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Chapter 9 - 9°. Las hermanas a San Miguel. 7°. Parte:

9° parte : Un pequeño descanso.

En el capítulo anterior…

Aunque los dos pensaban que, si su relación mejoraba o si intentaban casarse, los ataques se harían más fuertes.

-Me

importa poco o nada lo que ellos quieran, yo seguiré siendo tu amigo.

Eres unas de las personas que más aprecio, y nadie me dirá como te tengo

que apreciar, eso es algo entre tú y yo. Tú no me impones como debo

apreciar a nadie, ni a mi madre ni a tus hermanas ni a nadie. Tampoco me

fuerzas a quererte, es algo que no se puede hacer. No veo por qué ellos

deben interponerse en nuestra amistad.

-Opino lo mismo que tú.

Nadie puede poner límite a la amistad entre dos personas. Yo también te

aprecio mucho. Y no quiero que nadie se interponga en esa relación, sean

esos seis o sean nuestros padres.

Los dos jóvenes se miraron, los dos se habían mentido, lo que cada uno sentía por el otro no era solo aprecio, era algo más.

Nodoka

miró los chicos sabía lo que sentía el uno por el otro. No los forzaría

a confesar, no era como los dos padres. Los dos hombres solo querían un

heredero, les daba igual lo que opinasen o quisieran los dos

prometidos… pero se dio cuenta que, si alguna vez Ranma y Akane tenían

un hijo, no dejarían a este en manos de sus padres. Los dos hombres ya

hacían planes de cómo educar a su nieto, pasando por encima de sus

hijos. Si esos dos se creían los dueños de su futuro nieto, lo tenían

mal. Ni Ranma ni Akane dejarían que nadie hiciera con sus hijos, lo que

les hicieron a ellos.

Después del dramatismo de los dos últimos combates. La semifinal se jugaría al día siguiente y la final la semana siguiente...

En este capítulo…

Esa noche en el Café Gato.

Una

enfurecida Cologne echaba una reprimenda a su bisnieta, era una joven

irreflexiva, la había avisado muchas veces. Y la chica siempre hacía lo

que quería.

-Te lo he dicho muchas veces, no ataques así a Ranma,

la penúltima vez te salvó tu rival. Esta vez te ha salvado que Ranma no

le ha tenido miedo a Akane-gata, si no fuese así ahora estarías muerta.

No vuelvas a hacerlo o te castigaré… si sobrevives. Te debo castigar.

Cogió un cubo de agua y la mojó, la chica se transformó en gata. La vieja bruja la metió en un cesto para gatos.

-Debemos

volver a China, hemos sido convocados nosotras y Mousse. Vosotros dos

iréis transformados en animales. Viajando de esa forma, vuestro pasaje

es más barato que él de una sola persona. Lo que me ahorro lo puedo

gastar en recuerdos. Varías Matriarcas me han encargado varías cosas. -

dijo Cologne riendo.

Mousse y Shampoo se miraron, cada uno dentro

de su jaula. La vieja mujer se estaba volviendo una tacaña, últimamente

cada vez que debían viajar utilizaba esa técnica, y lo que se ahorraba,

se lo gastaba en caprichos.

Pero si los convocaban el Consejo de

Matriarcas era grave. Sospechaban que todo giraba en torno a Ranma y

Akane. El chico se había vuelto excesivamente fuerte. Y la chica era el

motivo de ese aumento de fuerza, aunque ella también se había vuelto muy

fuerte. Y ellos dos tenían parte de la culpa de eso, serían castigados,

eso era seguro.

Shampoo había utilizado el sucedáneo del agua del

gato para atracar a Akane, algo prohibido a las Amazonas, sería

castigada por ello, y no sería algo suave. Desde hacía meses su nieta se

estaba desbocado, sus continuas derrotas, la alejaban de lo que debía

ser, una noble amazona, y la acercaban a pasos a la locura.

Pensó

en la maldición de Akane, en las intrusiones que venían en el sobre de

los polvos de la maldición del gato, describían esa maldición como

inestable, que podía ser que la persona maldita no se transformase

siempre que se mojase y no era seguro que esa maldición durase mucho,

que con el tiempo podía desaparecer… pero eso no lo debían saber ni

Ranma ni Akane, si lo descubrían podría intentar vengarse de Shampoo, y

aunque esta se lo merecía, era su nieta y debía protegerla.

