquier entrenamiento o misión. Era una lucha interna, un conflicto profundo entre la luz y la oscuridad, entre el bien y el mal, que se manifestaba frente a ellos con todo su poder destructivo.

Victor, Evil Victor, Emi, Josué y Leonel entraron en la habitación temporal, un espacio donde el tiempo fluye de manera diferente. Aunque solo serían tres días en el mundo exterior, dentro de esa habitación serían tres meses, lo que les daría el tiempo necesario para entrenar y mejorar sus habilidades sin las interrupciones del mundo real. La puerta de entrada se cerró con un sonido sordo, aislándolos del exterior, mientras la atmósfera dentro de la habitación se volvía más densa y cargada de energía.

La habitación era enorme, mucho más grande de lo que parecía desde el exterior. Los muros estaban hechos de un material que absorbía el sonido, creando un ambiente de concentración total. En el centro, una plataforma flotante donde se podía entrenar sin restricciones de espacio, rodeada por una energía azulada que pulsaba con cada respiración de los que allí estaban.

Victor observó a su alrededor, tomando un momento para reflexionar sobre lo que estaban a punto de enfrentar. Evil Victor, por supuesto, estaba listo para causar caos, pero había algo en su actitud que Victor aún no podía descifrar completamente. Mientras tanto, Emi, Josué y Leonel se preparaban, aún con la incertidumbre en sus rostros, sabiendo que estos tres meses serían determinantes para su futuro.

"Bien", dijo Victor con firmeza, rompiendo el silencio. "Aquí el tiempo se dilata. Tres meses para mejorar, tres meses para que cada uno de ustedes desafíe sus límites. Los dejaré entrenar a su ritmo, pero con un objetivo claro: cuando salgamos de aquí, quiero ver un cambio real. No solo en sus habilidades, sino también en su mentalidad."

Evil Victor se cruzó de brazos, observando a los estudiantes con desdén. "¿Mentalidad? No hay nada más que fuerza. La debilidad es lo que siempre ha detenido a todos. Incluso tú, Victor, sigues siendo un prisionero de tus propios límites", dijo con una sonrisa malévola. "Pero en este lugar, tal vez pueda aprender algo de todo este show de 'entrenamiento'."

Victor ignoró su comentario, concentrándose en sus alumnos. "Emi, tu telepatía es poderosa, pero aún no sabes controlarla completamente. Josué, tus habilidades físicas son impresionantes, pero carecen de la precisión necesaria para enfrentarte a alguien con poder. Leonel, tu control de la gravedad es increíble, pero necesitas aprender a utilizarlo sin perder el control de ti mismo."

Los tres asintieron, comprendiendo la gravedad de sus palabras. Sabían que Victor no hablaba solo para darles un desafío, sino porque confiaba en ellos, incluso si no lo decían en voz alta. El entrenamiento que tenían por delante no sería fácil, pero ninguno de ellos estaba dispuesto a rendirse.

"Ahora, ustedes entrenarán por separado, pero siempre estarán observando las acciones de los demás. Aprendan unos de otros, pero recuerden que cada uno tiene su propio camino", continuó Victor. "El tiempo aquí no solo es para mejorar, también es para conocer sus debilidades y aprender a superarlas."

Evil Victor se acercó lentamente a Victor, sus ojos llenos de odio y desafío. "Así que esto es todo... entrenamiento. ¿Y qué pasa con la verdadera batalla? Lo que tienes dentro de ti, Victor, es lo que realmente importa. Esta academia y todos sus alumnos son solo una distracción para lo que vendrá."

Victor se giró hacia él, su mirada fría y calculadora. "No subestimes a mis estudiantes ni a mí. Esto es solo el principio."

Con eso, los estudiantes comenzaron su entrenamiento, cada uno concentrándose en lo que Victor les había señalado como sus debilidades. Emi se sentó en una esquina, comenzando a practicar la telepatía para mejorar su control sobre los pensamientos ajenos. Josué empezó a entrenar su cuerpo, llevando sus límites a un nivel superior. Leonel comenzó a trabajar en su control de la gravedad, asegurándose de no perder el equilibrio mientras usaba sus poderes.

