Ling Tian miró a su pequeña discípula, Mei Ling, mientras le daba una suave palmada en la cabeza. —Prepárate, vamos a partir hacia una zona peligrosa. Esta es una gran oportunidad para que aprendas y te fortalezcas, pero debes estar alerta en todo momento.
—¡Sí, hermano mayor! —respondió Mei Ling con entusiasmo, aunque una chispa de preocupación brillaba en sus ojos.
—No te preocupes, estaré contigo —le aseguró Ling Tian, sonriendo con confianza—. Vamos, no hagamos esperar al anciano.
Poco después, ambos se reunieron con los demás discípulos principales y sus elegidos en la plataforma donde un inmortal de la secta esperaba junto a un impresionante barco espiritual flotante. Los discípulos subieron uno a uno, y cuando el barco se elevó en el aire, los murmullos comenzaron a extenderse entre los pasajeros.
—¿Por qué dejan que un debilucho y una niña participen en esta caza? —se escuchó a uno de los discípulos susurrar, mientras otros asentían, mirándolos con desdén.
—Seguramente los protegerán para que no los maten en el primer día —dijo otro con una risa burlona.
Ling Tian ignoró las palabras, concentrado en lo que estaba por venir. Mei Ling, sin embargo, se aferró a su túnica, claramente incómoda con los comentarios. Ling Tian se inclinó hacia ella y susurró: —Déjalos hablar. Al final, los hechos hablarán por nosotros.
Cuando el barco aterrizó en la entrada de la zona protegida, los discípulos comenzaron a bajar uno por uno. Fue entonces cuando Lan Xue, la princesa de cabello negro y fría expresión, se acercó a Ling Tian. —Veo que solo son dos. —Dijo con su tono indiferente—. ¿Por qué no te unes a mi grupo? Será más seguro.
Ling Tian le dedicó una sonrisa educada y se inclinó levemente. —Agradezco tu amabilidad, Lan Xue, pero mi hermana y yo preferimos viajar solos esta vez. Hay ciertas cosas que necesitamos recolectar que serán más fáciles de encontrar si vamos por nuestra cuenta.
Antes de que ella pudiera responder, Ling Tian ya se había dado la vuelta, llevando a Mei Ling con él. Lan Xue se quedó en silencio, perpleja por la rapidez con la que había sido rechazada, y no pudo evitar sentir una pequeña chispa de admiración por su determinación.
—Interesante... —susurró para sí misma, mientras los observaba alejarse.
Una vez dentro de la zona protegida, Ling Tian y Mei Ling se encontraron rápidamente con un grupo de lobos demoníacos de nivel 2 que los rodeaban. Los ojos de Mei Ling se abrieron con temor, pero antes de que pudiera entrar en pánico, Ling Tian avanzó, desenvainando un pequeño talismán que había preparado. En un movimiento fluido, invocó una ráfaga de viento que golpeó a los lobos, inmovilizándolos momentáneamente.
—Recuerda, hermana —dijo Ling Tian mientras destruía a los lobos con unos cuantos movimientos—, en el camino de la cultivación, no se trata solo de fuerza, sino de usar las herramientas y conocimientos que tienes a tu disposición.
—¡Hermano mayor, eres increíble! —exclamó Mei Ling, mirándolo con admiración.
—Solo estoy haciendo mi trabajo —respondió él con una sonrisa modesta—. Vamos, tenemos que encontrar un lugar para descansar.
Al llegar a una montaña donde encontraron una cueva, Ling Tian inspeccionó el área y decidió que era un buen lugar para pasar la noche. Mientras se instalaban, les recordó a Mei Ling sobre el brazalete que les había dado el anciano inmortal.
—Recuerda, si alguna vez te encuentras en peligro, rompe este brazalete. Te llevará a una zona segura.
—Entendido, hermano mayor.
Justo cuando comenzaban a relajarse, un grupo de discípulos de otra montaña apareció en la entrada de la cueva. Al frente estaba Jin Rong, un joven con una expresión arrogante que pertenecía a la Montaña de Veneno, la misma de Zhao Ming.
—Vaya, vaya, parece que tenemos invitados inesperados —dijo Jin Rong con una sonrisa burlona—. Lamento decirles que hemos decidido usar esta cueva para pasar la noche. Les sugiero que busquen otro lugar.
Ling Tian lo miró con calma, pero antes de que pudiera responder, un sonido sutil llamó su atención. Desde la oscuridad, una serpiente demoníaca de color esmeralda se deslizó silenciosamente hacia Jin Rong, preparándose para atacar.
—¡Cuidado! —Ling Tian reaccionó de inmediato, empujando a Jin Rong a un lado justo antes de que la serpiente lanzara su mordida venenosa, sus colmillos chispeando con un veneno mortal.
Jin Rong cayó al suelo, su expresión pasando de arrogante a aturdida. Ling Tian, manteniendo la calma, activó un talismán que lanzó un rayo de energía, incinerando a la serpiente en un solo golpe.
—Asegúrate de estar más atento la próxima vez —dijo Ling Tian con una leve sonrisa—. Las bestias de este lugar no muestran misericordia.
Jin Rong, aún en el suelo, miró a Ling Tian con una mezcla de sorpresa y vergüenza, incapaz de decir una palabra mientras los demás discípulos lo miraban con asombro. Mei Ling, por su parte, no podía ocultar la sonrisa de orgullo que crecía en su rostro al ver a su hermano mayor actuar con tanta seguridad y habilidad.
Y así, la primera noche en la zona protegida comenzó, con muchos más desafíos esperando en el horizonte.