10°. parte: El secreto de Kaori.
A
la mañana siguiente Ranma se despertó y al abrir los ojos lo primero
que vio fue a su prometida dormida. Sonrió, eso sí era un bello
despertar. No podía apartar la vista de ella.
-Soy el tío más
idiota que conozco, tener una belleza así por prometida, y llamarla
marimacho y poco guapa, sólo por divertirme… por qué en verdad la
encuentro guapísima cuando se enfada. No puedo dejar de admirar su
belleza, me atrae como el fuego a una mariposa. - dijo en bajo el chico.
Se
levantó, se aseó y se vistió. Fue a la cama miró a su prometida y la
besó en la frente. Salió y se fue a practicar un poco. Akane estaba
cansada, el torneo la había agotad, pero al día siguiente se la llevaría
al entrenamiento.
Cuando Ranma salió, Akane abrió los ojos, se
había despertado antes que el chico. Y tampoco se pudo resistir
admirarlo. Últimamente estaba muy atento y agradable… pero echaba de
menos al antipático y creído Ranma. Ese viejo Ranma era más divertido,
per sólo un poco.
-Cuesta mucho hacerse la dormida… sobre todo
después de oír lo que ha dicho Ranma. No sabía que cuando me insultaba
realmente me estaba poniendo motes de formas cariñosas. Es tan poco
bueno diciendo cosas bonitas a una chica, supongo que la culpa es de su
padre. Pero yo también lo encuentro irresistible. Me podía despertar y
llevarme con él.
Se levantó y se vistió. Salió en busca de su amigo.
Ranma corrió, era una forma de entrenamiento. Llegó al sitio donde
entrenaba y lo encontró ocupado. No tuvo que ver a la persona que allí
estaba para saber quién era.
- ¿Se puede saber qué haces aquí? -dijo la muchacha que acampaba allí. - me molestas. Este es mi sitio de meditación
-Aquí entrenamos Akane y yo, a veces, tenemos otros sitios. Pero si no nos queremos alejar mucho venimos aquí.
-Hoy no has venido con ella, os habéis vuelto a pelear por una tontería.
Ranma la miró de mala forma. Él y Akane no habían dejado de todas sus peleas, se podía decir que disfrutaban peleándose.
-Eso no es asunto tuyo.
El
chico empezó a entrenar. Kaori no pudo quitar la vista de Ranma, era
muy bueno en las artes marciales… la chica pensaba que era el mejor que
conocía.
Ranma paró de entrenar, se acercó a su mochila sacó una toalla y se secó el sudor.
- ¿Cómo lo haces? - preguntó Kaori.
- ¿Cómo hago el qué?
- ¿Cómo haces para no volverte loco, con eso de la transformación?
-
¿Cómo lo hago? Tal vez por qué tengo el apoyo de una persona
entrometida, pero que siempre me ha apoyado. Sin ella sí que me hubiese
vuelto loco. Yo valoro mucho que esté a mi lado, pero ella no sabe aún
todo lo que vale y significa para mí.
La chica lo miró y se giró. Y entonces Ranma la sorprendió.
- ¿Y tú como lo haces para seguir adelante? Como siendo un hombre puedes vivir continuamente como una mujer.
Kaori lo miró sorprendida. ¿Cómo podía saber eso?
-
¿Te sorprende que lo sepa? Lo supe nada más verte. Tú forma de moverte y
andar no son propias de una mujer. Después de un año te das cuenta que
los dos sexos se mueven de forma distinta.
-Yo no me caí. Yo tuve que tirarme a la laguna de la chica ahogada.
Ranma la miró sorprendido.
- ¿Tuviste que tirarte? - preguntó.
-Si…
- dijo ella. - En mi tribu se todo se reparte en grupos de cinco. El
año que nació Satsuki, nacieron tres niñas además de ella, ya las
conoces siempre vamos... "juntas" … pero hubo un pequeño problema con la que tenía que ser la quinta niña.
-Naciste tú, un niño. -dijo Ranma, estaba muy serio.
-
Pero pronto encontraron la solución, decidieron convertirme en chica…
no soy el primero que le pasa. Lo normal que el convertido o la
convertida, que también las hay, se vuelva loco. A mi convirtieron hace
cinco años, pero me han estado entrenando para ser el guardaespaldas de
Satsuki desde los tres años.
