Chapter 19 - El despertar del Nexo

La luz dorada que emanaba de Aleron y el Grifo era cegadora, un torrente de energía pura que se estrelló contra las sombras con tal fuerza que las criaturas oscuras retrocedieron, como si la luz las quemara. El vórtice de oscuridad se tambaleó brevemente, pero no se desintegró. La criatura enmascarada, la figura líder de la horda, observaba con una calma aterradora, como si la batalla apenas hubiera comenzado.

"¿Crees que eso es suficiente para detenernos?" dijo la criatura con una sonrisa malévola. "La oscuridad nunca desaparece, solo cambia de forma."

Aleron sintió el peso de sus palabras. La lucha no sería fácil, no bastaba con invocar más poder. Las sombras no solo eran criaturas del Nexo, sino algo más profundo, un vestigio de una era olvidada, que se resistía a ser destruido. Su conexión con el Grifo se había fortalecido, pero el Nexo era un enigma mucho mayor que cualquier bestia.

"¡Kael, Aria, cúbranme!" ordenó Aleron, sin desviar la vista de la criatura. Su mano se cerró alrededor de la empuñadura de su espada, la cual se iluminó intensamente, resonando con el poder de la conexión. "Este no es solo un enemigo físico, es la manifestación del Nexo. Necesito saber más, necesito comprender cómo derrotarlo de raíz."

"¡Claro, déjanos a nosotros!" respondió Kael, lanzándose al ataque sin dudar, su espada brillante como una flecha de luz, mientras Aria movía su cuerpo con rapidez, desplazándose entre las sombras, buscando puntos débiles en las criaturas que los rodeaban.

Aleron cerró los ojos, concentrando toda su energía en el Grifo. La bestia se hizo más grande, más imponente, su cuerpo cubierto de llamas doradas que iluminaban el bosque oscuro como una estrella. A través de esa conexión, Aleron comenzó a sentir algo extraño, algo más allá de la lucha física.

El Nexo... no era solo una puerta, ni un conjunto de fuerzas oscuras que buscaban devorar el mundo. Era un eco de algo más antiguo. Algo que había estado dormido por eones, esperando ser liberado. Y Aleron, sin saberlo, había tocado la punta del iceberg.

La oscuridad comenzó a moverse alrededor de él como una marea interminable. La presencia del Nexo se intensificaba, cada respiración de Aleron parecía hacer que el aire se volviera más denso, como si estuviera absorbiendo la esencia misma del mundo. La figura enmascarada observaba, su mirada fija en él, sin mostrar signos de miedo o duda.

"Lo has comprendido", dijo la criatura, su voz grave y retumbante, como si hablara desde el fondo de un abismo. "El Nexo no es solo una puerta... Es un vínculo entre mundos. Un medio para conectarnos con lo que está más allá. Y tú, joven maestro de las bestias, has sido elegido para ser parte de este vínculo."

Aleron apretó los dientes. "No me importa qué seas o de dónde vengas. No dejaré que el Nexo destruya este mundo. Te detendré."

"¿Detenerme?" la criatura rió, un sonido que resonó en el aire con una calidad antinatural. "No puedes detener lo que ya ha comenzado. El Nexo ya ha comenzado a conectarse con tu alma. Eres su puente. Y por mucho que intentes resistirte, las puertas se abrirán. Los destinos están entrelazados, y tú, Aleron, serás el primero en cruzar."

Un sudor frío recorrió la espalda de Aleron. Cada palabra de la criatura lo tocaba profundamente, como si estuviera escarbando en su mente. Las fuerzas oscuras del Nexo se aferraban a su ser, buscando devorar su voluntad, pero no lo harían. No si podía evitarlo.

"¡Grifo, ahora!" gritó Aleron, desatando toda la energía que le quedaba en una explosión de luz dorada que iluminó el bosque como un sol naciente. El Grifo, con sus alas de fuego y ojos llenos de sabiduría, cargó hacia la criatura, una manifestación de pura furia y energía.

El impacto fue devastador. La criatura fue empujada hacia atrás, pero no cayó. En lugar de eso, la oscuridad que la rodeaba se levantó en una tormenta, formando un vórtice de energía que chocó contra la luz de Aleron. La batalla estaba alcanzando un punto crítico, un enfrentamiento entre la luz y la oscuridad, entre el dominio del Grifo y las sombras del Nexo.

"¡No puedes ganarme!" rugió la figura enmascarada, extendiendo sus manos hacia el cielo. "El Nexo no será contenido. ¡Nada lo detendrá!"

Aleron, sintiendo la presión de la batalla y la creciente energía de las sombras, luchó para mantener el control. Pero algo dentro de él, una voz interna que nunca había escuchado antes, le susurró que no podía hacerlo solo. La conexión con el Grifo, la magia de las bestias que había cultivado, debía ir más allá de lo que conocía. Necesitaba liberar su verdadero poder, el poder oculto dentro de sí mismo.

Con un esfuerzo titánico, Aleron extendió su mano hacia el cielo. La luz dorada comenzó a formarse a su alrededor, pero esta vez, no era solo luz. Era magia. Era voluntad. Era el reflejo de su alma en el mundo.

"¡Este mundo es mío para protegerlo!" gritó, y con esas palabras, la energía de su conexión con el Grifo explotó en una onda expansiva que desterró la oscuridad, empujando a las sombras hacia atrás y rompiendo el vórtice que la criatura había creado.

La criatura, ahora debilitada, cayó de rodillas, sus ojos brillando con una furia indescriptible. "Este es solo el principio, Aleron. El Nexo no se detendrá, y tú serás el primero en caer. El universo entero sucumbirá a su llamada."

Aleron no respondió. Sabía que lo que había hecho no había sido suficiente para terminar con el Nexo de una vez por todas. Pero había dado el primer paso hacia su victoria. Las puertas del Nexo estaban abiertas, pero ahora sabía que la clave para cerrarlas estaba en su interior.

La batalla no había terminado. El verdadero enemigo, el verdadero desafío, aún estaba por llegar.