Ahora que estábamos palma con palma, sentir su mano tan pequeña en la mía me hizo pensar en lo frágil que parecía, pero a la vez sabía que ella era más fuerte de lo que aparentaba. Mirella puede ser juguetona y a veces parecer despreocupada, pero es leal, protectora, y siempre está dispuesta a todo por mí.
Ella copió lo mismo que yo hice y su dedo índice también sangró. "No, Luciano, todo está bien".Entrecerró un poco los ojos antes de continuar. "Yo, Mirella, prometo no hacer daño a Luciano y ser su amiga para siempre".
"Yo, Luciano, prometo no hacer daño a Mirella y ser su amigo para siempre", dije, siguiéndole un poco el juego.De repente, una luz empezó a envolvernos e inmediatamente la vista se me puso blanca. En ese momento todo mi cuerpo se adormeció y caí desplomado al piso.Por una fracción de segundos pude ver la cara de mi diosa. Solo la cara.
De pronto me encontraba en un lugar muy oscuro, ni siquiera supe si estaba en un lugar, porque se sentía como estar en un vacío negro."¿Eh? ¿Qué acaba de pasar?" Murmuré al aire, empezándome a desesperar.Esta era la misma sensación que sentí cuando morí en mi anterior mundo; tenía un vacío en el alma a pesar de no saber qué fue lo que realmente sucedió.
La sensación de frío me llegaba hasta los huesos.No se veía absolutamente nada. Traté de moverme, pero solo mi brazo derecho respondía y lo notaba más grande.Toqué lo que había alrededor y parecía ser como... ¿Metal? O al menos parecía algo similar. ¿Qué carajos acaba de pasar? Tal vez hacer el pacto me teletransportó bajo tierra o algo así.
El terror me paralizó por un instante cuando, al tocar mi cuerpo, lo noté más grande, familiar."¡Soy yo!" Grité desaforadamente; este era mi cuerpo en mi vida anterior.
Pero si ya morí... ¿Qué acaba de suceder? Esto no debería estar pasando... ¿Magia de ilusión?
No podía respirar bien. El espacio era tan estrecho que me costaba moverme y apenas podía alzar los brazos y se sentían como pesados. Mi mente intentaba desesperadamente encontrar alguna lógica en lo que estaba pasando, pero no había ninguna. ¿Cómo volví aquí? ¡Este cuerpo ya no debería existir! Las imágenes de mi vida pasada comenzaron a surgir como una corriente descontrolada.Empecé a hiperventilar y sentir cómo la claustrofobia se apoderaba de mí. La oscuridad me oprimía, y el sonido de unos pasos distantes se hacía cada vez más fuerte.La desesperación me consumía a tal punto de comenzar a golpear el metal con los pies. "¡Mirella! ¡Mirella!" Fue lo único que se me ocurrió gritar con todas mis fuerzas, esperando que ella pudiera escucharme y sacarme de este infierno. Si es que ella no tiene nada que ver con esta situación."¿Qué fue eso?"Alguien con voz de hombre contestó, pero no pude localizar dónde estaba.
"¡Ayuda! ¡Sáquenme de aquí!"Cuando grité, se escucharon pasos acercarse y de un momento a otro vi una luz llenar el pequeño sitio donde me encontraba casi congelado.
"¡AHHHHHHHHHH!"Apenas pude ver el rostro aterrado de ese hombre vestido con un uniforme celeste, que salió gritando desaforadamente. Al fondo se veían cajones blancos y con nombres; inmediatamente reconocí que yo estaba... Yo estaba en la morgue.
Estaba en un maldito cajón de una morgue. Todo esto era real. Sentía el frío metálico bajo mis dedos, el olor a desinfectante denso en el aire. Mi vida, mis recuerdos… todo me invadía de golpe.
Con el cuerpo casi entumecido, pude apenas empujar y deslizarme por la salida de mi cajón. Al verme el cuerpo bajo la luz del foco, ahí pude darme cuenta de lo que era sentir la verdadera desesperación. Ya no tenía mi brazo derecho."¡¡¡Maldición!!! ¡Agghh! ¡No quiero estar aquí de esta manera! ¡No quiero esto!" Grité, pero mi voz se ahogaba en el eco de la sala vacía.Lo raro era que no sentía nada de dolor, pero sí el frío, como si realmente estuviera muerto en vida, viviendo un maldito sueño enfermizo y macabro."¿Qué mierda me hizo Mirella? ¡Maldita!"Al intentar bajarme del cajón de la morgue, me estampé la cara contra el suelo, pero ya me daba igual... ¿Qué le hacía un golpe más a este cuerpo?
"Esto no es real... no puede ser real".Intenté convencerme mientras me arrastraba como una oruga contra la puerta que el hombre dejó abierta, pero la sensación de cada baldosa bajo mi cuerpo magullado era auténtica.
