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Chapter 3 - Nuevo ciclo de vida (Parte 2).

Caminaron por unos segundos.

La cueva apenas se encontraba al borde de un bosque que daba directo al que supongo que será un océano o un mar; había mucha agua. El ambiente y el aire se sentían demasiado puros; los árboles eran altos y frondosos al comienzo, pero iban cambiando a unos más pequeños al llegar a una playa. La naturaleza era vibrante y viva, mucho más de lo que había experimentado en mi vida anterior.Lo cierto era que, si este era un mundo primitivo como lo estaba viendo ahora, no debería haber construcciones artificiales. Por lo tanto, tampoco debería haber contaminación en el ambiente. Es por eso que se siente tan bien respirar este aire.¿No será medio peligroso bañarse en el océano? Bueno, aunque se ve bastante calmada el agua."Será rápido, pequeño. No te preocupes", dijo Rundia en tono tranquilizador mientras me sumergía suavemente en el agua.El contacto del agua fresca del océano me hizo estremecer, pero no era desagradable. Ellos me lavaron con cuidado, asegurándose de no sumergirme demasiado."Parece que se porta muy bien Luciano. Siempre es tan calmado... ¿No era que Anya te dijo que su hijo siempre lloraba?" Preguntó mi padre, al cual notaba que tenía las manos callosas y lastimadas.¿Quién es Anya? Ah, debe ser la mujer mayor, supongo."Sí, eso dijo ella y yo también lo vi. Se ve que cada uno es diferente"."A mí me gusta que sea así".Ella soltó una risita suave.Mientras me bañaban, escuché sus otras conversaciones. Papá hablaba de las cosas del día, de cómo debían recoger frutas y cazar para sobrevivir. Rundia respondía con detalles sobre lo que necesitábamos en casa... Bueno, la cueva. Mostrando mucha organización y cuidado para mí.Después del baño, me envolvieron nuevamente en la hoja y me llevaron de regreso a la cueva. Me sentía más limpio y revitalizado, y noté que mamá parecía más relajada al sostenerme. Esto debía ser un gran logro para unos padres principiantes.Unos días después, exactamente cinco contando los pedacitos de hojas, apareció un hombre en la entrada de nuestra cueva, pero no parecía ser humano.Este ser, que era mucho más alto que nosotros, no parecía estar armado ni representar una amenaza inmediata, pero su presencia me generaba preocupación. Sus rasgos eran diferentes a los de cualquier ser viviente que haya visto antes: su piel tenía un tono oscuro y rugoso, sus ojos eran anaranjados y brillantes, y su cabello parecía estar formado por plumas blancas en lugar de cabello humano. Era como si fuera un pájaro con fisonomía humana, porque tenía un pico como boca.Papá se puso de pie, protegiendo a la familia mientras evaluaba al visitante.

"¿Quién eres tú y qué haces aquí?" Preguntó con firmeza, todavía manteniendo una distancia prudente.

El hombre miró a toda la familia con curiosidad.

"Soy un habitante de este lugar, vivo en la selva", respondió en un tono calmado, como si intentara decirnos que no venía a hacernos daño.

"He venido en busca de algo que me sea útil".

Uf, ese tipo da miedo, pero creo que podría ser conveniente hacer algún tipo de trato con él. ¡Diablos! Me gustaría ser mayor para poder participar en estas cosas, pero apenas tengo doce días de vida.El hombre que decía ser de la selva observaba con una mirada penetrante, esperando una respuesta a su propuesta de... ¿Intercambio?

Mientras tanto, Rundia me sostenía fuertemente, protegiéndome mientras evaluaban la situación.

Había mucha tensión en el ambiente, y papá parecía estar considerando las palabras del hombre antes de responder.

"¿Qué tipo de cosas estás buscando?"

La pregunta nos daba un poco de tiempo para pensar mejor la situación.El hombre sonrió, o por lo menos hizo una mueca similar, revelando unos dientes afilados dentro de su pico. Luego dio unos pasos hacia delante.

"Tengo cosas e información que pueden ser de gran valor para ustedes. Podemos llegar a un acuerdo que beneficie a ambas partes".

Tengo que hacer algo, ¡carajo! ¿Tal vez sus plumas? Eso nos sería bastante útil en nuestro desarrollo. Podríamos hacer algún tipo de... ropa o algo así.

Agarré uno de los dedos de mi madre para así llamar su atención y le señalé la cabeza llena de plumas del hombre pájaro. Después me golpeteé la cabeza, intentando de alguna forma comunicarme con señas. No sé si llegará a comprender lo que intento decir.

Mamá se sorprendió al verme actuar así. Al principio, parecía confundida, pero luego siguió mi mirada.

Creo que puedo arriesgarme a hacer estas cosas. Después de todo, no es como si esta gente fuera tan capaz mentalmente como para pensar que no soy un verdadero bebé y vengo de otro mundo.

