Al día siguiente, el primer rayo de luz entró por la ventana de la habitación de Luther, iluminando los rostros de los ocupantes. El murmullo lejano de estudiantes ya despiertos y moviéndose por los pasillos marcaba el comienzo de un nuevo día. Luther abrió los ojos lentamente, acostumbrándose a la luz, y se sentó en la cama con un suspiro.
"Agh... Maldita sea" murmuró mientras se levantaba para vestirse rápidamente. Su uniforme, con detalles bordados que representaban su casa dentro de la academia, era simple pero elegante. Después de ajustarlo y asegurarse de que su capa estaba bien colocada, salió al pasillo.
Mientras caminaba hacia su clase asignada, Luther escuchó pasos rápidos detrás de él. Antes de que pudiera reaccionar, unos brazos se engancharon alrededor de su brazo, acompañados de una voz familiar.
"Holiii" exclamó Elise con entusiasmo, abrazándose a su brazo desde atrás.
Luther giró ligeramente la cabeza, viendo a Elise con una sonrisa amplia y sus ojos llenos de energía matutina. "¿Siempre tienes tanta energía a esta hora?" bromeó mientras ambos caminaban juntos por el pasillo.
"Por supuesto. Además, alguien tiene que asegurarse de que llegues a clase a tiempo," respondió Elise con una sonrisa traviesa.
Antes de que pudieran continuar su conversación, se encontraron con Naomi y Borik, que venían caminando desde el otro extremo del pasillo. Borik, al ver a Luther y Elise juntos, soltó una carcajada.
"¡Pero bueno! Menos mal que eran solo una amiga," comentó Borik, con su característico tono burlón. Naomi, a su lado, levantó una ceja y sonrió de forma enigmática.
"Deberías preocuparte más por no llegar tarde a clase, Borik," replicó Elise, sin soltarse del brazo de Luther.
"Tranquila, tranquila, toxica" respondió Borik, levantando las manos en señal de rendición. "Pero tengo que admitir que es lindo verlos juntos."
Luther rodó los ojos, aunque no pudo evitar sonreír levemente. "¿Tienes algo que hacer además de molestar, Borik?"
"Bueno, en realidad, sí," respondió Borik, revisando un pequeño pergamino que sacó de su bolsillo. "Parece que nos separamos aquí. A Naomi y a mí nos toca en otra clase."
"Buena suerte con eso," respondió Luther, dándole un amistoso golpe en el hombro mientras se despedían.
"Hasta luego.." dijo Naomi, caminando junto a Borik mientras ambos se dirigían a su propia aula.
Elise y Luther continuaron hacia su destino, el aula de Magia Básica. Al entrar, quedaron impresionados por el tamaño del salón, que estaba diseñado como un anfiteatro con gradas semicirculares que rodeaban una plataforma central. En el centro, un escritorio flotaba ligeramente sobre el suelo, junto con varios pergaminos y artefactos mágicos que brillaban con un tenue resplandor.
La profesora Nylaen, una mujer de aspecto cálido y ojos verdes brillantes, les sonrió a todos cuando entraron. Vestía una túnica azul claro y tenía una expresión amigable y entusiasta que contrastaba con la rigidez de algunos de los otros profesores.
"Bienvenidos a su primera clase de Magia Básica" dijo con entusiasmo. "Aquí aprenderemos a manejar los aspectos más esenciales del mana. Esta energía se manifiesta en cada ser y es lo que nos permite utilizar nuestra afinidad mágica. El primer paso es aprender a respetarla y entenderla."
Luther observó con atención mientras la profesora recorría la sala, su presencia era magnética y demandaba respeto.
"Hoy comenzaremos con algo sencillo," continuó Nylaen, levantando una mano. Una pequeña esfera de luz apareció flotando sobre su palma, brillando con un cálido resplandor. "Esta es una manifestación básica de maná puro. Su primera tarea será recrearla."
El salón se llenó de murmullos mientras los estudiantes comenzaban a concentrarse en intentar replicar la esfera de luz. Elise, sentada junto a Luther, frunció el ceño mientras colocaba sus manos frente a ella.
"Esto debería ser fácil, ¿no?" murmuró Elise mientras comenzaba a canalizar su maná.
Luther se enfocó también, cerrando los ojos y sintiendo el flujo de energía dentro de él. Sin embargo, en lugar de una luz cálida, una pequeña chispa oscura apareció sobre su mano, destellando como si estuviera cargada de energía inestable.
Elise lo notó y lo miró con preocupación. "Luther… eso no parece muy básico."
Luther frunció el ceño, tratando de estabilizar la chispa, pero esta desapareció con un leve sonido crepitante. Antes de que pudiera intentar nuevamente, la voz de Nylaen interrumpió sus pensamientos.
"Interesante," dijo la profesora, acercándose a él con una mirada inquisitiva. "Tu flujo de maná parece ser… peculiar."
Luther levantó la vista, encontrándose con la mirada analítica de Nylaen. "¿Eso es malo?" preguntó.
"No necesariamente," respondió ella, con una leve sonrisa. "Pero necesitarás mucho más control. Si quieres, puedo ayudarte después de clase."
Luther asintió lentamente, agradecido por la oferta pero consciente de que había llamado la atención de la profesora, y probablemente también de los otros estudiantes.
El resto de la clase transcurrió entre intentos fallidos y pequeños éxitos por parte de los estudiantes. Al final, Nylaen los despidió con una advertencia.
"Recuerden: la magia no se domina de la noche a la mañana. La práctica y el control son clave. Nos veremos mañana para continuar con este ejercicio."
Mientras salían del aula, Elise miró a Luther con curiosidad. "¿Peculiar, eh? Como siempre destacando." dijo entre risas.
Luther se encogió de hombros, tratando de restarle importancia. "Pues yo solo veo mas problemas."
"Bueno, al menos no explotaste nada," bromeó Elise, haciéndolo reír.
Al final de la clase, Luther y Elise se dirigían al comedor cuando un hombre alto y delgado, vestido con una túnica oscura, se acercó a ellos. Su mirada era penetrante, y Luther sintió una extraña incomodidad en su presencia. Se presentó como el Profesor Seraphis Morvane, el profesor de Alquimia.
"Luther," dijo, mirando al joven directamente a los ojos, "he escuchado sobre tu afinidad única. Estaré a cargo de tus clases privadas en el manejo del mana oscuro. Es un campo desafiante, pero estoy seguro de que con mi guía, lograrás controlarlo."
Luther sintió una mezcla de nervios y curiosidad. No estaba seguro de qué pensar de este profesor, cuya expresión fría y controlada le causaba cierta inquietud.
"Gracias, profesor," respondió con una leve inclinación de cabeza.
Elise lo miró con preocupación cuando Seraphis se alejó.
"Ese profesor… hay algo extraño en él, ¿no crees?" susurró ella.
Luther asintió, compartiendo la intuición de Elise. Había algo en la presencia del profesor Seraphis que despertaba en él una sensación de alerta. Sin embargo, sabía que necesitaba aprender a controlar su poder, y si eso significaba aceptar su ayuda, lo haría.