"Atrapamos una grande hoy, ¿no?"
"Sí. Movámonos al segundo lugar. Es mejor dejar que se sigan criando"."Está bien, vamos".Acababan de encontrar unos bichos alargados que parecían lombrices. Desde lejos, su grosor parecía como el de un dedo de la mano de un adulto.La verdad es que prefiero morirme de hambre antes que comer esa porquería.
A todo esto... ¿Dijeron segundo lugar? El extenso vocabulario de esta gente me sigue llamando la atención, pareciera que hasta saben contar.Bueno, el simple hecho de que no se parezcan a los humanos de la era prehistórica ya era algo raro.
No descubrí nada que sea nuevo, solo se dedicaron a explorar y treparse a los árboles para sacar frutas. Al final se estaba poniendo el sol, así que regresé rápidamente a mi cueva.Puse la piedra brillante justo en la entrada de la cueva, esta era la última prueba para saber de una vez por todas si solo yo podía ver las benditas partículas que revoloteaban por esa piedra.
Me quedé recostado en mi lugar esperando a que volvieran.Ahí vienen... Acaban de pasar de largo y sin decir ni una palabra..."¡Hola!" Grité, abalanzándome contra Rundia.Hoy parecía haber sido un mejor día, de paso aproveché el abrazo para ver más de cerca su herida."Hola, hijito. ¿Cómo estás? Hoy pudimos conseguir más comida que ayer", dijo mientras le caían algunas lágrimas por el rostro."¿Mamá?""N-No pasa nada. Mamá solo se siente un poco mal", respondió, secándose las lágrimas.Luego se fue a ayudar a papá a encender la fogata.
Esa noche, ella apenas comió unos bocados y se fue a dormir. ¿Estará enferma por culpa de esa herida? Sé que existe la posibilidad de que una herida se pueda infectar, más si fue hecha por un animal salvaje, solo que me parece que está avanzando demasiado rápido.A la mañana siguiente, ella ya tenía el brazo morado. Tampoco comió nada de lo que le sobró de ayer...Papá se acercó al fondo de la cueva, donde estaba mamá."Rundia, hoy voy a salir yo solo, ¿está bien? Voy a ver si Kuri puede ayudarnos".
"Está bien...""¿Kuri?" Pregunté, justo cuando pasó al frente mío, antes de que se fuera hacia la salida."Creo que no la recuerdas, ella es una mujer mayor que nos ayudó cuando tú naciste".Se fue corriendo inmediatamente con su piedra que usaba para cazar.
Me asomé hacia el fondo de la cueva y vi que Rundia estaba durmiendo.Agarré mi piedra 'mágica' del suelo y seguí sigilosamente y desde lejos a papá. Era mi tercera salida en solitario.
Esta vez él pasó por el claro del bosque en el que se reunieron la otra vez y fue más allá; llegó hasta la cueva de esa mujer. No estaba tan lejos, unos quinientos metros, tal vez. Eso sí, mis pies se seguían lastimando poco a poco.Apenas supe dónde era el lugar, me volví inmediatamente. Al menos había una buena noticia: desde lejos se veían algunas de las partículas amarillas por dentro y fuera de la cueva.
Kuri, la anciana, llegó a los minutos a nuestra cueva junto a Rin, mi padre. La expresión en su rostro estaba teñida de preocupación."Parece que el pequeño ha crecido bastante", dijo, mirándome brevemente a la pasada, antes de dirigirse al fondo de la cueva, donde mamá se quejaba del dolor.Pude notar que tenía algo en la mano, como un trozo de madera con algo encima."Desmejoró bastante desde la última vez que nos vimos. No se ve bien"."Kuri... Ya casi no puedo mover el brazo... El dolor tampoco me deja dormir por las noches"."Eso te pasa por imprudente...""Lo siento... Pero ya te dije que lo hice para traer algo de comida para mi hijo".Mientras tanto, se seguía quejando del dolor con pequeños gemidos.
Luego de aplicarle una pasta que parecía hecha con hojas, la mujer se levantó del suelo y nos miró a papá y a mí con ojos sombríos."Lo siento, ya no hay forma de sanar esta herida, me temo que hay que... cortar el brazo. A mi pareja le pasó lo mismo".
Los dos quedamos en shock, tanto que me hizo volver a sentir la misma sensación de desolación que tuve al morir en mi otra vida.Mamá comenzó a respirar rápido, con los ojos llenos de terror. Su brazo ya estaba completamente morado, y el dolor era evidente en su expresión."E-Espera, no estarás hablando en serio... ¿Verdad?" Dijo mientras intentaba levantarse del suelo, su voz llena de pánico y desesperación.
