Una vez que Seth ingresó a la institución escolar, Thomas emprendió el camino hacia la casa de un antiguo amigo que también era un mago y había pertenecido a un Clan de magos en el pasado. El trayecto no era largo y resultaba fácil de seguir. Su objetivo era obtener información sobre las desapariciones de los informantes durante el último mes.
Durante el viaje en automóvil, Thomas no podía evitar pensar en la inusual mariposa mensajera que se había acercado a su protegido. Era raro que esos insectos actuasen por sí mismos, lo que aumentaba sus preocupaciones y la necesidad de obtener más información.
De repente, la melodía de "Ángel" de la banda Theory of a Deadman resonó en todo el automóvil. El rubio se estiró para alcanzar su celular y lo conectó al sistema del coche, evitando así tener que sostener el dispositivo en la mano mientras conducía. Era una llamada entrante de Richy, su antiguo amigo, y su mente se llenó de preguntas sobre lo que podría haber descubierto o si tenía información relevante que compartirle.
—¡Hey, Richy! —saludó con euforia. Al otro lado se escuchaban risas y otros ruidos raros—. ¿Estás acomodando? —preguntó, aunque sabía que un tipo como Richy jamás pondría orden. Incluso podría decirse que toda la existencia de Richy era desordenada.
—"Nada de eso, este viejo no haría eso" —negó con voz relajada entre risotadas—. "Es que encontré algo interesante y no tenía lugar, así que arrojé unos papeles, lápices y una lámpara al suelo. ¿Sabes lo incómodo que era? Bueno, un señorito como tú no lo entendería" —protestó riendo más alto. Tom también sonrió por el comentario como si pudiera verlo—. "Ah, sí. Descubrí que se están movilizando grandes grupos, exactamente no sé de qué criaturas, pero lo hacen y muy bien. No me creerás, pero mi fuente me reveló que algo está pasando. Las criaturas se están congregando". —Soltó con preocupación. Thomas borró su sonrisa y atinó a fruncir el ceño.
—¿A qué te refieres? —le preguntó intentando procesar toda la información. La imagen de una mariposa roja se le figuró en su mente—. Mariposas rojas…
—"¡¿Mariposas rojas?! ¿Te topaste con esos bichos localizadores? Qué mala suerte, hubiera sido mejor toparse con una azul. Ahora deberás cuidarte, bueno, a ti no te podrán hacer nada, pero al mocoso que cuidas sí. Todavía no sé por qué te haces cargo de él. Mejor dicho: no comprendo tus razones". —Tom arqueó una ceja ante el comentario de Richy y luego recordó; las mariposas rojas eran localizadoras, por eso aturdió tanto a Seth. Ellas tienen el trabajo de localizar y neutralizar a sus objetivos.
La preocupación emanaba de cada poro de Thomas, y su mente estaba llena de inquietudes mientras maniobraba el coche en una acción brusca que hizo chillar los neumáticos y presionó a fondo el acelerador. Richy, al otro lado de la llamada, percibió la tensión en la voz de Tom y se preocupó de inmediato.
La maniobra repentina y las maldiciones murmuradas en voz baja por parte de Tom aumentaron la sensación de urgencia en la situación. La preocupación por Seth y la necesidad de obtener información relevante sobre lo que estaba ocurriendo parecían estar llevando a Tom a límites que normalmente evitaría. La incertidumbre y la necesidad de actuar rápidamente eran palpables en ese momento.
No debí minimizar la preocupación de Seth.
—"¿Tom? Oye, tranquilízate". —Intentó hablarle, pero el rubio no contestó.
—Te hablo más tarde, Richy —murmuró Tom y cortó la llamada antes de que su amigo pudiese decir algo. Condujo a toda velocidad, había cometido un gran error y Seth podría pagarlo muy caro.
(…)
Thomas emprendió una búsqueda decidida para localizar a Seth, y como sospechaba, su protegido no se encontraba en la institución escolar. Las criaturas que se habían llevado a Seth eran conocidas en el ámbito del secuestro, y su nombre era temido: los devoradores del tiempo. Eran seres poderosos cuando actuaban en grupos numerosos, pero individualmente eran insignificantes.
