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Chapter 10 - Grupo secreto (Parte 1).

"¿Hola?" Fue lo único que atiné a decir, todavía intentando aclarar mis ojos luego de la intensidad de la luz."Gracias por liberarme, mi señor", volvió a repetir, pero esta vez inclinando su cuerpo hacia delante en forma de agradecimiento. Casi esperando a que yo actuara como su... ¿Héroe?Sentí el peso ligero de la criatura en mi palma, su mirada fija en mí con su cuerpo todavía ligeramente inclinado, esperando algún tipo de respuesta.No podía evitar preguntarme cómo una simple piedra había albergado algo así. ¿Cuánto tiempo llevaba esta... señorita, atrapada ahí? ¿Y por qué demonios me llamaba 'mi señor'? Mi mente se llenó de preguntas, pero ninguna tenía una respuesta fácil.

No esperaba que mis experimentos tuvieran consecuencias tan... tangibles.

Me rasqué la cabeza con la otra mano pensando qué responderle. Mientras tanto, observé que ella portaba un pequeño vestido celeste que ondeaba por la suave brisa mientras algunas partículas amarillas le revoloteaban a su alrededor. También noté que iba descalza.Me aclaré la garganta antes de hablar. Debía intentar no desilusionarla.

"De nada... supongo. Yo me llamo Luciano, ¿y tú?"

Era bueno arrancar presentándonos formalmente.

"Me llamo Mirella y soy un hada, mi señor".

Su presencia en la cueva era completamente inesperada y de alguna manera sentía que era increíble, algo que nunca pensé poder ver.

¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Me encontraba en medio de una cueva que no era la mía, con un hada recién liberada, sin ningún plan o idea de lo que vendría después. No podía dejarla aquí, eso lo tenía claro. Pero tampoco sabía cómo manejar la situación.

Tal vez lo mejor sería conocerla mejor.

"Es un placer conocerte, Mirella. Es un lindo nombre", respondí, tratando de asimilar la situación, pero manteniéndome seguro en mis palabras.

"¿Cómo llegaste a estar atrapada en esa piedra?"

"No lo sé", dijo, casi que con un tono desinteresado mientras usaba sus alas para volar desde mi mano hasta ponerse frente a mi cara, inspeccionándola."Bueno, supongo que yo era el indicado para liberarte".Mirella sonrió con la boca muy abierta mientras descendía hasta pararse sobre el suelo, agarrándose el vestido con una mano y con la otra saludándome, como si estuviera lo suficientemente lejos como para hacerlo.

"¡Sí, lo eres! Ahora que me has liberado, estaré a tu servicio. Mi magia está a tu disposición".

¡¿Eh?! ¿A mi servicio? ¿Qué significaba eso en realidad? ¿Qué clase de poder había liberado sin darme cuenta?Ahora hasta parecía un soldado, el cual acataría mis órdenes incluso si eso significaba mandarla a conquistar todas estas tierras.

Ahora esto abriría un mundo de posibilidades de cosas para hacer.

Su actitud era desconcertante, pero también había algo en su presencia que me hacía sentir... responsable. No podía simplemente ignorarla o actuar como si nada hubiera pasado. Había desatado algo grande... Bueno, no tan grande, y no tenía la menor idea de cómo manejarlo."¿Magia?" Pregunté, intrigado.

¿Es esto de lo que hablaba Sariah? ¿Por fin ya había encontrado la bendita magia o faltaba un paso más?

"Sí. Puedo ayudarte en tus aventuras, protegerte y guiar tu camino. Soy un hada de la luz, estoy aquí para combatir la oscuridad que amenaza este lugar".

Luego de hablar, levantó uno de sus bracitos y me señaló con el dedo índice.

"Me gusta tu cabello, mi señor Luciano", dijo y se sentó encima de mi cabeza.

Bueno, al menos me hace cumplidos.Miré alrededor de la cueva, pensando en todo lo que había pasado en tan poco tiempo.

"Entiendo. Entonces estamos juntos en esto. Ahora estoy un poco apurado, así que debemos irnos rápido de acá, porque no puedo dejar que mis padres te vean fuera".

¿Lo dije muy brusco? No quería herir sus sentimientos y hacerla pensar que era una carga para mí, pero la realidad era que mis padres no podían enterarse de que estuve saliendo de la cueva a escondidas, y esta hadita estaba siendo una clara evidencia de mis salidas."Como usted ordene, mi señor Luciano", respondió, todavía sentada sobre mi cabello; luego se hizo un lugar entre mi cuello y mi pelo largo, que casi me llegaba hasta los hombros.

Su pequeño cuerpo apenas debe llegar a los dieciocho o vente centímetros y es bastante flaca, por lo que ocultarse en mi nuca no era una mala idea.

Se agarró fuertemente de mis mechones mientras yo caminaba al trote. Si bien todavía parecía ser temprano, sabía que había algo de comida todavía en casa y mis padres podrían regresar antes de lo esperado por ese motivo."¡Psk! ¡Psk! ¡Mi señor Luciano!

¿Entonces nadie puede saber que estoy contigo? Eso es muy triste".

"Por ahora sí, eh... Es que no sé cómo reaccionarían mis padres. Se supone que no debería estar saliendo de mi cueva. ¿Te podrías mantener escondida por ahora? Hacelo por mí, por favor.

