La luz del amanecer comenzó a colarse tímidamente entre las grietas de la roca negra que formaba el suelo y las paredes del vasto paisaje que rodeaba a Aleron y sus compañeros. La batalla contra el coloso había dejado una huella profunda, pero el grupo no se permitió detenerse. El Nexo Perdido seguía extendiéndose, y la Esencia estaba al alcance de la mano. La verdadera prueba estaba por comenzar.
Aleron caminaba en silencio, su mirada fija en el horizonte. El poder del Grifo aún latía dentro de él, y aunque el cansancio se hacía evidente en su cuerpo, su determinación no se había debilitado. Sentía que algo había cambiado en su interior. El vínculo con su bestia se había fortalecido enormemente, y ahora no solo sentía su poder como una energía externa, sino como una parte intrínseca de su ser. Esa conexión le otorgaba una claridad que nunca antes había experimentado.
"¿Qué está pasando?", preguntó Kael, mirando alrededor con preocupación. "El aire... está cargado de energía."
Aleron frunció el ceño. La atmósfera había cambiado. El viento ya no soplaba con la misma calma de antes, sino que traía consigo una vibración extraña, casi como un susurro que parecía recorrer el espacio en ondas. Como si el propio Nexo estuviera respirando, esperando algo.
"El Nexo está en su punto más vulnerable", dijo Aleron, su voz firme pero con una carga de tensión. "Si vamos a enfrentarnos a la Esencia, debemos estar preparados. No solo será un desafío físico, sino algo mucho más profundo. El Nexo no permite que nadie llegue tan lejos sin pagar el precio."
"Pero lo que sea que haya detrás de esto… debe ser detestable", murmuró Aria, con los ojos escaneando el terreno. "Nunca he sentido algo así. Como si estuviéramos siendo observados por algo más allá de nuestra comprensión."
"No estamos solos", dijo Aleron, sin apartar la vista del horizonte. "El Nexo no solo nos desafía con monstruos o ilusiones. Nos desafía con nuestra propia existencia. ¿Qué tan lejos estás dispuesto a llegar? Eso es lo que debemos demostrar."
Antes de que pudieran continuar, la tierra comenzó a temblar nuevamente, esta vez con una fuerza mucho mayor. La grieta en el suelo se abrió aún más, y de ella emergió una figura inmensa, una sombra colosal que parecía formada por la propia oscuridad del Nexo. Esta no era una bestia como las anteriores. Era algo completamente diferente: una manifestación de la misma esencia del Nexo.
"¡Es la Esencia del Nexo!", exclamó Kael, con una mezcla de miedo y admiración. "Es... un ser que representa todo el poder del Nexo. No es solo una prueba. Es el final."
Ante ellos, la sombra comenzó a tomar forma, materializándose lentamente en una figura humanoide que parecía estar hecha de pura oscuridad líquida. Los ojos brillaban como dos lunas negras, y su presencia irradiaba un poder tan abrumador que el aire se volvió denso y pesado.
"¿Vas a ser otro que intente desafiarme?", resonó una voz profunda en sus mentes, que parecía venir de todas partes a la vez. "El Nexo es un laberinto que solo los más fuertes pueden cruzar. ¿Qué crees que eres? Un simple mortal que puede vencerme?"
Aleron sintió que la oscuridad lo rodeaba, intentando invadir su mente, arrancar sus dudas y miedos más profundos. Pero su vínculo con el Grifo, con la fuerza que había cultivado en su corazón, resistió esa invasión.
"Soy el maestro de las bestias", dijo Aleron, con voz decidida, "y no me detendrás."
La Esencia del Nexo soltó una risa que resonó como un trueno. "¡El maestro de las bestias! ¡Ridículo! Tú no eres nada ante el poder del Nexo. Ni siquiera tú entiendes la magnitud de lo que enfrentamos. Lo que te espera aquí no es algo que tu magia pueda dominar. El Nexo no tiene dueño."
Aleron apretó los dientes, sintiendo la intensidad de la oscuridad rodearlo. Pero algo en su interior le dijo que no debía temer. La energía del Grifo comenzó a emanar de él con una fuerza creciente. Las plumas doradas brillaron en su mente, y de repente, su cuerpo se llenó de poder como nunca antes.
"¡No!" Aleron gritó, desatando una explosión de energía mágica que iluminó el espacio. La luz dorada chocó contra la oscuridad con un estrépito ensordecedor, dispersando la sombra que formaba la Esencia del Nexo.
La sombra se retorció, como si la luz que Aleron había invocado le quemara, pero luego se reconstruyó, más poderosa que antes.
"¿Crees que puedes desafiarme con esta fuerza?" La Esencia del Nexo se alzó aún más, convirtiéndose en una gigante sombra líquida que parecía desbordar todo a su alrededor. "Este lugar es mi dominio. Mi esencia es todo lo que existe aquí. Todo lo que crees que eres... es un fragmento que podría ser destruido con un solo pensamiento."
Pero Aleron, con el Grifo a su lado, se negó a ceder. "Tu dominio es una mentira. Yo soy el vínculo entre las bestias y los hombres. El poder de la naturaleza no te pertenece. Y mientras tenga mi voluntad... no me rendiré."
Con un grito, Aleron invocó todo el poder del Grifo. Una ráfaga de energía dorada rodeó su cuerpo, y los cielos se llenaron de resplandor mientras un aura de magia pura envolvía el terreno. La energía del Grifo no era solo magia; era voluntad hecha luz, la fusión entre la esencia del humano y la bestia mítica. Aleron alzó sus manos hacia la sombra, y la luz dorada se intensificó, fusionándose con la energía del Nexo mismo.
"¡Este es mi destino!", gritó Aleron. "¡No lo dejaré escapar!"
La Esencia del Nexo gritó, esta vez en un tono de desesperación. El poder de Aleron se estaba desbordando, y por primera vez en todo el laberinto, la oscuridad comenzó a ceder ante la luz.
La sombra, la manifestación misma del Nexo, comenzó a desvanecerse, disolviéndose en fragmentos de oscuridad que se desintegraban al contacto con la luz dorada de Aleron.
Finalmente, con un último estallido de energía, la figura sombría desapareció por completo. El Nexo, que había estado jugando con ellos, se desvaneció también, y el campo se llenó de una calma absoluta.
Aleron cayó de rodillas, agotado por el esfuerzo. El Grifo, que había permanecido a su lado, volvió a su forma etérea, desapareciendo dentro de él, pero dejando un rastro de energía cálida y protectora.
"Lo hicimos", susurró Aria, acercándose a él con una expresión de asombro.
Kael asintió, observando el paisaje que había cambiado por completo. "El Nexo ha caído, pero lo que hemos logrado no es solo una victoria. Es el comienzo de algo mucho más grande."
Aleron miró al horizonte, sintiendo una paz extraña llenar su ser. Pero, en su interior, sabía que este solo había sido el primer paso de un camino largo y peligroso.