Parecía estar entrando en una crisis nerviosa.A sangre fría, la mujer comenzó a caminar hacia la salida. Luego agregó: "Los espero en mi cueva mañana temprano. Iré haciendo los preparativos".Todo esto me parecía irreal, como si estuviera viviendo una pesadilla de la que no podía despertar. Mi madre, siempre tan fuerte y segura, ahora estaba al borde de perder su brazo por una herida que empeoró demasiado rápido.Las preguntas comenzaron a inundar mi mente. ¿Cómo llegamos a esto? ¿Cómo no pude hacer nada para evitarlo? ¿Es esta la última solución? ¿Y si yo hubiera encontrado alguna manera de ayudarlos antes? Pero no soy médico ni tengo poderes curativos... solo esta extraña habilidad de ver partículas mágicas. Pero, ¿de qué me sirve eso ahora?Rundia podría morir lo mismo si no hacen la amputación correctamente. De hecho, diría que no tienen los materiales para hacerlo correctamente. Yo nunca vi a ese hombre que dice que es o fue su pareja, ¿no será que se murió tiempo después de amputarle el brazo?"¿C-Cómo piensa hacer algo así?" Murmuró papá mientras ella se iba.Esa noche dormí al fondo de la cueva junto a mis dos padres, envueltos en una tristeza profunda.Siempre dormía solo, pero esta vez… lo necesitábamos.
Casi sin poder dormir, a la mañana siguiente me levanté junto a mi padre. él se quedó charlando con mamá sobre la situación y sobre qué iban a decidir. Mientras tanto, yo caminaba de un lado a otro pensando en si podría hacer algo para solucionar la situación de otra forma.De repente vi que del piso provenían algunas partículas mágicas. ¿Acaso no había recogido ya mi piedra?
Revisé debajo de mi hoja y estaba ahí, así que fui a ver qué era lo que estaba pasando en el suelo.Había un pequeño hueco en la tierra, en donde estaba una hoja metida a presión y con un líquido, que parecía ser agua, dentro.
Me quedé observando, sin saber muy bien qué pensar, ¿esto no es simplemente agua? No deberían salirle estas partículas amarillas.
Levanté la hoja del mismo modo en que estaba puesta, intentando mantenerla como recipiente.
Definitivamente, esta agua la trajo alguien a propósito. ¿Justamente ahora? Obviamente, no era una casualidad. ¿Por qué alguien haría esto? Debe ser obra del hombre pájaro...Me asomé por el frente de la cueva y miré hacia ambos costados, pero claramente no había nadie.
"¿Qué pasa, Luciano?""Papá, alguien dejó un poco de agua en nuestra cueva. Acá, en esta hoja"."¿Agua? A ver eso..."Él tomó entre sus manos la hoja con el agua rara.
"Cuidado, está especialmente hecha para mantenerla ahí dentro"."¿Por qué alguien haría esto?""Debe ser un mensaje. Quizás es... especial, para curar a mamá"."No lo sé... No creo. ¿Por qué tomar agua debería curarla? Si ella ya estuvo tomando agua".Es cierto. ¿Quién carajos se iba a creer que tomar un agua que apareció de la nada sanaría una herida fatal? Pero... él no puede ver que de alguna manera esto es especial.No podía dejar de mirar el agua. Algo me decía que esta no era agua ordinaria. De hecho, tenía esas partículas flotando encima, pero convencer a papá de eso no iba a ser fácil, ya que él no podía verlas. Suspiré, tratando de organizar mis pensamientos.
"Tal vez no es solo agua, papá... Yo no sé cómo explicarlo, pero... siento que tiene algo más. ¿Qué tenemos que perder? Antes de que pierda el brazo... No sé"."Está bien, probaremos. Si dices que apareció ahí de la nada, entonces es posible que alguien la haya dejado para ayudar".Rin se fue de nuevo a hablar con Rundia, pero ahora con el recipiente primitivo entre sus manos."Rundia... Luciano dice que había esto puesto en la entrada de la cueva, ¿crees que podría ayudarte si lo bebes? Sé que suena tonto, pero tal vez..."
Rundia miró el agua en la hoja. Su cara estaba pálida y su pelo castaño estaba despeinado. Su semblante no era muy alentador."¿Qué es esto? Auch..." Murmuró, su voz casi un susurro. Ella ya no podía ni apoyarse en su brazo dañado.
"¿Por qué alguien... nos dejaría agua aquí?"
"Tal vez... es una bendición de nuestro señor Adán, que ha escuchado tus plegarias".Automáticamente, al escuchar eso, mamá ensanchó los ojos y agarró el pequeño recipiente, bebiendo el poquito de agua que había dentro."Amor, creo que..."
Papá y yo observamos, sin aliento, mientras la expresión de mamá cambiaba de dolor a sorpresa."¿Qué es esto...? El dolor... se está yendo", susurró, mirando su brazo.
De pronto, su brazo retomó rápidamente su color blanco y las garras marcadas desaparecían entre la piel que se regeneraba.
¡INCREÍBLE!