Justo después de que Radek anunciara a los cinco mejores, el sonido de pasos firmes y resonantes llamó la atención de todos. Sir Aldric y la princesa Selene se acercaban a la explanada, seguidos por un pequeño grupo de caballeros de élite. La presencia de ambos era imponente, y cada paso parecía transmitir una autoridad indiscutible.
Los invocados enmudecieron mientras observaban a los líderes que los habían traído a este mundo, conscientes de la importancia de la ocasión. Sir Aldric, con una sonrisa de satisfacción en su rostro, se detuvo junto a Radek y dirigió su mirada hacia los cinco destacados.
"Hoy han demostrado su fortaleza física y su capacidad para soportar las duras pruebas de nuestro reino," comenzó Sir Aldric, su voz profunda y resonante. "No es una hazaña pequeña. Naomi, Luther, Ithan, Borik y Elise," dijo, pronunciando cada nombre con un tono de respeto, "ustedes han sobresalido en un grupo de invocados de diferentes mundos. No solo su esfuerzo les ha traído hasta aquí, sino su voluntad de adaptarse a lo desconocido."
La princesa Selene, de pie junto a él, añadió con una voz suave pero firme: "Apreciamos el coraje de cada uno de ustedes, pero sepan que esto es solo el comienzo. En Aether, la habilidad física es solo una parte del poder que este mundo puede ofrecer. También existe el maná, la esencia misma que permite a nuestras habilidades florecer. Y en algunos, esa conexión puede ser aún más fuerte."
Sir Aldric asintió ante las palabras de Selene y luego giró hacia Radek, quien aguardaba las órdenes. "Capitán Radek, proceda con la prueba de maná."
La siguiente prueba consistía en controlar el mana. Los invocados formaron una fila y Radek les explicó lo que debían hacer.
"Es sencillo," dijo, levantando una esfera de cristal. "Solo deben tocar con la palma de sus manos esta esfera para imbuir su mana en ella y que esta determine su afinidad con el tipo de mana."
Radek comenzó a explicar los tipos de mana:
- Mana Arcano (blanco): El más común, utilizado para magia elemental básica y hechizos convencionales.
- Mana Vital (naranja): Utilizado para curar y aumentar la vitalidad. Controla la regeneración de heridas.
- Mana Elemental: Dividido en:
Fuego (rojo), Agua (azul oscuro), Tierra (verde), Aire (celeste) y Rayo (amarillo). Este tipo de mana permite manipular los elementos naturales con gran destreza.
- Mana Oscuro y Mana Divino: Eran extremadamente raros, y normalmente estaban ligados a razas específicas. La afinidad con ellos era casi inexistente en humanos.
"Cuanto más brillante sea el color, mayor será su afinidad con el mana," explicó. "Si su color es opaco... bueno, no hace falta decir que no deberían esperar usar magia eficientemente en su vida."
Uno a uno, los invocados comenzaron a acercarse a la esfera de cristal, colocando sus manos temblorosas sobre la superficie mientras contenían la respiración. Radek observaba cada reacción con frialdad, evaluando la intensidad y el color del brillo de cada invocado.
Naomi fue la primera de los cinco destacados en acercarse. Con una expresión segura, colocó la palma de su mano sobre la esfera, y en cuestión de segundos, un intenso resplandor rojo llenó el cristal, iluminando el rostro de Naomi con una luz ardiente. La intensidad del color era tal que el mismo Radek alzó las cejas con una mueca de aprobación.
"Fuego," dijo Radek, en un tono que sugería respeto. "Y con una gran afinidad. Tienes potencial niña."
Naomi apartó su mano, y una chispa de emoción se reflejaba en sus ojos al retroceder.
Ithan fue el siguiente. Sus ojos analizaban la esfera con cautela mientras extendía su mano. Al tocarla, dos colores brillantes emergieron casi al instante: un profundo azul y un blanco radiante, iluminando la esfera con una intensidad que dejó claro el poder que albergaba.
"Agua y Arcano," anunció Radek, observando a Ithan con una leve sonrisa de reconocimiento. "Una combinación poderosa y rara. Útil si aprendes a controlarlos."
Ithan asintió, mostrando apenas una sonrisa antes de retirarse con los ojos brillando por su éxito.
Luego llegó el turno de Borik, quien, con su habitual sonrisa confiada, colocó su mano sobre la esfera. De inmediato, tres colores brillaron al unísono: blanco, rojo y verde. El resplandor era intenso, aunque no alcanzaba la pureza del de Naomi o Ithan.
"Tierra, Fuego y Arcano," murmuró Radek, entrecerrando los ojos. "Versátil. Tendrás que trabajar duro para aprovechar esa afinidad múltiple."
Radek hizo una pequeña pausa para decir entre risas: "Vaya parece que no son tan inutiles como pensaba jajaja..."
Borik asintió con una mezcla de orgullo y determinación, echándole una rápida mirada a Luther antes de apartarse, como si le estuviera deseando suerte en silencio.
Elise fue la siguiente. Colocó su mano sobre la esfera con una calma que ocultaba bien su nerviosismo. Al instante, cuatro colores diferentes llenaron el cristal: un suave naranja, el blanco del maná arcano, un verde vibrante y un celeste que brillaba con claridad.
"Vital, Arcano, Tierra y Aire," dijo Radek, impresionado. "Pocas veces he visto una afinidad con tanta diversidad."
Elise retiró la mano, con una mezcla de alivio y satisfacción, consciente de las posibilidades que ese resultado le ofrecía.
Entonces, justo cuando todos pensaban que la ronda había terminado, un joven dio un paso adelante. Nadie en el grupo lo reconocía, pero el nerviosismo y la expectación aumentaron mientras colocaba su mano en la esfera. Al tocarla, la luz comenzó a vibrar y brillar en un espectáculo de colores múltiples: rojo, azul, verde, celeste, amarillo y blanco. La esfera mostraba los tonos de todos los elementos y del maná arcano, con una intensidad abrumadora que dejaba a todos boquiabiertos.
Incluso Radek se quedó en silencio por un momento antes de recuperar la compostura. "Una afinidad elemental completa... y además, Arcano," dijo con voz grave. "Este resultado es raro, muy raro."
El joven apartó la mano, y una murmuración de asombro recorrió el grupo. Algunos miraban con incredulidad, otros con envidia. La princesa Selene intercambió una mirada significativa con Sir Aldric, y el caballero asintió apenas, como si hubieran compartido un pensamiento silencioso.
Finalmente, llegó el turno de Luther. Tomó aire, con el corazón palpitando con fuerza. Los resultados de los demás lo habían impresionado, pero también despertado su competitividad. Esto podría ser su oportunidad para asegurarse un lugar en el entrenamiento de la princesa Selene.
Tragó saliva y se acercó a la bola de cristal, con la mirada fija en el resplandor suave que emanaba de su interior. Por un instante, dudó, sintiendo la presión en su pecho. Aun así, no permitió que sus nervios lo detuvieran.
Lentamente, levantó su mano temblorosa y la colocó sobre la esfera…