La posibilidad de que tenga varias lesiones en las piernas era muy alta. De hecho, no sé cómo todavía puedo moverlas."Debe ser culpa de su magia... Control mental o algo así. Debo encontrar una salida de este lugar", dije, casi que mintiéndome a mí mismo.Esto se sentía tan real...
Una vez que mi cuerpo tomó algo de calor, empecé a moverme rengueando hacia algún lugar.El pasillo del hospital estaba completamente vacío, pero se oían voces aterrorizadas a lo lejos. También varios pasos de personas que no podía ver.
¿Cómo es que acá pasaron a lo sumo tres días y en el otro mundo ya pasaron más de dos años?Grité de nuevo, esta vez más débil, mi voz quebrada por el terror. "¡Mirella! ¡¿Dónde estás?!" Pero todo seguía siendo silencio. Ni una respuesta, ni una señal de esa luz que nos había envuelto antes. La única presencia era la mía y el eco de mis propios gritos en esta morgue infernal. Dios... esto es una pesadilla. Tiene que serlo.Llegué a una bifurcación en el pasillo, las señales de salida iluminadas tenuemente. A lo lejos, los murmullos aterrorizados de los trabajadores y pacientes se intensificaban. Sabía que mi aparición había causado pánico, y no podía culparlos. Ver a un cadáver en los pasillos de un hospital no era algo que uno pudiera procesar ni creer fácilmente."¡Juro que lo vi! ¡Un cadáver de la morgue revivió!" Decía uno de los médicos."Eso es imposible. Debes estar cansado", replicó una enfermera, aunque su voz temblaba.Era imposible salir; había mucha gente en la salida del hospital y, si me atrapaban, todo podía terminar en un escándalo. Voy a intentar ver si hay algún teléfono que pueda usar.El frío en mi cuerpo se comenzaba a ir mientras me ponía más y más nervioso.Cuando encontré un teléfono colgado contra la pared, usé mi mano izquierda para marcar... No sé realmente a quién llamar.Mi mente corría a mil por hora, y mi primera reacción fue llamar a alguien de confianza para que me ayudara. Mi madre... no, no podía asustarla así.
¿Algún amigo? Tampoco... ¿Cómo le explicaría mi situación?
¿La policía? Creerían que es una broma.
Al final marqué al novecientos once; mi idea era fingir que sufrí un accidente... ¿Dentro de un hospital? No...
Antes de que pudiera arrepentirme, contestaron."Servicio de emergencias, dígame su situación".La voz del otro lado de la línea era de un hombre.
Mi mente se nubló por un momento mientras intentaba articular las palabras adecuadas."Uh, hola, sí, soy... s-soy Luciano. Estoy... fuera de un hospital... y... necesito ayuda". Mi voz temblaba ligeramente, tratando de mantener la compostura.
"Señor, ¿está herido? ¿Puede especificar más a detalle su situación?" Preguntó el operador con un tono de calma entrenada, como si todo esto fuera una rutina más. Pero yo no podía pensar con claridad. Cada palabra que intentaba formar en mi cabeza se mezclaba con la ansiedad desgarradora de mi situación."Estoy... en... Estoy fuera... del hospital", murmuré, tragando saliva. Mi corazón golpeaba con fuerza en mi pecho, como si estuviera tratando de salir corriendo de este cuerpo extraño que apenas reconocía.¿Cómo demonios terminé aquí? Mis manos temblaban, y la falta del brazo derecho era una especie de vacío que sentía incluso más que el miedo.
Un silencio incómodo reinó al otro lado de la línea. El operador dudó por un momento. Lo sé... Suena ridículo. Debe pensar que es una broma. Pero esto no era una broma, y cada fibra de mi ser lo sabía. Aun así, algo dentro de mí deseaba que todo fuera una pesadilla, que al despertar, estaría de nuevo en mi horrible e incómoda cama de hojas."Señor Luciano, acabo de confirmar que la línea de la que está llamando figura adherida al hospital San Antonio. ¿Podría explicarme su situación más a detalle?""No, creo... estoy confundido, perdón. Es solo que... me desperté y... estoy asustado".Cada palabra era un esfuerzo para no sonar como una broma telefónica o como un enfermo mental que escapó de un psiquiátrico.
"Por favor, espere en llamada mientras me comunico con el hospital para que puedan brindarle una ayuda más rápida y adecuada".Inmediatamente corté la llamada. Mis piernas ya no soportaban el peso de mi cuerpo y terminé cayendo al suelo.Lloré en silencio por un rato. Era imposible creer lo que me estaba sucediendo.
Me mordí el labio inferior, sintiendo la frustración y el terror acumularse como una tormenta en mi pecho, hasta que de repente escuché pasos acercándose nuevamente. Me preparé para lo peor. Tal vez iban a matarme y deshacerse de mí antes de que alguien se enterara.
Un grupo de médicos y personal de seguridad apareció en la esquina del pasillo, mirándome con una mezcla de miedo y asombro.
"¡Es él!" Gritó uno de los médicos."¡El paciente de la morgue!"