Victor, por su parte, se retiró a un lado para comenzar su propio entrenamiento, pero siempre observando cuidadosamente a los demás. Evil Victor, como era de esperarse, se lanzó directamente al combate, buscando una oportunidad para desafiar a Victor en cualquier momento.

Los tres meses que pasaron en ese espacio fueron intensos. Cada día, los estudiantes se empujaban a sí mismos más allá de sus límites, mejorando tanto física como mentalmente. La tensión entre Victor y Evil Victor aumentaba, pero por el momento, ambos sabían que tenían que centrarse en el entrenamiento. Sin embargo, cada uno esperaba el momento adecuado para enfrentarse.

A medida que los días pasaban, las habilidades de Emi, Josué y Leonel mejoraban notablemente. Sus movimientos se volvían más precisos, sus poderes más controlados. Incluso la actitud de Evil Victor empezó a cambiar, aunque su deseo de caos nunca desapareció.

Al final de los tres meses, cuando el tiempo en la habitación llegó a su fin, Victor estaba seguro de que sus estudiantes habían mejorado considerablemente. Sin embargo, también sabía que este solo era el comienzo de lo que vendría. Saldrían de allí con nuevas habilidades, pero con nuevas responsabilidades.

"Es hora", dijo Victor, levantándose de su posición. "El entrenamiento ha terminado. Ahora enfrentaremos lo que venga, juntos."

Evil Victor sonrió, sabiendo que la verdadera lucha no había hecho más que comenzar.

Evil Victor, con una sonrisa maliciosa en el rostro, observó a Victor y a los estudiantes. "No tan rápido", dijo con tono burlón mientras levantaba una mano, haciendo que las puertas de la habitación se cerraran con un sonido sordo y pesado.

"Esta habitación está sellada por las próximas 24 horas. Y no, no se preocupen, aquí dentro equivalen solo a 24 minutos en el mundo exterior", explicó Evil Victor mientras se adelantaba, sin dejar de sonreír. "Antes de que salgan, necesito asegurarme de que realmente estén listos para lo que les espera. El entrenamiento es uno, pero la verdadera batalla solo empieza con el combate."

Victor, con los ojos entrecerrados y el rostro serio, comprendió inmediatamente la amenaza implícita. "Evil Victor, sabes que esto no terminará bien para ti", dijo con frialdad, avanzando unos pasos hacia él. "No te atrevas a ponernos a prueba de esta manera. Si querías un combate, te lo daré. Pero no te equivoques, no será como antes."

Los estudiantes, sorprendidos pero decididos, se alinearon detrás de Victor. Emi, Josué y Leonel sabían que esto no era parte del entrenamiento planeado, pero también entendían que no tenían otra opción más que enfrentarse a Evil Victor si querían salir de allí.

Evil Victor los observó con desdén, lanzando una carcajada que resonó en las paredes de la habitación sellada. "¿De verdad creen que tienen alguna oportunidad contra mí? Están en mi terreno ahora, y yo tengo todo el poder de este lugar. No hay escapatoria, solo lucha."

Victor se acercó con calma, sus manos relajadas a los costados, pero sus ojos reflejaban una concentración mortal. "Esto no es solo por mí. Es por ellos. Y por todo lo que está en juego. No permitiré que tu locura siga."

Sin embargo, Evil Victor levantó su mano y, en un parpadeo, la habitación se transformó. El espacio que parecía tan vasto y abierto ahora estaba lleno de obstáculos, paredes flotantes, y plataformas que se movían a diferentes alturas. Todo se había reconfigurado para hacer el combate aún más desafiante.

"Bienvenidos a mi campo de batalla", dijo Evil Victor con voz desafiante. "Ahora será más divertido. Si quieren salir, tendrán que ganarse su libertad."

Emi, con una mirada decidida, comenzó a concentrar su energía telepática. Intentaba sentir las emociones y pensamientos de Evil Victor, buscando una manera de desestabilizarlo. Leonel, por su parte, se concentró en el control de la gravedad, creando un campo alrededor de sí mismo para poder moverse rápidamente y tener ventaja en cualquier momento. Josué, siempre el más físico de los tres, se preparaba para un combate cuerpo a cuerpo, observando detenidamente cada movimiento de su adversario.

