Ling Tian fue llevado a la cueva por Mei Ling, quien con gran esfuerzo lo apoyó mientras sus heridas continuaban sangrando. Una vez dentro, Ling Tian se levantó rápidamente, a pesar del dolor, y trató de evaluar la situación. "No puedo dejar que nadie sospeche," pensó mientras se dirigía a un rincón de la cueva.
—Hermana, toma este cuerno de bestia y córtame —le dijo en un tono serio.
—¿Qué? ¿Por qué harías eso, hermano mayor? —Mei Ling estaba desconcertada.
—Necesito que parezca que fui atacado por una bestia. El inmortal llegará pronto y no puedo permitir que descubra lo que realmente pasó —explicó. Aunque Mei Ling dudó, hizo lo que él le pidió, asegurándose de no causarle más daño del necesario.
Poco después, el inmortal de la secta llegó al lugar, evaluando rápidamente la situación. Observó a Lan Xue y Ling Tian, y notó la energía de la tribulación celestial en el ambiente. Se acercó a Ling Tian y vio las heridas de rayo, pero asumió que solo estuvo cerca de la tribulación y recibió un impacto indirecto.
—¿Qué fue lo que pasó aquí? —preguntó el inmortal mientras pasaba su energía a Ling Tian y Lan Xue para ayudarlos a recuperarse.
Mei Ling, manteniendo la compostura, respondió: —Estábamos buscando hierbas para hacer píldoras y mejorar los recursos de nuestra montaña, ya que somos la más pobre. De repente, una estampida de bestias nos atacó, y mi hermano me protegió...
—¿Viste quién estaba enfrentando la tribulación celestial? —inquirió el inmortal, mirándola con atención.
—No, nos escondimos en la cueva por el peligro. No pude ver nada —respondió Mei Ling con seguridad.
El inmortal asintió y, después de asegurarse de que ambos estuvieran en condiciones de moverse, los hizo subir a su barco espiritual. A pesar de que la caza anual fue un desastre, no hubo muertes, solo heridos, lo que calmó al inmortal un poco.
Tras medio día de viaje, llegaron a la secta, y el inmortal dejó a los heridos con la anciana Hua Lin, la inmortal de la Montaña de Refinadores de Píldoras, para que los atendiera. Luego, se dirigió directamente a ver al patriarca de la secta, Patriarca Han Wu, para informarle sobre la situación.
—Patriarca, durante la caza anual, sentí la presencia de una tribulación celestial acompañada de un castigo celestial. También percibí la energía de un cultivador externo, posiblemente un asesino contratado para infiltrarse. No estoy seguro de su situación actual —explicó el inmortal con seriedad.
El patriarca Han Wu frunció el ceño y llamó a sus dos ancestros protectores: Xiao Feng (Mano Derecha) y Lei Shan (Mano Izquierda), cultivadores inmortales que solo aparecían en momentos cruciales. —Xiao Feng, quiero que investigues y busques cualquier pista sobre este intruso. Lei Shan, mantente alerta dentro de la secta. No podemos permitir que esto quede sin respuesta.
Mientras tanto, Ling Tian, una vez que dejó de fingir, decidió que ya estaba lo suficientemente recuperado para regresar a su montaña. Al llegar, encontró a su maestro, Maestro Zhen Yu, esperándolo con una expresión preocupada.
—¡Ling Tian! ¿Qué te pasó? ¡Estás hecho un desastre! —exclamó el maestro al ver la profunda herida que Ling Tian se había hecho a propósito.
—Bueno, ya sabes, maestro… solo tuve un pequeño encuentro con una bestia que no estaba de humor para dialogar —bromeó Ling Tian, sonriendo, intentando tranquilizarlo.
—¿Pequeño encuentro? ¿Sabes cuántas veces pensé en que me quedarías debiendo los talismanes que te di si te morías? —protestó el maestro, haciendo un gesto de indignación.
—No se preocupe, aún estoy aquí, ¿no? Además, no se librará de mí tan fácilmente —respondió Ling Tian, guiñando un ojo mientras Mei Ling, a su lado, soltaba una pequeña risa.
Más tarde, cuando todo se calmó, Ling Tian comenzó a prepararse para la próxima competencia anual entre los discípulos principales de las nueve montañas, un evento que definiría el ranking y los recursos de cada montaña. Mientras estudiaba el plan, Mei Ling, que lo observaba atentamente, preguntó:
—Hermano mayor, ¿por qué no te esfuerzas en quedar en el primer lugar? Sé que tienes el poder para hacerlo —dijo, mirándolo con ojos esperanzados.
Ling Tian la miró con una sonrisa calmada y respondió: —La verdadera fortaleza no siempre radica en mostrar todo tu poder, sino en saber cuándo utilizarlo. A veces, la humildad es el mejor camino. Además, si destacara demasiado, podría atraer problemas innecesarios. Estar en cuarto lugar será suficiente para garantizar que nuestra montaña reciba más recursos sin llamar demasiado la atención.
Mei Ling lo miró con admiración y, aunque quería verlo brillar, aceptó sus palabras. —Eres increíble, hermano mayor. Siempre tienes un plan —dijo con una sonrisa.
—Por supuesto, pequeña hermana. Recuerda siempre que la paciencia y la sabiduría son tan importantes como la fuerza misma —concluyó Ling Tian, dispuesto a llevar su montaña a un nivel más alto, pero con la cautela.