Cologne

se imaginaba para que la llamaban. No la dejarían cumplir sus designios

de casar a Ranma con su bisnieta y Akane con alguien de su clan, como

Mousse, la familia de Cologne se volvería muy fuerte e influente.

Además, los dos chicos eran muy independientes no se dejarían dominar

por las leyes de las amazonas, y no aceptarían un matrimonio impuesto…

con una persona que no querían...

En Nerima una chica contemplaba las estrellas. Estaba sentada en el

tejado de su restaurante. Su vida se había venido abajo. El chico al que

había querido durante diez años estaba enamorado de otra. Esta chica, a

pesar de ser su rival, era su mejor amiga.

Había ido diez años

detrás de una sombra y al reencontrarla descubrió que en su corazón ya

había instalado alguien. Hizo todo lo que pudo para que el chico se

fijase en ella, pero él sólo tenía ojos para su rival. A ella sola la

quería como amiga.

Lo peor era que había otras dos rivales. Una

china, la más peligrosa de las tres, tenía muchas técnicas y pócimas y

era la que más sucio jugaba. Y la gimnasta loca, que a pesar de ser la

más débil, también jugaba sucio.

- "Desde que Ranma Y

Akane volvieron de China se miran como si se quisieran confesar su amor.

Han estado a punto de hacerlo, pero por suerte no se han atrevido,

aunque tarde o temprano, lo harán , cada momento que pasa se sienten más

atraídos... Ranma la vigila continuamente, sabe que tarde o temprano la

atacaremos... . Ha ido a esa escuela solamente a protegerla y no estar

separado de ella. Cuando vuelvan estarán tan unidos que nadie podrá

separarlos. hemos pedido la partida, la tenemos pedida del primer

momento."- pensó la chica y se puso a llorar...

Ryoga se sentía abatido, cuando vio la transformación de Akane se

asustó. Vio como Ranma se abalanzaba sobre la ropa de la chica… y la

sacaba transformada en gata. A pesar del miedo patológico del chico a

esos animales, no desmostó tener miedo a su prometida.

Pero cuando

el chico lo amenazó, aparte de ira, vio dolor. Él que siempre pensó que

Akane era demasiado buena para su prometido, vio a este sufrir por su

amiga. Ya lo vio en China cuando la creyó muerta. Ranma se paralizó,

hubiese muerto, si no lo hubiese salvado él. Y si en ese momento Akane

hubiera perecido, Ranma la hubiese seguido, por el dolor que había

sentido.

Nunca podía separar a esos dos, él sabía que la chica

estaba enamorada de su prometido… y en China descubrió que Ranma mentía

sobre lo que sentía hacía Akane.

Era una locura seguir intentando

separarlos, al final solo logaría que los dos que había considerado sus

amigos lo odiasen. Lo mejor era volver con Akari, la chica lo apreciaba.

Pero no sabía que veía en él, aunque él también la quería… miraba con

adoración a otra chica.

Akane se despertó, no era la primera vez esa noche, no podía dormir

tranquila. Ella que alguna veces se había burlado de Ranma y de su

transformación...

-Ahora yo también soy un fenómeno. -Había

llorado pensando en lo que se había convertido. Tenía que huir del agua

fría, como lo hacía su prometido. Su padre y Kasumi se llevarían un gran

disgusto, sobre todo su hermana. Soun culparía a Ranma, el chico no

necesitaba esto. Suficientemente mal lo estaba pasando en estos

momentos, para que le aumentasen el dolor que sentía.

Se giró hacía la cama donde dormía Ranma y se asustó… nadie la ocupaba… estaba vacía.

Ranma

estaba sentado en el tejado, después de acabar esa fase del torneo, se

empezó a sentir fatal, sentía tristeza y culpabilidad. Todo lo que le

pasaba a su amiga era culpa suya. La habían atacado incontables veces

por estar vinculada a él.

Esto no podía seguir así. Cuando

volviesen al dojo hablaría con los adultos y rompería la relación con

Akane, no quería hacerlo, era la única amiga que había tenido en su

vida, no quería perder esa amistad. Pero si ella estuviese a salvo, él

estaría contento.

