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Chapter 15 - Episodio 15: Concepto vs entidad.

Victor, con una sonrisa que irradiaba tanto confianza como desafío, se encontraba frente a la amalgama oscura, esquivando y contrarrestando los ataques con una precisión casi divina. Su cuerpo se movía con una agilidad que desafiaba las leyes de la física, cada golpe cargado con energía solar pura. Las esquirlas de luz que emanaban de sus puños rasgaban la oscuridad, forzando a la entidad corrupta a retroceder, aunque solo fuera por momentos.

Mientras tanto, en un plano diferente, Joel había seguido su propia pista. Guiado por la determinación y la desesperación por recuperar lo que había perdido, había rastreado a la entidad que le había robado sus "bolitas" hasta una antigua ruina en las afueras de la ciudad. Las ruinas estaban envueltas en una niebla sobrenatural, y el aire estaba impregnado de un aura pesada, casi asfixiante.

Frente a él, de pie en medio de un altar roto, estaba la entidad, una figura grotesca con tentáculos oscuros que se retorcían a su alrededor. El ser se burlaba con una voz que era una mezcla de risas y susurros.

—"¿Buscas esto, mortal?" —dijo la entidad, levantando un frasco de cristal que contenía las "bolitas" perdidas de Joel, brillando débilmente como si aún tuvieran parte de su esencia.

Joel apretó los dientes, sus ojos ardían con una mezcla de furia y resolución. Sin dudarlo, adoptó una pose de combate. Los poderes que había adquirido gracias a la fusión con la entidad anterior fluían por sus venas. Aunque había perdido aquella presencia que le otorgaba poder, había logrado retener habilidades que ahora le convertían en algo más que un simple humano.

—"Voy a recuperar lo que es mío," gruñó Joel, sus manos brillando con una energía espiritual que se arremolinaba a su alrededor, formando patrones dorados y etéreos.

La entidad soltó una carcajada estruendosa, sus tentáculos zumbando como látigos en el aire. Joel lanzó el primer ataque, un rayo de energía concentrada que cortó el aire como una flecha. Pero la entidad esquivó ágilmente, contrarrestando con una descarga de sombras que Joel apenas pudo bloquear con un campo de energía improvisado.

El combate era un ballet de luces y sombras, cada golpe y contragolpe enviando ondas de choque que hacían temblar las ruinas a su alrededor. Joel, alimentado por su desesperación, lanzó una ráfaga de ataques, sus movimientos rápidos y fluidos como el agua. Pero la entidad era astuta, y sus contraataques eran letales.

En un momento crítico, Joel vio una abertura y se lanzó hacia adelante con un grito de guerra, sus puños ardiendo con una fuerza espiritual renovada. Conectó un golpe directo al núcleo de la entidad, provocando una explosión que resonó en todo el lugar.

Mientras Joel y la entidad luchaban, Azrakil observaba desde las sombras, su expresión era un enigma. Por más que despreciara a los mortales, algo en la resolución de Joel le recordaba a viejas batallas que él mismo había presenciado hace eones.

De vuelta con Victor, la batalla contra la amalgama corrupta se intensificaba. Jehová observaba desde su trono celestial, sus ojos llenos de sabiduría y preocupación. Él sabía que tanto Victor como Joel estaban enfrentando pruebas que no solo definirían sus destinos, sino que también tendrían repercusiones más allá de su comprensión.

El destino de ambos hombres estaba entrelazado, y mientras cada uno enfrentaba su propio demonio, las líneas de sus caminos se acercaban hacia una convergencia que cambiaría el equilibrio de poder en todos los reinos conocidos.

La atmósfera estaba cargada de tensión en ambos campos de batalla.

Victor, con su inquebrantable determinación, enfrentaba a la amalgama corrupta en un plano de existencia que se desmoronaba bajo el peso de su poder. La criatura, una masa informe de oscuridad y odio, había sido el resultado de incontables almas fusionadas y corrompidas por un antiguo mal. Con un rugido que resonó a través de las dimensiones, la amalgama lanzó tentáculos cargados de energía oscura hacia Victor.

—"¿Eso es todo lo que tienes?" —Victor gritó, su cuerpo brillando con un aura dorada. Canalizó su energía restante en su puño derecho, lanzando un puñetazo que desintegró los tentáculos al contacto. La criatura retrocedió por un instante, antes de reformarse con aún más furia.

