La conversación entre Liu Fang y Yan Ling continuaba, pero ninguno de los dos percibía que, en la distancia, una sombra se movía con sigilo. Desde la oscuridad de los árboles, una figura femenina observaba cada movimiento y cada palabra de Liu Fang, sus ojos brillando con emociones encontradas: furia, tristeza, y, en lo más profundo de su mirada, una devoción inquebrantable.Era Bai Wei.Su largo cabello blanco ondeaba en la tenue brisa de la noche, mientras su rostro permanecía oculto entre las sombras. Su corazón latía con fuerza al escuchar las palabras de Liu Fang, aquel a quien una vez había servido con absoluta lealtad. Había esperado tanto tiempo por este momento, por reencontrarse con él, y sin embargo, ahora que lo había encontrado, sus palabras la golpearon con una intensidad inesperada.Bai Wei escuchó cómo él hablaba de su miedo hacia ella y Yue Lan, cómo temía ser arrastrado de nuevo a la oscuridad. ¿Acaso no entendía? Todo lo que habían hecho, todo lo que habían sacrificado, había sido por él. No había lugar para el arrepentimiento ni para el miedo en su mente. Él era su emperador, y su regreso no solo era inevitable, sino necesario.Bai Wei: (murmurando en la oscuridad) Mi emperador... no importa cuánto intentes escapar de tu destino, no podrás huir de nosotras. Nosotras te encontraremos, y juntas restauraremos lo que te pertenece.Con un último vistazo, y una emoción profunda e inexplicable brillando en sus ojos, Bai Wei desapareció tan silenciosamente como había llegado. Sabía que aún no era el momento para revelarse. La paciencia había sido su mayor aliada todos estos años, y seguiría siéndolo hasta que su emperador estuviera listo para reclamar lo que era suyo.Mientras tanto, Liu Fang continuaba su viaje con Yan Ling, inconsciente de que la sombra de su pasado ya lo había encontrado.Los días transcurrieron rápidamente mientras viajaban por caminos solitarios y pueblos tranquilos. Cada vez que miraba el horizonte, Liu Fang sentía que una tormenta se avecinaba, pero no podía precisar su origen. Yan Ling, siempre a su lado, mantenía el ánimo elevado, asegurándose de que su compañero no cayera nuevamente en la desesperación de su oscuro pasado.Finalmente, después de varios días de viaje, llegaron a las fronteras de un reino vasto y poderoso: el Imperio de la Espada Oscura.El paisaje cambió abruptamente. Donde antes había colinas verdes y cielos despejados, ahora se alzaban montañas oscuras y escarpadas, bajo un cielo perpetuamente nublado. Las murallas del imperio eran imponentes, forjadas de piedra negra, y a lo lejos, en el centro de la capital imperial, se erigía una gigantesca fortaleza que parecía desafiar a los mismos dioses.Yan Ling: (mirando con asombro) El Imperio de la Espada Oscura... Nunca pensé que llegaríamos aquí.Liu Fang, en silencio, observó el lugar con una mezcla de interés y cautela. Había oído hablar de este imperio antes. Era conocido por su ejército implacable y su devoción a la espada como símbolo de poder. Aquí, la fuerza lo era todo, y quienes no la poseían eran rápidamente aplastados bajo su brutal jerarquía.Liu Fang: (pensativo) Este lugar tiene una reputación oscura. Debemos ser cautelosos, Yan Ling. No sabemos quién puede estar observándonos.Lo que Liu Fang no sabía era que, en efecto, ya habían sido notados mucho antes de llegar a las puertas del imperio. Bai Wei no era la única sombra que lo acechaba. Los ojos del Imperio de la Espada Oscura ya estaban puestos sobre él, pues alguien en el interior de la fortaleza también había recibido noticias de su llegada.Yan Ling sintió la tensión en el aire, pero decidió no insistir en sus preocupaciones. Sabía que Liu Fang llevaba consigo más peso del que compartía, y aunque él no lo dijera abiertamente, era evidente que algo lo mantenía en guardia.Cruzaron las grandes puertas del imperio, donde los guardias, vestidos con armaduras negras decoradas con espadas grabadas en el pecho, los observaron con indiferencia. El camino hacia el corazón del Imperio de la Espada Oscura estaba lleno de intrigas y peligros desconocidos, pero lo que Liu Fang no podía prever era que, en este lugar, se encontraría con más vestigios de su vida pasada de los que habría imaginado.Dentro de la fortaleza imperial, una figura observaba a Liu Fang y Yan Ling desde lo alto de una torre. Yue Lan, la otra general leal del antiguo emperador, también había escuchado rumores sobre la aparición de su maestro, y sabía que tarde o temprano llegarían a su reino.A diferencia de Bai Wei, cuya lealtad era inquebrantable hasta la muerte, Yue Lan siempre había sido más calculadora, más meticulosa. Su devoción hacia Liu Fang no era solo por el hombre que había sido, sino por el imperio que habían construido juntos. Ella no permitiría que el destino de su emperador quedara en manos del azar.Yue Lan: (mirando desde la torre) Así que finalmente has vuelto, mi emperador…Mientras la luz del atardecer se desvanecía, un nuevo capítulo estaba por comenzar. Las piezas del tablero se estaban colocando, y las sombras de su pasado comenzaban a tomar forma. Bai Wei ya estaba cerca, y ahora, con Yue Lan también en escena, el destino de Liu Fang se encaminaba hacia un inevitable y peligroso enfrentamiento.
El Imperio de la Espada Oscura sería el escenario donde todos sus fantasmas regresarían a la vida.