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Chapter 12 - Capítulo 12: Recuerdos de Promesas y Redención

Las noches en la montaña se volvieron un refugio para Liu Fang, un espacio donde su mente podía descansar, pero también donde sus sueños se convertían en un campo de batalla interno. Mientras el viento susurraba entre los árboles, y la luna iluminaba el claro, su sueño se tornó en un viaje hacia el pasado, un pasado que lo atormentaba y al mismo tiempo le ofrecía lecciones que no podía ignorar.Sueño: La Reclutación de Bai Wei y Yue LanEn su sueño, Liu Fang se encontraba en un oscuro y lúgubre refugio, donde la humedad impregnaba el aire y la luz apenas penetraba. Las paredes estaban cubiertas de moho y la sensación de desesperación era palpable. En el rincón, dos figuras menudas estaban encadenadas y temblaban de frío y miedo. Eran Bai Wei y Yue Lan, dos niñas indefensas, marcadas por el dolor y la pérdida.Liu Fang: (acercándose con determinación) No tengan miedo. Estoy aquí para salvarlas.Las niñas lo miraron con ojos grandes y asustados, y Liu Fang sintió un profundo dolor en su corazón. Sabía que no podía permitir que sufrieran más. Con una energía ardiente y una fuerza renovada, liberó las cadenas que las mantenían prisioneras.Bai Wei: (con voz temblorosa) ¿Quién eres? ¿Por qué nos ayudas?Liu Fang: (con firmeza) Soy Liu Fang. Prometo que no las dejaré caer en la oscuridad. Ustedes serán fuertes. Ustedes se convertirán en guerreras.Yue Lan: (susurrando) ¿Podemos confiar en ti?Liu Fang: (mirando a ambas con sinceridad) No soy un hombre bueno, pero haré todo lo posible para que tengan un futuro. No las abandonaré.Después de liberarlas, las llevó a su refugio, donde poco a poco comenzaron a sanar. Las entrenó con disciplina y amor, enseñándoles a luchar, a defenderse y a encontrar su propia fuerza. Los recuerdos de sus risas, de sus primeras victorias en el campo de entrenamiento, llenaron su mente.Promesas de un Futuro BrillanteRecuerda las promesas que hizo. Les había dicho que siempre estarían juntas, que nunca serían débiles, y que el dolor que habían experimentado no las definiría. Sin embargo, Liu Fang también sabía que su pasado había sido un camino de tiranía y dolor, uno que había marcado sus corazones y almas.En el sueño, las veía crecer de niñas a guerreras. Bai Wei, con su habilidad inigualable en el combate, se convertía en una fuerza formidable, y Yue Lan, con su astucia, lideraba estrategias que deslumbraban a todos. Pero en el fondo de su ser, Liu Fang también sentía la sombra de la culpa.Liu Fang: (con angustia) ¿Por qué no puedo olvidar? ¿Por qué debo cargar con este peso?Bai Wei: (con una mirada seria) Tú nos rescataste, Liu Fang. Nos enseñaste a pelear, a luchar. Nunca lo olvidaremos.Yue Lan: (con voz suave) Pero también nos enseñaste que el poder puede corromper. Y debemos recordar siempre quiénes somos.El eco de sus palabras resonó en su corazón, y Liu Fang despertó de repente, empapado en sudor, la realidad lo golpeó con fuerza. La montaña seguía siendo su refugio, pero los recuerdos de Bai Wei y Yue Lan lo acompañaban como sombras persistentes.Reflexiones en la MontañaLiu Fang se sentó en la fría hierba, contemplando la luna llena que brillaba en el cielo. La imagen de las dos niñas lo persiguió, y su corazón se llenó de una mezcla de orgullo y pena. Había hecho todo lo posible por rescatarlas, educarlas y entrenarlas, pero también era consciente de que su propia naturaleza tiránica había dejado cicatrices profundas en su alma.Liu Fang: (susurrando) Prometí que las protegería, que nunca las abandonaría… Pero el destino tiene maneras crueles de intervenir.Miró hacia el horizonte, preguntándose si algún día se cruzarían nuevamente. Sabía que si sus antiguas generales aún vivían, sería un encuentro que pondría a prueba no solo su fuerza, sino también su capacidad de redención.Yan Ling: (despertando de su descanso) Liu Fang, ¿qué te preocupa? Siento que luchas con algo más que tu entrenamiento.Liu Fang: (con voz cansada) Estoy lidiando con recuerdos, Yan Ling. Recuerdos de cuando rescaté a Bai Wei y Yue Lan. Eran solo niñas, y prometí que las protegería. Pero la culpa no me deja en paz.Yan Ling: (con empatía) A veces, el pasado puede ser un peso difícil de llevar. Pero recuerda que también te ha dado fuerza y propósito. Tus acciones definieron su destino, y ahora son fuertes gracias a ti.Liu Fang asintió, sintiendo que las palabras de Yan Ling resonaban en su interior. No podía cambiar lo que había sido, pero podía decidir quién sería en el futuro. Con cada entrenamiento, cada momento de introspección, estaba forjando no solo su camino, sino también el de las niñas a quienes había prometido proteger.La relación entre Liu Fang y Yan Ling se volvía cada vez más profunda. Ella no solo era su guía; era su confidente, la voz que lo alentaba a enfrentar su pasado y a construir un futuro. Con el tiempo, Liu Fang se dio cuenta de que no podía seguir huyendo de su historia. Debía confrontarla, aceptar su dolor y encontrar una manera de redimirse.Una Nueva PromesaMientras el sol comenzaba a salir, iluminando la montaña con tonos cálidos, Liu Fang se levantó con una renovada determinación. Sabía que debía continuar su viaje, entrenar y prepararse para cualquier encuentro que pudiera surgir con su pasado. Las promesas que había hecho a Bai Wei y Yue Lan nunca se desvanecerían; eran un recordatorio de la persona que una vez fue y de la que estaba dispuesto a llegar a ser.Liu Fang: (mirando al horizonte) Prometo no olvidar, pero también prometo luchar por un futuro donde mi pasado no me defina. No dejaré que las sombras me atrapen.

Con esas palabras resonando en su mente, Liu Fang se sintió más fuerte que nunca. Sabía que el camino por delante estaría lleno de desafíos, pero también de oportunidades para crecer, para redimirse y, tal vez, para encontrar un nuevo propósito en su vida. Con Yan Ling a su lado, estaba listo para enfrentar lo que viniera, no solo como un cultivador, sino como un hombre en busca de su verdadera identidad y conexión.