Antes de que acabase el trimestre hablaría con

la chica, ella sería la primera en saberlo. Aunque conociéndola, ella lo

adivinaría antes. Ella lo conocía bien

Hacía frio, debería bajar e

intentar dormir… pero sabía que no lo conseguiría, estaba muy nervioso,

en ese momento tenía ganas de retozar a cualquiera que le llevase la

contaría. Tenía lágrimas en los ojos debido a que había llorado y

también al mismo frio.

Su prometida lo encontró así, al verlo con

los ojos cerrados y cavilando se asustó, sabia en que pensaba, no quería

que la dejase sola, no se lo iba a consentir.

- ¡Hola Akane!

Siéntate y quédate aquí a mi lado. - ni siquiera la miró. Ella

comprendió que su amigo necesitaba en quien apoyase, y ella estaba allí

para eso. Ayudarlo a levantarse cuando cayese, de la misma forma que él

la ayudaría si le pasase a ella.

-Hace frio, baja conmigo, te

refriaras. Tienes que intentar dormir un poco- sabía que no le haría

caso. Vio las lágrimas en los ojos del chico- ¿Has llorado o me dirás

que es el frio o pondrás otra excusa?

Él la miró, y cerró un instante los ojos.

-Todas

las preguntas son correctas-respondió con una falsa sonrisa. Ella supo

que hablaba en serio, Ranma no estaba de humor para bromear.

Ella se sentó a su lado, y pasaron algunos minutos en silencio.

- ¡No te dejaré! No te lo voy a permitir. - dijo ella de repente.

- ¿Él que no me permitirás? - le preguntó el chico, aunque sabía la respuesta.

-Que te vayas, que huyas. Ya te amenacé una vez. ¡Huye sin mí y… te mato!

Él sonrió sin ganas.

-Soy un peligro para ti, la gente que va detrás de mí, se quiere deshacer de ti…

-

Yo también soy un peligro para ti, tengo dos admiradores, que les

conviene que tú desaparezcas… y soy tu punto débil, aquel que quiera

atracarte, sólo tiene que atacarme a mí. No por qué uno de los dos

desaparezca, lo harán los problemas del otro.

Ranma la miró, tenía

razón. Si él se fuese, ella seguiría siendo perseguida por Ryoga y Kuno

y posiblemente por sus otras prometidas. Y si ella desapareciese,

pasaría lo mismo...

-Tenemos que permanecer juntos- dijo él con

designación- aunque eso signifique que cada uno ponga en peligro al

otro. Si permanecemos juntos no podrán vencernos, somos los mejores- eso

último no lo decía de corazón. No estaba lo bastante animado para

mostrase alegre.

Ella lo miró preocupada, no perecía el mismo

Ranma de siempre, estaba demasiado serio, y no sabía cómo animarlo.

Tenía frio y se acercó lo más que pudo, estaban rozándose, el chico se

puso tenso le gustaba tenerla tan cerca, le gustaba el aroma que emanaba

de su prometida, ese aroma lo tenía grabado en el celebro, si fuese

ciego lo llevaría hasta Akane.

Akane también le gustaba tenerlo

tan cerca, a ella también sentía el aroma personal del chico, también le

gustaba. Por las noches que no podía dormir, se acercaba a la cama

donde dormía su prometido y tenerlo cerca la tranquilizaba.

La chica apoyó, su cabeza en el hombro del chico.

- ¡A… AKA...NE! ¿Qué es? ¿Qué es… estás haciendo? - dijo el chico nervioso.

Ella lo entendió mal, se levantó enfadada y lo miró con furia.

-Si

no me quieres aquí me voy-dijo ella llorando. Y se giró para irse en

ese momento él la cogió por la muñeca de la mano derecha.

-Akane,

¡No te vayas!, ¡por favor! Quédate conmigo- suplicó él. La chica lo miró

y vio la tristeza que había en el corazón del chico, se sentía culpable

por lo que le hizo Shampoo. Notó que en ese momento el chico la

necesitaba a su lado, que a pesar de lo fuerte que era, se sentía débil y

que con ella se sentía protegido.

Se volvió a sentar al lado de

él y volvió a apoyar la cabeza en el hombro del chico. Para su sorpresa

el chico pasó su brazo por su espalda, la cogió por el hombro y la

atrajo para él.