Victor, sin embargo, permaneció imperturbable. Su respiración era calmada y su mente estaba enfocada. "Recuerda, chicos, no importa cuánto poder tenga, Evil Victor no es más que una versión distorsionada de lo que soy capaz de ser. Usen sus habilidades sabiamente."

Con un movimiento rápido, Evil Victor apareció frente a ellos, desatando un ataque con energía oscura que hizo que el aire se volviera denso y pesado. Las plataformas flotantes comenzaron a moverse, y las paredes se cerraron lentamente, creando un laberinto que hacía imposible el escape.

Emi, utilizando su telepatía, intentó leer los movimientos de Evil Victor, pero algo en su mente bloqueaba su concentración. "No puedo… algo está interfiriendo", murmuró mientras se movía hacia un lado, esquivando un rayo de energía que pasaba a su lado.

Josué aprovechó la distracción para lanzar un ataque físico, pero Evil Victor, con un movimiento ágil, lo esquivó y lo envió volando con una onda de energía. "No eres rival para mí", dijo, mientras su risa resonaba en la habitación.

Leonel, manteniendo su calma, alteró la gravedad en el área alrededor de Evil Victor, creando una presión que lo hacía perder el equilibrio. Sin embargo, Evil Victor rápidamente contrarrestó al aumentar su propia gravedad, dándole un golpe que hizo que Leonel se estrellara contra el suelo.

Victor observaba el combate con una mirada evaluativa. "Esto es lo que querías, ¿verdad?" dijo mientras se adelantaba con una velocidad impresionante, esquivando un rayo de energía lanzado por Evil Victor. "Pero no te equivoques, no soy tan fácil de derrotar."

En un instante, Victor apareció detrás de Evil Victor y, con un movimiento rápido, lo atacó con su técnica "Blaster Solar Azul", una explosión de energía pura que hizo que Evil Victor retrocediera varios metros.

Evil Victor se recuperó rápidamente y, sonriendo de manera torcida, dijo: "Eso fue divertido, pero no será suficiente para derrotarme."

El ambiente se volvió más tenso. Mientras la batalla se intensificaba, Victor sabía que no solo se trataba de derrotar a Evil Victor. Era una prueba de sus habilidades, de la fortaleza de sus estudiantes, y de su propio control sobre el poder que poseía. No podía permitirse perder el control; no solo por él, sino por aquellos a los que tenía que proteger.

La batalla continuó, con los estudiantes luchando a su lado, mientras Evil Victor no dejaba de lanzar ataques y risas maníacas. Todo había cambiado en un instante, y ahora, con el tiempo limitado, no podían permitirse ni un error.

Evil Victor, con un gesto sutil, extendió sus manos hacia el aire y, en un parpadeo, toda la habitación se transformó. El paisaje cambió radicalmente, dando paso a una ciudad infinita, con calles interminables, edificios de todo tipo, desde altísimos rascacielos hasta edificios bajos que se extendían hasta donde la vista alcanzaba. Las luces de la ciudad comenzaron a brillar intensamente, iluminando el lugar como si fuera una metrópoli en plena actividad.

"Bienvenidos a mi ciudad", dijo Evil Victor con una sonrisa amplia y malévola. "Aquí no hay límites, ni reglas. Puedo manipular este entorno a mi voluntad. Ustedes no tienen escapatoria."

Victor, manteniéndose imperturbable, observaba desde lo alto de un edificio. La ciudad parecía infinita, pero él sabía que era solo una ilusión creada por Evil Victor. "No importa cuántas veces lo intentes, no puedes cambiar lo que soy", murmuró para sí mismo, mientras analizaba el entorno. "Esto no es real, solo una extensión de tu distorsionada mente."

Desde el techo de un rascacielos, Victor podía ver a sus estudiantes enfrentándose a los peligros de la ciudad. Emi, con sus poderes telepáticos, trataba de percibir cualquier señal de ataque antes de que sucediera, pero el entorno caótico dificultaba la lectura de Evil Victor. Leonel, con su control sobre la gravedad, alteraba el peso de las estructuras que se desmoronaban cerca de ellos, creando campos de fuerza para protegerse y a los demás. Josué, moviéndose ágilmente entre los edificios, trataba de esquivar los ataques y lanzar sus propios golpes, pero todo el escenario era impredecible.

