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Chapter 18 - CAP18:Esa batalla

Otro de la manada corrió hacia mí, además le siguieron otros. Algunos cayeron en las trampas, dejando un aullido. Más no me importó e inicié a correr en dirección opuesta. Mi plan era usar la mayoría de trampas para atraparlos en ellas, mas no conté que vendrían de todos lados.

—¡Maldición!

Los lobos venían de todas direcciones, no era únicamente detrás mío, sino desde el frente y los lados. Sus números eran unos doce, gruñían a medida que se acercaban a mí. Inicié a intentar encontrar dos soluciones a las que llegué con lógica; la primera era esperar que uno de los lobos atacara y yo usara ese momento para intentar huir por la abertura que eso traería, y la otra era que yo atacaría para lograr hacer mi camino y huir. ¿Cuál elegí? Pues…

—¡BAM!

Mi arma se disparó contra el lobo donde más camino abierto me daba, hiriéndole de muerte con un tiro en la cabeza. Los demás lobos se lanzaron; unos intentaron morder mi cuello y otros mis piernas, pero fallaron porque yo había rodado antes de que eso pasara. Tomé una postura agachada y moví mi arma nuevamente en contra de los lobos, disparando al lobo que estaba en un sitio listo para continuar su ataque contra mí. Mi arma atravesó la cabeza de aquel lobo, mas mientras me disponía a volver a atacarlos, los lobos se dispersaron. No buscaron rodearme, sino usar el terreno que había. La oscuridad de la noche me haría difícil entender qué podría hacer; solo me quedaba usar mis sentidos. De la misma manera que ellos fueron a esconderse, yo inicié a buscarlos, pero al poco tiempo decidí dejar mi velocidad y centrarme mejor en el sigilo. Analicé el lugar donde estaba: los arbustos rodeaban mi sitio y los árboles me cercaban, más el arrollo que estaba cerca era algo que podría usar para sacar provecho.

Usé mi magia vitalista, moviendo mi maná hacia las piernas, tomando un impulso, corrí y brinqué cruzando el arrollo. Desactivé mi magia vitalista; ahora ya no sufría aquellos dolores que antes tenía al usar unos instantes, pero si me excedía, claro que los tendría. Usaría mi magia al mínimo para poder batallar la máxima cantidad del tiempo que pudiera.

Los lobos, al verme cruzar, gruñeron por mi estrategia. Ahora yo cambié el escenario y podría forzarlos a salir de su escondite para que lucharan de una manera más directa. El grupo se movía entre arbustos hasta llegar al río. Yo apuntaba al arbusto más cercano que estaba frente a mí; uno de ellos aulló y en ese instante la mayoría cruzó. Yo disparé, mas no le di a nada; como si los demás lobos lo hubieran esperado, se apresuraron a luchar contra mí. El primero me derribó usando su pata mientras yo intentaba procesar qué había pasado. El lobo, usando sus patas sobre mi pecho, evitaba que yo me levantara y a su vez me perforaba el pecho.

—¡Ahhh!

Grité, mas yo, usando mis manos, agarré el cráneo del lobo para alejarlo de mí. Los demás lobos iniciaron a morder mis piernas y, en un intento, decidí mover el cráneo del lobo 180 grados; le había roto el cuello. Los demás lobos no se quedaron quietos e intentaron repetir la escena de antes, mas yo, consciente de eso, usé mi magia vitalista y pateé a los lobos que me estaban mordiendo. Se alejaron y yo me levanté. Intentaron lanzarse en contra de mí, mas yo disparé otra vez acabándolo. Todavía la pelea no terminaba. Por eso volví a cruzar el arrollo; ahora estaba en la zona de antes, donde me movía de lado a lado. Decidí subirme a un árbol. Con mi magia elemental de agua limpié mis heridas y con magia creacionista vendé mi herida. Pensé en usar la estrategia que utilicé contra el viejo lobo, donde yo me cubría furtivamente con algo evitando que su mordida fuera efectiva, pero la descarté. Ellos no lucharían solo mordiendo mis extremidades, sino que irían a morderme hasta en el cuello. Si me cubría todo el cuerpo, solo estaría limitando mi movimiento.

Mi estrategia ahora era disparar desde un lugar seguro; tenía una buena posición para disparar. Tomé mi arma e inicié a apuntar, mas los lobos se habían escondido mientras yo curaba mis heridas. Intenté llegar a una conclusión lógica: los lobos son seres con buenos oídos y olfato, se caracterizan por su buen trabajo en equipo y son bastante ágiles. Yo me movía de rama en rama, intentando saber dónde estaban; no había sonido ni pista de ellos mientras miraba el suelo.

—Grrrr…

Un sonido pasó junto a mí; no estaban en el suelo, sino en los árboles. Ellos me encontraron porque yo hacía ruido al desplazarme. Ahora yo caía, pero el arbusto amortiguó mi dolor; aquellos recuerdos donde yo hacía parkour con Jonathan me habían servido. Los demás lobos se tiraron y me rodearon, pero habían dejado una zona libre. Yo corrí hacia ella mientras mis enemigos me perseguían con fuerza. Estaba a punto de usar mi magia vitalista para correr más rápido.