Permanecieron juntos, hasta que una lluvia

pasajera y muy corta les cambio el aspecto a ambos y los obligó a volver

a su habitación.

Después de mojarse con esa parodia de lluvia,

Akane se encontró muy cansada y no tuvo ganas de transformarse en chica.

Ranma se mojó con agua caliente y al llegar a su cama se tumbó a los

pocos segundos roncaba. La gata cuando vio dormido a su prometido, se

bajó de su cama y se subió a la del chico, y se acurrucó a su lado y

allí durmió.

El chico a medianoche se despertó y vio a la gatita

durmiendo a su lado. Al principio se asustó, pero eso sólo duró unos

segundos. Estuvo un rato mirándola, la veía muy sexy. Deseó convertirse

él también en gato y huir lejos con ella y no volver nunca a la

civilización. No supo, hasta unos días después que Akane soñó con eso.

Le pasó un brazo por encima y abrazó la gata, y así se durmió.

Al

día siguiente Akane se despertó. Con ese cuerpo de gata veía a Ranma muy

grande, y este la estaba abrazando, le gustó que la tuviese cogida así.

Y deseó que él la cogiese así… pero no como gata, si no con su

verdadero aspecto.

Akane en contra de su voluntad logró separarse

del chico. Necesitaba ducharse y volver a ser humana. Pero debía

despertar al chico.

Le lamió en la cara y Ranma se despertó.

-Hola

Cat-chan, tienes la lengua áspera, como la lija- dijo el chico con

pereza- se está haciendo tarde- se desperezó- ahora te preparo la ducha.

Se levantó y fue al bañó.

Cuando salió, ya era una chica.

- Su baño está preparado mi bella Cat-chan- dijo haciendo una parodia de reverencia.

El gato fue al baño y saltó dentro de la bañera, y de ella salió Akane.

-Ranma,

me puedes traer el uniforme y no me mires- el chico le hizo caso y

entró, ella vio que Ranma iba a medio vestir. Llevaba la camisa y le

faltaba la falda. -Ranma si yo fuese un chico te encontraría sexy- dijo

Akane bromeando.

- ¡Pervertida! ¡Akane eres idiota! - dijo él

enfadado. - Tengo que aprender tu truco del matillo, ahora te mereces un

martillazo.

Parecía que habían cambiado los papeles. La chica se

imaginó a su prometido pegándole un martillazo, y se rió, el chico se

rió con ella.

Al irse a cambiar notó que el chico no le llevó ropa íntima.

-No me has traído ropa interior.

-No quería quedar como un pervertido.

-

¿Tanta vergüenza te da? Si tú mismo llevas…- se cortó sabía que él

odiaba hablar de ese tema. - lo siento Ranma… había olvidado.

-No

pasa nada… hablando de eso me puedes dejar unas… braguitas… tengo las

mías secándose, y aunque me gustaría, no puedo llevar calzoncillos.

Ella

lo miró y fue a un cajón y sacó un sujetador y dos braguitas y le echó

una a su amiga. -La próxima que te pida la ropa, tráeme ropa íntima, no

te trataré de pervertido.

La chica se acabó de vestir y las dos salieron al pasillo.

Iban

en dirección al comedor. Vieron como sus compañeras las miraban de

forma extraña, sobre todo a Akane. En todas las chicas se veía una risa

burlona. Ranma notó que planeaban algo y su humor se fue haciendo más y

más osco. Akane tenía miedo de lo que podía hacer el chico. Temía una

trampa y no se equivocó.

Pero sería más ruin de lo que podía imaginar.

-

¡Hola gatita! - era Emma. Tenía un tono burlesco. Ranma la miró, la

chica buscaba bronca y él no estaba de humor para aguantar idioteces-te

he traído algo para que comas.

Y le enseñó una rata de laboratorio

y un pajarito. Akane se lanzó asustada sobre el pecho de Ranma. Estaba

asqueada por el ofrecimiento, miró a su prometido a la cara y se quedó

helada de terror. Ranma estaba furioso, Emma lo pagaría caro.

-¡Esta vez te has pasado!- dijo la chica pelirroja- ahora vuelvo Akane.

- No le hagas daño, es mi rival en el combate, quiero enseñarle lo que es el miedo.

-

¿Tú a mí me vas a enseñar…? - no pudo seguir. Tenía a Ranma delante. No

vio a la pelirroja, vio a un chico alto, más que ella, mirándola con

una sonrisa malévola.

