Una vez terminado el día, con el cuerpo pesado y el sudor pegado a su piel, Luther se dejó caer sobre un banco cercano. El sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas, pintando el cielo con tonos anaranjados y púrpuras que contrastaban con el cansancio que sentía. Sus músculos protestaban por el esfuerzo, pero en su mente resonaban las palabras de la princesa Selene: "Ven a verme mañana a la noche."
Recordando la cita, Luther se levantó con un suspiro y se dirigió al área de duchas. El agua fría que cayó sobre su cuerpo fue un alivio bienvenido, eliminando el sudor y despejando su mente. Mientras se secaba, pensó en lo que podría querer la princesa. "¿Por qué querría hablar conmigo? ¿Tiene algo que ver con el mana oscuro? ¿O hay algo más?" Las preguntas rondaban su mente sin cesar, pero no encontraba respuestas.
Con ropa limpia y el cabello aún húmedo, Luther caminó por los pasillos del castillo, guiado por las luces tenues de las antorchas. Llegó al despacho de la princesa, donde la puerta estaba entreabierta, dejando escapar un suave resplandor. Tomó aire profundamente y tocó la madera ligeramente antes de empujarla con cuidado.
La princesa Selene lo esperaba del otro lado, sentada detrás de un amplio escritorio adornado con libros antiguos y pergaminos. Su cabello dorado brillaba bajo la luz cálida de las lámparas, y su expresión era serena pero atenta.
"Gracias por venir, Luther," dijo, su voz suave como siempre, pero con un tono que sugería que lo que iba a decir era importante.
"Por favor, toma asiento," dijo Selene, señalando una silla frente a su escritorio. Luther se sentó, todavía algo tenso, mientras la princesa lo miraba directamente, evaluándolo con cuidado antes de hablar.
"Lo que te sucedió hoy, Luther, no es una señal de fracaso," comenzó, con un tono que mezclaba compasión y firmeza. "Tu afinidad con el mana es increíblemente alta, y eso tiene consecuencias tanto buenas como malas. El mana oscuro es una energía poderosa, pero también peligrosa si no se controla adecuadamente. El dolor que experimentaste hoy fue por la violencia con la que el mana intentó formar tus circuitos."
Luther bajó la mirada, sus manos temblaban ligeramente al recordar la intensidad del dolor que había sentido. "¿Significa eso que nunca podré controlarlo? Si duele tanto cada vez que lo intento…"
Selene sonrió con gentileza, levantando una mano para acariciarlo y calmar sus dudas. "Podrás controlarlo. Pero necesitarás tiempo y, sobre todo, paciencia. Los que tienen alta afinidad con el mana oscuro tienden a ser más sensibles a los espíritus y pensamientos de este tipo de energía. Y esos pensamientos no siempre son benignos. El mana oscuro es, por naturaleza, volátil. Si no lo dominas, puede llegar a consumirte."
Luther la miró, ahora más angustiado que antes. La idea de que algo dentro de él pudiera destruirlo lo aterrorizaba. "¿Y cómo lo controlo?"
Selene suspiró levemente, observando el fuego en la chimenea antes de volver a mirarlo. "Aprenderás a sentirlo, a escuchar los susurros del mana y a ignorar los que intenten desviarte. Será un proceso largo, pero no estarás solo. Yo estaré aquí para guiarte, y siempre que necesites ayuda, la tendrás."
Las palabras de Selene le dieron a Luther un pequeño rayo de curiosidad. No había esperado recibir tanto apoyo de la princesa, pero el hecho de que ella mencionara "susurros del mana" le traía recuerdos a Twilight.
"Gracias," murmuró finalmente Luther, aunque aún no comprendía realmente la situación. Sin embargo, la certeza de que alguien como la princesa confiaba en él era suficiente para mantenerlo en pie por ahora.
Selene sonrió suavemente y se levantó de su asiento. "Es tarde ya. Deberías descansar. Mañana será otro día de entrenamiento, y necesitarás todas tus fuerzas."
Luther, tras la intensa conversación con la princesa, se preparó para salir del despacho. Se levantó del asiento, aún procesando la cantidad de información que acababa de recibir. Mientras se dirigía hacia la puerta, Selene lo detuvo con una leve inclinación de su voz.
"Espera, Luther," dijo con un tono suave pero serio.
Él se giró, notando que la princesa había bajado ligeramente la mirada, como si estuviera considerando cuidadosamente sus palabras.
"Quiero disculparme por mi reacción durante tu prueba," comenzó, su tono cargado de una sinceridad palpable. "Sé que pudo haberte incomodado, pero la pureza de tu mana... Es algo que nunca antes había visto en un humano."
Luther parpadeó, desconcertado. "¿P-pureza?" preguntó, tropezando ligeramente con la palabra.
Selene asintió. "Sí. Normalmente, el mana de un humano invocado es inestable y toma tiempo adaptarse a este mundo. Pero lo tuyo es diferente. Es tan puro como el mana de alguien que ha crecido junto a una fuente poderosa durante toda su vida. Es... casi imposible para alguien que acaba de llegar a Aether."
Luther sintió cómo un escalofrío recorría su espalda. La descripción de Selene no hacía más que reforzar sus propias dudas. "¿Eso es malo?" preguntó, intentando ocultar la angustia en su voz.
La princesa negó con la cabeza, pero su expresión se mantuvo seria. "No es malo, pero es extraño. Muy extraño. Por eso me sorprendí tanto durante tu prueba. Tu conexión con el mana oscuro y arcano es algo que podría hacerte destacar enormemente... o condenarte si no lo controlas."
Luther asintió lentamente, sintiendo que cada palabra de Selene añadía más peso a sus hombros. Sus pensamientos volaron de inmediato hacia Twilight. "¿Será por él? ¿Tiene algo que ver con este mundo?"
Selene dio un paso hacia él, poniendo una mano ligera sobre su brazo. "No dejes que esto te consuma, Luther. Lo importante ahora es que te concentres en aprender y en controlar tus habilidades. Lo que sea que te haya traído aquí, tiene un propósito para ti."
Con una sonrisa amable, retiró su mano y volvió a su lugar junto a la mesa. "Ve a descansar. Mañana será otro día, y necesitarás todas tus fuerzas para lo que viene."
Luther, aún en shock, inclinó la cabeza ligeramente en agradecimiento. "Gracias, princesa," murmuró, antes de darse la vuelta y salir del despacho.
Luther cerró suavemente la puerta del despacho detrás de él, con la mente inundada de preguntas y pensamientos confusos. Mientras caminaba por el pasillo en dirección a su dormitorio, las palabras de la princesa resonaban en su cabeza.
"Es como si hubieras sido criado junto a una gran fuente de mana toda tu vida."
El comentario lo había dejado petrificado. No entendía exactamente lo que significaba, pero sabía que algo no encajaba. Twilight, la voz que lo había acompañado durante años, podría ser la clave para entender lo que estaba sucediendo. Sin embargo, desde que había llegado a este mundo, Twilight no se había manifestado ni una sola vez.
"¿Podría Twilight estar conectado a este mundo? ¿O quizá... el tiene algo que ver en todo esto?"
El pasillo estaba iluminado tenuemente por antorchas que proyectaban sombras danzantes en las paredes de piedra. El sonido de sus pasos parecía resonar más fuerte en el silencio de la noche, y cada eco le recordaba lo solo que estaba en este momento. La sensación de que algo grande estaba detrás de todo esto lo inquietaba más de lo que quería admitir.