-Y con el roce llegó el aprecio. - dijo Ranma
-
¡No! Yo desde siempre quise a Satsuki. Era mi amiga. Cuando estaba
triste venía para que le diese consuelo. Si su padre le reñía yo era su
pañuelo, ella jamás se dio cuenta que yo…
- ¿Pero por qué no te declaras? Tú no pareces tan tímido con uno que yo sé. Ni ella tiene competidoras…
-Ella no… Pero yo si- respondió Kaori.
Akane
casi logró coger a Ranma… pero lo vio llegar a su lugar de
entrenamiento y allí estaba Kaori, se escondió. Desde allí oyó toda la
conversación, ella como Ranma sabía que Kaori no era una chica, que era
un maldito como Ranma. Pero que el otro chico fuese obligado a meterse
en la laguna. Pero que según parecía lo hizo también por su amor por
Satsuki… pero lo que dijo de él tenía un rival la puso en alerta.
- ¿Un rival? - preguntó Ranma. Kaori le iba a contar algo que lo iba a dejar sorprendido.
-El
rival… es mi hermano mayor… mi propio hermano gemelo. Cuando supo mi
interés por Satsuki, logró ser designado heredero y declamó para él mí
hasta entonces prometida. Al ser el mayor fue el elegido. Yo quedé como
su guardaespaldas, y me obligaron a entrar en la laguna de la chica
ahogada. Ni yo ni Satsuki lo aceptamos. Ella se volvió un rebelde y vino
a este colegio yo no tuve más remedio que venir con ella.
-Pero ¿por qué no le plantas cara a tu hermano?
-No
puedo, nuestras leyes lo prohíben, él será el futuro líder de la
familia. Y yo su sirviente. No es como mi padre, es un ser despotrico.
Maltratará a Satsuki. Para quedarme con Satsuki, debo luchar con él y
vencerlo. Si pierdo… me matará y Satsuki no tendrá nadie que la proteja.
¿Qué harías tú si alguien te la quisiera quitar?
Ranma se quedó parado. No sabía que decir. Pero se sorprendió cuando se oyó hablar.
-No
lo sé. He tenido rivales muy peligrosos. ¿Kuno? A ese no lo consideró
rival, a ella le cae tan mal como a mi… Ryoga, ese ya es muy peligroso,
es dulce y cariñoso… lo que a una mujer le gusta… pero- por algún motivo
no contó el secreto de Pchan.-El más peligroso fue Kyosuke, creí que me
la quitaría… y me lo merecía.-hablaba más para sí que para el otro
chico.- pero cuando más temí por ella fue cuando luché contra la tribu
del Fénix, entonces si vi que la perdía.
Kaori lo miró y su rostro fue cambiando hasta que se enfureció.
- ¡Tú no sabes nada! ¡Tú no comprendes nada!, ¡lo que es querer y que alguien te la quite! - y huyó hacía la escuela.
-No,
no te entiendo. Tú no sabes lo que es que tú peor rival, él que no te
deja acercarte a tu prometida seas tú mismo, tu propia timidez e
inseguridad. Él que se pase todo el día temiendo por su seguridad, él
que no descanse temiendo un ataque de sus rivales. Él que no te deja
acercarte a ella ni te deje invitarla por miedo a lo que puedan hacerle
mis… ¿otras prometidas? Pero estos tres meses han sido geniales, tenerla
tan cerca y a esos locos tan lejos… ha sido algo… maravilloso. No
quiero que todo vuelva a ser como antes, me niego por completo.
Akane
desde su escondrijo vio a la chica huir y escuchó hablar a Ranma, pero
no logró oír lo que decía, pero por la tristeza del rostro del chico se
imaginó que le pasaba.
- ¿Cuándo vas a venir, Akane? Sé que estás ahí. - oyó que la llamaba su prometido.
Ella
salió de su escondrijo y se acercó al chico. Se quedaron mirando. De
golpe él la cogió por una mano y la obligó a sentarse con él. Ella no
opuso resistencia. Notaba que el chico necesitaba que lo apoyasen,
estaba bajo de moral.
-No te preocupes, si es por qué me transformo en gata…
-No
es eso- contestó él. Estaba nervioso, eso le indicó a la chica que le
quería pedirle o decirle algo. Y se preparó para lo peor. -esto… yo…
dentro de una semana cuando… acabe el trimestre… quiero ir las dos
semanas a entrenarme… y quiero… y quiero…
Estaba sonrojado.
-Dilo o ¿No te atreves? Te falta valor- dijo ella, quería que él se lo pidiese.