Emma dio un paso atrás. El chico le quitó el pajarillo y lo soltó, este se escapó volando.

-

¿No te han enseñado a no ser cruel con los animales? -preguntó Ranma

furioso. Acto seguido le quitó el ratoncito y lo miró. - ¡pobre animal!,

sólo vives para que experimenten contigo. Pues hoy te toca divertirte.

Miró

a Emma y sonrió. La chica no imaginaba lo que le haría Ranma. Se asustó

cuando le estiró la camisa, y se espantó cuando le soltó el ratón

dentro, en la pechera.

Emma empezó a gritar y correr espantada.

Akane la miró, era una venganza ruin y perversa… pero no sintió lastima

de la chica, se lo había buscado. Vio acercarse a Ranma.

- ¿Estás bien, Akane? -dijo Ranma acercándose a ella.

Ella

lo miró y asintió con la cabeza. Él vio en ella un poco de temor y miró

a su alrededor, la miraban en su mayoría con asco. Ranma se puso a su

lado y la cogió por el hombro y ella lo cogió por la cadera.

-La

imbécil que quiera meterse con Akane que antes venga a mí- dijo muy

seria- aún tengo ganas de practicar algunos de mis ataques.

Y fue para entrar en el interior del comedor. Pero en la puerta estaba Kaori que los paró.

-No deberíais estar aquí, es una gata, y tú un travesti, vaya pareja, la gata lesbiana y el travesti-dijo riéndose.

Akane se quedó helada, tenía miedo de lo que podía hacerle su prometido a la chica.

-No

sé de qué hablas, deberías callar, sabemos tu secreto…-soltó Ranma muy

sarcástico- …apestas a alcohol barato y a tabaco. Y también hueles a…

¿marihuana?, ¿fumas porros? Eres demasiado joven para esos vicios. No

vuelvas acércate a nosotros pueden pensar que somos como tú. Te veré en

el combate, búscate un buen hospital… lo vas a necesitar, estarás mucho

tiempo en él.

La chica la miró sorprendida. Y los dejó pasar asustada.

Durante

el desayuno, estuvieron solas en una mesa, nadie se atrevió a acercarse

a las dos chicas, su aspecto serio atemorizaba a las demás comensales.

Una vez acabadas las clases se reanudó el torneó.

-Como

este torneo se está alargando mucho. Será una semifinal doble. -dijo el

árbitro- por una parte, Kaori y Emma, y por la otra… las dos chicas de

intercambio. Hay nuevas reglas.

-Esto no me gusta Ranma-comentó Akane con desconfianza.

-A mí menos que a ti. Prepárate usaran trucos sucios.

-Primera regla: Si una de las integrantes de un equipo pierde… el equipo pierde.

-Segunda regla: Se pueden utilizar armas que no sean de fuego.

-Tercera

regla: Los dos equipos pueden recibir ayudas de sus compañeras- todas

las chicas sonrieron, Ranma y Akane no tendrían ayuda.

-Cuarta

regla: Si alguien muere- y la árbitra se asustó las dos chicas de

intercambio la miraban con una mirada siniestra- no se indemnizará a la

familia.

-Sexta regla- gritó Ranma- si Akane sufre un daño por alguien de fuera, esta subirá y yo me encargare de matarla.

-Séptima regla- gritó Akane- si Ranma sufre un daño por alguien de fuera, esta subirá y yo me encargare de acabar con ella.

-Octava

regla- volvió a bramar Ranma- si la cobarde no sube, desde aquí nos

encargaremos de acabar con todo el sector de donde venga el ataque.

-Os habéis saltado la quinta regla.

Ranma miró a su prometida.

-Quinta regla: La directora no podrá intervenir si sus luchadoras caen. Ni parar el combate. Si lo intenta… no le haremos caso.

-Novena regla: Vale todo tipo de ataques especiales.

-Decima regla: Si uno de nosotros muere- dijo Akane- el otro lo vengará…no escapareis ninguna… haced testamento.

Todas las chicas se quedaron heladas… las chicas cumplirían esa amenaza.

-No podéis hacer eso… empezó la directora.

-Las

reglas establecen que no habrá indemnización… no dice nada de venganza.