"¡Esto es inútil!", exclamó Emi mientras evadía una pared que se desplomaba hacia ella. "Este lugar está hecho para desestabilizarnos, y parece que lo está logrando."

Evil Victor, que observaba desde el centro de la ciudad, se deleitaba con el caos que había creado. "Están jugando en mi campo ahora. ¡Nada de lo que hagan cambiará este resultado!"

Sin embargo, Victor, con su rostro serio, estaba decidido a no dejarse atrapar. "Emi, Leonel, Josué, manténganse firmes. Este lugar no es más que una ilusión creada por su desesperación. No vamos a caer en tu juego, Evil Victor."

Victor comenzó a concentrar su energía, sabiendo que, aunque la ciudad fuera infinita, el poder de Evil Victor no era ilimitado. Era una ilusión, algo que él podía romper si se concentraba lo suficiente. "Lo que ves como poder es solo manipulación", dijo, mientras comenzaba a generar una intensa energía a su alrededor.

De repente, el cielo sobre la ciudad se oscureció, y un destello de luz azul surgió de las manos de Victor. El aire se cargó con una energía palpable mientras él comenzaba a usar sus habilidades para desestabilizar la ciudad. "¡No hay poder absoluto!", gritó, mientras liberaba su técnica "Blaster Solar Azul", haciendo que una explosión de energía pura devastara los edificios cercanos, creando grietas en el suelo y desmoronando partes de la ciudad.

Evil Victor, que había estado observando el caos con diversión, frunció el ceño al ver cómo la ciudad comenzaba a desintegrarse. "No… ¡esto no es posible!"

Pero Victor no se detuvo. "Es solo cuestión de enfoque", dijo con calma, mientras su energía se expandía, controlando las distorsiones del espacio que Evil Victor había creado. La ciudad comenzó a desvanecerse, los edificios desapareciendo uno por uno, hasta que solo quedó el vacío donde la ilusión había existido.

"¡Este es mi poder, Evil Victor! ¡Este es el verdadero control!" Victor exclamó, mientras la ciudad desaparecía por completo, dejando solo una vastedad oscura en su lugar.

Emi, Leonel y Josué se agruparon cerca de Victor, observando cómo la distorsionada ciudad se desmoronaba ante su poder. "Sabíamos que no podías sostenerlo por mucho tiempo", dijo Leonel, mientras ajustaba su postura.

"¿Creías que esto sería suficiente para detenernos?" preguntó Emi, su voz llena de confianza ahora que la ilusión había desaparecido.

Evil Victor, ahora rodeado por el vacío y despojado de su poder ilusorio, miró a Victor con una mezcla de furia y sorpresa. "Imposible… ¿cómo lo hiciste?"

Victor, sin dejar de mirar a Evil Victor con intensidad, respondió con calma, "La diferencia entre nosotros es simple: tú eres solo una sombra de lo que podría ser, mientras que yo soy la realidad que se enfrenta a tus mentiras."

El combate no había terminado, pero la ventaja estaba ahora del lado de Victor. Sin la ciudad ilusoria para protegerlo, Evil Victor se encontraba vulnerable. Sin embargo, Victor sabía que la batalla no acabaría hasta que Evil Victor aceptara su derrota.

Evil Victor, ahora envuelto en un aura oscura de color rojo, sonrió con una confianza aterradora mientras extendía su mano derecha. Con un gesto decidido, invocó una ciudad completamente física esta vez. Los edificios se levantaron del suelo, las calles se extendieron hasta el horizonte, y la sensación de infinito se volvió real. No había escapatoria.

El cielo se tornó de un rojo profundo mientras un rayo oscuro descendía, envolviendo a Evil Victor en un vórtice de energía maligna. Cuando la energía se disipó, su nueva forma se reveló: cuatro brazos musculosos, una armadura negra con detalles carmesí, y en su mano derecha, una lanza que irradiaba poder y maldad.