El chico la miró furioso.
-Quiero que vengas conmigo, no acepto un no. Si no vienes por tu propio pie…- y puso un tono cruel y amenazante- te secuestro.
Ella lo miró sorprendida.
- ¿Te atreverás a secuestrarme? - dijo ella, aunque parecía seria, estaba divertida.
-
¿Me estas desafiando para que lo haga? Y tanto que me atrevo- dijo él
enfadado-Ella se empezó a reír, el chico la miró desconcentrado. -¿Ahora
qué te pasa? ¿De qué te ríes? - preguntó furioso.
La chica lo miró de forma extraña y sacó unos papeles del bolsillo y se lo dio al chico.
- ¿Y esto que es? -preguntó Ranma.
-Sitios de entrenamientos, no son los que frecuentamos.
-Pero ¿Cómo… tú? - estaba sorprendido.
-Pensé
lo mismo que tú. Quería tener dos semanas más de descanso, lejos de
Nerima y nuestros habituales acompañantes. Te iba a pedir que vinieses,
si no acedias- y puso el mismo tono cruel que su prometido un momento
antes- yo también te secuestraría.
Él la miró. No le contestó mal por burlase de él, no quería pelearse con ella. Y se rió.
-No
quejamos de que nos siguen seis locos… pero tú y yo, estamos más locos
que ellos. Es hora de volver a la escuela. Mañana nadie te libra de
entrenarte, ni que me lo supliques.
Ella lo miró y se rió.
-Eso
es lo que tú querías, que yo te suplique, eso no pasará nunca ¡Serás
creído! Mañana serás tú él que supliques que no vaya tan fuerte.
- Eso lo veremos- dijo el chico. Al pasar por el lado de Akane le dio un manotazo en el culo y salió corriendo.
La chica dio un saltó al notar el contacto, y se enfadó.
-
¡Serás pervertido! Veras cuando te coja, ¡Pervertido! ¿Cómo te ha
atrevido? -dijo ella parecía muy enfadada… sabía que era una pequeña
broma del chico… pero eso no significaba que podía jugar así con ella.
Poco
después llegaron a su destino. Akane iba satisfecha, le había dado una
lección al chico, este parecía decaído… pero estaba contento, su
prometida no le dio tan fuerte, otras veces que la había hecho enfadar
fue más violenta, y él había disfrutado haciendo esa pequeña travesura.
-¡Que no se vuelva a repetir!. La próxima vez que me toques el… el… bueno ya me entiendes, te mato.
- ¿Y los pechos? - dijo él simulando inocencia.
-Tampoco. Tú hazlo y te mando al hospital.
El chico se la quedó mirando, se le acercó y la chica lo miró con genio advirtiéndolo.
- ¿Y la cara? - y le acarició la cara. - ¿te puedo tocar esa carita tan preciosa que tienes?
-Ranma,
para ¡YA! - gritó, pero no estaba muy convencida… no quería que pararse
y él no paró. Se le acercó y la besó. Ella se sorprendió. Pero como el
día anterior, ella descubrió que le acompañaba en el beso.
Fue entonces cuando él le pidió algo sorpréndete, ella lo miró asustada. No sabía que el chico quisiera realmente eso.
-Déjame pensarlo un tiempo. Aún es pronto para eso, somos muy jóvenes. - contestó ella.
Él asintió.
-Ten
en cuenta que no cambiaré de idea. Acuérdate que soy tan terco como tú.
No me echaré atrás. Es algo que deseo de que te conocí…- se puso rojo- y
sé que tú también lo quieres. - dijo Ranma
-Si, pero deja pasar un tiempo, Ranma. Aunque los dos lo deseemos, por ahora no es posible.
-Ya lo sé… pero sabes también como yo que llegará el día que eso se cumpla.
Ella lo miro con extrañeza y asintió.
-Pero hasta ese día, debemos hacer como si esta conversación no hubiera ocurrido. Imagínate las consecuencias si supieran que…
Él le tapó la boca con la mano, y miró en todas las direcciones.
-De ahora en adelante no hablaremos de esto, hasta que llegué el momento adecuado. Será como si lo hubiéramos olvidado.
Los
dos se miraron, Ranma cogió una botella de agua y se mojó, como dos
chicas entraron al colegio. Les quedaba un trauma en esa escuela y ellos
no serían más que dos espectadores más y su participación sería muy
pequeña, pero importante.