El aire en la sala estaba cargado con una tensión palpable, como si el propio espacio estuviera esperando el choque inminente entre dos fuerzas opuestas. Las paredes de la fortaleza de Garhul, oscuras y cubiertas por símbolos extraños, parecían absorber la luz, haciendo que todo a su alrededor fuera opresivo y sombrío. La sala, grande y cavernosa, estaba iluminada solo por antorchas que arrojaban sombras alargadas sobre el suelo de piedra, creando una atmósfera de terror premeditado. Era el corazón mismo de la fortaleza, el lugar donde Garhul se mantenía recluido, su centro de operaciones. Y ahí estaba Kael, respirando con dificultad, enfrentando a su peor enemigo.
Frente a él, Garhul se erguía como una torre de oscuridad, un hombre cuya presencia desbordaba un aura de peligro. Su figura estaba envuelta en una capa negra, los bordes rojos resplandeciendo con runas oscuras que brillaban con un poder palpable. Su rostro, parcialmente cubierto por una máscara, mostraba solo los ojos, que brillaban con un rojo intenso, como dos brasas encendidas en la oscuridad. Su mirada fija en Kael era penetrante, una mirada que parecía ver a través de él, comprendiendo cada uno de sus movimientos, sus pensamientos, sus temores más profundos.
"Kael Varun," dijo Garhul, su voz profunda y resonante. "He oído hablar de ti. Un niño que se ha atrevido a desafiarme. ¿Crees que realmente puedes derrotarme, con tu limitado dominio del Vitalis?"
El tono de Garhul era burlón, como si estuviera hablando a un insecto que se atreviera a desafiar un tigre. Pero Kael no flaqueó. Su pecho se alzaba con determinación, sus ojos fijos en el enemigo. Había llegado hasta allí, a la fortaleza del hombre que había destruido tanto en su vida, que había arruinado su hogar, matado a su hermano. Había llegado hasta este punto para vengarse, para proteger a los que amaba, para detener la oscuridad que Garhul quería traer al mundo.
"No vine aquí para hablar," respondió Kael con firmeza, su voz tranquila pero llena de intensidad. "He venido a detenerte."
Un destello de irritación cruzó por los ojos de Garhul antes de que esbozara una sonrisa maliciosa. "Entonces, ven. Demuéstrame lo que has aprendido, niño."
La batalla comenzó de inmediato.
Kael se lanzó hacia adelante, desenvainando su espada con una rapidez que había perfeccionado a lo largo de su entrenamiento en Silence. El flujo de Vitalis recorría su cuerpo como un torrente, dándole una velocidad y fuerza sobrehumanas, pero no tan desmesuradas como para agotar sus reservas demasiado pronto. Recordaba todo lo que había aprendido: la técnica de la *Ruptura de Vitalis*, la habilidad para expulsar el exceso de energía y aprovecharla para potenciar sus ataques. A cada paso, la energía fluía en su cuerpo, su espada resplandecía con el brillo del Vitalis puro.
Con un grito, Kael cortó el aire con su espada, dirigida hacia Garhul, quien permaneció inmóvil, observando con calma. Cuando el golpe estuvo a punto de alcanzar su objetivo, Garhul alzó una mano y, en un movimiento casi imperceptible, una barrera oscura de Vitalis apareció frente a él, bloqueando el golpe de Kael con facilidad.
"El Vitalis que manejas es puro, Kael," dijo Garhul, su tono cargado de desdén. "Es una energía simple, directa. Pero lo que no comprendes es que el Vitalis tiene un aspecto más profundo, más oscuro. Lo que yo manejo no es solo fuerza, es control. La habilidad de torcer la vida misma a mi voluntad."
Con un gesto amplio de su mano, Garhul liberó una ola de Vitalis negro, un torbellino de energía oscura que llenó la sala. Kael, sorprendido por la magnitud de la energía, retrocedió instintivamente. La corriente de Vitalis oscuro pareció deformar el aire, y cada paso que daba Kael era como caminar contra un viento imparable. Sintió cómo su propio Vitalis comenzaba a resistirse, como si esa energía estuviera intentando succionarlo, robarle su fuerza.