"Ahora esto es real, Victor. No más ilusiones. Solo fuerza bruta. ¿Listo para enfrentarte a la versión perfecta de ti mismo?" dijo Evil Victor con una voz profunda y resonante.

Victor, observando la transformación, no mostró miedo ni sorpresa. Su rostro permaneció serio, pero su mirada se volvió más intensa. "Así que ahora decides dejar de jugar con trucos. Bien. Veamos si tu fuerza es tan real como dices."

Evil Victor giró la lanza, creando un torbellino de energía oscura a su alrededor, y luego la apuntó hacia Victor. "Espero que estés listo, porque no habrá segundas oportunidades."

Sin esperar respuesta, Evil Victor se lanzó al ataque, moviéndose a una velocidad abrumadora. Sus cuatro brazos se movían de forma independiente, cada uno ejecutando ataques precisos y devastadores. La lanza brillaba con un resplandor rojo oscuro mientras cortaba el aire, creando ondas de choque que hicieron temblar el suelo.

Victor, usando su técnica Usagi Instantáneo, esquivó los ataques con movimientos rápidos y precisos. Cada vez que desaparecía, reaparecía en otro punto de la ciudad, evaluando el entorno y buscando una apertura. "No subestimes a quien ya ha enfrentado la oscuridad antes", dijo mientras conjuraba dos Blasters Solares, uno azul y otro rojo.

La batalla continuó, con ambos guerreros desatando su máximo poder. Los estudiantes, observando desde un punto seguro, no podían creer lo que veían.

"Esto es... una pelea de dioses," murmuró Leonel mientras ajustaba el control de gravedad a su alrededor para protegerse del impacto de las explosiones.

"Tenemos que mantenernos alejados, pero listos para intervenir si es necesario," dijo Emi, tratando de enfocar su telepatía en detectar cualquier debilidad en Evil Victor.

Mientras tanto, Josué observaba atentamente. "Victor sabe lo que hace. Pero esa cosa... no es normal."

La batalla alcanzaba su clímax, con ambos oponentes liberando ataques que desafiaban las leyes de la realidad misma.

Evil Victor, con sus cuatro brazos y la lanza oscura en mano, se movió rápidamente. Con un grito profundo y ensordecedor, lanzó un corte vertical con la lanza, liberando una onda de energía oscura que avanzaba como una guillotina infinita, cortando edificios, calles y todo lo que encontraba a su paso. El cielo mismo parecía partirse en dos, dejando una grieta rojiza en el horizonte.

La onda llegó hasta Victor, quien permanecía inmóvil en lo alto de un edificio. Justo antes de que el ataque lo alcanzara, Victor levantó una mano y abrió un portal que absorbió la onda de energía, disipándola en otra dimensión.

"No jugaré a tus juegos, Evil Victor," murmuró Victor.

Victor cerró los ojos por un instante y dejó escapar un suspiro. Enseguida, extendió ambos brazos hacia los lados. A su espalda, comenzaron a formarse dos energías: una azul brillante y otra roja intensa, girando rápidamente hasta fusionarse en una esfera púrpura titilante.

"Blaster Solar Púrpura," pronunció con calma pero firmeza.

La esfera púrpura creció rápidamente, expandiéndose con una fuerza imponente que hizo vibrar el suelo. El aire se tornó pesado y el cielo se oscureció aún más. Victor apuntó con sus dedos hacia Evil Victor, quien lo observaba desde lejos, preparado para el impacto.

Con un movimiento decidido, lanzó la energía hacia adelante, desatando una ráfaga destructiva que se dirigió directamente hacia su adversario, iluminando el lugar como si el sol mismo hubiera descendido al campo de batalla.

Evil Victor clavó su lanza en el asfalto con un movimiento seco, generando un cráter bajo sus pies. Con dos de sus manos libres, comenzó a conjurar llamas que se arremolinaban con una intensidad creciente. Fragmentos de fuego caían al suelo, derritiendo el pavimento y dejando marcas negras a su alrededor.

De las llamas, forjó una lanza de fuego, vibrante y chispeante, con un aura de calor que distorsionaba el aire. Sus ojos brillaron con determinación mientras apuntaba directamente hacia la esfera púrpura que Victor había lanzado.

