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Chapter 27 - Rastro de Sombras

El viento soplaba con fuerza entre las copas de los árboles, agitando las hojas caídas y creando una especie de murmullo constante que parecía resonar en las profundidades de Silence. Kael se encontraba de pie, observando el paisaje ante él, mientras una ligera brisa hacía que su cabello pelirrojo se moviera de un lado a otro. Aunque el dolor de la herida del día anterior aún pulsaba en su costado, Kael había aprendido a adaptarse, a sobreponerse a las molestias. Había dejado atrás su primer error, comprendiendo que no podía luchar contra el entorno. Ahora, el entorno era su aliado, y el Vitalis su principal herramienta.

Rothar caminaba a su lado, siempre en silencio, su mirada fija en el suelo, buscando signos de algún peligro o pista sobre lo que podrían encontrar. Kael lo observaba, tratando de entender su naturaleza imperturbable, esa calma tensa que Rothar mantenía en todo momento. Si alguien había aprendido a sobrevivir en Silence, ese era Rothar, y Kael se esforzaba por seguir su ejemplo.

—Recuerda lo que te enseñé —le dijo Rothar sin volverse a mirarlo. Su tono, como siempre, era grave. —El Vitalis es tu cuerpo. Si lo usas correctamente, lo dominarás, pero si te dejas consumir por él, te destruirá.

Kael asintió, su mano rozando el cristal que llevaba colgado en su muñeca, el cual indicaba la cantidad de Vitalis que tenía disponible. Desde que comenzó su entrenamiento, Kael había aprendido a manipular el flujo de Vitalis dentro de su cuerpo de manera mucho más eficiente. Aún no estaba cerca de dominarlo completamente, pero ya podía hacer que el Vitalis potenciara sus movimientos, dándole una mayor agilidad y fuerza. Su cuerpo, debilitado por la falta de talento natural, ahora comenzaba a resistir mejor el desgaste físico, y su control sobre la energía vital era más preciso.

Con cada paso, Kael notaba la diferencia. Sentía el Vitalis recorrer sus venas, como un río de energía que le permitía moverse con rapidez y reducir el impacto de la fatiga. Estaba lejos de ser un experto, pero sus avances le daban esperanzas de que podría convertirse en alguien capaz de defenderse en Silence.

—¿Qué vamos a hacer hoy? —preguntó Kael, rompiendo el silencio que los envolvía.

Rothar se detuvo y levantó la mano, señalando un punto más allá. Kael, siguiendo su gesto, vio lo que había captado su mirada. En el suelo, cerca de un grupo de árboles caídos, había restos dispersos de lo que claramente había sido una batalla reciente. Trozos de armaduras destrozadas, armas rotas y rastros de sangre se mezclaban con las huellas de varias criaturas grandes, pero también había señales de algo más. Unas huellas humanas.

—Otros sobrevivientes —dijo Rothar, su tono bajo y calculador. —Esto no es algo común en Silence.

Kael sintió un escalofrío recorrer su espalda. Aunque había estado en Silence durante varias semanas, nunca antes había encontrado señales claras de otros humanos. La soledad de este continente era casi absoluta, y la idea de que alguien más estuviera aquí, sobreviviente como él, lo hacía sentir una mezcla de curiosidad y desconfianza.

—¿Qué deberíamos hacer? —preguntó Kael, sintiendo la tensión en el aire.

Rothar no respondió de inmediato. Observó el terreno, como si estuviera analizando cada detalle. Luego, sin prisa, comenzó a caminar hacia el lugar donde yacían los restos de la batalla.

—Vamos a investigar. Pero mantén la guardia alta. No sabemos quién o qué dejó estos rastros.

Kael asintió y lo siguió, manteniendo su espada en la mano y su cristal de Vitalis listo. Aunque había aprendido a usar el Vitalis para mejorar sus movimientos, siempre sabía que los peligros de Silence no podían subestimarse. Cada paso podría ser el último.

