Tras la explicación teórica, Nylaen guió a los estudiantes a un ejercicio práctico.
"Ahora intentaremos un ejercicio básico de absorción de mana ambiental," indicó Nylaen. "Cierren los ojos, respiren profundamente y sientan el mana flotando a su alrededor. Si pueden sentir el flujo, intenten guiarlo hacia su núcleo de mana en el pecho."
Luther respiró hondo y cerró los ojos, intentando concentrarse. Podía sentir una leve vibración en el ambiente, como si el mana fuera una corriente invisible que pasaba junto a él. Con cada respiración, intentaba guiar esa energía hacia su núcleo, pero la sensación era tenue y escurridiza.
"Recuerden, este proceso es lento al inicio," aclaró Nylaen con tono amable. "No se desesperen si no lo logran de inmediato. Con el tiempo y la práctica, serán capaces de absorber y canalizar el mana ambiental con más facilidad."
Mientras Luther se esforzaba en el ejercicio, un susurro burlón rompió su concentración.
"Miren, el rarito del mana oscuro ni siquiera puede hacer un ejercicio básico," se mofó Ithan desde el otro lado del salón.
El comentario de Ithan provocó risas entre algunos de los estudiantes, y Luther sintió cómo su concentración se rompía por completo. La energía se desestabilizó y una pequeña chispa oscura brotó de su mano antes de desvanecerse. Enojado, bajó la vista, intentando ignorar las miradas curiosas para no caer en su tentación.
"Basta, Ithan," dijo Nylaen en tono severo. "Aquí todos están para aprender. El respeto es esencial."
Ithan rodó los ojos, pero guardó silencio, aunque su expresión burlona permanecía intacta. Luther se obligó a concentrarse de nuevo, recordando las palabras de Nylaen y el apoyo de Elise.
Tras el agitado ejercicio de absorción de mana en la clase de Magia Básica y el desagradable comentario de Ithan, Luther y Elise se encaminaron hacia el comedor, intentando dejar atrás las tensiones del aula. El comedor era un amplio salón adornado con estandartes de reinos legendarios, mesas largas y un murmullo constante de estudiantes de todas las edades y afinidades mágicas.
Elise y Luther se sentaron en una mesa intermedia, no muy lejos de la zona donde los estudiantes veteranos solían reunirse. El aroma a especias y pan recién horneado llenaba el aire, y el tintineo de vajillas marcaba el ritmo de la comida. Luther, aún un poco irritado por la burla de Ithan, se sumió en sus pensamientos mientras Elise se fijaba en cada detalle del salón, intentando distraerlo con comentarios sobre la decoración o el menú del día.
De repente, una conmoción en la entrada del comedor atrajo su atención. Un grupo de estudiantes de quinto año entraba con un porte imponente, como si el mundo les perteneciera. Sus pasos resonaban con seguridad, y un bullicio se extendió por las mesas conforme la gente se percataba de su presencia.
"¿Qué ocurre?" preguntó Luther, notando cómo Elise dejaba la cuchara en el plato y erguía la espalda con un brillo de asombro en los ojos.
Elise, conteniendo una sonrisa nerviosa, señaló con la barbilla hacia el grupo. "¿No lo sabes? Es Luka Thalamar, junto con Revan y su séquito."
Luther un poco extrañado le pregunta, "¿Quien es ese?".
Al escuchar esto Elise quedo impactada como si fuera algo normal conocerlos, por lo que soltó un grito del impacto y dijo: "¿QUE?! ¿Cómo no lo conoces?!", para luego tomar un breve respiro y empezar a gritar sin poder contenerse la emoción "¡Luka es uno de los magos más reconocidos de la academia! Está en el último año y en la misma clase que la princesa. Dicen que es su prometido y ha ganado el torneo anual del reino cuatro años seguidos. Es considerado el mejor mago de la década."
Mientras Elise seguía hablando sin parar sobre Luka y sus hazañas Luther se fijó entonces en Luka. Era un chico de complexión esbelta, porte noble y una sonrisa segura hasta lo indecible. Su presencia irradiaba confianza, ese tipo de confianza que puede resultar fascinante para algunos y exasperante para otros. Junto a él, Revan, el hijo de Sir Aldric, jefe de los caballeros del reino, mostraba el mismo aire de soberbia. Un par de seguidores más completaban el séquito, admiradores y aduladores silenciosos que parecían enorgullecerse de estar en su compañía.
"Así que el prometido de la princesa…" murmuró Luther, sin demasiado entusiasmo. En lugar de impresionar, la actitud de Luka y compañía le resultaba agresivamente arrogante.
"Mira, están buscando a alguien" susurró Elise, emocionada y nerviosa, como si presenciara la entrada de celebridades.
Luther notó que Luka observaba el comedor con mirada crítica, como si evaluara la calidad de la audiencia. De pronto, Luka sonrió con esa confianza inquebrantable y fijó su mirada en Luther.
"¿A mí?" pensó Luther, entrecerrando los ojos. "Mierda lo que faltaba" No tenía idea de por qué alguien como Luka estaría interesado en él, un recién llegado sin gloria ni renombre.
Como si hubiera leído sus pensamientos, Elise se inclinó hacia Luther, su voz temblando de emoción contenida. "C-creo que vienen hacia nosotros" dijo sin apartar la mirada de Luka, mientras su mano se apoyaba ligeramente en el brazo de Luther para contener un pequeño temblor.
Luther no mostró emoción alguna más allá de un leve tensar de la mandíbula. Mantuvo el contacto visual con Luka, adoptando una postura firme. El pasillo entre las mesas parecía alargarse mientras el séquito avanzaba, dejando un rastro de susurros y miradas curiosas.
Revan venía un paso atrás de Luka, con la barbilla en alto, evaluando a los presentes con cierto desdén. Los demás del séquito seguían a Luka y Revan, sin perder la actitud soberbia que los caracterizaba. Era evidente que se consideraban el centro de atención y se deleitaban con ello.
Finalmente, Luka se detuvo frente a Luther, su sonrisa afilada y confiada, mientras Revan y los demás se situaban ligeramente a sus espaldas, creando una pequeña barrera simbólica con su presencia.
"Así que tú eres Luther, ¿eh?" dijo Luka con voz clara y un toque de diversión, como si estuviera analizando un nuevo objeto interesante en su colección.
"Tengo algo que hablar contigo, no se si podríamos" paro por un momento para mirar a su alrededor "ir a un sitio mas tranquilo..." dijo mientras volvía su mirada hacia ellos con su sonrisa picara característica.
Elise apenas contuvo un suspiro y apretó el brazo de Luther, sin atreverse a decir palabra. Luther se mantuvo firme, cruzando los brazos con calma. No tenía ni idea de qué podría querer aquel reputado mago con él, pero no pensaba dejarse intimidar fácilmente. El comedor había enmudecido, como si el tiempo se hubiera detenido en la expectativa de aquel encuentro, donde la fama y el poder de los veteranos chocaban con la incertidumbre de los recién llegados.