"Y, ¿qué dicen? ¿Tienen algo para darme?" Insistió la extraña criatura.Rundia se acercó a papá y le susurró algo al oído, haciéndole el mismo gesto que yo sobre su cabeza. Él asintió y se acercó al hombre con forma de pájaro.

"¿Qué es lo que tienes en la cabeza y en el cuerpo?"

¿Acaso no hay pájaros por aquí como para saber que esas son plumas? ¡Me estoy poniendo nervioso!

El señor pájaro sacó una de las plumas como si nada y se la enseñó a mi padre.

"Es mi pelaje, ¿acaso lo quieres?".

Él tomó la pluma blanca.

"A mi familia se le ha ocurrido... que podría llegar a tener alguna utilidad".

El pájaro inspeccionó la cueva con la mirada, tal vez buscando algo que pueda serle útil en este intercambio.

"Entonces voy a necesitar algo valioso, información, herramientas o quizá..."

Sus ojos feos se dirigieron hacia mí.

"Algo aún más preciado", dijo, para luego reír de forma entrecortada.

"¡Cómo te atreves, maldito!" Respondió mi madre mientras se aferraba a mi pequeño cuerpo.

Mi padre miró a mi madre y le hizo una seña abriendo la mano, como diciéndole que espere un momento. Luego se acercó un poco más al hombre pájaro y ya no pude escuchar de qué estaban hablando porque ella se puso a caminar de un lado para el otro mientras me cargaba.

"Todo estará bien, hijo..."

Al final parece que todo quedó como una broma. Una broma muy estúpida.

Mi padre se despidió.

"Mi nombre es Rin, vuelve mañana entonces".

El visitante solo se dio la vuelta y se fue de la cueva sin saludar.

Al menos ya sé el nombre de mi padre: Rin.

Por la noche pude escuchar que Rin le contaba a Rundia que quedaron en que nosotros les daríamos las 'cosas del agua', que supongo que serán corales, conchas de mar y demás, porque dice que a ellos les hace mal el agua, o algo así entendí.

Por cierto, no duermo con mis padres. Es algo raro.El día siguiente llegó con una luz del sol que se filtraba por la entrada de la cueva. Mis padres me dejaron solo por primera vez. Supongo que estaban ocupados recolectando las cosas para el intercambio con el hombre pájaro. Mientras tanto, yo seguía fingiendo ser un bebé normal, aunque mi mente estaba constantemente trabajando, tratando de comprender mejor este nuevo mundo y encontrar formas de adaptarme y, eventualmente, prosperar junto a los demás.Ellos volvieron cargando varias cosas brillantes y blancas entre sus brazos. ¿Perlas? No, parecían más como unos brillitos pequeños.Las dejaron sobre el suelo.Rundia se acercó a mí con una sonrisa cansada.

"Hoy es un día importante, hijo", dijo en tono suave mientras me acunaba. Por más que se suponía que yo no le entendiera.

"Vamos a ver si podemos obtener el pelaje de ese extraño visitante... Solo espero no tener que volverlo a ver luego de esto..."

Sus manos estaban húmedas y un poco temblorosas.

Se sentó contra la pared de la cueva y me empezó a amamantar.Rin, por su parte, estaba dentro de la cueva, asegurándose de que todos los elementos del intercambio estuvieran listos. Observé cómo organizaba los corales y otras cosas brillantes con un cuidado meticuloso, poniéndolas sobre una hoja grande.

"Espero que esto sea beneficioso para todos", murmuró para sí mismo, aunque lo suficientemente alto como para que yo pudiera escucharlo.

Finalmente, el hombre pájaro regresó, tal como había prometido. Su presencia volvió a llenar la cueva de una extraña tensión.

"¿Tienen todo listo?" Preguntó, mirando con avidez las cosas sobre la hoja.

Rin asintió, abrazando las cosas envueltas sobre la hoja.

"Aquí tienes lo que pediste. Ahora, ¿cumplirás lo que dijiste?"

Él contestó empezando a tirar una por una las plumas que se iba quitando de todo el cuerpo. Algunas eran marrones, otras negras y las demás blancas.

Al final quedó una pila de plumas sobre el piso; eran bastantes y de diferentes tamaños.

Agarró las cosas que le teníamos listas y luego miró a mi madre.

"Cuiden bien al pequeño", dijo, con una voz más suave de lo que usaba para hablar.

Levantando una de sus garras, agregó: "Es especial".

Sin esperar respuesta, salió de la cueva y desapareció entre los árboles.

"¿Qué habrá querido decir con eso?" Murmuró mi madre mientras me acariciaba la cabeza.Rin, por su parte, estaba pensativo. Ni siquiera recogió las plumas del piso.

"Debemos ser cautelosos con él. Aunque por ahora parece que salió bien, no sabemos qué más podría querer en el futuro".