Victor sabía que no podía seguir desgastando su poder indefinidamente. Los recuerdos de su encuentro con Xar'khal y la marca que le dejó en el brazo le atormentaban, pero ahora tenía que concentrarse en sobrevivir. Cada ataque suyo era calculado, aprovechando las aberturas más pequeñas en la defensa del enemigo. Sin embargo, algo en su interior le decía que esto era solo el preludio de un desafío aún mayor.

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Al otro lado de la realidad, Joel se encontraba respirando con dificultad frente a la entidad que le había robado sus "bolitas". Esta entidad, a diferencia de la amalgama de Victor, era consciente y juguetona, pero también infinitamente cruel. Se deleitaba en atormentar a Joel, usando las reliquias robadas como cebo. La criatura era alta, con ojos brillantes y un cuerpo serpenteante cubierto de runas antiguas que brillaban en un tono púrpura profundo.

—"¿Ves lo que te falta, Joel? Sin esto, eres menos que un hombre," se burló la entidad con una voz rasposa que resonaba como el eco de mil voces a la vez.

Joel apretó los puños, la energía espiritual que había heredado de su fusión anterior comenzaba a brillar nuevamente en su interior. Había recuperado algo de su dignidad al recuperar una parte de sí mismo, pero sabía que no era suficiente. Ahora, en el segundo asalto, tenía que darle todo lo que tenía para restaurarse por completo.

Con un grito de furia, Joel desató un torrente de energía etérea, sus manos destellando con luces doradas y plateadas. La entidad se vio sorprendida por la ferocidad de su ataque, pero se recuperó rápidamente, lanzando un contraataque de esferas negras que zumbaban con energía maligna.

Azrakil observaba ambas batallas desde la distancia, con una mirada que era a la vez de desprecio y fascinación. Sabía que la entidad que Joel enfrentaba era incluso más peligrosa que él mismo, una criatura nacida del caos primordial que había sobrevivido a la destrucción de muchos mundos. Azrakil no se engañaba: estos mortales estaban jugando con fuerzas que apenas comprendían.

—"Victor está en su propio infierno, y este niño tampoco lo tiene fácil," murmuró Azrakil, sus ojos brillando con un tenue fulgor azul. "Pero quizás... este podría ser un buen espectáculo."

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El segundo asalto comenzaba en ambos frentes:

Victor, habiendo reunido más energía, optó por un enfoque diferente. Concentró toda su fuerza en un solo punto, un destello solar cargado en su mano izquierda. Esta vez, no sería un simple golpe, sino un ataque diseñado para purgar a la amalgama de todas las almas corrompidas que albergaba.

Joel, por otro lado, se había sumido en un estado de furia controlada. Usando la energía de la entidad que una vez habitó en su cuerpo, lanzó una ráfaga de ataques multidireccionales, sus puños y pies ardiendo con un fuego espiritual. Su objetivo era recuperar sus reliquias a cualquier costo.

Ambos combatientes estaban al límite, enfrentando oponentes que probaban no solo su fuerza física, sino también su fuerza de voluntad y espíritu. Y mientras el destino de estos dos guerreros pendía de un hilo, Azrakil comenzaba a considerar si debía intervenir, sabiendo que el resultado de estas batallas podría alterar el equilibrio entre los mundos.

El universo, como siempre, observaba con atención el desenlace de estas confrontaciones, sabiendo que el destino de muchas almas dependía del resultado.

El campo de batalla se tornó aún más intenso a medida que ambos enfrentamientos se desarrollaban en paralelo.

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Victor, respirando pesadamente, observó cómo la amalgama corrupta resistía su golpe con el destello solar. Su ataque, que normalmente sería suficiente para desintegrar a la mayoría de los enemigos, solo logró hacer retroceder a la criatura por un momento. Un agujero ardiente chisporroteaba en el pecho de la amalgama, pero, en lugar de sucumbir, la criatura comenzó a absorber la energía del impacto, su forma ondulante y caótica pareció regenerarse rápidamente.

—"¿Eso es todo lo que tienes, héroe?" —la amalgama se burló con un eco de voces distorsionadas, su risa retumbando en el vacío. Sin perder tiempo, lanzó un enjambre de tentáculos afilados y llameantes hacia Victor.

