"Hoy es..." Sacó su celular del uniforme azul.
"Ya son las una y cincuenta y siete, así que ya es veinticuatro de junio. ¿Hace falta que te diga el año?"
"Dos mil cuarenta y nueve, ¿no?"
"¡Exacto!" Exclamó mientras guardaba de nuevo su celular."Che, y decime… ¿Esa hada, Mirella, era copada? Porque parece que tenías una vida de lo más interesante allá, ¿eh?" Me preguntó con una chispa de curiosidad real en la voz, mientras guardaba los utensilios que había usado.
Me encontré sonriendo por primera vez desde que había vuelto a este cuerpo."Si querés, te puedo contar un montón de cosas que nunca creerías que son reales, hasta que mueres".
"A ver..." Dijo, agarrando una silla de la sala y trayéndola al lado de la camilla. Luego se sentó y apoyó sus codos sobre la camilla.Pasamos unos pocos minutos hablando hasta que únicamente volvió el señor encargado de la morgue. Traía consigo un maletín blanco y ahora llevaba puesto un barbijo igualito al de Carla."Hola, Luciano. Este... Bueno, por dónde empezar, ¿no? Esto es completamente nuevo para nosotros. No tenemos precedentes de que haya ocurrido algo así".
Tomó uno de sus documentos del maletín y comenzó a explicar.
"Luciano, según el primer reporte forense, tu cuerpo fue encontrado sin signos vitales en la mañana del veintiuno de junio a las once y treinta a. m. A causa de un siniestro vial de impacto lateral".
Muerte... Esa palabra no dejaba de rebotar en mi cerebro. ¿Cómo es posible que me esté hablando de mi propia muerte? No era el accidente de alguien más, no era una noticia lejana en la televisión. Era yo. Pero, ¿cómo podía estar aquí ahora, respirando, viendo a este hombre?"Bueno, el informe también detalla que el individuo del segundo vehículo involucrado se encuentra en estado estable luego de intentar darse a la fuga..." Dijo, saltando a la siguiente página.
Mis ojos se fijaron en el maletín blanco que tenía parado en el suelo, mientras él continuaba hablando. Decía algo sobre procedimientos y reportes adicionales. ¿Qué habría dentro de ese maletín? ¿Más pruebas de que yo ya no existo? Cada segundo parecía distorsionarse mientras mi mente intentaba encontrar algún tipo de lógica en esta situación. Solo quería irme de este lugar."Según protocolos estándar, se realizó una evaluación completa del cuerpo en el lugar del siniestro y se te llevó a la morgue del hospital San Antonio, en el cual tenés obra social. Debías permanecer almacenado temporalmente para reconocimiento, preparación del cuerpo y posterior traslado al depósito funerario. Pero... claramente algo cambió.
Tu recuperación de la conciencia y la funcionalidad motora son fenómenos extraordinarios y sin precedentes en nuestra experiencia médica y también científica. El hecho es que, según todos los registros y pruebas, tú no deberías estar aquí".
¿No debería estar aquí? Maldito... Las palabras del médico flotaban en mi cabeza como si no tuvieran ningún sentido. Cada palabra que salía de su boca me recordaba que, según todos los protocolos y procedimientos, estaba muerto. Sin embargo, aquí estaba, respirando, con mi corazón bombeando sangre... Bueno, eso creo que no. Pero, ¿cómo demonios podía suceder esto?El encargado de la morgue continuó: "La dueña del hospital, la doctora Alejandra Alarcón, acaba de ser informada de la situación y pretende declarar tu caso bajo completa confidencialidad hasta tomar una decisión definitiva. Aunque, personalmente, creo que esto ya lo sabe mucha gente a causa del alboroto que causaste en un principio, porque estabas muerto, ¿entiendes?"El barbijo que llevaba el médico hacía que su voz sonara distante, casi como si estuviera en un túnel. Parecía un eco en mi mente, repitiendo lo mismo: estás muerto, estás muerto, estás muerto. Traté de concentrarme, de seguirle el hilo a lo que decía, pero mis pensamientos eran una maraña imposible de desenredar.Mientras tanto, Carla me iba conectando al aparato que toma mis signos vitales. Para confirmar si era verdad lo de que no tenía signos vitales. Claramente, la pantalla no marcaba nada, o por lo menos había una raya horizontal."Realmente no sé qué decirle, doctor", fue lo único que me salió decir.
"Luciano," agregó con tono más suave, "entiendo que esto es mucho para asimilar, pero lo que necesitamos ahora es estudiar tu caso a fondo. No solo para entender lo que pasó, sino para evitar posibles riesgos... No sabemos si este estado es temporal, si tu cuerpo está realmente funcionando o si, en cualquier momento, puede colapsar de nuevo".¿Colapsar? ¿Qué significaba eso en términos médicos? Yo quiero seguir viviendo, no ser un sujeto de experimentos encerrado en una jaula."¿Te gustaría ver tu estado físico actual? Puedo traerte un espejo si quieres".Fue guardando los documentos.
