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Chapter 35 - El Limiar de la Muerte

La fortaleza de Garhul se erguía ante ellos, una oscura montaña de piedra y metal corroído que reflejaba la desolación del continente de Silence. El aire alrededor de la estructura era pesado, cargado con una sensación de opresión, como si la misma tierra intentara rechazar la fortaleza que se erguía sobre ella. Kael, con el pecho agitado y los ojos fijos en la entrada de la fortaleza, no podía evitar sentir que algo terrible los esperaba dentro. Cada paso que daba hacia esa oscuridad se sentía como una advertencia, un recordatorio de que lo que estaban a punto de enfrentar iba más allá de todo lo que había conocido.

"No hay vuelta atrás, Kael." La voz de Rothar lo sacó de sus pensamientos, y el hombre lo observó con seriedad. "Garhul es peligroso, y sus lugartenientes aún más. Pero esto es lo que vinimos a hacer. Lo que tenemos que hacer."

Kael asintió sin pronunciar palabra, sus músculos tensos, preparados para el desafío que tenía por delante. Sabía que cada batalla lo acercaría más a la verdad, pero también entendía que aún no estaba listo para lo que se avecinaba. A pesar de los avances que había logrado en el control de su Vitalis y sus técnicas de combate, la sensación de inseguridad seguía acechando en lo más profundo de su ser. Esta misión no solo ponía a prueba su fuerza física, sino también su capacidad para enfrentarse a sus propios límites y miedos.

Al entrar en la fortaleza, el ambiente se volvía más y más denso, como si el Vitalis que fluía por el lugar estuviera saturado, desbordando su propia energía. Era una sensación extraña, opresiva, que hacía que Kael sintiera que algo más allá de su control lo observaba, como si la misma fortaleza estuviera viva.

"Cuidado," murmuró Rothar mientras avanzaban por un pasillo oscuro, apenas iluminado por las antorchas que parpadeaban a su alrededor. "No sabemos lo que podemos encontrar aquí. Mantén la calma y observa cada movimiento."

No necesitaba ser recordado. Kael estaba completamente alerta, los ojos escudriñando cada rincón de la fortaleza, buscando cualquier signo de movimiento. Cada paso que daban parecía resonar en las paredes, como si estuvieran desvelando secretos antiguos.

De repente, un ruido rompió el silencio. Un grito, seguido de un sonido metálico, como si algo hubiera sido lanzado al suelo. Kael no vaciló, corriendo en dirección al sonido junto a Rothar, con el corazón latiendo acelerado en su pecho. No sabían qué los esperaba, pero la urgencia en el aire era palpable. Algo se estaba acercando.

Cuando llegaron a la sala de origen del ruido, fueron recibidos por una figura encapuchada, de pie frente a ellos. Era alto, imponente, con una presencia que parecía oscurecer aún más el ambiente. En sus manos, sostenía una espada negra, cuya hoja reflejaba la luz de las antorchas con una intensidad maligna.

"¿Quiénes son ustedes?" La voz del hombre resonó como un eco en la sala. "¿Se atreven a desafiar a Garhul?"

Rothar adelantó un paso, desenvainando su propia espada, pero Kael sintió una presión abrumadora al estar frente a este nuevo oponente. El hombre frente a ellos no era un simple soldado. Era alguien que había sido marcado por la oscuridad misma, alguien que sabía cómo manipular el Vitalis de manera letal.

"Soy Rothar," dijo el hombre, "y este es Kael, un joven que no sabe aún lo que está enfrentando."

El misterioso enemigo soltó una risa seca, burlona. "Un novato, ¿eh? Qué interesante. ¿Creen que pueden detenerme? Soy uno de los elegidos de Garhul, y tengo el poder del Vitalis transformado en mis manos."

Kael sintió cómo la presión en el aire se intensificaba. El hombre frente a ellos no solo era un guerrero hábil, sino que parecía tener un control sobre el Vitalis mucho mayor que el suyo. Cada movimiento suyo irradiaba una energía oscura que Kael apenas entendía.

"Ten cuidado, Kael," le advirtió Rothar, tomando una postura defensiva. "Este hombre no solo tiene fuerza bruta. Su control sobre el Vitalis es devastador."