Victor frunció el ceño, canalizando su energía restante en sus reflejos. Con una velocidad sobrehumana, comenzó a esquivar cada tentáculo que se lanzaba hacia él, usando su único brazo para desviar los ataques y sus piernas para moverse con agilidad. Sabía que estaba luchando contra algo que no solo era físico, sino también una manifestación de pura maldad. El destello solar había sido solo un tanteo; ahora, debía pensar en una estrategia que desintegrara completamente a esta criatura sin dejar rastro.

—"Esto no será suficiente. Necesito ir más allá..." —Victor murmuró para sí mismo, su mente corriendo para encontrar una solución antes de que la amalgama se volviera aún más poderosa.

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Mientras tanto, Joel había logrado una transformación inesperada. Su cuerpo creció unos centímetros, y sus músculos se volvieron más definidos, como si su ira y frustración lo hubieran impulsado a un nuevo nivel de poder. Sus ojos ahora brillaban con un tono esmeralda, mostrando la mezcla de energías que había adquirido. Aquel ser que robó sus reliquias no podía ocultar su sorpresa al ver a Joel liberando tal fuerza.

—"No te tengo miedo," dijo Joel, con una voz más profunda y resonante. "Hoy no sólo recuperaré lo que es mío, sino que te haré arrepentirte de haberme desafiado."

La entidad, ahora en guardia, lanzó un ataque rápido, un látigo de energía oscura que intentó rodear a Joel, pero él desató una onda de choque desde su cuerpo, repeliendo el ataque con pura fuerza bruta. Ahora, con cada golpe que lanzaba, el suelo temblaba, y su velocidad aumentada le permitía moverse como un borrón, difícil de seguir incluso para su enemigo.

Joel se lanzó hacia adelante, propinando un golpe directo al rostro de la entidad, seguido de una patada ascendente que lo envió volando hacia los cielos. Sin perder un segundo, Joel saltó para continuar su ataque, golpe tras golpe, con una furia renovada, determinado a recuperar lo que le había sido arrebatado.

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Azrakil observaba y sentía ambos combates, cada uno en diferentes planos de existencia, sus ojos reflejando un brillo de curiosidad y desprecio a la vez.

—"Estos mortales... No dejan de sorprenderme," murmuró para sí mismo. "Victor lucha contra algo que no puede ser destruido con fuerza bruta, y Joel... parece haber alcanzado un nuevo límite, pero ¿será suficiente?"

Azrakil se cruzó de brazos, pensando en cómo los dos mortales estaban empujando sus límites, aunque de formas muy distintas. Podía ver a Victor rodeado de oscuridad mientras luchaba por mantener su cuerpo intacto, mientras que sentía la explosión de poder de Joel, que parecía acercarse a un nivel que rivalizaba con el de entidades mayores.

—"Este espectáculo se está poniendo interesante..." —Azrakil pensó en voz alta.

Sabía que pronto tendría que tomar una decisión: intervenir o simplemente ser un espectador del destino de estos guerreros.

Victor sintió un ardor profundo en su mejilla, la sangre comenzaba a emanar lentamente del corte. El corte, aunque pequeño, parecía ser más significativo de lo que inicialmente había pensado. Era como si el daño no solo fuera físico, sino que también traía consigo una sensación de corrupción que se extendía rápidamente, como si estuviera absorbiendo su propia esencia.

—"No... otra vez no," murmuró Victor, tocando el corte con la mano. "Esto es como lo que me hizo Karla'k..."

El daño no era superficial, y no parecía responder a los mismos principios que las heridas normales. El fluido negro que salía del corte no era sangre común; parecía estar compuesto de una sustancia corrupta que corrompía la propia carne, impidiendo la regeneración normal de la herida. La marca estaba clara: la amalgama corrupta no solo lo había dañado físicamente, sino que había sembrado la semilla de su propia decadencia.

Victor entendió que esta lucha iba a ser mucho más difícil de lo que había anticipado. Sabía que, de no actuar rápido, la infección que llevaba dentro podría consumirlo por completo, tal como había sucedido con la marca de Karla'k. Necesitaba encontrar una forma de neutralizar la corrupción antes de que fuera demasiado tarde.

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Mientras tanto, Joel, ahora con un poder amplificado debido a su transformación, estaba luchando con una intensidad inusitada. El combate con la entidad se había vuelto más violento y vertiginoso. Cada golpe de Joel resonaba con el impacto de un trueno, haciendo temblar el suelo. Sin embargo, a pesar de su poder renovado, la entidad no cedía. Se reía, disfrutando del caos, y cada vez parecía crecer más en fuerza y malicia.