"Lo que ves frente a ti no es solo Vitalis," continuó Garhul, su voz llena de arrogancia. "Es la oscuridad de la vida misma. Mi control sobre el Vitalis me permite manipular no solo mi energía, sino la energía de todos los seres vivos. Estoy más allá de los límites que conoces."
Kael sintió el peso de esas palabras, pero no cedió. No podía permitir que el miedo lo paralizara. Recordaba las palabras de Rothar, las enseñanzas que había recibido en Silence: *"El Vitalis no es solo lo que usas, es lo que te permite ser. Es la conexión entre la vida y la muerte, el puente entre la luz y la oscuridad. Pero no debes olvidar que, por muy oscura que sea la sombra, siempre hay luz que se puede encontrar."*
"Eso no me detendrá," dijo Kael, apretando los dientes, concentrando su Vitalis en su espada. Una explosión de luz blanca llenó la sala cuando su energía se liberó, contrarrestando el torbellino oscuro de Garhul. El choque de energías creó una onda expansiva que hizo temblar las paredes de la fortaleza.
Garhul soltó una risa, pero su expresión se tornó seria cuando Kael avanzó de nuevo, ahora con mayor determinación. Cada golpe que lanzaba Kael era una mezcla perfecta de técnica y poder, pero Garhul seguía el ritmo, sus movimientos aún más rápidos, más precisos. Cada vez que Kael creía que tenía una abertura, Garhul lo cerraba con una rapidez asombrosa. Era evidente que el líder de Silence tenía un dominio absoluto sobre su propio Vitalis, y las sombras que manipulaba parecían responder a sus deseos.
Con un rugido de esfuerzo, Kael se lanzó hacia él, buscando aprovechar cualquier punto débil. Su espada cortó el aire con velocidad, pero Garhul se desvió con facilidad, respondiendo con una ráfaga de energía oscura. La energía impactó contra el pecho de Kael, lanzándolo hacia atrás con un golpe brutal que lo hizo caer al suelo. La sensación de agonía se extendió por su cuerpo, como si todo su ser fuera consumido por las sombras que Garhul había invocado.
"Te dije que no eres rival para mí," murmuró Garhul, acercándose lentamente, su sombra extendiéndose como una marea oscura. "Tu Vitalis puro es poderoso, pero careces de la habilidad para controlarlo como lo hago yo. Tu energía te consume, Kael. ¿Te has dado cuenta? Estás agotándote."
Kael respiró con dificultad, su cuerpo temblando por el esfuerzo. El agotamiento comenzaba a invadirlo, pero no podía detenerse. No podía fallar. Cada fibra de su ser le decía que debía levantarse. Recordó a su familia, a su hermana, a todos los que había jurado proteger. A todas las vidas que estaban en juego.
Con un esfuerzo titánico, Kael se puso de pie, desafiando el dolor, desafiando la oscuridad que lo rodeaba. "No… no me rendiré…"
Su espada brilló con un destello de Vitalis puro, y esta vez, en lugar de ir directamente hacia Garhul, Kael canalizó el flujo de Vitalis a través de su cuerpo, sobrecargándolo para liberar una onda expansiva de energía. La sala tembló cuando el choque de ambas energías creó una explosión de luz y oscuridad, el impacto de la lucha dejando cicatrices en la fortaleza misma.
Garhul retrocedió ligeramente, sorprendido por el impulso inesperado de Kael. Pero su sonrisa nunca desapareció. "Interesante… Sin embargo, como ya he dicho, estás jugando con fuerzas que no entiendes, Kael Varun. El Vitalis es solo una parte de lo que puedo controlar."
Con un movimiento de su mano, Garhul liberó una ola de Vitalis negro que rodeó a Kael, sus sombras tomando forma física. En ese instante, Kael comprendió la magnitud del poder de Garhul. Lo que había pensado que era solo una batalla por el control del Vitalis se estaba convirtiendo en algo mucho más grande. Y ahora, se encontraba atrapado en las garras de la oscuridad, sin saber si lograría escapar.