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Chapter 25 - Fragmentos del Abismo

Luther despertó confundido, rodeado por un vacío infinito y oscuro. No había ni suelo ni cielo, solo una ausencia absoluta de luz y sonido. Se levantó lentamente, palpando el espacio alrededor como si pudiera encontrar algo tangible, pero no había nada. "¿Dónde estoy?" murmuró, su voz resonando en ecos profundos y solitarios. Gritó, pero sus palabras solo rebotaron en la oscuridad, sin respuesta alguna.

El tiempo transcurría, aunque Luther no podía decir cuánto. Horas, días, o tal vez minutos. La nada lo envolvía, y su mente comenzaba a fragmentarse bajo la presión del aislamiento. Desesperado, se llevó las manos a la cabeza y gritó nuevamente. Justo cuando la desesperación estaba a punto de consumirlo por completo, algo cambió.

En la distancia, una pequeña luz apareció, rompiendo la oscuridad con un brillo débil. Luther entrecerró los ojos, enfocándose en la fuente de aquel destello. "¿Qué es eso...?" susurró para sí mismo. Sin pensarlo dos veces, comenzó a correr hacia ella. La luz crecía en intensidad con cada paso que daba, adquiriendo un tono morado profundo que pulsaba como si tuviera vida propia.

Finalmente, llegó al origen de la luz: un orbe flotante, resplandeciente con una energía inquietante. De su superficie caía un líquido espeso de color morado que, al tocar el vacío, se oscurecía y se desvanecía como si nunca hubiera existido. Luther se quedó boquiabierto, observando el objeto con una mezcla de fascinación y temor.

Incapaz de resistir su curiosidad, extendió lentamente una mano temblorosa hacia el orbe. Tan pronto como lo tocó, un torrente de imágenes invadió su mente, forzándolo a caer de rodillas. Todas las memorias de su vida pasaron frente a él a una velocidad vertiginosa: su infancia, su entrenamiento, sus batallas. Cada momento significativo se reproducía con una claridad desgarradora.

Las imágenes llegaron al presente y luego comenzaron a avanzar hacia algo que Luther no reconocía. Vio una guerra, una masacre inhumana. Montañas de cadáveres cubrían el paisaje mientras un hombre, cubierto de sangre, se alzaba sobre ellos. Con movimientos brutales y precisos, este hombre seguía matando sin cesar, dejando tras de sí un rastro de muerte y destrucción.

"¿Qué... qué es esto?" susurró Luther, horrorizado. La escena se detuvo, congelándose en el instante en que el hombre, cubierto de sangre, comenzó a limpiarse con tranquilidad. Luther no entendía lo que estaba viendo, pero un escalofrío recorrió su espalda cuando el hombre se giró ligeramente y habló con una voz que resonaba profundamente en su mente.

"Así que ya llegaste, ¿eh? Un poco tarde, Luther."

Luther quedó inmóvil, el corazón golpeándole con fuerza en el pecho. "¿Quién eres? ¿Qué significa todo esto?" gritó, pero temía la respuesta.

El hombre terminó de girarse, y Luther sintió como si el aire se escapara de sus pulmones. Era él. El hombre que había visto asesinar y masacrar era una versión de sí mismo, pero diferente. Sus ojos brillaban con un intenso color morado, y marcas negras cubrían su rostro, dándole un aspecto casi demoníaco.

El hombre sonrió, una sonrisa torcida y llena de cinismo, y dijo: "¿Quién soy? Vamos, Luther, sabes quién soy. Yo soy tú."

Luther se quedó paralizado, su mente luchando por procesar lo que estaba viendo y escuchando. "¡No! ¡Eso no es posible! Yo jamás haría algo así... yo no soy un monstruo..."

La figura dio un paso hacia él, inclinándose ligeramente mientras mantenía esa sonrisa perturbadora. "¿No? Entonces explícame por qué estoy aquí. Porque si no soy tú, ¿cómo es que sabes que esta masacre te pertenece? Ya es demasiado tarde para negarlo, Luther. Esta oscuridad que tanto temes... siempre ha sido parte de ti."

Antes de que pudiera responder, Luther sintió como si el suelo bajo él se desmoronara. La figura se desvaneció junto con el orbe, y todo se volvió oscuro nuevamente. Cayó, sintiendo el vacío tragárselo por completo.

