Luther y Elise viajaban en la carroza, sus miradas fijas en el paisaje cambiante que los llevaba hacia la academia. El trayecto, aunque relativamente tranquilo, estaba lleno de emociones. Elise, con los ojos brillantes de anticipación, se giró hacia Luther.
"¿Estás nervioso?" preguntó con una sonrisa ligera.
Luther, recostado en el asiento, se encogió de hombros. "No diría nervioso… más bien curioso. Aunque, con todo lo que ya hemos visto, no se si debería estarlo."
La carroza finalmente llegó a su destino. Cuando ambos bajaron, sus ojos se encontraron con una vista impresionante: la academia se alzaba como un gigante de piedra y cristal. Los edificios eran majestuosos, con torres que parecían acariciar las nubes y amplias escaleras que conducían a enormes puertas adornadas con grabados mágicos que brillaban tenuemente. Los terrenos estaban impecablemente cuidados, y los caminos adoquinados serpenteaban entre jardines llenos de flores exóticas.
"Es… enorme" susurró Elise, incapaz de apartar los ojos de las estructuras.
Luther asintió, "Siempre me dicen lo mismo", dijo intentando mantenerse serio.
"N-No me refería a eso idiota..." dijo Elise, mientras golpeaba en el brazo a Luther el cual intentaba contenerse la risa.
Luego de eso ambos siguieron al resto del grupo de estudiantes que se reunían en el patio principal. Allí, un joven con una insignia en el pecho, evidentemente un estudiante veterano, los esperaba con una sonrisa confiada. Vestía el uniforme de la academia, pero el suyo tenía detalles dorados que indicaban su estatus como alumno de último año.
"Bienvenidos, novatos" dijo con una voz enérgica que resonó en el patio. "Mi nombre es Darius, y seré su guía durante el recorrido de hoy. La directora me ha encargado que les dé una introducción a la academia antes de su discurso de bienvenida."
Darius dio una breve pausa, permitiendo que los murmullos de los estudiantes se calmaran antes de continuar.
"Primero, les mostraré sus habitaciones. Síganme."
El grupo lo siguió mientras los conducía hacia los dormitorios, que estaban ubicados en un edificio separado del resto de la academia. Los dormitorios eran amplios y bien iluminados, con dos alas claramente marcadas: una para chicos y otra para chicas.
"Cada uno de ustedes tendrá una habitación asignada, sin embargo las habitaciones serán para 4 personas, por lo que tendrán que convivir con algunos de sus compañeros" explicó Darius. "Aquí podrán descansar, estudiar y… bueno, tratar de no meterse en problemas. Las normas son claras: nadie cruza a las habitaciones del ala opuesta. No quiero escucharlos llorar si terminan castigados en su primera semana."
Hubo algunas risas nerviosas en el grupo mientras Darius los conducía hacia el gimnasio. La estructura era imponente, con grandes ventanales que dejaban entrar la luz natural. Adentro, se podían ver varias áreas designadas para distintos tipos de entrenamientos. Había un gran ring en el centro, rodeado de graderíos, y varios espacios para combates mágicos.
"Aquí es donde tendrán sus clases de combate mágico" continuó Darius, señalando las áreas del gimnasio. "También se realizan torneos y combates cada semestre. Así que, si alguno de ustedes cree que es un prodigio, este es el lugar para probarlo."
El grupo murmuró impresionado, y algunos ya parecían emocionados por demostrar sus habilidades. Luego, los guió hacia el exterior, donde se encontraba el campo de entrenamiento. Era un terreno abierto, delimitado por círculos mágicos que brillaban débilmente.
"Este es el campo de entrenamiento al aire libre. Aquí podrán practicar su magia sin preocuparse por destruir el gimnasio" bromeó, ganándose algunas risas.
Un estudiante levantó la mano, señalando una zona cerrada donde se veían figuras practicando con espadas. "¿Qué hay en la zona de allá?"
Darius miró hacia donde señalaba el estudiante y asintió. "Esa es el área de entrenamiento del Departamento de Caballeros, no tienen que preocuparse por esos debiluchos. Aquí en la academia tenemos varios departamentos: el de caballeros, para quienes desean perder su tiempo y estudiar para volverse un mero caballero del reino; el departamento mágico, que es para los que desean destacar y ser alguien en la vida donde se enfoca en entrenar a magos de combate; el departamento arcano, el cual esta lleno de nerds que estudian la magia o algo así, antes innovaban y descubrían nuevos tipos de magia pero desde hace ya varias décadas que no logran nada; y, por último, el departamento de alquimia."
