Kael Varun avanzaba a través de la desolada llanura de Silence, la densa niebla que cubría el terreno como un manto pesado. La luz del sol apenas alcanzaba a filtrarse, creando una atmósfera lúgubre y sombría. Cada paso que daba parecía no llevarlo a ningún lugar, como si el mismo continente estuviera intentando tragárselo. Sin embargo, algo en su interior le decía que había más en este lugar de lo que sus ojos podían ver.
Con la espada en la mano y el cristal de Vitalis colgando débilmente de su muñeca, Kael continuaba su exploración. Aunque su Vitalis seguía siendo limitado y su cuerpo cansado, la curiosidad y la necesidad de respuestas lo mantenían en movimiento. Había algo en el aire, algo que le picaba la piel y le hacía sentir que no estaba solo. El rastro de Vitalis era débil pero constante, como si algo, o alguien, hubiera dejado una huella en el ambiente. El problema era que este Vitalis no emanaba de seres vivos. Era como un vestigio de lo que alguna vez fue.
Mientras caminaba entre las rocas y los escombros de lo que alguna vez pudo haber sido una ciudad, Kael notó una extraña formación en el horizonte. Unas ruinas, parcialmente cubiertas por la niebla, se erguían ante él. Aunque su forma estaba distorsionada por el paso del tiempo, aún conservaba una estructura imponente. Podía distinguir columnas rotas y paredes que se alzaban como gigantes decaídos, testigos mudos de un pasado perdido. Se acercó, moviéndose con cautela, sabiendo que cualquier señal de vida en este lugar podría ser peligrosa.
**Las Ruinas Antiguas**
Al llegar a la entrada de lo que parecía ser un antiguo templo o fortaleza, Kael se detuvo. Las inscripciones que adornaban las paredes eran extrañas, ajenas a cualquier idioma que él conociera. Eran símbolos intrincados, formados por líneas que se entrelazaban y círculos concéntricos, pero no podía entender su significado. Lo que sí le llamó la atención fue el residuo de Vitalis que se sentía en el aire. No era mucho, pero estaba ahí, impregnado en cada rincón, como si alguien lo hubiera dejado atrás a propósito.
Con la mano libre, tocó la superficie de una de las paredes, y al instante sintió un cosquilleo en sus dedos. Era una sensación familiar, como la que sentía cuando canalizaba su Vitalis, pero más débil y desvanecida. Este lugar había sido importante, eso lo sabía con certeza. Algo significativo había ocurrido aquí, pero ¿qué?
Se adentró en las ruinas, el sonido de sus pasos amortiguado por el polvo y la suciedad acumulada con el tiempo. Mientras exploraba, Kael descubrió herramientas y artefactos olvidados. Algunas eran tan antiguas que se desintegraban al tocarlas, pero otras parecían relativamente intactas. Encontró una daga de aspecto rústico, una especie de amuleto con un símbolo parecido al de la "Religión de la Luz Vital", aunque con un diseño distorsionado. Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue una estructura de piedra que parecía un altar, rodeado por estatuas de figuras humanoides.
Al acercarse al altar, Kael notó que el Vitalis en el aire aumentaba de intensidad, como si la piedra misma estuviera cargada con una energía antigua. Sintió una extraña presión en su pecho, como si algo le estuviera llamando. ¿Era posible que el altar estuviera relacionado con el origen del Vitalis? ¿O tal vez con la historia olvidada de Silence?
Antes de que pudiera investigar más a fondo, un rugido resonó en la distancia, haciendo eco a través de las ruinas. Kael se tensó inmediatamente, los músculos de su cuerpo alertas. Su mano apretó la empuñadura de la espada, y los ojos recorrieron el entorno en busca de una posible amenaza. El sonido no venía de las ruinas mismas, sino de algún lugar más allá de ellas, entre la niebla que cubría el horizonte.
**La Emboscada**
De repente, el suelo debajo de Kael tembló ligeramente, como si algo grande se estuviera acercando rápidamente. Un destello de movimiento lo hizo girar hacia su izquierda. En un abrir y cerrar de ojos, la niebla se disolvió momentáneamente, revelando a las criaturas que se deslizaban entre las sombras.