"Preferiría no saberlo ahora. Este... ya más o menos me imagino cómo es el tema"."Perfecto entonces, ahora Carla se quedará a tu cuidado. Estarás bien por ahora, no te preocupes.Me retiro hasta mañana".
Y así, se fue con los anteojos en una mano y el maletín en la otra. Su pelo lacio rebotaba sobre él.
La verdad es que no parecía tan mal tipo, solo que es muy frío al expresarse...Tengo mucho sueño... Voy a dormir... un rato.¿Dónde estoy? Ah... Carla... ¿Me doparon?Al dormir pensé en mamá, papá y mi hermana, algo que hace rato que no me sucedía. ¿Será que están todos bien? Ahora que estoy acá quiero volver con ellos, explicarles todo lo que pasó. Mi accidente... deben pensar que estoy muerto.Debo decir que ya me había acostumbrado a mi nueva vida.
El señor encargado de la morgue, que no me había dicho su nombre, también estaba en la sala con su maletín siniestro sobre una mesa. Se ponía unos guantes de látex mientras lo miraba.Fuera se escuchaba el zumbido de un helicóptero. Por alguna razón, sentía que el ambiente era sombrío y no sabía lo que estaba pasando."Luciano", empezó diciendo el hombre."Desde arriba ya nos dieron órdenes estrictas y... me temo que te vamos a tener que poner de vuelta a dormir".
A sangre fría me estaba diciendo que iban a cometer un... ¿Homicidio? Me quedé impactado porque había empezado a confiar en ellos."E-Espere, señor... esto debe ser un malentendido... dijeron que iban a ayudarm..."
"Acá el único que entendió mal las cosas fue usted", cortó en seco mis palabras.Miré a Carla, pero ella no parecía sorprendida ni asustada. Parecía que todo era parte de un protocolo, pero para mí, esto se estaba convirtiendo en una pesadilla de la que no podía despertar. ¿Ella no era buena? ¿Solo estuvo endulzando mi oído para divertirse? ¿Era posible que ella estuviera completamente de acuerdo con esto? ¿O simplemente estaba siguiendo órdenes?Intenté moverme para escapar, pero parece que ya lo tenían todo listo desde antes. Mi cuerpo estaba completamente paralizado desde los hombros hacia abajo. No podía mover nada más que la cabeza."¡Maldito, me la vas a pagar! ¡Pedazo de mierda! ¡Escoria! ¡Idiota! ¡Embustero!"
Moví la cabeza para todos lados mientras veía al hombre preparar una aguja.
"¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Me quieren matar!".
Él simplemente tomó la aguja con sus manos enguantadas y la clavó por el tubo que transportaba el suero a mi brazo izquierdo."¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡¡¡NO LO HAGAS, MALDICIOOOOON!!!¡Papá! ¡Mamá! ¡Mirella! ¡Rin! ¡Rundia! ¡Alguien, quien sea, ayúdeme!"
Empecé a delirar en un llanto desconsolado mientras veía que el líquido empezaba a fluir por el tubo transparente.
De pronto, la puerta se abrió de una patada."¡Servicio de inteligencia argentino! ¡No se muevan y pongan las manos sobre la cabeza!"
Comenzaron a entrar uniformados armados vestidos de negro; tenían todo el cuerpo cubierto con un traje, así que no podía ver sus rostros.
En un momento de desesperación, alcancé el tubo con mis dientes, intentando cortar el flujo de líquido.
El helicóptero afuera hacía retumbar las paredes de la sala, y en ese momento me di cuenta de que lo que estaba pasando no era una simple intervención. Había algo mucho más grande sucediendo. Carla, que hasta ese instante había permanecido completamente impasible, comenzó a retroceder lentamente."¡Desconectá esa mierda!" Gritó y señaló al que parecía ser el comandante de la operación, el que había entrado primero.El encargado de la morgue comenzó a balbucear: "No tienen idea de lo que están haciendo... Este caso es... un fenómeno... ¡No entienden las órdenes que me dieron!"Por detrás suyo mantenía una mano sosteniendo un bisturí, pero yo no podía decírselo a nadie porque tenía la boca ocupada mordiendo el tubo lo más fuerte que podía.
"¡Dije que todos con las manos en alto, carajo!"Cuando uno de los uniformados se acercó a mí para desconectarme la aguja del brazo, el doctor saltó sobre él con el bisturí en la mano.En un instante le vaciaron medio cargador en el pecho.
Lo vi... morir frente a mis ojos. El susto me hizo apretar más fuerte los dientes, parecía que en cualquier momento iba a terminar cortando el tubo de plástico y iba a quebrar mis dientes. No me importaba la forma, solo me importaba el resultado final, sobrevivir…Desde lo más profundo de mi ser, sentí algo de satisfacción al verlo muerto. Pero estaba asustado, nunca había visto una escena así.