El suelo todavía vibraba bajo sus pies, como si los ecos de la explosión que acababan de desatarse siguieran resonando en las entrañas del Nexo Perdido. La figura del guardia había desaparecido, desintegrada por el poder de Aleron, pero el aire se mantenía denso, cargado de una energía que parecía desafiar la misma realidad.
Aleron permanecía de pie, observando la neblina que comenzaba a disiparse. Aunque su cuerpo aún estaba cubierto por la resonancia de la batalla, su mente había alcanzado un nuevo nivel de claridad. El Nexo había intentado destruirlo con sus propios miedos, pero él había superado la prueba. Ahora sentía que cada célula de su cuerpo estaba en sintonía con la magia que había despertado en él. Una magia que no solo pertenecía al Grifo, sino que estaba ligada a su voluntad, a su capacidad para desafiar lo que parecía invencible.
"Eso... fue impresionante", dijo Aria, respirando con dificultad mientras se acercaba a Aleron. Sus ojos brillaban con asombro. "No pensé que fueras capaz de algo así."
Kael observó en silencio, sus ojos entrecerrados. "Este lugar... el Nexo no esperaba que Aleron pudiera canalizar el poder de su bestia tan efectivamente. Algo ha cambiado en él. Algo mucho más grande que solo un vínculo con el Grifo."
Aleron no respondió inmediatamente. Estaba mirando al frente, donde la oscuridad parecía tragarse todo lo que existía más allá. Aunque había derrotado al guardia, algo en el aire le indicaba que aún no habían visto lo peor. El Nexo Perdido, ese vasto y misterioso laberinto, no era solo un lugar de pruebas, sino también una prisión de secretos.
"Kael, ¿qué sigue?" preguntó Aleron, su voz grave pero decidida. "¿Qué más tenemos que enfrentar?"
Kael caminó hacia adelante, su rostro sereno pero grave. "Lo que sigue es lo que ninguno de nosotros esperaba. La Esencia del Nexo está más cerca que nunca, pero este lugar se defiende con todo lo que tiene. Y ahora, no solo nosotros estamos siendo observados. También las criaturas del Nexo, los demonios de sombra, comenzarán a moverse para impedir que lleguemos."
Aleron sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. Los demonios de sombra... criaturas que vivían en las profundidades del Nexo y que, según Kael, representaban el verdadero poder de este lugar. No solo eran destructivos, sino que poseían una inteligencia letal, capaz de adaptarse a cualquier situación.
"Entonces, debemos estar listos", dijo Aleron con determinación, reuniendo toda la energía que aún quedaba en su cuerpo. "No vamos a dejar que nada nos detenga."
En ese momento, el aire volvió a vibrar, y el suelo comenzó a agrietarse. Desde las profundidades de la caverna, un grito inhumano se levantó, resonando en todo el espacio. La oscuridad se retorció y se compactó en una forma de energía puramente maligna. Los demonios de sombra habían comenzado a moverse.
Una figura gigantesca emergió de la neblina: un ser compuesto de sombras ondulantes y ojos rojos que brillaban con un odio indescriptible. Su cuerpo parecía cambiar de forma constantemente, como si estuviera hecho de pura oscuridad, adaptándose a cada movimiento y pensamiento. Su presencia era opresiva, un peso tangible que parecía robarles el aire.
"¿Qué... qué es eso?" preguntó Aria, apenas pudiendo articular palabra ante la monstruosidad que se alzaba frente a ellos.
"Es uno de los Demonios del Nexo", explicó Kael, su voz tensa. "Son los guardianes más peligrosos. No solo tienen poder físico, sino que también tienen habilidades para manipular las sombras. No podemos subestimarlo."
Aleron apretó los dientes. Este ser era diferente a todo lo que había enfrentado. No era una bestia común. Era una manifestación pura del Nexo, y por lo tanto, podría ser aún más letal.
"Voy a necesitar todo lo que tienes", le dijo a Kael y Aria. "Esto no lo podemos hacer solos."
Kael asintió sin dudar. "Es lo que venimos a hacer."
Aria extendió su mano, convocando una barrera de energía mágica. "Estoy lista."
El demonio de sombra avanzó con un retumbar de poder. Cada paso que daba hacía que el aire se volviera más denso y pesado, y la oscuridad comenzaba a devorar todo a su paso. Aleron sentía cómo la temperatura bajaba drásticamente, como si la vida misma se estuviera apagando.
Con un grito, Aleron levantó su mano, y una explosión de luz dorada surgió de su palma. La energía que emanaba del Grifo se fusionó con su propia magia, creando una onda de choque que hizo que el demonio vacilara por un momento. Pero no fue suficiente para detenerlo. El demonio comenzó a avanzar de nuevo, su forma tornándose más densa, más amenazante.
"¡No podemos dejar que se acerque!" gritó Kael. "¡Tenemos que atacar desde lejos, aprovechar su debilidad!"
Aria asintió, canalizando rápidamente una corriente de energía mágica hacia el demonio. Sus ojos brillaban con intensidad mientras lanzaba una ráfaga de energía de fuego, que se estrelló contra la criatura con un rugido ensordecedor. El demonio de sombra tembló momentáneamente, pero luego se reagrupó, protegiéndose con una capa de oscuridad aún más densa.
"¡Está absorbiendo todo nuestro poder!" exclamó Aria, viendo cómo la sombra se expandía alrededor del demonio, tragando cada ataque.
Aleron comprendió rápidamente lo que sucedía. El demonio no solo tenía fuerza física, sino que su magia estaba hecha para consumir la energía de los ataques directos. Si seguían atacando de la misma manera, solo alimentarían al enemigo.
"Tenemos que cambiar la estrategia", dijo Aleron, frunciendo el ceño. "¡Vamos a rodearlo!"
El Grifo resonó en su interior, y Aleron extendió su brazo hacia el suelo, invocando un círculo de fuego mágico que rodeó al demonio. Sin embargo, sabía que eso no sería suficiente. Mientras el demonio se debatía contra las llamas, Aleron canalizó toda su energía en un solo golpe. Con una mirada desafiante, extendió su mano, creando un rayo de luz pura que se disparó hacia el demonio con una velocidad asombrosa.
El demonio intentó bloquear el rayo, pero no lo logró. El poder concentrado de Aleron atravesó la oscuridad, alcanzando el corazón mismo de la criatura. Un grito desgarrador salió de su boca mientras su forma se desintegraba, desvaneciéndose en el aire como si nunca hubiera existido.
El suelo tembló una vez más, y luego, el silencio.
"Lo... lo hemos logrado", dijo Aria, respirando con dificultad, mientras caía de rodillas, agotada.
Kael observaba la figura de Aleron con una nueva expresión en sus ojos. "Este es un poder que nunca imaginé que tendrías. El Nexo te está moldeando, Aleron. Estás más cerca de lo que creemos."
Aleron, aunque cansado, se mantenía erguido. Sentía que su poder había crecido de una manera que aún no comprendía completamente. Pero, por primera vez, no le daba miedo. El Nexo lo estaba desafiando a cada paso, pero él iba a enfrentarse a lo que viniera, sin importar cuán oscuro o peligroso fuera.
"Esto es solo el principio", murmuró Aleron. "El Nexo ha comenzado a mostrar su verdadero rostro. Y yo... yo voy a desterrarlo."
El camino hacia la Esencia del Nexo aún estaba lleno de desafíos, pero Aleron sabía algo con certeza: el Nexo no había visto nada aún. Y no importaba lo que viniera, él se enfrentaría a todo con la fuerza de su voluntad y la magia de su bestia.