"¿Eso es todo lo que tienes? Mira cómo lo devoro," dijo con una sonrisa retorcida antes de lanzar su proyectil de fuego con una velocidad imposible.

La lanza de fuego y el blaster solar púrpura colisionaron en el aire. Durante un instante, el tiempo pareció detenerse, el mundo quedó en silencio. Luego, una explosión descomunal estalló, iluminando la ciudad infinita creada por Evil Victor. El impacto fue tan poderoso que el suelo se levantó en ondas, los edificios se desmoronaron como castillos de arena, y una onda expansiva se extendió por todo el lugar.

Emi, Josué y Leonel, que observaban desde una distancia prudente, fueron alcanzados por la fuerza de la explosión. Emi salió disparada hacia un poste de luz, chocando de espaldas y cayendo al suelo adolorida. Josué se aferró al suelo con todas sus fuerzas, pero fue lanzado contra un coche que quedó destrozado. Leonel, quien intentó usar su control de gravedad para mantenerse firme, fue igualmente arrastrado por la onda, golpeando contra un muro derrumbado.

Mientras el polvo se asentaba, Victor apareció ileso, flotando a unos metros del impacto, observando a Evil Victor con una expresión seria. Evil Victor, por su parte, se mantuvo en pie entre las llamas que quedaban de la explosión, con una sonrisa que mostraba satisfacción y locura.

"Esto apenas comienza," dijo Victor con un tono frío, observando cómo sus estudiantes intentaban levantarse entre los escombros.

Victor y Evil Victor caminaron lentamente el uno hacia el otro, con un aire de tensión que electrificaba el ambiente. Ambos se detuvieron a pocos metros de distancia, fijando sus miradas con intensidad, como si el peso de sus poderes colisionara incluso antes del combate.

Con movimientos sincronizados, levantaron las manos y posicionaron los dedos, las puntas de estos brillando con una energía luminosa y peligrosa, un contraste de tonalidades entre el azul y el rojo en Victor, y el oscuro carmesí de Evil Victor.

Victor, con una voz firme y cargada de determinación, exclamó:

"¡Infernal Eternal!"

Evil Victor, con una sonrisa perversa y voz profunda, respondió:

"¡Caos Eterno!"

Al instante, una pequeña esfera negra se formó entre ellos, expandiéndose y devorando todo a su alrededor. En cuestión de segundos, ambos quedaron atrapados en una dimensión alterna. Era un espacio donde el cielo era un remolino oscuro, el suelo parecía líquido pero sólido al tacto, y el tiempo mismo parecía detenerse y fracturarse simultáneamente.

La lucha en esa dimensión fue intensa, con rayos de energía y ondas de choque retumbando en todas direcciones, aunque para el exterior solo reinaba un inquietante silencio. Sin embargo, cuando la dimensión se rompió en mil fragmentos, una explosión de energía descontrolada se liberó en todas direcciones.

Evil Victor emergió triunfante del colapso de la dimensión, su cuerpo cubierto de un aura oscura. Desde el epicentro del estallido, cortes invisibles e infinitos comenzaron a salir en todas direcciones, como si el espacio mismo estuviera siendo desgarrado.

Victor, que estaba en el epicentro, recibió el impacto de pleno. Los cortes lo atravesaron, dejando heridas profundas y haciéndolo tambalear. Pero el daño no terminó ahí. Los cortes continuaron expandiéndose, alcanzando a Emi, Josué y Leonel, quienes aún intentaban recuperarse de la explosión anterior.

Emi, con su brazo sangrando, gritó mientras intentaba usar su telepatía para predecir el próximo ataque, pero los cortes eran impredecibles. Josué trató de cubrirse con un pedazo de metal que encontró entre los escombros, pero fue inútil; los cortes lo alcanzaron y lo hicieron retroceder varios metros. Leonel, usando su control gravitatorio, logró disminuir el impacto de algunos cortes, pero no pudo evitar que varios lo alcanzaran, haciéndolo caer de rodillas.

Evil Victor, con una sonrisa desquiciada, levantó los brazos triunfante mientras miraba a Victor:

"¿Eso es todo lo que tienes? Soy tu reflejo perfecto, pero mejorado en todo sentido."

