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Chapter 37 - El Plan de Infiltración

El aire en el túnel bajo la fortaleza de Garhul era denso y frío, como si el propio suelo exhalara una energía venenosa. Kael y Rothar se encontraban en la oscuridad, al pie de lo que podría ser la entrada a la cámara central del bastión enemigo. Ambos estaban completamente cubiertos en sombras, dispuestos a enfrentar lo que se avecinaba. Cada paso que daban sentían la presión del tiempo, sabiendo que no podían dejar pasar más oportunidades.

"Tenemos que hacer esto rápido," murmuró Rothar, su tono bajo y calculador, mientras ajustaba su espada a su espalda. "Si Garhul descubre nuestra presencia antes de que podamos hacer daño, todo estará perdido."

Kael asintió. El plan que habían trazado era arriesgado, pero era la única opción que les quedaba. Sabían que enfrentar a Garhul directamente sería suicida, al menos hasta que pudieran debilitar su poder y destruir su base de operaciones. Si todo salía como esperaban, tendrían una oportunidad de desmantelar la fortaleza desde dentro, comenzando por los recursos que Garhul había estado utilizando para expandir su influencia en Silence.

El primero de los objetivos era sabotear los suministros de Vitalis que Garhul había almacenado en las profundidades de la fortaleza. Sabían que, si lograban destruir esos recursos, podrían cortar el flujo de poder del enemigo y obligarlo a enfrentar las consecuencias de su dependencia de esa fuente. La segunda parte del plan era liberar a los prisioneros que Garhul había capturado. Aunque muchos de ellos eran simples aldeanos, otros tenían habilidades o conocimientos que podrían ser útiles para la resistencia. Kael sentía un deber moral de ayudarlos, pero también sabía que al liberarlos podrían tener más aliados en la lucha contra Garhul.

El túnel en el que se encontraban se extendía hacia un pasillo más amplio, cuyos muros de piedra estaban cubiertos por inscripciones arcaicas y extraños símbolos que Kael no lograba comprender. Todo en la fortaleza tenía un aire antiguo, como si estuvieran dentro de una construcción mucho más vieja que el propio Garhul. La historia que rodeaba este lugar parecía serconde más secretos de los que imaginaban.

"Las celdas de prisioneros deben estar más adelante, cerca del núcleo de la fortaleza," dijo Rothar, mientras ajustaba el mapa que había recibido de los exiliados del asentamiento. "Los depósitos de Vitalis están en la planta baja. Desde ahí, podremos hacer que todo se desmorone."

Kael asintió y apretó los dientes. Sabía que cada paso los acercaba más al corazón de la oscuridad que Garhul había sembrado. Pero no podía dejar de sentirse responsable de las vidas de aquellos que estaban atrapados en esa fortaleza, y de alguna manera, sentía que no solo estaba luchando por su propio futuro, sino también por el de todo aquel que se hubiera visto afectado por el tiránico líder.

El sonido de los ecos de sus pasos sobre la piedra comenzó a amplificarse, y pronto, Kael sintió una ligera presión en su pecho. Era la sensación familiar del Vitalis fluyendo a través de su cuerpo, la energía vital pulsando en su interior como un susurro bajo su piel. Aunque su cuerpo todavía no estaba al nivel de control absoluto que anhelaba, los entrenamientos y los avances que había logrado en el control del Vitalis le permitieron manejar situaciones como esta con una calma más profunda que antes.

"Aquí es donde se separan nuestros caminos," dijo Rothar, deteniéndose frente a un cruce de caminos en el túnel. "El camino hacia las celdas es por aquí. Tú ve hacia el almacén de Vitalis. Nos reuniremos en el centro cuando hayamos cumplido nuestros objetivos."

Kael miró a Rothar, reconociendo la seriedad en sus ojos. Este era un momento crucial, y ambos sabían que cualquier error podría costarles la vida. A pesar de la confianza que Rothar había depositado en él, Kael no podía evitar sentirse una carga, aún sabiendo que estaba luchando por algo mucho mayor que él mismo.