Por cierto, simplemente llamame Luciano".

"Luciano... Ajá, ¡entendido!"Fua... Qué fácil parece ser que acepta las cosas. Solo tengo que ser directo con ella, sin dar muchas vueltas.Ya dentro de la cueva, la saqué de detrás de mi nuca, poniéndola en mis manos.

"Escuchame, dijiste que te gustaba mi pelo, ¿no?"

"Es que... se siente como algo especial"."Está bien. ¿Creés que puedas esconderte ahí? Creo que es lo suficientemente largo como para que no te vean.

Lo que pasa es que, si me ven junto a vos, es posible que me meta en problemas. ¿Qué te parece?"

Si la gente la ve, no sé qué harían. Debo ver si la persuado un poco.

"Tu sugerencia suena razonable. Si puedo ocultarme en tu pelo, entonces será mucho más seguro para ambos. Podré observar este pequeño lugar desde la... seguridad de tu cercanía".Creo que seguridad y Luciano no combinan mucho por ahora.... Si supiera que la otra vez me dio una paliza una niña... Je."Si necesitás decirme algo, susurrame al oído", dije, entrando un poquito más en confianza mientras veía a mis padres viniendo desde la lejanía del bosque.Mirella asintió con entendimiento.

Con un ligero zumbido de sus alas, se escondió hábilmente entre los mechones marrones de mi cabello, supuestamente manteniéndose fuera de la vista de cualquier persona.

"Estoy lista para ayudarte en lo que necesites", me susurró al oído, con una voz suave y encantadora.Vamos a ver si me acostumbro a esta nueva experiencia... Desde que llegué a este mundo, soy una máquina de fingir cosas frente a mis padres."Hola, mamá. Hola, papá", saludé, como si todo estuviera normal. Pero en realidad sentía el ligero cosquilleo de la respiración de la hadita.

Sentía sus pequeñas manos agarradas a mi cabello y cuello, como si fuera una mariposa posada en un tronco.

"Hola, Luciano", respondió Rundia mientras me daba un rápido abrazo.

"¿Cómo estuvo tu día? Nosotros logramos traer algo de comida gracias a Anya. Ella dijo que algún día podía venir Tarún aquí, así no te aburres".

"Sí, claro mamá. Anya es muy buena".

Y muy hermosa...

Rin se acercó luego de dejar unas pocas frutas en el suelo.

"Hola, hijo, esperamos que hayas estado bien. No te olvides de comer".

"Sí, papá. Gracias por traer más comida".Al rato, después de comer varias mandarinas y papayas como cena, fui notando que el cosquilleo en mi cuello no cesaba, confirmándome que definitivamente iba a ser complicado ocultarla.

¿Y si le digo que se vaya a dormir afuera? Mejor no... Seguro que se pone triste.

"Ya me voy a dormir", susurré con la voz más baja posible mientras iba al lugar donde estaban mis hojas para dormir, recostándome sobre ellas y haciendo que Mirella se oculte entre mis largos mechones.

"Ahora vas a tener que buscar cómo acomodarte para que no te aplaste mientras duermo".

"Entendido, Luciano", susurró en respuesta, su voz apenas un murmullo en la oscuridad de la cueva.

"Gracias por cuidar de mí".

Ante la soledad de todos estos meses, estaba acostumbrado a mantener conversaciones secretas conmigo mismo, pero esto era nuevo, tener a alguien más en mi cabeza, alguien tan... peculiar como Mirella.Ella es muy tierna.Mi mente seguía trabajando en exceso, considerando las posibilidades. ¿Podría Mirella ayudarme a alcanzar los objetivos que Sariah me había confiado? ¿Y qué implicaciones tendría para nosotros? La responsabilidad parecía crecer con cada segundo que pasaba, pero al mismo tiempo, había un sentimiento de emoción que no podía ignorar.¡Mierda, no le di de comer!Esa mañana me desperté más temprano que mis padres. Los nervios de todo lo ocurrido y el hecho de que no tenía mucha comida para ofrecerle a mi nueva compañera me ponían aún más de los nervios. Miré para todos lados, pero ella no estaba.Segundos después, encontré a Mirella investigando la cueva, mirando la zona de mis padres desde detrás de una pequeña piedra en el suelo.

¡Maldición, debe estar desesperada por encontrar algo de comida!

Fui en silencio y la agarré por detrás, de las alas.Mirella se sobresaltó ligeramente al sentir mi mano sobre ella, pero rápidamente se calmó cuando me reconoció. Sus alas se agitaron suavemente con un movimiento nervioso al ponerla sobre mi mano."Tonta, te pueden descubrir..." Susurré, como si realmente el problema fuera ese y no el otro.

¿En qué momento entré tanto en confianza como para decirle tonta? Creo que eso ya viene de mi genética anterior.

"Lo siento, mi señor... digo, Luciano", murmuró en voz baja.

"Solo estaba curioseando. Tendré más cuidado la próxima vez".

"Espero que sí... aunque bueno, es normal que quieras investigar, después de todo, esto debe ser algo nuevo para vos. Tenemos que hablar sobre muchas cosas todavía".