A medida que se acercaban a la escena de la batalla, Kael pudo ver con más detalle lo que Rothar ya había identificado: un enfrentamiento entre criaturas y humanos. Algunos de los restos humanos parecían recientes, otros no tanto. Kael observó una armadura rota en el suelo, y al acercarse, notó que aún llevaba el símbolo de una de las facciones que Rothar había mencionado antes: los sobrevivientes de Silence.

—Parece que la batalla fue feroz —dijo Kael, mirando los restos esparcidos por el suelo. —Pero, ¿dónde están los sobrevivientes?

Rothar, que se había agachado para examinar un trozo de tela rasgada, levantó la vista, su expresión seria.

—Es probable que hayan sido atrapados por las criaturas. O tal vez hayan huido. Silence no perdona. Si alguien encuentra refugio, no hay garantías de que permanezca con vida por mucho tiempo.

Kael sintió una punzada de incomodidad al escuchar las palabras de Rothar. El pensamiento de huir, de ser cazado, no le era ajeno. Sabía que el miedo era una emoción poderosa, y Silence era una tierra donde el miedo podía ser la última sensación que experimentaras.

Mientras investigaban más a fondo, Kael notó algo peculiar. En el suelo, cerca de donde había caído una espada rota, había algo que no encajaba con el caos de la batalla. Un símbolo tallado en la tierra, un círculo rodeado de líneas rectas, casi como un mapa o una marca ceremonial. Kael se agachó para observarlo mejor, y de inmediato sintió una extraña vibración en el aire, como si el Vitalis en su cuerpo respondiera a la presencia de este símbolo.

—Rothar, mira esto —dijo Kael, señalando el símbolo en el suelo.

Rothar se acercó lentamente, observando la marca con atención. Por un momento, no dijo nada, pero sus ojos brillaron con una intensidad inusual.

—Es un antiguo símbolo —dijo finalmente Rothar, con voz baja pero cargada de significado. —Lo he visto antes, pero nunca en esta forma. Este símbolo está relacionado con los primeros habitantes de Silence, los que antes de la caída de este continente, adoraban a las criaturas y al entorno de la manera que nosotros lo hacemos ahora.

Kael sintió una oleada de intriga y miedo al mismo tiempo. Las criaturas, los símbolos, todo parecía estar conectado de alguna manera. Las huellas humanas, los restos de la batalla, el extraño símbolo… todo apuntaba a algo más grande, algo que Kael aún no lograba comprender completamente.

—¿Qué significa todo esto? —preguntó Kael, su voz tensa.

Rothar se quedó en silencio por un momento, mirando el símbolo una vez más antes de responder.

—No lo sé. Pero lo que sea que haya sucedido aquí, nos ha dejado una advertencia. Silence tiene más secretos de los que imaginamos.

Kael no sabía si se sentía más preocupado o más curioso. Sin embargo, algo en su interior le decía que esto no era una coincidencia. La presencia de otros sobrevivientes, el símbolo, las huellas… todo esto parecía estar conectado de alguna forma con el destino que le esperaba en este continente salvaje.

Antes de que Kael pudiera hacer otra pregunta, Rothar hizo un gesto con la mano para que se detuviera. En el horizonte, se escuchó un rugido lejano, bajo y gutural. El sonido de algo grande, algo peligroso, que se acercaba rápidamente.

—Mantente alerta —dijo Rothar, en tono grave—. Lo que sea que haya dejado estos rastros, no es lo único que habita Silence.

Kael asintió, su mano cerrándose firmemente alrededor del mango de su espada. El rugido sonó más fuerte, y una sensación de terror indescriptible se apoderó de él. Silence no solo era una tierra de supervivencia, sino también una tierra llena de secretos oscuros. Y ahora, Kael comenzaba a entender que su viaje en este continente salvaje apenas estaba comenzando.