Victor, jadeando, se puso de pie lentamente, con sangre goteando de sus heridas. Miró a Evil Victor con frialdad, pero con una chispa de determinación en sus ojos.

"Esto aún no ha terminado. Todavía no has visto nada."

Victor, jadeando mientras más cortes invisibles lo alcanzaban, decidió moverse con velocidad. Salió disparado hacia la derecha, esquivando lo que pudo y buscando recuperar el control de la batalla. Sin embargo, Evil Victor, con su velocidad imponente, apareció frente a él en un instante, con esa sonrisa burlona y confiada que tanto lo irritaba.

Antes de que Evil Victor pudiera reaccionar, Victor lanzó un puñetazo con toda su fuerza directo a su cabeza. El golpe resonó como un trueno, haciendo que Evil Victor retrocediera un paso, desorientado. Aprovechando el momento, Victor giró en el aire y lanzó una poderosa patada doble hacia atrás, impactando en el pecho de Evil Victor y haciéndolo retroceder aún más.

Sin darle tiempo para recuperarse, Victor levantó una mano, reuniendo una energía ardiente y rugiente que rápidamente tomó un tono carmesí. Con un grito feroz, exclamó:

"¡Blaster Solar Rojo!"

La explosión resultante iluminó todo el campo de batalla, causando una onda expansiva que sacudió los cimientos de la ciudad infinita creada por Evil Victor. Ambos combatientes fueron lanzados en direcciones opuestas por la fuerza del ataque, cayendo entre los escombros.

Evil Victor se levantó lentamente, con quemaduras visibles y una expresión de sorpresa que intentaba ocultar. Mientras tanto, Victor, con una sonrisa de superioridad, se puso de pie, su cuerpo comenzando a regenerarse. Sus heridas se cerraban rápidamente, y su postura irradiaba confianza.

Con un tono tranquilo pero desafiante, Victor miró a su oponente y dijo:

"¿Eso es todo lo que tienes? Pensé que mi copia perfecta sería un poco más resistente."

Evil Victor, visiblemente irritado, respondió mientras limpiaba la sangre de su boca:

"Eres bueno, pero no lo suficiente para superar lo que soy capaz de hacer. Este empate es temporal, Victor."

Victor dio un paso adelante, con una mirada desafiante:

"Si quieres continuar, adelante. Yo apenas estoy calentando."

Victor y Evil Victor salieron de la habitación temporal, con los tres estudiantes tambaleándose detrás de ellos, visiblemente exhaustos y cubiertos de heridas. Emi, Josué y Leonel se dirigieron directamente a la enfermería, donde los médicos de la academia ya estaban listos para atenderlos. A pesar de su fatiga, los tres llevaban una chispa de determinación en sus ojos; el entrenamiento había sido brutal, pero también revelador.

Mientras tanto, Victor y Evil Victor se dirigieron al exterior de la academia. El sol brillaba con fuerza, ofreciendo un contraste calmante a la intensidad de la habitación temporal. Ambos se dejaron caer en un par de sillas cercanas, aún cubiertos de polvo y pequeñas heridas. Victor suspiró profundamente, cruzando los brazos y mirando a Evil Victor con una mezcla de cansancio y reproche.

"Creo que te pasaste un poco," dijo Victor, alzando una ceja mientras se recostaba.

Evil Victor, con esa sonrisa burlona que nunca parecía abandonar su rostro, respondió mientras se estiraba:

"¿Pasarme? Vamos, sabes que esos chicos necesitaban un empujón para superar sus límites. Y tú también lo necesitabas, admitámoslo."

Victor negó con la cabeza, esbozando una leve sonrisa.

"Claro, porque lanzar cortes invisibles y destruir casi todo el entorno es lo que cualquiera necesita para un 'entrenamiento básico'."

Evil Victor se encogió de hombros, como si no fuera nada.

"Los preparé para el caos verdadero. Cuando enfrenten una amenaza real, se darán cuenta de que esto fue un paseo por el parque."

Victor lo miró de reojo, claramente menos impresionado.