Kael apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando la primera de ellas apareció ante él. Era una bestia enorme, de aspecto semejante a un lobo, pero con el tamaño de un oso. Su piel era de un gris enfermizo, cubierta por parches de piel escamosa, y sus ojos brillaban con una intensidad antinatural. La criatura dejó escapar un gruñido bajo, y en su aliento Kael pudo sentir una presencia cálida que lo incomodó. Un rastro de Vitalis corrupto emanaba de ella, y la presencia de esta energía oscura le hizo erizar los vellos del cuello.
Sin pensarlo dos veces, la criatura atacó. Kael reaccionó rápidamente, saltando hacia un lado para esquivar sus garras afiladas, que rozaron su costado. El impacto de su ataque fue tan fuerte que envió una onda de choque a través del suelo. Kael apenas logró evitar la embestida, pero ya estaba comprometido. El enemigo era rápido, mucho más rápido de lo que Kael había anticipado. El tiempo no estaba de su lado.
La espada de Kael brilló débilmente, apenas alimentada por el Vitalis que quedaba en su cuerpo. Aunque su control sobre el Vitalis aún estaba limitado, su entrenamiento y astucia le daban cierta ventaja. Con un rápido movimiento, el filo de la espada cortó el aire, encontrando la carne de la bestia. La criatura aulló de dolor, pero no se detuvo.
En ese momento, Kael sintió la presencia de más criaturas acercándose desde todos los puntos. Un grupo de ellas, más grandes y más feroces, estaba saliendo de las sombras, rodeándolo por completo. No podía escapar sin enfrentarse a ellas.
**Lucha por la Supervivencia**
"Esto es una trampa", pensó Kael, evaluando la situación con rapidez. Si se quedaba allí, sería su fin. Pero no tenía muchas opciones. Las criaturas eran demasiado poderosas, y aunque su espada podría hacerles daño, no tenía suficiente Vitalis para realizar un ataque mágico devastador. Se vio obligado a depender de su ingenio.
Una vez más, Kael se concentró en su entorno. Las ruinas ofrecían poco en términos de cobertura, pero en el centro del altar había una serie de piedras que se alzaban ligeramente por encima del nivel del suelo, formando una pequeña plataforma. Si podía alcanzarla, podría ganar algo de ventaja.
Las criaturas avanzaron. Kael no tenía más tiempo. Dio un salto hacia la plataforma de piedra, usando todo lo que quedaba de su energía para impulsarse con rapidez. La criatura más cercana intentó atacarlo en el aire, pero Kael logró esquivar el golpe y aterrizar en la plataforma con destreza.
Desde allí, la lucha se volvió más estratégica. Kael comenzó a usar su entorno a su favor, moviéndose entre las estatuas y columnas rotas para evadir los ataques. Cada vez que una de las criaturas se acercaba, Kael aprovechaba su agilidad para dar un golpe preciso, debilitando lentamente a sus oponentes.
La batalla duró varios minutos, con Kael agotado pero determinado. Finalmente, al notar que las criaturas comenzaban a retroceder, Kael aprovechó un momento de debilidad para atacar con un golpe certero que atravesó la garganta de la criatura líder, terminando la pelea.
**Reflexión**
Kael se desplomó en el altar, exhausto. Su cuerpo estaba cubierto de sudor y sangre, y su respiración era pesada. A su alrededor, los cuerpos de las criaturas caídas formaban un círculo mortal.
"Esto no es un lugar para los vivos", pensó, repitiendo sus propias palabras. La batalla había sido difícil, pero había sobrevivido. Sin embargo, la sensación de que algo más grande estaba en juego no lo dejaba en paz. Esta tierra, esta antigua civilización, estaba llena de secretos, y Kael sentía que había tocado solo la superficie.
Recogió la daga que había encontrado antes y la miró con detenimiento. El símbolo en ella era el mismo que había visto en las ruinas. Esto no era una coincidencia. Algo estaba sucediendo, y Kael estaba decidido a descubrir qué. Pero por ahora, necesitaba descansar, pues la lucha por su supervivencia en Silence no había terminado aún.