La entidad lanzó una serie de tentáculos oscuros que intentaron envolver a Joel, pero él los esquivó con agilidad. Una energía oscura comenzó a emanar de él, alimentándose de sus emociones, de su rabia y frustración.

—"Esto es lo que quieres, ¿verdad? ¡Bien! ¡Te lo daré!" —gritó Joel, mientras desataba un poder absoluto a través de su cuerpo, cubriéndolo con una aura feroz. "¡No me vas a detener!"

Con una explosión de energía, Joel lanzó un golpe directo que hizo estallar la energía oscura de la entidad, obligándola a retroceder, pero la criatura se levantó rápidamente. Su forma parecía inmortal, como si su maldad y poder fuesen interminables.

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Azrakil, observando ambos combates, notó que la situación de Victor era más grave de lo que aparentaba. La corrupción que la amalgama había introducido en su cuerpo no era algo con lo que se pudiera lidiar fácilmente, y si no encontraba una forma de contrarrestarlo, el efecto se multiplicaría. El enfrentamiento de Joel, por otro lado, era una batalla de voluntad, pero la entidad frente a él tenía la ventaja de la persistencia.

Azrakil se quedó pensativo por un momento, antes de desaparecer en un destello de energía oscura, apareciendo en la cercanía de Victor, quien seguía luchando contra la amalgama corrupta. Este ser ya no le resultaba de interés, pero Victor... algo en su lucha le causaba intriga.

—"¿Tienes alguna estrategia, mortal? Si no actúas rápido, la corrupción te consumirá." —Azrakil le dijo a Victor con frialdad, mientras observaba el corte que seguía sangrando, expandiéndose con la energía oscura.

Victor, con su mente aún luchando por encontrar una solución, miró al demonio con determinación, sabiendo que no podía rendirse. Sin embargo, la pregunta de Azrakil resonaba en su mente: ¿cómo detener lo que parecía inevitable?

—"No me rendiré," dijo Victor, apretando los dientes, mientras una intensa presión lo envolvía. "Encontraré una forma... Lo haré."

Pero para ello, necesitaría más que fuerza. El tiempo estaba en su contra, y la corrupción estaba ganando terreno.

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La batalla seguía, y ninguno de los dos combatientes sabía qué tan cerca o lejos estaba de alcanzar la victoria, mientras las sombras de la corrupción y el odio se extendían más allá de los cuerpos de los luchadores.

Victor, al sentir la presión creciente de la corrupción y la lucha interna contra la mezcla de sangre y oscuridad, se vio obligado a liberar su poder oculto. El aire a su alrededor comenzó a vibrar con intensidad mientras la energía de su raza despertaba. A medida que su cuerpo comenzaba a transformarse, su pelo se tornó blanco como la nieve, un indicio claro de que estaba alcanzando una forma superior.

Con un destello brillante, una marca "Y" apareció en su frente, emitiendo una luz cegadora. Las líneas rojas comenzaron a recorrer su pecho y brazos en un patrón intrincado, como si fueran vínculos entre su alma y la fuerza ancestral que lo poseía. Sus ojos, una mezcla entre blanco y rojo, reflejaban el poder y la determinación que llevaba dentro. Cada uno de sus movimientos emitía una presión casi palpable, como si el universo mismo se viera afectado por su transformación.

El poder del omni-yadaratman no solo aumentó su fuerza física, sino también su capacidad para manipular y controlar la energía. Su aura se expandió, haciendo que el espacio alrededor de él se distorsionara. Era como si el tiempo y el espacio mismos se sintieran incómodos con la magnitud de la transformación que estaba sucediendo frente a él.

La amalgama corrupta, al notar la magnitud de la transformación de Victor, retrocedió un poco, pero sus ojos, llenos de maldad, no mostraban miedo. En su lugar, se llenaron de desdén y orgullo, como si se enfrentara a una amenaza digna de su presencia, pero no más. Sabía que este poder de Victor no era común, pero su naturaleza corrupta y su resistencia al daño físico podrían ser una ventaja.

—"¿Es todo lo que tienes, mortal?" —la amalgama murmuró, su voz grave y distorsionada, casi como un eco del mal que se hallaba en su interior.