—¡AHHHHH!

Yo había caído en una de mis trampas. Los lobos se apuraron a atacarme. Disparé contra el primero, otro caía, pero todavía no terminaba mi pelea. Los demás iniciaron a morderme e intentar tumbarme. Yo, por su lado, lo que hacía era golpearlos; ya estaba en una situación cerrada, pero no imposible de superar. Yo usé mi magia vitalista en mis brazos con tal de golpearlos, alejarlos o matarlos; cualquiera de esas opciones era válida. Ellos no retrocedieron, más yo tampoco. Esta vez decidí salir de mi zona de confort y usar mi magia elemental. Hice el látigo de fuego que había usado contra el oso y con ello inicié a golpearlos. Yo retrocedía mientras los animales se quejaban al inicio, mas pronto iniciaron a encontrar soluciones. Mi látigo no era del todo preciso porque no lo había entrenado, entonces los lobos iniciaron a hacer falsos movimientos que me hacían golpear a un lado, pero atacaban por otro. Esa coordinación fue demasiado fuerte, aunque esto no me detendría. Usé mi magia elemental para moldear un poco más el látigo; le di una forma de círculo al final, golpeé a un lobo con esa parte, el círculo de fuego lo inició a asfixiar y quemar; yo no esperé su muerte.

—BAM.

Disparé contra el animal; se repitió la situación de antes, donde caían. Ahora los lobos retrocedían mientras yo avanzaba con el látigo en mano. Hice lo de antes, pero no salió ninguna bala.

—Mierda.

Debí recargar mientras estaba en el árbol, pensé mientras ahora los lobos se volvían a tirarse contra mí. Esta vez decidí volver a usar magia vitalista, pero no para golpear; el primer lobo que llegó lo agarré por las piernas y, aunque me intentó morder, no lo alcanzó. En cambio, yo lo usaría ahora de arma, golpeando a los lobos con otro lobo. Me hice una distancia; mis piernas me dolían por la trampa de antes, pero ahora tendría oportunidad de hacer algo. Con la distancia que había logrado, me dispuse a terminar con la vida del lobo en mis manos y después subir a un árbol. Usé la magia vitalista de mi pierna que no estaba herida y, con fuerza, logré subirme de un salto. Saqué mis balas y las puse en mi tosco revólver. Una vez listo, decidí bajar antes de que me tumbaran. Decidí apoyar mi peso en mi pierna buena otra vez e intentar disminuir la carga. Los lobos bajaron y saqué mi látigo de fuego. Esta escena duró hasta que pude terminar con todos los lobos.

—Ahhh, ahhhh…

Respiraba de manera irregular mientras intentaba estabilizarme. Sí, había ganado sin necesidad de usar el catalizador; era mejor que antes. Me acosté en el suelo, ya alegre. Había mejorado mucho desde que había iniciado. Fui y bebí agua del arrollo; como si mi vida continuara, mi cuerpo se calmaba. Una vez que terminó, miré el cielo una vez más. Las estrellas iluminaban el cielo mientras acompañaban a la luna que, como si hubiera un círculo encima, solo se veía 3/4 de ella. Algo feliz por mi poder, me fui para mi casa. La escena de donde estaba, aunque bella, no era un lugar para dormir. Tomé lo necesario y me fui recorriendo con prevención y cuidado de mi pierna durante el camino. Cuando ya vislumbré mi casa, entré en ella. Fui a mi habitación, donde me acosté con cuidado; era hora de cuidar mi pierna. Quité los vendajes que había hecho en el árbol, limpié mi herida con mi magia. Una vez

 hecho esto, decidí intentar hacer un yeso que tendría la forma de mi pie; aunque tenía la magia creacionista, lo mejor era iniciar con una magia elemental de tierra para crear moldes. Una vez lista, decidí crear y fortalecer el yeso.

—No haré pierna por un tiempo.

Inicié a reflexionar; no lo había hecho porque estaba afuera en un ambiente peligroso y debía mantenerme listo para cualquier combate.

—Fue difícil, pero ya no usé el catalizador. Pude combinar mi magia de diversas maneras y logré un buen resultado, aunque hubiera sido más fácil si, cuando me tumbaran, hubiera usado el catalizador. Pero esto ya me demuestra que soy mejor que antes; mi lucha contra el oso fue mayormente suerte y la de hoy fue más habilidad.

Aunque tenía claras debilidades en el uso de magia elemental, ya era mejor que antes con otras magias; debería volver a intentar pulirlas como se merecen. Miré mi pierna, ahora vendada. Sí, tenía esta herida que no quería, pero era normal tener que cuidarla. Ahora, algo aburrido, me acosté listo para dormir finalmente en unos minutos.