Con determinación, Thomas buscó incansablemente a Seth, consciente de la urgencia de la situación. Finalmente, logró divisar al pelirrojo en medio de la complicada situación.
—¡Seth! —Los pasos apresurados de Tom resonaron con urgencia en el lugar, acompañados por su respiración agitada. Se apresuró hacia Seth, moviéndose con determinación y sin perder un segundo. De su chaqueta, extrajo un papel en el que se encontraba escrito un conjuro y, con un gesto rápido, lo arrojó al suelo.
Un destello de luz azul surgió del papel, expandiéndose rápidamente en un círculo que rodeó a Seth. La magia del conjuro comenzó a desplegarse con una energía palpable, y en cuestión de segundos, Seth dejó de sentir el frío penetrante del invierno que lo rodeaba. Las hostigadoras miradas de los misteriosos individuos que lo habían rodeado también se desvanecieron.
El círculo mágico actuaba como un escudo protector, ofreciendo a Seth una sensación de seguridad y aislamiento de la extraña y amenazante situación en la que se encontraba. Bajo la influencia de la magia de Tom, el peligro parecía disiparse, al menos temporalmente, y Seth podía respirar con alivio mientras observaba a su protector con una mezcla de gratitud y asombro.
Tom se mantuvo decidido y firme frente a Seth mientras sacaba más conjuros de su chaqueta. La incertidumbre sobre la identidad y las intenciones de esos misteriosos individuos se cernía sobre él, pero su prioridad indiscutible era proteger a Seth a toda costa.
Los individuos furiosos que se encontraban frente a él actuaron con rapidez y agresividad, avanzando amenazadoramente hacia Tom. Con determinación, Tom sostuvo firmemente el conjuro en sus manos mientras evaluaba la situación. Cuando algunos de los individuos se acercaron peligrosamente, Tom actuó con celeridad. Arrojó varios conjuros al suelo, uno debajo de cada uno de sus atacantes.
En un destello de magia, cadenas emergieron de los papeles, envolviendo a los desconocidos y manteniéndolos prisioneros de manera efectiva. Por más que lucharon, no pudieron liberarse de las cadenas mágicas que los tenían inmovilizados.
A pesar de su éxito inicial, aún quedaban alrededor de tres individuos que parecían desconcertados ante la situación. Tom no perdió tiempo y arrojó más conjuros al aire. Unos estruendos ensordecedores y luces cegadoras llenaron el área cuando cada conjuro se manifestó en relámpagos que golpearon a los individuos de ojos rojos.
El impacto de la magia los dejó inconscientes y caídos en la nieve, poniendo fin a la amenaza que representaban. Tom se recargó sobre sus rodillas, recuperándose del esfuerzo, y luego dirigió su mirada hacia Seth, quien aún permanecía protegido en el círculo mágico que había creado previamente. La prioridad de Tom era asegurarse de que su protegido estuviera a salvo, y una sensación de alivio y gratitud lo embargó al ver a Seth incólume dentro del círculo de protección.
—¿Estás bien? —Atinó a preguntar Seth con su rostro pálido—. Sácame de aquí —ordenó el pelirrojo y Tom asintió. Rápidamente, el círculo desapareció y Seth, por fin liberado, se acercó a Thomas—. Gracias por salvarme.
—Es mi trabajo —Sonrió, pero le preocupaba que hayan atacado a Seth. Si alguien había mandado a esos sujetos detrás del chico, probablemente ese líder no le tenía miedo a Thomas. No podían quedarse, probablemente llegarían más en cualquier momento.
—¿Qué fue eso? —preguntó nuevamente el pelirrojo, acercándose a su padre, quien lo empezó a conducir hasta la camioneta.
—Devoradores del tiempo, pero tranquilo, estarás bien. Lo importante ahora es salir de aquí y regresar a… —Thomas pensó aquello. ¿Realmente podían regresar a casa?
—A casa, ¿verdad?
—No, no creo que podamos regresar a casa por ahora.