- y puso una cara siniestra- rece para no muera uno de los dos o sufra

daño. Por qué nos conocerá desbocados. Y nos falta la última regla. Dila

tú, ¡Akane!

-Onceava regla: ¡Vale todo!.- gritaron las dos chicas de intercambio y se prepararon para luchar.

Empezó

el combate, Kaori y su compañera usaban espadas de madera, Ranma y

Akane se defendieron del ataque, estaban conteniendo el ataque, cuando

Ranma sintió algo en su espalda.

-¡Akane, apártate-le advirtió a

su amiga. las se apartaron de donde estaban. Estaban siendo atacadas por

dos luchadoras más, provistas también de espadas.

Los dos

prometidos se giraron y atacaron a las dos nuevas contrincantes,

pillándolas indefensas. Un momento después las dos chicas nuevas estaban

noqueadas y Ranma y su prometida tenían un arma cada una.

Kaori y

Emma empezaron a hacer ataques secretos con sus espadas. Para ser

parados por sus dos rivales, que usaban los mismos ataques de sus

rivales con mejores resultados.

En cierta parte del estadio estaban los rivales de Ranma, faltaba Ukyo, se negó a acompañarlos.

Cologne había recibido órdenes de ver la final del torneo y postergó el viaje. La acompañaban los dos chicos chinos y Happosai.

- ¿Cómo pueden aprender las técnicas de sus rivales sólo viéndolas una vez? -preguntó Ryoga.

-Los dos tienen un don para la lucha, son excepcionales. - respondió Cologne.

-Son más fuertes que Cologne y yo a su edad. Pero…-dijo Happosai, se calló estaba espantado.

- ¿Pero ¿qué? ¿Qué pasa?

- Creemos que pueden estar desarrollando su propia técnica, una nueva escuela… pero puedo equivocarme…

-

¿En qué te equivoca? -preguntó Mousse. Pero no obtuvo respuesta ni de

los dos ancianos, ni de las dos misteriosas figuras sentadas detrás de

ellos, pero los cuatro estaban muy serios.

Tres minutos después, los dos prometidos se habían deshecho de casi

media clase suya. Sus auténticas rivales estaban asustadas, y miraban a

las chicas que no habían ayudado exigiendo que lo hicieran, pero estas

estaban paralizadas por el terror.

Akane y su prometido estaban hartos de esa semifinal. No la veían como un auténtico combate, eso era una parodia.

-Acabemos con esto ya- pidió Akane a su prometido, - me estoy enfadando.

-

Pues tienes suerte, yo ya estoy muy enfadado- contestó el chico. -No

necesitamos esto- y soltó la espada y su prometida lo imitó- dentro de

diez segundos habremos ganado.

-Yo creo que diez es mucho, solo necesitamos cinco.

- Y eso es aún mucho. - adoptaron posiciones de defensa… y atacaron.

Ni

Kaori ni su amiga vieron el ataque, vieron a sus dos rivales ponerse en

posición de defensa y ya las tenían encima… al siguiente segundo

estaban en las gradas, sus rivales las habían lanzado a más de cincuenta

metros del tatami.

- No han demostrado nada- comentó Kuno- tanto la bella Akane, como la chica de trenza me han lanzado más lejos que a esas.

-

Tiene razón. Si quisieran las habrían lanzado fuera del edificio, se

han contenido- dijo Shampoo- pero Akane no me supera, yo la venceré.

Su

bisabuela la miró con consideración. Si en una lucha entre su bisnieta y

la chica de pelo corto, pudiera apostar, apostaría por… Akane.

Satsuki miró a sus compañeras… habían perdido. Se preguntó qué clase de monstruos eran esas dos chicas.

- Hola Satsuki- dijo alguien.

La

chica se giró y vio la persona que la había saludado. Se alegró de

verlo, pensó que sus problemas con esas dos rebeldes se habían acabado.

La directora estaba furiosa, nada en ese torneo iba como ella quería.

Había jugado con las cartas marcadas y había perdido, si se enteraba la

madre de Ranma estaría perdida.

- Tienes suerte Akemi. -dijo una

voz, la directora tragó saliva asustada- si uno de esos hubiese sufrido

un daño, ahora tendrías un problema grave… pero no estás a salvo, ni mi

hijo ni su prometida olvidaran tus artimañas.