"O se darán cuenta de que su instructor está loco. Una de dos."

Ambos compartieron un momento de silencio antes de que Victor añadiera:

"Aunque admito que los chicos lo hicieron bien. Tienen potencial."

Evil Victor asintió, esta vez con algo de seriedad.

"Sí, pero tendrán que trabajar mucho más si quieren estar a la altura de lo que se avecina."

Victor cerró los ojos un momento, dejando que el calor del sol le ayudara a relajarse.

"Eso es lo que más me preocupa. El futuro no va a ser amable."

Evil Victor cruzó los brazos, apoyándose en la silla con una sonrisa.

"Por eso estamos aquí. Para asegurarnos de que puedan enfrentarlo."

Evil Victor, visiblemente irritado, dejó que su cuerpo volviera a la normalidad, regresando a tener solo dos brazos. La energía oscura que lo rodeaba desapareció lentamente, y su semblante serio se mantuvo mientras giraba hacia Victor.

"Tener una familia es difícil," dijo con un tono agrio, pero no carente de honestidad. "Más si tu esposa es una reina y tu hija, una princesa."

Victor alzó una ceja, claramente sorprendido, pero decidió mantenerse relajado mientras cruzaba los brazos.

"¿Reina y princesa, eh? No sabía que te habías vuelto tan... sofisticado."

Evil Victor lanzó una mirada de advertencia, pero no mordió el anzuelo del sarcasmo.

"No es algo para presumir. ¿Sabes lo complicado que es balancear la política, las intrigas y las amenazas constantes? Una reina demanda tiempo, pero una princesa... ella demanda todo lo demás."

Victor dejó escapar una breve risa, aunque su expresión era mitad seria, mitad burlona.

"Suena como una comedia de enredos. ¿Qué sigue? ¿Un consejero traidor que quiere tu trono?"

Evil Victor suspiró profundamente, claramente irritado.

"Más bien, diez. Todos creen que si toman a mi hija como rehén o manipulan a mi esposa, pueden controlar el reino. Es agotador."

Victor ladeó la cabeza, algo intrigado.

"¿Y cómo manejas eso? Porque siendo tú, me imagino que 'hablar pacíficamente' no está en tu lista de opciones."

Evil Victor se encogió de hombros con un toque de resignación.

"A veces tengo que hacerlo. Otras... ya sabes cómo soy. No todos entienden con palabras."

Victor dejó escapar una risa más genuina, apoyándose contra una roca cercana.

"Bueno, suena como cuidar esta academia. Todos los días alguien quiere destruirla, robar los secretos o, peor aún, convertirla en una especie de fábrica de héroes. Y aquí estoy, manteniéndola a flote mientras mis estudiantes actúan como si esto fuera una aventura divertida."

Evil Victor lo miró de reojo, y aunque no lo dijo en voz alta, parecía reconocer algo en lo que Victor decía.

"Supongo que, en cierto modo, entendemos lo que es llevar un peso así."

Hizo una pausa antes de añadir con un tono más sarcástico:

"Aunque tú no tienes a una niña que te grita '¡Quiero un pony volador!' en mitad de una invasión demoníaca."

Victor soltó una carcajada auténtica, sacudiendo la cabeza.

"No, pero tengo estudiantes que creen que pueden enfrentarse a monstruos legendarios después de dos días de entrenamiento. No sé qué es peor."

Ambos se quedaron en silencio por un momento, dejando que el viento llenara el espacio entre ellos. Finalmente, Victor rompió el silencio con un tono más reflexivo:

"Sabes, tener una familia suena complicado, pero también parece que te importa. Y eso dice mucho."

Evil Victor giró ligeramente la cabeza hacia él, su expresión suavizándose un poco.

"No creas que lo admito, pero sí. Me importa. Más de lo que debería."

Victor asintió lentamente, mostrando una leve sonrisa.

"Eso no está mal. A veces, lo que nos importa nos hace más fuertes, incluso si no queremos admitirlo."

Evil Victor se encogió de hombros y miró hacia otro lado, aunque no pudo evitar que una pequeña sonrisa se asomara en sus labios.

"Quizás tengas razón. Pero no esperes que lo diga dos veces."

Fin.