Victor, ya con el poder del omni-yadaratman fluyendo a través de él, no dudó. Su sonrisa se amplió, confiado, sabiendo que esta era la única oportunidad para derrotar a la amalgama. El aire se cargó de energía a su alrededor, creando ondas invisibles que sacudían el suelo y el cielo.

—"No es lo único que tengo... Esto es solo el principio." —dijo Victor, con una sonrisa desafiante.

Con un estallido de energía, Victor avanzó rápidamente, sus movimientos tan veloces que el espacio parecía deformarse a su paso. La amalgama corrupta intentó defenderse, pero no pudo anticipar el ataque explosivo de Victor, quien comenzó a golpearla con una fuerza descomunal. Cada golpe que daba parecía desintegrar parcialmente a la criatura, pero la corrupción aún no cedía.

Mientras tanto, Joel, al notar que la batalla se intensificaba, también comenzó a sentir el aumento de poder que emanaba de Victor. La entidad con la que estaba luchando parecía debilitada por el poder de Victor, y Joel aprovechó esta oportunidad. Un destello de luz oscura surgió de él, una energía puramente destructiva que liberaba toda su rabia.

Azrakil, observando desde lejos, notó que la batalla estaba a punto de llegar a su clímax. Aunque no sentía la necesidad de intervenir directamente, se percató de la magnitud del conflicto. Este enfrentamiento no solo estaba definiendo el destino de Victor y Joel, sino también el equilibrio de la propia corrupción que había invadido el lugar.

Victor, ahora en su forma más poderosa, concentró toda su energía en un solo golpe. Un destello cegador rodeó su puño, mientras se preparaba para lanzar un golpe definitivo. La amalgama corrupta, aunque resistente, no podría soportar este nivel de poder por mucho más tiempo.

"¡Este es el final para ti!" —gritó Victor, mientras su puño iluminado por la energía del omni-yadaratman impactaba con toda su fuerza contra la amalgama.

La criatura gritó en agonía mientras se desintegraba en una explosión de energía corrupta, disolviéndose en la nada, como si nunca hubiera existido. El poder de la corrupción finalmente fue neutralizado, pero el precio de esa victoria aún no estaba claro.

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El campo de batalla quedó en silencio. Victor, con su poder agotado pero satisfecho, observó cómo el último vestigio de la amalgama se desvanecía en el aire. El omni-yadaratman había demostrado su valía, pero Victor sabía que no podía relajarse aún. Aunque había derrotado a uno de los mayores enemigos, la amenaza de la corrupción seguía acechando.

Mientras tanto, Joel, exhausto pero con una sensación de logro, miró al cuerpo de la entidad desintegrado. Sabía que su propia lucha no había terminado, pero ahora tenía la certeza de que la batalla por las bolitas finalmente se había resuelto.

Azrakil, por su parte, seguía observando en la sombra, sin decir palabra alguna.

Victor apareció en su casa tras atravesar el portal, su cuerpo aún lleno de fatiga y desgaste tras la intensa batalla contra la amalgama corrupta. Su sonrisa de cansancio reflejaba no solo la victoria, sino también la comprensión de que el camino hacia la paz aún estaba lejos. A pesar de la sensación de agotamiento, sabía que siempre había más por hacer, más batallas por enfrentar.

Con un movimiento suave de su mano, comenzó a canalizar energía curativa a través de su cuerpo, permitiendo que sus heridas y cortes se cerraran. El brazo que había perdido comenzó a regenerarse, con la energía pura de su raza envolviéndolo y restaurándolo lentamente. El proceso fue largo, pero con el poder del omni-yadaratman y su capacidad de sanar, no fue un desafío imposible.

Sin embargo, aunque su brazo volvió a su forma original, las marcas en cada punto de regeneración eran inconfundibles. Líneas rojas y cicatrices sutiles cubrían su piel, como si la regeneración misma hubiera dejado una huella, un recordatorio de los cortes y heridas que había sufrido, no solo físicas, sino también emocionales.

Al mirarse en el espejo, Victor suspiró con una ligera mueca. Estas marcas le recordaban que su viaje nunca sería sencillo. Aunque la batalla contra la corrupción había sido ganada, las cicatrices quedaban como un testimonio de su sacrificio y lo que había tenido que perder para llegar hasta aquí.

Se dejó caer sobre el sofá de su casa, cerrando los ojos por un momento. Su mente seguía trabajando en lo que había aprendido y experimentado, pero por ahora, su cuerpo necesitaba descansar. Había enfrentado muchos desafíos, y aunque la batalla había sido ardua, estaba agradecido de estar aún vivo.