Luther despertó sobresaltado, respirando con dificultad. Su corazón latía como si estuviera a punto de explotar. Sus ojos buscaron desesperadamente algo conocido mientras sus sentidos trataban de orientarse. Poco a poco, se dio cuenta de que estaba en una cama de hospital.

Miró sus manos, temblorosas, buscando las marcas negras, pero no había nada. Tocó su rostro y su pecho, asegurándose de que todo estuviera en su lugar. "¿Fue un sueño...?" se preguntó, todavía sintiendo el eco de esa voz en su mente.

La puerta del cuarto se abrió lentamente, y una enfermera entró con una expresión de sorpresa al ver que Luther estaba despierto. Sus ojos se abrieron como platos, pero antes de que pudiera decir algo, Luther intentó hablarle.

"¿Qu... Que pasó?" preguntó con la voz áspera y débil.

La enfermera, como si estuviera demasiado impactada para responder, retrocedió un par de pasos, murmurando algo ininteligible. Sin decir nada más, salió rápidamente de la habitación, cerrando la puerta tras de sí. El sonido del cierre resonó en la habitación, dejándolo nuevamente solo.

Luther intentó moverse, pero un repentino y agudo dolor de cabeza lo detuvo. Se llevó las manos a las sienes, apretando los dientes mientras un mareo lo hacía tambalear. Las luces de la habitación parecían parpadear a su alrededor, y un zumbido agudo llenó sus oídos. Entonces, una voz familiar, apenas un susurro, resonó en su mente.

"Luther…"

El susurro era inconfundible. La voz era grave, gélida y cargada de una intensidad que él conocía demasiado bien. Twilight.

"¿Twilight Eres tú? ¿Estás ahí?" preguntó, su tono lleno de desesperación y esperanza. Miró alrededor frenéticamente, como si esperara ver algo en la habitación vacía.

No hubo respuesta. Solo un silencio ensordecedor. Luther insistió, llamándolo una y otra vez. Cada vez que no obtenía respuesta, la frustración y la decepción crecían en su interior, dejándolo con un vacío aún mayor. Finalmente, bajó la cabeza, derrotado.

De repente, la puerta se abrió de golpe, y alguien entró con pasos rápidos y decididos. Luther levantó la vista justo a tiempo para ver a la princesa Selene, su vestido de tonos plateados brillando bajo la luz tenue de la habitación. Sus ojos, llenos de preocupación, se encontraron con los de él mientras cerraba la puerta tras de sí con rapidez.

Selene lo observó por un momento, como si estuviera evaluando su estado, y luego dejó escapar un profundo suspiro de alivio.

"Por fin despiertas… pensé que no lo lograrías" dijo, su voz suave, pero con un temblor que delataba su preocupación.

Luther intentó responder, pero su cabeza todavía latía con fuerza. Selene notó su malestar y se acercó rápidamente, colocando una mano firme pero delicada en su hombro.

"No te sobre esfuerces, Luther. Acabas de despertar, aun tienes que descansar." Sus palabras eran reconfortantes, pero había una sombra en su mirada, como si estuviera ocultando algo.

Luther, aún tambaleándose entre la confusión y el dolor, la miró fijamente y logró balbucear:

"¿Qué pasó...? ¿Dónde estoy...? ¿Qué estás haciendo aquí...?"

Selene dudó por un momento, su expresión cambiando a una mezcla de alivio y seriedad.

"Estás en la enfermería. Fuiste encontrado en el bosque... inconsciente, rodeado de destrucción. Aun no sabemos exactamente qué ocurrió, pero…" Hizo una pausa, como si lo que estaba por decir fuera difícil de admitir. "…parecía como si una fuerza oscura hubiera pasado por allí."

Las palabras de Selene hicieron eco en su mente, y de inmediato la imagen de sus manos ennegrecidas y el orbe morado volvieron a él. Su pecho se apretó, y un temor indescriptible lo invadió.

"¿Y Elise?" preguntó, ignorando el resto. Su voz era un ruego, casi quebrada.

Selene bajó la mirada, como si no quisiera responder. "Está a salvo" dijo finalmente, sin muchos detalles. Luego lo miró directamente a los ojos ". Pero Luther… necesitamos hablar."