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Chapter 2 - CAP2:Catalizador

—Supongo que he de terminar lo que inicié y este plato no será la excepción —dije mientras volvía a comer, leía la carta e intentaba recordar que me habían desviado de mi tarea original.

—Uhhmm, está bueno —dije mientras me saciaba.

—Cierto, ¿para qué es el catalizador? Había una biblioteca que puede que me ayude a informarme un poco más —terminé mi comida, bajé por las escaleras, pero tomé rumbo a la cocina.

—No debería dejar desordenado —dije y entré en ella. La nevera estaba a mi derecha y ahora se veía más clara gracias a que el sol ya había salido hace tiempo y no tenía cortinas cerrando las ventanas. Fui y abrí el grifo, el cual cumplió su función, e inicié a lavar los platos, ollas y utensilios que había usado. Una vez terminado, me dirigí a la biblioteca que había. Entré en ella y seguía siendo tan grande y silenciosa como era de esperar. Vi los estantes que abarcaban la habitación, en los que había una cantidad de libros que me daban seguridad de encontrar alguna información.

—¿Ahora cómo debería buscar? Es más que obvio que me demoraría mucho si busco en cada uno sin sentido. Iniciemos por lo obvio, si quiero información de catalizadores, busco un libro de catalizadores. —Con eso en mente, empecé a leer los títulos, pero no vi nada que estuviera relacionado con lo que buscaba.

—Fundamentos en la magia, iniciación en la magia, bestias y mitos, los grandes y legendarios dragones, grandes armas por enanos, leyendas de los hobbits, gigantes y cómo enfrentarlos, registros de las historias de los elfos... Todo esto suena interesante, pero no encuentro lo que quiero —dije mientras miraba arriba.

—Supongo que debería revisar ahí —fui y moví unas sillas, e inicié a buscar más información sobre los catalizadores hasta que finalmente encontré lo que buscaba:

Catalizadores, sus tipos y funciones.

—A saber cuánto tiempo busqué, aunque ponerlo así de alto... Inicio a pensar que es personal —dije y luego fui al sillón e inicié a leer.

—Así que de esta manera funciona el catalizador —dije luego de encontrar lo que buscaba. El catalizador permitía usar un solo tipo de magia infundiendo gracias al maná. Con curiosidad, leí sobre que era posible que hiciera, dándome a entender que el efecto de mi catalizador era crear una llamarada de fuego, pero en caso de que no hubiera poder suficiente, simplemente estallaría. Mi voz temblaba mientras una sonrisa se extendía en mi cara. Con pasos rápidos, me fui a mi habitación y, con mis manos algo temblorosas, tomé el catalizador y, aún más rápido que cuando entré, salí de mi habitación y fui a la entrada principal.

Al salir, sentí como si el mundo se hubiera detenido únicamente para mostrarme con claridad el lugar. Era el mismo bosque que vi antes, pero ya estaba mucho más claro debido a que había pasado bastante tiempo desde el amanecer. Escuché a lo lejos el venir del viento que se anunciaba gracias a las hojas de los árboles y, una vez que llegó contra mí, tomé una respiración profunda con la que me sentí agradecido. Recordando mi propósito, decidí probar el catalizador que vi antes. Tomé una respiración profunda, como decía el libro.

—Ahora debo infundir magia. ¿Cómo lo hago? —pensé, ya que no había contemplado eso, pero rápidamente pude intuir cómo se hacía. Así que inicié a meditar, cerrando los ojos y buscando sentir todo mi cuerpo. Sentí cómo el viento chocaba contra mí, y a su vez podía escuchar cada latido de mi corazón. Cuanto más me enfocaba en mi corazón, podía sentir algo más; era pequeña, como la luz de un fósforo, e intenté moverla lentamente a mis manos, donde estaba el catalizador. A su vez, se podía sentir cómo al frente mío estaba aumentando la temperatura mientras sentía cómo se dirigía el aire a un punto hasta que...

—¡Ka boom! —sonó en la cercanía. Era el catalizador que había hecho el sonido de una explosión.

—Ayyyyy —me quejé mientras ponía mis manos tapándome los oídos.

—Así que de esta manera se usa el catalizador. Supongo que debí tener más cuidado —luego miré a mi alrededor.

—Decía que era una llamarada, pero parece que no fue lo suficientemente potente como para destruir algo. Supongo que no usé el poder suficiente —volví a hacerlo otra vez, pero en este intento moví fuertemente mi maná. Sentí otra vez el calor y la presión centrándose enfrente de mí, pero a mayor intensidad, hasta que creé una llama capaz de quemar un árbol.

—Bum —me desplomé hacia atrás. Intenté moverme, pero no podía; era como si mi cuerpo fuera de hierro. Así que decidí contemplar cómo se quemaba el árbol enfrente de mí, pero luego noté algunos errores míos.

—Lo hice muy cerca de los demás árboles —dije mientras el árbol seguía ardiendo. —Pero tuve suerte, está en un lado alejado de ellos. No creo que sea capaz de hacer un incendio.

—¿Pero qué me pasó? —me pregunté, incapaz de comprender lo que me había sucedido, pero luego asumí una razón.

—Supongo que debí leer primero ese libro de magia y no apurarme a usar el catalizador. —Luego de un rato logré moverme, aunque seguía sintiendo el cuerpo pesado. No llegaba al nivel de antes que me hacía imposible moverme, así que decidí iniciar a leer el libro de Fundamentos de la magia. Pero principalmente decidí iniciar a preparar un almuerzo para mí.

