El resplandor del hechizo de Aleron se desvaneció rápidamente, dejando tras de sí un pesado silencio. El suelo, que poco antes había temblado con la agresividad de la Manifestación del Nexo, ahora parecía haberse asentado, como si el eco de la batalla aún resonara en las rocas y el viento. Sin embargo, Aleron sabía que esa calma era solo un respiro momentáneo. El Nexo Perdido no perdonaba a sus intrusos, y más pruebas aguardaban en las sombras.
Aria, que se había mantenido cerca de Aleron, lo observaba con una mezcla de preocupación y admiración. No era solo el poder de su magia lo que la impresionaba, sino la forma en que había manejado el desafío, a pesar de la tentadora ilusión que casi lo desbordó.
"¿Estás bien?" preguntó Aria con voz suave, mientras extendía una mano hacia él.
Aleron asintió, aunque su rostro mostraba signos de agotamiento. El esfuerzo de combinar su magia con la del Grifo había drenado más energía de la que esperaba. Aunque su vínculo con la criatura era fuerte, la magia del Nexo Perdido no era algo con lo que se pudiera jugar. Cada uso de poder dejaba una marca, un recordatorio de lo peligrosa que podía ser esta dimensión.
"Estoy bien", dijo Aleron, aunque no estaba tan seguro de ello. "Solo necesito un momento."
Kael, que se había mantenido en silencio, observó a su alrededor antes de acercarse al grupo. Aunque su rostro se mantenía impasible, sus ojos reflejaban una preocupación sutil, como si estuviera evaluando lo que acababa de ocurrir. No se dejaba llevar por las apariencias; sabía que este lugar era mucho más que un simple campo de pruebas. Era una prisión, una cárcel de mentes, donde aquellos que caían en sus ilusiones nunca volvían a ser los mismos.
"Lo que acaba de suceder no fue más que una advertencia", dijo Kael, su tono grave. "Este lugar tiene el poder de retorcer las percepciones de la realidad. La manifestación que vimos es solo una de las muchas que el Nexo Perdido puede crear. Las siguientes serán más complicadas. Y no solo veremos fantasías del pasado, sino también del futuro."
Aleron frunció el ceño. Las palabras de Kael le hicieron eco en su mente. ¿Del futuro? ¿Cómo podría el Nexo manipular algo que aún no había ocurrido?
"¿Cómo podemos prepararnos para algo como eso?" preguntó Aria, evidentemente desconcertada.
Kael se cruzó de brazos, mirando hacia el horizonte distorsionado. "El único modo de sobrevivir aquí es no perderse en las ilusiones. Debemos mantener nuestra voluntad firme. Cualquier duda, cualquier inseguridad, se convertirá en nuestra debilidad. Este lugar no se alimenta de nuestra magia; se alimenta de nuestras emociones, de nuestros miedos."
"¿Qué tipo de miedos?" Aleron preguntó, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. No quería ni imaginar lo que el Nexo Perdido podría mostrarle si realmente era capaz de manipular los miedos de las personas.
"Lo sabrás pronto", respondió Kael, su mirada fija en un punto en el horizonte. "Cada uno de nosotros tiene algo que teme más que nada. Esos miedos se manifestarán aquí, y si no los enfrentas, te consumirán."
Aleron tragó saliva. Las palabras de Kael no dejaban lugar a dudas. Sabía que el Nexo no era solo una amenaza física. El verdadero peligro residía en lo que cada uno de ellos llevaría consigo. La mente humana era mucho más frágil que el cuerpo, y este lugar lo sabía mejor que nadie.
"Entonces, ¿qué hacemos ahora?" preguntó Aria, rompiendo el silencio que había caído sobre el grupo.
"Primero debemos avanzar", respondió Kael. "No podemos quedarnos aquí. Hay algo en este lugar que debemos encontrar, una clave, tal vez. Pero debemos ir con cuidado. No sabemos lo que nos espera más adelante."
Aleron asintió, aunque en el fondo sabía que no solo enfrentaría desafíos externos, sino internos. El miedo, la duda, la inseguridad: todo eso podría manifestarse en cualquier momento. Y él no estaba seguro de si estaba preparado para lo que el Nexo podría hacerle.
"Empecemos a movernos", dijo Aleron, mirando a su alrededor. "No podemos quedarnos aquí esperando."
El grupo comenzó a caminar, cada uno siguiendo su propio ritmo. La magia en el aire seguía siendo extraña, casi palpable, como si el lugar mismo estuviera observándolos, esperando que cometieran un error. La atmósfera del Nexo parecía volverse más densa con cada paso que daban, como si la misma realidad estuviera deshaciéndose a su alrededor.
De repente, una figura apareció frente a ellos, casi materializándose de la nada. Era una sombra delgada, humana, pero con una presencia que hacía que el aire se volviera pesado.
"¿Quién eres?" preguntó Kael, tomando la delantera. Su voz no estaba llena de temor, pero sí de una cautela que hablaba de la experiencia de haber enfrentado muchos peligros antes.
La figura no respondió. Solo los observó con ojos vacíos, como si los estuviera evaluando. Después, con un lento y deliberado movimiento, levantó una mano y señaló hacia Aleron.
"Él..." La figura murmuró, su voz apenas un susurro. "Él será el primero."
Un estremecimiento recorrió el cuerpo de Aleron. No sabía quién era esta figura ni qué representaba, pero una sensación de opresión le envolvía el pecho. El Nexo estaba comenzando a jugar con su mente, forjando nuevas pruebas.
"¿Qué quieres decir con eso?" Aleron preguntó, aunque su voz sonó menos segura de lo que deseaba.
La figura no respondió. En su lugar, un intenso resplandor de luz y sombras comenzó a emanar desde su cuerpo. La tierra tembló una vez más, pero esta vez no fue un temblor físico. Fue algo más profundo, algo que parecía penetrar en la mente misma de Aleron.
Una visión lo golpeó con fuerza, tan repentina y vívida que casi lo derrumbó. Vio a su madre, su rostro lleno de tristeza y desesperación. Estaba sola, en un lugar oscuro, rodeada por una espesa niebla. La voz de su madre resonó en su mente.
"Aleron... no me dejes aquí... no dejes que ellos te arrastren."
El eco de esas palabras lo paralizó. No pudo moverse. La figura, que ahora parecía más una manifestación de sus propios miedos, observaba cómo la ilusión lo envolvía.
"Es solo una ilusión", murmuró Kael, interponiéndose entre Aleron y la figura. "No dejes que te domine. Recuerda quién eres."
Aleron luchó contra la visión, contra la angustia que amenazaba con apoderarse de él. A pesar del dolor, logró concentrarse, recordar la conexión con su Grifo y la fuerza que le daba. La imagen de su madre comenzó a desvanecerse lentamente, pero no sin dejar una marca en su corazón.
La figura, al ver que Aleron resistía, desapareció en la misma niebla que había traído consigo. El Nexo había lanzado su primer ataque psicológico, pero Aleron no había cedido. Sin embargo, algo dentro de él sabía que esa no sería la última prueba.
"Vamos", dijo Kael, sin mirar atrás. "Esto apenas ha comenzado."
Aleron, aún sintiendo el peso de la visión, asintió. La prueba del Nexo Perdido no era solo un desafío físico. Era una guerra constante contra las sombras que acechaban dentro de él.