El sonido suave de pasos le hizo abrir los ojos. Luci, que había sentido la perturbación del portal y el regreso de Victor, entró en la sala, con una mirada preocupada pero al mismo tiempo llena de amor.

—"¿Todo bien?" —preguntó Luci, acercándose a él y viendo las marcas visibles en su cuerpo.

Victor sonrió levemente, levantando la mano en señal de tranquilidad.

—"Estoy bien... Solo necesito descansar. Estas marcas, bueno... son el precio de ganar." —dijo con tono tranquilo.

Luci se sentó a su lado, tomando su mano con suavidad.

—"No hay batalla sin sacrificio, Victor. Pero lo importante es que estás aquí, y eso es lo que más importa." —respondió Luci, con una sonrisa suave.

Victor la miró, sus ojos reflejando una mezcla de gratitud y cansancio. En ese momento, a pesar de todo lo que había sucedido, se permitió descansar. La guerra no había terminado, pero por ahora, la paz era lo que más necesitaba.

Gaby y Joel entraron a la casa con una sonrisa de satisfacción en sus rostros, sabiendo que finalmente habían logrado recuperar lo que tanto habían buscado. Joel, con un aire de alivio, ya había comido las bolitas, las cuales, para sorpresa de todos, parecían haber regresado a su lugar de forma natural.

El ambiente se sentía relajado mientras ambos se acercaban a la zona común de la casa, donde encontraron a Victor y Luci descansando. Gaby, con una mirada de complicidad hacia Joel, no podía evitar reír un poco ante la situación. Joel, al ver la expresión de Victor, decidió hacer una pequeña broma al respecto, mostrando su satisfacción por la "reparación" de su intimidad.

—"Ya todo está en su lugar, Victor... Todo volvió a la normalidad." —comentó Joel, con una sonrisa amplia.

Victor, que aún estaba en su estado de descanso, levantó una ceja al escuchar las palabras de Joel, pero no dijo nada. Luci, que estaba junto a él, también observó la escena con una ligera sonrisa, entendiendo que la situación era más de lo que parecía a simple vista.

—"Me alegra que todo haya salido bien." —dijo Luci, intentando mantener la situación ligera.

Gaby, mientras tanto, decidió aprovechar el momento para sentarse cerca de Victor, sus ojos curiosos observando las marcas que quedaban en su cuerpo. Notó las cicatrices de su regeneración, pero no dijo nada, prefiriendo no interrumpir el descanso de su padre.

La casa, en medio de todo el caos y las batallas, parecía haber encontrado un breve momento de paz. Aunque las cicatrices y las tensiones seguían allí, había algo en la atmósfera que hacía que todos sintieran que, por una vez, podían descansar y disfrutar de un respiro.

El viaje de cada uno continuaba, pero por ahora, se permitieron disfrutar de lo que parecía una tranquila normalidad.

Gaby observó a su padre, Victor, reposando en la silla, y un suspiro salió de sus labios. Había algo en él que la preocupaba, pero también sentía que todo lo que había pasado, todas las batallas y las dificultades, finalmente les habían dado algo de descanso. Aunque Victor se veía exhausto, Gaby sabía que siempre se recuperaría, tal como lo había hecho en el pasado.

Mientras tanto, Joel, todavía con su ánimo elevado por haber recuperado las bolitas y vuelto a la normalidad, se acercó a Gaby. Le sonrió ampliamente, como si todo estuviera bien, como si nada pudiera interrumpir ese pequeño momento de paz. Azrakil, por otro lado, seguía estando en el peluche, caminando a su propio ritmo y algo molesto por la situación, pero a estas alturas ya se había acostumbrado a la incomodidad. El peluche donde estaba atrapado había dejado de ser un estorbo tan grande y ahora solo parecía una parte más del ambiente.

Azrakil, con su voz grave, miró a Victor y luego a Gaby y Joel, claramente irritado pero también resignado a su situación.

—"¿De verdad esto es lo que me espera?" —preguntó Azrakil, en tono sardónico, mientras se giraba en círculos dentro del peluche. —"Puedo decir que me siento... demasiado limitado aquí."