—¿De quién será esta casa? —me cuestioné mientras estaba en mi habitación, recordando que no encontré al dueño de la casa.

—Tiene los elementos para vivir aquí, pero parece que no los ha usado. Ni siquiera parece que hubiera alguien más que yo. —Recordé que al mirar las otras habitaciones estaban vacías, pero a su vez la casa estaba lista como para vivir un largo tiempo.

—Supongo que más adelante conoceré al dueño —me dije a mí mismo mientras comía, pero sin ser capaz de responder mis dudas.

—Hoy estoy muy cansado y solo será un poco más de las 2 de la tarde. Ya sé cómo funciona el catalizador, pero no sé nada del contrato, aparte de que esa tarjeta tiene información sobre eso. Mañana intentaré usar magia; mientras, leeré los fundamentos —me dije a mí mismo. Salí y fui por el libro; afortunadamente estaba en un lugar de fácil acceso porque estaba en una librería inferior. Tomé el libro y me fui a mi habitación, donde inicié a leer.

Precauciones que tener antes de usar magia:

Nunca usar el 100% de tu magia; esto genera que colapses y no te puedas mover durante unos minutos, y que estés agotado durante el resto del día, aparte incapaz de usar magia el resto del día. —Sí, debí haber leído esto antes —me dije luego de saber lo malo que era lo que había hecho. —Bueno, continuemos.

Si intentas usar tu magia cuando estás ya agotado, podrías terminar muriendo.

El perder el control puede llevarte a perder la vida, así que mantén tus hechizos en un nivel estable.

—Así que usar magia conlleva estos riesgos. Bueno, será algo difícil, pero intentaré mantenerme en el margen de lo adecuado. —Pasé la página y continué leyendo, mientras me enfocaba en aprender lo básico para aplicarlo el siguiente día. Conforme leía, el tiempo pasaba, hasta que se oscureció, lo que me llevó a prender la luz y seguir leyendo, inmerso en las bases de la magia. Se escucha tan atractivo las grandes hazañas que podías realizar y podría intentar el día siguiente, pero luego de leer durante tanto tiempo me empezó a llegar el sueño.

—Bueno, supongo que es hora —apagué la luz y me dirigí a la cama. —El dueño no ha llegado; bueno, espero que pueda encontrarme con él o algo similar —dije mis últimos pensamientos antes de quedarme dormido.

En mi sueño, inicié a recordar un poco más de mi vida. El olor era a alcohol; fue lo primero que noté, pero pronto supe el porqué. Estaba en aquella habitación donde se encontraba el hombre de negro y el de chistera, aunque a diferencia de antes, estaban en distintas posiciones. El hombre negro estaba saliendo y el rubio le seguía.

—Bueno, cuéntame un poco más de qué descifraste de eso. Dices que somos afortunados, pero no entiendo el porqué —preguntó aquel hombre que vestía de negro y que posiblemente era yo.

—Cierto, cierto, porque nunca has sido bueno desencriptando, a diferencia de mí, el gran genio —infló el pecho aquel hombre rubio con chistera.

—Sí, sí, lo que digas, pero habla rápido —exigió algo molesto mientras su mano libre se apretaba fuertemente.

—Ya sabes cómo se siente, ¿verdad? —afirmaba mientras inflaba milagrosamente más su pecho.

—Claro que lo sé. Siento que todos los que me rodean son genios en algo y yo apenas soy medio bueno con la magia, pero aun así veo muchos mejores; me da hasta envidia —dijo el hombre de negro, tomando más rápido su copa de vino y sirviendo casi al instante más.

—Qué bueno que comprendes eso —afirmó el de chistera, aunque algo más desanimado, como si no quisiera el resultado que obtuvo. —Esto es nuestro as bajo la manga; será capaz de compensar ese montón de debilidades.

—Espera, ¿eso es posible? —esa frase que le dijeron había sido clave para cambiar su semblante y enfocarse en lo que le dirían ahora.

—Sí, pero esto tiene su debido precio.

—¿Cuál es? —preguntó expectante mientras se acercaba.

—Simple, en algún momento perderás todo tu poder que has logrado y enfrentar grandes monstruos, pero tendrás hasta un plazo de 3 años para prepararte.

—Eso es mala idea, pero si me la estás ofreciendo es por algo —afirmó mientras se levantaba, tomando más alcohol, volviendo a la ventana y miraba nuevamente la ciudad.

—Sí, claro que es duro, pero pude conseguir varias condiciones favorables, ya sabes cómo soy —afirmó orgullosamente mientras se levantaba y se acercaba.

—Un hombre que busca el plazo máximo y la menor exigencia —respondió sin dudar.

—¿Y qué? Eso es cierto, pero logré unas condiciones que jamás imaginarías.

—Dímelas ya que le haces tanto misterio.

—Ja, al saber tendrás que buscar algo más que asombrarte por mi ingenio. Para que sepas, no tendrás que enfrentar esas bestias según mis cálculos durante los próximos 80 años y, cuando lo tengas que hacer, tendrás un lugar de entrenamiento adecuado con información. Es más, hasta te regalarán una casa y todo lo necesario.

—Espera, ¿qué?

—Sabía yo que no esperabas estas condiciones, pero así es; he logrado estas condiciones.

—Venga, ven y fírmalos.

—Sin duda, esto será el primer paso —dijo aquel hombre de negro para luego poner algo de magia en su mano, lo que hizo que brillara, y puso su mano en el papel con inscripciones que no entendía.