El lugarteniente de Garhul sonrió de nuevo, como si hubiera leído la mente de Rothar. "El Vitalis es una herramienta, ¿no es así? Pero algunos sabemos cómo convertirlo en una arma. Déjame mostrarles."

Con un solo movimiento, el hombre levantó la espada y un destello de energía oscura se proyectó hacia Kael y Rothar. Kael reaccionó instintivamente, levantando su espada para bloquear el ataque, pero el choque fue tan fuerte que casi lo lanzó al suelo. Su brazo ardía por el impacto, y el aire a su alrededor se llenó de un calor abrasador.

"¡Impresionante!" exclamó Rothar mientras desviaba un golpe del enemigo. "Este es el poder que Garhul ha desatado. Pero no será suficiente."

Kael, sin embargo, sentía su agotamiento creciendo rápidamente. El uso del Vitalis para bloquear y contrarrestar los ataques lo estaba desgastando más rápido de lo que esperaba. Cada vez que intentaba usarlo, sentía la presión sobre su cuerpo, el dolor acumulándose, la fatiga apoderándose de sus extremidades. La lucha que estaba librando no era solo contra el enemigo frente a él, sino contra su propio cuerpo, que no respondía con la misma rapidez con la que su mente pensaba.

El lugarteniente aprovechó la oportunidad para lanzar un nuevo ataque. Con una ráfaga de energía oscura, lanzó una estocada directa hacia Kael. Este apenas logró esquivar el ataque, pero la espada del enemigo rozó su costado, dejando una herida profunda. Kael cayó de rodillas, jadeando por la presión que sentía en su cuerpo.

"¡Kael!" gritó Rothar, alejándose rápidamente del enemigo para protegerlo.

El lugarteniente, al ver la debilidad de Kael, sonrió con satisfacción. "Así que este es el gran guerrero que vino a desafiar a Garhul. Patético."

Pero antes de que el hombre pudiera dar el golpe final, Rothar se interpuso, bloqueando el ataque con su espada y empujando al enemigo hacia atrás. "¡No lo subestimes!" gritó, su voz feroz, mientras su propia espada vibraba con el poder del Vitalis que canalizaba.

Kael, a pesar de la herida y la fatiga, se levantó con dificultad. El dolor le nublaba la mente, pero algo dentro de él se despertó. Recordó las palabras de Rothar, lo que le había enseñado: no podía seguir luchando contra su entorno. Necesitaba usarlo a su favor. Necesitaba encontrar el equilibrio en su uso del Vitalis, un equilibrio que no lo agotara, sino que lo potenciara.

Con un esfuerzo titánico, Kael comenzó a expulsar parte del Vitalis de su cuerpo, de la forma que había practicado en su entrenamiento, pero esta vez con una mayor concentración. El Vitalis salió en ondas de energía, iluminando el aire a su alrededor con un resplandor purpúreo. Se sentía más liviano, más enfocado. Su espada comenzó a brillar con la misma energía, y Kael, con una determinación renovada, avanzó de nuevo hacia el enemigo.

El lugarteniente, sorprendido por el repentino cambio en la intensidad de la lucha, trató de bloquear el siguiente golpe de Kael, pero su fuerza había crecido. El joven lo empujó hacia atrás, usando la misma energía del Vitalis para potenciar cada movimiento, para darle velocidad y fuerza a su ataque.

"Eso es," murmuró Rothar desde atrás, observando cómo Kael se levantaba y comenzaba a tomar el control de la batalla.

Kael no dejaba de atacar. Cada golpe que daba era más preciso, más fuerte. Finalmente, con un movimiento rápido y decisivo, desarmó al lugarteniente de Garhul, dejándolo de rodillas. La lucha había sido feroz, pero Kael había aprendido a usar el Vitalis de manera más eficiente, sin dejar que lo consumiera.

El lugarteniente, derrotado, se quedó mirando a Kael, impresionado. "Eres más fuerte de lo que pensaba."

"Pero todavía tienes mucho que aprender," murmuró Rothar, acercándose para darle a Kael una palmada en el hombro. "Aún no estás listo para enfrentarte a Garhul. Pero has dado un gran paso."

Kael, exhausto pero triunfante, asintió con la cabeza. Había pasado la prueba, pero sabía que aún quedaba mucho más por enfrentar. El verdadero desafío estaba por venir.