Joel soltó una pequeña carcajada al escuchar las palabras de Azrakil, no por burla, sino porque entendía perfectamente lo que sentía. A pesar de su naturaleza compleja, Azrakil no era tan diferente de ellos en ciertos aspectos.

"Bueno, amigo, supongo que todo tiene su precio. Al menos no tienes que luchar por ahora," respondió Joel, con tono relajado y una sonrisa satisfecha.

Gaby miró al peluche y, por un momento, se detuvo a pensar en todo lo que había pasado. A pesar de la extraña situación, parecía que las piezas estaban encajando, al menos temporalmente. Había mucho que aún no entendían completamente, pero por fin sentían que podían respirar un poco.

Victor, aunque agotado, levantó la mirada al notar que todos se habían reunido en el mismo espacio. Observó a Gaby, Joel y Azrakil con una ligera sonrisa, sabiendo que aunque el camino aún era incierto, por lo menos tenían el momento para recuperarse y estar juntos.

—"Nos espera mucho aún," murmuró Victor, su voz grave, pero sin perder esa chispa que lo había caracterizado en sus batallas pasadas. —"Pero por ahora, podemos descansar. Disfrutemos de este pequeño respiro."

Gaby asintió en silencio, sintiendo una sensación de alivio mezclada con una ligera inquietud, pero sabía que la paz siempre sería temporal en su mundo. Y mientras tanto, se permitiría disfrutar de ese breve instante de calma.

José y Melisa entraron a la casa con una sensación de alivio tras su intensa sesión de entrenamiento en el bosque. La joven princesa, Melisa, lucía cansada pero satisfecha. Había estado practicando su manejo de habilidades y técnicas bajo la supervisión de su familia, pero como siempre, ella encontraba tiempo para estar con José, su compañero de entrenamiento y amigo cercano. Aunque Melisa tenía un aire de nobleza y elegancia, su verdadera fuerza se revelaba en sus esfuerzos constantes por mejorar.

José, por su parte, era más joven, pero no menos determinado. Aunque solo tenía 15 años, su habilidad para aprender y adaptarse a las técnicas que Melisa le enseñaba le había ganado el respeto de los demás, incluidos los padres de Melisa, quienes, aunque sorprendidos por la madurez de José, nunca dejaron de apoyarlo.

El aire fresco del bosque aún les rondaba cuando entraron a la casa. José cerró la puerta detrás de ellos y se dirigieron hacia la cocina, buscando algo de agua para refrescarse. La casa era espaciosa, pero con un toque cálido y acogedor. Los padres de Melisa estaban fuera en una misión importante, por lo que la casa estaba en silencio, lo que les permitió disfrutar de un poco de tranquilidad.

Melisa, sonriendo, se sentó en una de las sillas del comedor mientras José llenaba dos vasos de agua.

—"Hace mucho calor allá afuera," comentó Melisa, quitándose el sudor de la frente con el dorso de la mano. "¿Te sientes bien?"

José sonrió con una ligera sonrisa tímida mientras le pasaba un vaso. "Sí, solo un poco cansado, pero nada que no pueda manejar."

Melisa observó cómo José parecía siempre mantenerse firme, incluso en los momentos difíciles. Era un chico más joven que ella, pero su conexión era evidente. Habían entrenado juntos durante meses y, aunque José no tenía la misma experiencia, había aprendido mucho de Melisa, quien se había convertido en su mentor.

—"A veces me pregunto," comenzó Melisa, tomando un sorbo de agua mientras miraba por la ventana. "¿Qué nos depara el futuro? ¿Crees que estaremos siempre así, entrenando juntos, aprendiendo y creciendo?"

José se acercó y se apoyó en la mesa, mirando a Melisa. "No lo sé," respondió, pensativo. "Pero por ahora, lo más importante es estar juntos en esto. No me importa el futuro, mientras podamos seguir creciendo."

Melisa sonrió ante la respuesta de José. Había algo especial en él, algo que no se encontraba fácilmente en otras personas. Había una conexión entre ellos, una comprensión mutua que iba más allá de las palabras.

—"No sé si eso es suficiente," dijo Melisa con una mirada pensativa. "Pero quiero creer que sí."

José la miró fijamente por un momento y luego sonrió. "Lo es, Melisa. Lo es."

Ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la paz que les brindaba la casa. Aunque sabían que el futuro siempre traería desafíos, en ese instante, tenían algo mucho más importante: su vínculo, su confianza y su deseo de seguir aprendiendo juntos.

Fin.