"Nos veremos en el centro," respondió Kael, tomando una respiración profunda antes de continuar su camino hacia el almacén de Vitalis.

Rothar le dio una última mirada significativa antes de desviarse por el pasillo hacia las celdas. Los dos hombres se adentraron en las profundidades de la fortaleza, cada uno con su propio propósito, sabiendo que el destino de la batalla dependía de la ejecución impecable de su plan.

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Kael avanzaba a través del laberinto subterráneo de la fortaleza, esquivando las patrullas de soldados que rondaban las zonas más cercanas a los depósitos de Vitalis. Había aprendido a moverse en silencio durante sus entrenamientos, pero la intensidad de la misión hacía que cada sombra y cada rincón pareciera una amenaza inminente. A medida que se acercaba al almacén, la vibración del Vitalis se intensificaba. Era como si el aire estuviera cargado con una energía oscura, una fuerza que casi se podía tocar, y que emanaba de los extraños artefactos que Garhul había instalado en el centro de la fortaleza.

Kael se detuvo a unos metros de una de las grandes puertas de hierro que bloqueaban el acceso al almacén de Vitalis. A través de las rendijas de la puerta, podía ver el resplandor morado de los pilares de energía que almacenaban el Vitalis, y la sensación de poder era palpable. Pero sabía que no podía perder tiempo. Si los soldados lo descubrían, todo sería en vano.

Con un movimiento rápido, Kael sacó una pequeña herramienta de su cinturón, un dispositivo que Rothar le había enseñado a usar para desactivar mecanismos de seguridad. Con las manos firmemente apoyadas sobre la puerta, comenzó a trabajar en el sistema de cierre. Mientras lo hacía, no podía dejar de pensar en las vidas de aquellos que dependían de su éxito. Cada segundo que pasaba era una carga más pesada sobre sus hombros.

Un crujido leve indicó que la puerta había cedido. Kael sonrió, aliviado por un momento, y empujó la puerta con cautela, deslizándose hacia el interior del almacén. El resplandor morado de los pilares iluminaba la sala, mostrando los extraños dispositivos que Garhul había conectado para extraer y almacenar Vitalis.

Era un espectáculo impresionante, pero también aterrador. Si Garhul estaba manipulando esta energía para sus propios fines, no solo estaría jugando con el equilibrio del continente, sino con algo mucho más peligroso: el mismo flujo de vida que mantenía a todos los seres vivos en equilibrio.

Kael caminó hacia un conjunto de columnas de cristal que contenían el Vitalis en su forma pura. Sabía lo que debía hacer. Con un movimiento controlado, comenzó a liberar la energía de las columnas, saboteando los mecanismos que las mantenían contenidas. Los cristales explotaron en destellos de energía, liberando una onda de choque que resonó en el aire.

El sistema de Vitalis comenzó a fallar. Kael, con el corazón latiendo a toda velocidad, observó cómo la energía se descontrolaba, como si la fortaleza comenzara a reaccionar a su interferencia. Sabía que esto era solo el comienzo de lo que tendría que hacer para asegurarse de que Garhul no pudiera reconstruir su poder tan fácilmente.

Mientras Kael continuaba trabajando, su mente se concentró en una sola cosa: asegurar que este lugar se convirtiera en el principio del fin de Garhul.

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En otra parte de la fortaleza, Rothar estaba enfrentando su propia batalla. El camino hacia las celdas de prisioneros no era más fácil que el de Kael. Los pasillos estaban plagados de guardias y trampas, y la tarea de liberar a los prisioneros se volvía más peligrosa con cada paso que daba. Sin embargo, la determinación en su mirada era firme. Sabía que si todo salía bien, los prisioneros liberados serían un recurso invaluable para la resistencia.

"Lo conseguiremos, Kael," murmuró Rothar para sí mismo, mientras se deslizaba por los pasillos en busca de las celdas.

El destino estaba decidido. La batalla por el futuro de Silence estaba en marcha.