Hubo un murmullo generalizado entre los estudiantes al escuchar la palabra alquimia. Uno de ellos preguntó con curiosidad:
"¿Alquimia?"
Darius se sorprendió ya que se olvido explicar sobre eso y con una leve sonrisa de vergüenza dijo: "Jajaja... No pensé que les iba a interesar eso... La alquimia era muy relevante antes de que los invocados llegaran a Aether. Sin embargo, con los avances del departamento arcano en el estudio del maná, la alquimia quedó desplazada. Hoy en día, pocos la estudian, y se rumorea que este año podrían cerrar el departamento si no consiguen suficientes estudiantes."
La situación generó algunas risas y comentarios burlones en el grupo. Luther, aunque no comentó nada, frunció el ceño. Algo en la forma en que Darius hablaba de la alquimia despertaba una vaga curiosidad en él.
Finalmente, Darius los condujo a la biblioteca. Era un edificio colosal, con paredes de cristal y columnas que parecían sostener el cielo. Al entrar, muchos de los estudiantes quedaron boquiabiertos al ver los interminables estantes llenos de libros que se alzaban hasta el techo, conectados por pasarelas y escaleras.
"Y esta es la joya de la academia" anunció Darius, con un evidente tono de orgullo. "Nuestra biblioteca. Aquí encontrarán libros sobre todo lo que puedan imaginar: historia, magia, alquimia… si es que a alguien le interesa" agregó con una sonrisa burlona.
Antes de que pudiera continuar con la historia de la biblioteca, un sonido interrumpió la tranquilidad. Una voz femenina resonó por los pasillos a través del intercomunicador mágico.
"Todos los estudiantes, por favor diríjanse al auditorio principal para el discurso de bienvenida."
Darius suspiró y les hizo un gesto para que lo siguieran.
"Bueno, eso concluye nuestro pequeño tour. Ahora, prepárense. La directora no es alguien que le guste repetir las cosas."
Luther, Elise y el resto del grupo siguieron a Darius en silencio hasta el auditorio principal. A medida que se acercaban, podían escuchar el murmullo de cientos de voces resonando dentro del imponente edificio. Las puertas del auditorio, de madera oscura tallada con símbolos mágicos que brillaban tenuemente, se abrieron para revelar un vasto espacio lleno de estudiantes.
El auditorio era deslumbrante. Los asientos estaban dispuestos en un semicírculo ascendente, ofreciendo a todos una vista perfecta del escenario central. En el techo, un gran mural mágico mostraba una danza de constelaciones en movimiento, que brillaban con una luz suave y relajante. Cientos de estudiantes ya ocupaban la mayoría de los asientos, y el sonido de sus conversaciones llenaba el aire.
"Esto es impresionante…" murmuró Elise, sus ojos recorriendo cada detalle.
Luther asintió, apenas capaz de articular una respuesta. La magnitud del lugar y la energía del ambiente le resultaban abrumadoras.
Darius los llevó hacia los pocos asientos libres en la última fila. "Rápido, tomen asiento. Ya va a empezar" dijo con prisa.
Luther y Elise se sentaron juntos, observando cómo las luces del auditorio se atenuaban lentamente hasta que todo quedó sumido en la oscuridad. Una única luz se encendió en la tarima del fondo, enfocándose en un podio tallado en madera con grabados dorados que parecían cambiar de forma con cada parpadeo.
Un silencio absoluto cayó sobre el auditorio cuando una figura comenzó a caminar hacia el podio. La mujer irradiaba una presencia imponente, con una túnica negra adornada con bordados dorados que parecían reflejar las estrellas. Su cabello plateado caía en ondas brillantes sobre sus hombros, y sus ojos, de un azul intenso, parecían atravesar a cada persona en el auditorio.
Cuando llegó al podio, su voz resonó con una fuerza tranquila pero autoritaria que capturó la atención de todos.
"Bienvenidos a la Academia Mágica de Ethelia. Soy Ethel Arannis, su directora."