Después de una larga jornada de viaje, Liu Fang y Yan Ling decidieron detenerse en una posada a las afueras del Imperio de la Espada Oscura. El lugar, aunque modesto, ofrecía una atmósfera tranquila que contradecía la imponente y oscura reputación del imperio. El dueño de la posada, un hombre mayor con una sonrisa amistosa, les dio la bienvenida sin hacer muchas preguntas, aunque los ojos del hombre delataban cierta curiosidad hacia los dos viajeros, en especial hacia Liu Fang, cuya presencia parecía irradiar una fuerza interior que no podía ser ignorada.Pagaron por una habitación sencilla, donde el cansancio del viaje los alcanzó rápidamente. Liu Fang se recostó en la cama de madera, mientras Yan Ling permanecía en silencio, observando a través de la ventana la ciudad que descansaba bajo la luz de la luna.Yan Ling: (en voz baja, como si hablara más para sí misma) Este lugar... hay algo en el aire. Algo oscuro.Liu Fang, acostado en la cama, cerró los ojos y asintió ligeramente. Él también lo había notado, esa sensación de inquietud que parecía seguirlos desde el momento en que cruzaron las puertas del imperio. Pero había algo más que pesaba en su mente. Las palabras que había compartido con Yan Ling sobre su pasado, sus antiguos generales y el miedo que lo acechaba, ahora resonaban con más fuerza que nunca. Sabía que Bai Wei y Yue Lan seguían vivas. En algún lugar del mundo, sus antiguas leales lo buscaban. Y el temor de que lo encontraran lo mantenía en un estado constante de alerta.Al amanecer, se despertaron con el sol ya brillando débilmente a través de las ventanas. Decidieron pasar el día explorando la ciudad. La capital del Imperio de la Espada Oscura era vasta, con calles estrechas que serpenteaban entre edificios de piedra negra. El aire estaba cargado con el sonido del metal golpeando metal, el eco de espadas siendo forjadas en cada rincón. Las tiendas estaban llenas de guerreros, mercenarios y nobles, todos con un porte imponente y una mirada de acero. Este no era un lugar para los débiles.Yan Ling: (mirando a su alrededor) Este imperio respira guerra. Todo aquí está dedicado a la espada, desde los herreros hasta los comerciantes. ¿Sientes la presión? Es como si el peso de cientos de batallas impregnara el aire.Liu Fang: (asintiendo) Sí. Este es un lugar donde solo los fuertes sobreviven. No me sorprendería que cada esquina de esta ciudad haya sido testigo de algún tipo de violencia.Mientras recorrían las calles, se mantuvieron atentos. Liu Fang, aunque intentaba centrarse en las vistas y sonidos de la ciudad, no podía evitar sentir que algo, o alguien, los observaba. Era una sensación incómoda, como si cada mirada en su dirección ocultara un peligro inminente. Sin embargo, todo parecía normal a simple vista. Los mercaderes ofrecían sus productos, los soldados patrullaban, y los ciudadanos continuaban con sus vidas diarias.Yan Ling: (mirándolo de reojo) Estás inquieto, Liu Fang. ¿Es por lo que me contaste anoche?Liu Fang: (mirando hacia el horizonte) No es solo eso. Es este lugar. Hay algo que no podemos ver, pero lo siento en el aire. Es como si estuvieran esperando que algo sucediera.Avanzaron hasta la plaza principal, donde se alzaba una gran estatua de un guerrero empuñando una espada gigantesca. La plaza estaba llena de gente, y el bullicio de la multitud ocultaba cualquier posible amenaza. Sin embargo, justo cuando comenzaron a relajarse un poco, algo llamó la atención de Liu Fang. Un grupo de hombres armados, con túnicas negras decoradas con símbolos de dragones y espadas, caminaba directamente hacia ellos. Sus rostros estaban ocultos tras máscaras, y el silencio con el que se movían hizo que Liu Fang sintiera un escalofrío recorrer su espalda.Yan Ling: (notando la tensión) Liu Fang, creo que estamos atrayendo demasiada atención.Liu Fang: (mirando de reojo) Sí, lo he notado.Antes de que pudieran alejarse, los hombres los rodearon. La multitud a su alrededor comenzó a dispersarse, como si supieran que una confrontación estaba a punto de ocurrir. Uno de los hombres dio un paso adelante, quitándose la máscara. Era un hombre de mediana edad, con cicatrices en el rostro y una mirada fría y calculadora.Hombre enmascarado: (con voz profunda) Así que finalmente has llegado, Liu Fang. Hemos estado esperando tu visita.Liu Fang frunció el ceño, llevando la mano instintivamente hacia la empuñadura de su espada. No reconocía al hombre, pero el tono en su voz y la forma en que lo había llamado por su nombre indicaban que había más en juego de lo que él había anticipado.Liu Fang: (con voz firme) ¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres de mí?Hombre enmascarado: No soy más que un servidor. Pero mi maestro te ha estado esperando desde hace mucho tiempo. No puedes huir de tu destino, Liu Fang. Y si te resistes, las cosas se pondrán... difíciles.Yan Ling: (susurrando en su mente) Liu Fang, hay algo muy oscuro en estos hombres. Siento una energía maligna.Liu Fang: (apretando los dientes) No tengo tiempo para juegos. Si tu maestro tiene algo que decirme, que venga él mismo.El hombre sonrió, una sonrisa fría que no llegó a sus ojos.Hombre enmascarado: Mi maestro vendrá a ti cuando sea el momento adecuado. Por ahora, solo considera esto como un recordatorio de que no puedes esconderte para siempre. El pasado siempre encuentra su camino de vuelta.Antes de que Liu Fang pudiera responder, los hombres se desvanecieron en la multitud como si nunca hubieran estado allí. La tensión en el aire era palpable, y Yan Ling permaneció en silencio, sabiendo que las palabras del hombre habían removido algo profundo en Liu Fang.Liu Fang: (mirando a Yan Ling, su rostro endurecido) Sabía que algo estaba mal. Nos han estado vigilando desde que llegamos.Yan Ling: (con preocupación) Pero, ¿quién es este maestro del que hablan? ¿Podría ser alguien relacionado con tu vida pasada?Liu Fang permaneció en silencio por un momento, su mente trabajando a toda velocidad. No tenía respuesta a esa pregunta, pero sabía una cosa con certeza: su pasado estaba volviendo para atraparlo, y quienes lo buscaban no se detendrían ante nada para traerlo de vuelta.Liu Fang: (con voz grave) No lo sé, Yan Ling, pero lo averiguaremos. Y cuando lo haga, nos aseguraremos de que no puedan seguirnos.Mientras continuaban su exploración de la ciudad, una nube de incertidumbre los rodeaba. Sabían que la ciudad no era segura para ellos, pero también sabían que no podían irse sin antes descubrir qué fuerzas estaban en juego. El Imperio de la Espada Oscura no era solo un destino más en su viaje; era un lugar lleno de secretos y sombras que tenían más conexión con Liu Fang de lo que él estaba dispuesto a admitir.
Y, en las sombras, Bai Wei observaba desde la distancia una vez más, su mirada cargada de emociones y determinación. Sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que volviera a cruzar su camino.