Chapter 11 - El Eco del Pasado

La niebla densa que había aparecido junto a la figura sombría ahora se había disipado, pero la presión en el aire no desaparecía. Aleron sentía que el suelo mismo palpitaba bajo sus pies, como si el Nexo Perdido estuviera consciente de cada pensamiento que cruzaba por su mente. El eco de la visión de su madre seguía resonando en su pecho, un recordatorio constante de que este lugar no solo atacaba su cuerpo, sino que se infiltraba en lo más profundo de su alma.

El grupo continuó su camino, pero Aleron podía notar cómo su determinación comenzaba a desmoronarse lentamente. Cada paso lo acercaba a algo desconocido, y no sabía si sería capaz de resistir las pruebas que aún quedaban por delante. Kael lideraba el camino, confiado y sin una pizca de duda en su andar. Aria, aunque visiblemente afectada por lo que acababan de experimentar, seguía su ritmo sin decir palabra, pero Aleron sabía que también estaba luchando con sus propios demonios internos.

"Eso... lo que pasó con esa figura", dijo Aria, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos. "¿Qué era eso? No parece ser algo real, pero aún así, me sentí atrapada."

"Es una de las pruebas del Nexo Perdido", explicó Kael, sin volverse. "Este lugar no solo afecta lo físico. Manipula lo mental, lo emocional. Lo que vimos no era más que una manifestación de nuestros peores miedos, nuestros deseos y lo que más tememos perder. El Nexo lo sabe todo, y lo usa en nuestra contra."

Aleron no dijo nada. No necesitaba que Kael le explicara. Él mismo había experimentado el peso de la ilusión. La imagen de su madre, atrapada en la oscuridad, pidiendo ayuda... había tocado un rincón de su corazón que no había visitado en años. Aleron nunca había tenido la oportunidad de despedirse de ella. Su muerte, ocurrida cuando él aún era un niño, había sido un vacío doloroso, algo que nunca había podido llenar completamente.

"Tenemos que seguir adelante", dijo Aleron, con voz baja pero firme. "Este lugar no nos va a atrapar."

"Lo sé", respondió Kael sin girarse. "Pero no olvides algo importante. El Nexo no solo nos presenta lo que tememos, también nos da la oportunidad de enfrentarlo. A veces, las respuestas a nuestros miedos están en las decisiones que tomamos cuando nos enfrentamos a ellos."

Aleron frunció el ceño. Kael siempre hablaba en acertijos, pero algo en sus palabras hizo eco en su mente. En este lugar, la lucha no solo era externa. Había una batalla interna, una que pondría a prueba sus valores, su voluntad y sus emociones más profundas.

El grupo llegó a una amplia cavidad dentro del Nexo, un espacio rodeado de paredes irregulares que parecían absorber la luz. En el centro, una estructura en ruinas se alzaba, una especie de altar o pedestal rodeado por una serie de marcas extrañas en el suelo.

"Esto... parece un lugar importante", comentó Kael, observando cuidadosamente las marcas. "Estamos cerca de lo que buscamos."

Aleron observó el altar con cautela. Algo en el aire se sentía diferente, más denso, como si el Nexo estuviera esperando algo de ellos. El lugar estaba impregnado de una sensación de poder antiguo, como si no solo las pruebas que habían enfrentado hasta ahora, sino también las que vendrían, tuvieran un propósito más grande.

"¿Qué se supone que debemos hacer?" preguntó Aria, mirando alrededor, claramente incómoda.

"No lo sé con certeza", respondió Kael. "Pero si lo que dicen las leyendas es cierto, este altar está vinculado a la Esencia del Nexo. Aquí, se lleva a cabo la última prueba, donde los elegidos deben enfrentarse no solo a lo que temen, sino también a lo que podrían llegar a ser."

Aleron frunció el ceño, pero Kael ya había comenzado a acercarse al altar. Al hacerlo, una serie de símbolos comenzaron a brillar débilmente en las paredes de la caverna, como si el mismo Nexo estuviera despertando.

"Prepárate", dijo Kael en tono grave, sin mirar atrás. "Esto podría ser más peligroso que todo lo que hemos enfrentado hasta ahora."

Aleron no estaba seguro de qué esperar, pero algo en su interior lo instaba a avanzar. El Nexo Perdido no le dejaría ir tan fácilmente. Y la Esencia del Nexo... parecía ser la clave para comprender todo lo que estaba sucediendo.

Al acercarse al altar, el aire a su alrededor comenzó a distorsionarse, como si la realidad misma se estuviera doblando. En un abrir y cerrar de ojos, el paisaje cambió. Ya no estaban en la misma caverna. En su lugar, una versión de Katalia, la ciudad que había dejado atrás al entrar en el Nexo, apareció ante ellos, pero de una forma oscura y desolada.

"Esto es... ¿qué es esto?" preguntó Aria, mirando horrorizada el escenario frente a ella. Las calles estaban vacías, las casas destruidas, y la ciudad, que alguna vez había sido un símbolo de esperanza, ahora parecía una tumba.

"No es real", murmuró Kael, viendo la expresión de terror de sus compañeros. "Es solo una ilusión creada por el Nexo."

Pero Aleron ya había dado un paso hacia adelante. Algo en su pecho, algo visceral, lo impulsó. Frente a él, una figura apareció de entre las ruinas. No era otra que Elena, su hermana, la única familia que le quedaba. Su rostro estaba marcado por el sufrimiento, y sus ojos, aunque vacíos, miraban directamente a Aleron.

"Aleron..." dijo Elena, su voz quebrada. "¿Por qué me dejaste? ¿Por qué no volviste?"

Aleron sintió que su corazón se detenía en su pecho. Elena había desaparecido cuando él era aún muy joven, y nunca había podido entender por qué. Había crecido con la culpa, con la sensación de que su partida de Katalia había sido la causa de su muerte. Y ahora, allí estaba ella, frente a él, acusándolo.

"No... no es real", susurró Aleron, tratando de mantenerse firme. "Esto es solo el Nexo. No es ella."

"Es tu culpa", repitió la imagen de Elena, su voz llenándose de tristeza y resentimiento. "Tú fuiste el que me abandonó, el que me dejó atrás."

Aleron sintió cómo la culpa lo envolvía nuevamente, como si una sombra de desesperación se apoderara de él. El peso de las palabras de la imagen de su hermana se hizo insoportable. Sus manos temblaron, y su mente se llenó de dudas. ¿Y si era cierto? ¿Y si, al irse, había dejado atrás a su hermana sin quererlo?

"¡Basta!" gritó Aleron, cayendo de rodillas ante la visión. "¡Esto no es real!"

Pero la figura de Elena solo sonrió tristemente, antes de desvanecerse lentamente en la oscuridad. El escenario de Katalia se deshizo también, dejando a Aleron solo en medio de un vacío.

Kael y Aria se acercaron rápidamente, preocupados. "Aleron", dijo Kael, con voz suave, "no te dejes atrapar por las ilusiones. No son reales."

Aleron se quedó allí, respirando profundamente. A pesar de haber resistido la visión, algo dentro de él se sentía fracturado. El Nexo lo había atacado en su punto más vulnerable: sus miedos, sus culpas. ¿Cómo podría enfrentarse a lo que aún no entendía sobre sí mismo?

El Nexo Perdido seguía siendo un misterio. Pero lo que estaba claro ahora era que cada paso que daban los acercaba a algo mucho más grande de lo que jamás hubieran imaginado.