Chapter 12 - El Fuego Interno

La oscuridad que rodeaba a Aleron se sentía espesa, como si la misma realidad estuviera desmoronándose a su alrededor. El aire, frío y cargado de energía mágica, comenzaba a presionar sobre su pecho. A pesar de sus esfuerzos por mantener la calma, no podía quitarse de la cabeza la visión de Elena, su hermana, desapareciendo en las sombras. Sus palabras resonaban en su mente, una constante acusación que lo empujaba hacia un abismo de dudas y autocompasión.

Se levantó lentamente, sintiendo cómo sus piernas vacilaban bajo su peso. Kael y Aria lo observaban, conscientes de que había sido golpeado profundamente por la ilusión, pero ninguno de los dos se atrevió a interrumpir su proceso. Aleron necesitaba encontrar una forma de seguir adelante.

"No te rindas", murmuró Kael, como si leyera sus pensamientos. "El Nexo no es más que un juego. Y tú, Aleron, eres mucho más que una pieza en este tablero."

Aleron apretó los puños, mirando al vacío que había dejado la visión de su hermana. Aunque el dolor seguía ardiendo en su interior, algo dentro de él comenzaba a despertar. Era como si una chispa se encendiera en su pecho, una determinación que no había sentido hasta ahora.

"Voy a seguir adelante", dijo Aleron, su voz firme, aunque el dolor seguía anidando en su pecho. "No me dejaré consumir por esto."

Aria lo miró, sorprendida por la intensidad en sus palabras. Aunque ella no sabía lo que Aleron había vivido, no podía dejar de admirar la forma en que se levantaba una y otra vez, incluso cuando la oscuridad parecía tragárselo.

"Es más fuerte de lo que pensábamos", murmuró ella, mientras seguía los pasos de Aleron. "Pero, ¿será suficiente?"

Kael, al ver que Aleron había superado su propio miedo, asintió con aprobación. "Solo el tiempo lo dirá."

La oscuridad se espesó aún más cuando avanzaron. El Nexo parecía estar evolucionando, cambiando a medida que ellos se adentraban en su corazón. La distorsión en el aire se volvió palpable, y un ruido lejano, similar a un retumbar, comenzó a resonar en las paredes de la caverna. Era como si algo gigantesco estuviera despertando.

"Eso no suena bien", dijo Aria, frunciendo el ceño.

Kael se detuvo, sus ojos escaneando el horizonte distorsionado. "No es solo el Nexo. Algo más está sucediendo aquí."

Antes de que pudieran reaccionar, el suelo comenzó a temblar con tal fuerza que Aleron tuvo que aferrarse a una roca cercana para evitar caer. El retumbar creció, hasta que una figura colosal emergió de la oscuridad. Era un ser titánico, formado por un torbellino de energía mágica, con ojos rojos y brillantes que parecían observarlos con una inteligencia aterradora. Su cuerpo estaba formado por fragmentos de piedra, cristales rotos y una neblina oscura que emanaba de él, como si fuera una amalgama de todas las pesadillas del Nexo.

"Aleron, esto es... esto es un Guardia del Nexo", susurró Kael, su voz teñida de asombro y respeto. "Es uno de los guardianes más antiguos de este lugar. Solo aparece cuando el Nexo siente que estamos cerca de la Esencia."

El ser no hizo ningún sonido, pero sus ojos brillaron con una furia incontenible. Luego, levantó una enorme mano y la dirigió hacia Aleron, enviando una ola de energía que hizo que el aire mismo se comprimiera a su alrededor.

"¡Cuidado!" gritó Kael, empujando a Aria fuera del camino mientras invocaba una barrera de energía para protegerlos. Pero Aleron no se movió. En lugar de eso, una explosión de poder surgió desde su pecho, respondiendo al ataque del guardia. Era un fuego interno, algo que había despertado en lo más profundo de su ser: la magia vinculada a su Grifo Mitico.

La energía de su bestia resonó a través de su cuerpo, y de repente, todo a su alrededor se volvió más claro. El tiempo parecía ralentizarse por un segundo. Aleron extendió la mano hacia adelante, invocando una corriente de magia pura, canalizada desde lo más profundo de su alma. El Nexo Perdido había intentado tomar lo que más temía, pero en su lugar, había despertado algo que no podía destruir.

El impacto entre el guardia y la magia de Aleron fue descomunal. La onda expansiva hizo que el suelo bajo sus pies temblara aún más, y una serie de grietas apareció en las paredes rocosas de la caverna. El guardia, por un instante, pareció vacilar. Su energía oscura se contrajo, como si estuviera absorbiendo el poder de Aleron.

"¡Esto no puede ser posible!" exclamó Kael, mirando atónito la escena. "El Nexo jamás ha mostrado resistencia como esta."

Aleron sintió que su magia comenzaba a tomar forma, tomando la esencia misma del Grifo, amplificada por el amuleto que colgaba de su cuello. El poder se fusionó, creando una explosión de luz que cortó el aire como una espada, enviando al guardia titánico hacia atrás.

El guardia, debilitado, no se rindió. Una risa profunda y retumbante comenzó a emanar de su forma, una risa llena de oscuridad y desafío.

"¿De verdad crees que puedes derrotarme?" la voz del guardia resonó en la caverna. "Soy la representación misma de las sombras del Nexo Perdido. No puedes destruir lo que soy."

Pero Aleron no retrocedió. En ese instante, comprendió algo fundamental. El Nexo no solo era un enemigo externo. También estaba formado por la duda, el miedo y los recuerdos. Si podía enfrentar esas sombras dentro de él, entonces tendría el poder para destruir al guardia y, más importante aún, al propio Nexo.

"¡Puedo destruirte porque no te temo!" gritó Aleron, concentrando todo su poder en un único punto.

La energía del Grifo se disparó desde su pecho, creciendo en intensidad. El guardia intentó responder con una ola de oscuridad, pero fue demasiado tarde. La luz que emanaba de Aleron era pura, ardiente, casi palpable. El choque fue definitivo.

Un destello cegador iluminó todo el lugar, y el gigantesco guardia fue destruido en un solo impacto. La explosión dejó una onda expansiva que sacudió el suelo y las paredes, pero Aleron no cayó. Se mantenía firme, respirando pesadamente, pero con una mirada de determinación en su rostro.

"Lo hemos logrado", dijo Aria, acercándose con cautela, mirando la caída del guardia con asombro. "Pero... ¿cómo es posible? ¿Cómo pudiste invocar tal poder?"

Aleron miró su amuleto, sus dedos tocando la superficie fría y dorada. "No fue solo mi magia", dijo, con voz rasposa pero llena de orgullo. "Fue mi conexión con el Grifo. Fue lo que he aprendido... lo que he enfrentado. Y lo que soy capaz de hacer."

Kael los observaba en silencio, pero sus ojos brillaban con una mezcla de admiración y algo más. "Este es solo el comienzo, Aleron. Si quieres llegar al corazón del Nexo Perdido, deberás enfrentarte a mucho más que ilusiones."

Aleron asintió, mirando al frente. Sabía que había tomado un paso importante, pero aún quedaba mucho camino por recorrer. El verdadero desafío apenas comenzaba, y el Nexo Perdido tenía muchas sorpresas reservadas para ellos.